Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 11 de marzo de 2012

Narcotráfico: ciudades inglesas, “como México”, según la ONU

Narcotráfico: ciudades inglesas, “como México”, según la ONU

Una patrulla de la policía inglesa. Foto: AP
Una patrulla de la policía inglesa.
Foto: AP
LONDRES (apro).- Las ciudades inglesas de Manchester, Liverpool y Birmingham, que durante el siglo XVIIII y XIX fueron capitales de la llamada Revