Un huracán electoral
Barack Obama. Los efectos de Sandy
Los candidatos presidenciales estadunidenses llegan a la jornada electoral
del próximo martes 6 virtualmente empatados, según los principales sondeos. El
mandatario demócrata, Barack Obama, tiene en su contra el factor económico: en
cuatro años no fue capaz –como lo prometió– de enderezar el barco que George W.
Bush le entregó medio hundido. Por su parte Mitt Romney, candidato republicano,
no tiene las simpatías de los ciudadanos pobres y de clase media. Pero este
empate parece haber sido sacudido por el huracán Sandy, ante el que el
presidente actuó “como un verdadero jefe de Estado”, como han reconocido hasta
sus más duros críticos.
WASHINGTON (Proceso).- La elección presidencial del próximo martes 6 en
Estados Unidos pinta tan cerrada y el electorado está tan dividido, que entre
los posibles factores para definirla se menciona la tragedia causada por el
huracán Sandy. Hasta el cierre de esta edición las encuestas no apuntaban a un
favorito entre el presidente demócrata Barack Obama y el candidato republicano
Mitt Romney: los sondeos los tienen empatados.
La elección presidencial estadunidense la gana el candidato que tiene la
mayoría de los 538 votos del Colegio Electoral repartidos entre los 50 estados
del país, no el aspirante que obtiene la mayoría de los votos directos en las
urnas.
La profunda crisis económica que se vive en Estados Unidos acentúa la
insatisfacción de los electores con el trabajo y las políticas del presidente
Obama. Pero tampoco los convencen las propuestas y promesas de Romney,
empresario multimillonario quien asegura que si gana dará a conocer y aplicará
en el país la fórmula del éxito para que todo mundo se llene los bolsillos de
dólares.
“Esta es una lucha codo a codo en los 50 estados”, dice en entrevista con
Proceso Gabriela Domenzain, asesora de la campaña de Obama y encargada de
asuntos hispanos. “Pero debo admitir que la elección esta muy, muy cerrada y por
eso en estos momentos la campaña del presidente está más concentrada en los
llamados ‘estados columpio’, que son nueve y podrían ser la clave para definir
al ganador”, subraya.
Los nueve estados a los que se refiere Domenzain y que según las encuestas no
se han definido por un candidato son: Colorado, con nueve votos en el Colegio
Electoral; Carolina del Norte con 15; Florida con 29; Nueva Hampshire con
cuatro; Nevada con seis; Ohio con 18; Pensilvania con 20; Virginia con 13 y
Wisconsin con 10.
Estos nueve estados dan 124 votos en el Colegio Electoral, mismos que serían
la pauta para conocer al vencedor.
Elección económica
Ahora más que nunca los electores estadunidenses votarán con el bolsillo. Su
sufragio será para el candidato que cumpla sus expectativas económicas,
laborales y de seguridad social. Por ello los votantes indecisos o
independientes esperarán hasta el último momento para tomar su decisión, lo que
hace que las encuestas no sean una herramienta precisa en estos momentos.
Con Obama el problema se concentra en los resultados económicos que ofrecen
los cuatro años de su presidencia. Una tasa anual de desempleo de 7.8%, un
crecimiento del PIB de 2% y una contracción de 15% en los ingresos por año en
cada familia de Estados Unidos, excepto las del nivel económico más alto.
Las estadísticas macroeconómicas de la Presidencia de Obama explican por sí
mismas la pérdida de 28 puntos porcentuales en la popularidad del mandatario en
los últimos dos años y medio.
Romney, exgobernador de Massachusetts y quien incluso es considerado por
miembros de su propio partido como “un muy mal candidato”, se beneficia de la
impopularidad de Obama pero tampoco convence. Derrotado hace cuatro años por el
senador por Arizona John McCain en la disputa por la nominación presidencial de
los republicanos, Romney no convence del todo y no logra quitarse el estigma
–señalado desde la Casa Blanca– de que promueve políticas que sólo favorecen a
los ricos.
Los analistas políticos aseguran que Romney no encaja ni comulga con los
estadunidenses de clase media y mucho menos con los más pobres. Nació, creció y
vive en una familia multimillonaria.
De acuerdo con una encuesta de la firma Gallup, dada a conocer el pasado
septiembre, el promedio de la población estadunidense ve a Romney como “un
multimillonario tradicional” con una posición moderada en los temas de seguridad
social, un internacionalista que piensa que su país debe ser el policía del
mundo y que apoya cualquier política económica y fiscal que favorezca a los
banqueros e inversionistas de Wall Street.
No es un político conservador, como lo marcan los cánones del Partido
Republicano para sus candidatos presidenciales. Es más bien un político de
centro-derecha que toleran los radicales nada más porque promete promulgar leyes
para mantener bajos y seguir reduciendo los impuestos a los ricos.
“Revertiré las políticas del presidente Obama, que en cuatro años demostró
ser un jefe de Estado incapaz de liderar a la sociedad de un país como éste. Se
le dio una oportunidad y no pudo con la responsabilidad”, dice Romney en uno de
sus spots de televisión más populares y que cada dos horas se transmite en los
canales de los estados columpio.
El problema de Obama, según analistas políticos y parte de los dirigentes del
Partido Demócrata, es que como candidato hace cuatro años hizo muchas promesas
que no cumplió al llegar a la Casa Blanca.
Los análisis le dan el beneficio de la duda y señalan la dura realidad
económica que había cuando asumió la Presidencia, el 20 de enero de 2009: Heredó
de George W. Bush un país en ruinas con una deuda externa estratosférica, dos
guerras (Afganistán e Irak) que ordeñaron las arcas, una industria automotriz,
bancaria y de la vivienda en bancarrota, y la pérdida de 2.9 millones de empleos
en dos años.
Sin embargo para los votantes estadunidenses sólo cuenta el ahora. A Obama le
están haciendo “corte de caja” y con base en eso determinarán su futuro en las
urnas.
“Necesito más tiempo para terminar lo que comenzamos hace cuatro años: La
economía está mejorando, estamos creando empleos, la industria automotriz está a
salvo y generando empleos; el país está en el camino de la recuperación. Me
siento honrado de ser su presidente, quiero su voto y su apoyo para terminar la
obra que juntos iniciamos”, argumenta el spot de televisión que la Casa Blanca
trasmite en los estados columpio para contrarrestar el de Romney.
Domenzain acepta que desde que empezó la contienda con Romney, el Partido
Demócrata sabía que sería una elección muy cerrada o una especie de referéndum
de la presidencia de Obama: “Por eso definimos una estrategia de muchas
vertientes para conseguir los 270 votos del Colegio Electoral que se necesitan
para ganar la presidencia y por eso mantendremos una disputa voto por voto en
los nueve estados clave”, acota.
Siete encuestas nacionales dadas a conocer al cierre de esta edición
demuestran que se cumplirá el pronóstico de que el próximo presidente de Estados
Unidos será quien satisfaga las exigencias económicas de los electores en los
estados columpio.
El sondeo de la cadena ABC y del periódico The Washington Post registró un
respaldo de 49% para Obama y para Romney por igual. El de Gallup encuentra 51%
de apoyo para Romney y 46% para Obama.
El sondeo de IBD/TIPP marca 45% de preferencia para Obama y 44% para Romney.
La cadena de televisión Fox los tiene empatados con 46%. El sondeo conjunto de
CBS y The New York Times apunta a Obama con 48% y a Romney con 47%.
El del Centro de Investigaciones Pew señala un empate con 47% y el séptimo
sondeo, el de la National Public Radio, ubica a Romney con 48% frente a 47% de
Obama.
En promedio estos sondeos le dan a cada uno de los aspirantes 47% de
apoyo.
“Sandy”
El resultado de otra encuesta con un tópico muy diferente al de las siete
anteriores dio la señal de que la solución al empate técnico podría ofrecerla el
huracán Sandy.
La tragedia humana y los daños a la infraestructura que dejó el huracán a su
paso por los estados de Nueva York y Nueva Jersey –unas 60 muertes y entre 5 mil
y 10 mil millones de dólares en pérdidas– podría favorecer a Obama.
Una encuesta de la cadena ABC y de The Washington Post dada a conocer la
noche del pasado 31 de octubre, dos días después de que Sandy tocara tierra en
la costa este, encontró que ocho de cada 10 estadunidenses califica de
“excelente” la labor que hizo Obama para afrontar el meteoro y ofrecer apoyo
inmediato a los damnificados, así como para coordinar las operaciones de
evacuación y reconstrucción.
“Estamos infinitamente agradecidos con el trabajo y compromiso que hizo el
presidente para con todos los que hemos sido afectados por el huracán”, declaro
Chris Christie, gobernador de Nueva Jersey, quien hasta antes del huracán sólo
tenía críticas y recriminaciones para Obama.
El reconocimiento al trabajo del mandatario demócrata cayó como agua helada a
la campaña de Romney, quien no podía digerir que alguien como Christie –orador
estrella durante la Convención Nacional Republicana– elogiara a Obama.
La hasta antes impensable imagen de camaradería entre Christie y Obama se
materializó el 31 de octubre cuando juntos recorrieron la zona devastada por
Sandy. Las imágenes del recorrido pegaron en la percepción de los electores,
quienes calificaron de “auténtico jefe de Estado” al demócrata.
El voto latino
Domenzain hace un apunte que podría interpretarse como la clave para
encontrar la solución el empate técnico entre los candidatos y la solución de la
repartición de los 124 votos de los estados columpio: “El voto latino o hispano.
Por primera vez en la historia electoral de este país los votantes hispanos
podrían definir al próximo presidente en varios de los estados columpio”.
Este martes 6 en los 50 estados de la unión se abrirán las casillas para
recoger los sufragios, pero desde hace dos semanas en la mayoría de las
entidades del país se iniciaron las llamadas votaciones adelantadas, un
ejercicio que se efectúa desde hace más de 20 años para favorecer a los
electores que por cuestiones laborales no pueden sufragar en un día hábil.
Un funcionario electoral –quien pidió el anonimato– entregó a Proceso algunas
de las cifras del voto hispano adelantado que se había registrado hasta el
pasado 30 de octubre a favor de Obama en varios de los estados más disputados.
Las cifras coinciden con la hipótesis de Domenzain.
En Colorado había 11.1% de ese voto hispano adelantado a una semana de las
elecciones presidenciales, respecto al 9.3% que había a estas fechas en
2008.
En Florida había 14.5% de voto hispano adelantado, frente a 12.1% de hace
cuatro años. En Michigan ya había 11.1% de votos hispanos adelantados, aunque en
2008 no hubo un registro específico de estos votos. En Carolina del Norte se
tenía 30.5% frente a 30% de hace cuatro años. En Ohio las cifras marcaban 13.5%
de votos adelantados respecto a 13.3% de hace cuatro años.
Y por último en Virginia el voto latino adelantado era ya de 16.9% en
comparación con el 9% de 2008.
Si además se toma en cuenta a los estados que tradicionalmente votan a favor
del Partido Demócrata y con el escenario que dibujan las estadísticas, Obama
tiene posibilidades de reelegirse este martes.
Dando como un hecho a favor de Obama los 55 votos de California, 20 de
Illinois, 29 de Nueva York, siete de Oregon, 10 de Maryland, cuatro de Maine, 12
del estado de Washington, tres del Distrito de Columbia, tres de Delaware, siete
de Connecticut, tres de Vermont, 11 de Massachusetts, 10 de Minnesota, 16 de
Michigan, cuatro de Hawai, cinco de Nuevo México y 11 de Indiana, sólo
requeriría ganar poco menos de la mitad de los 124 votos del Colegio Electoral
de los nueve estados columpio.
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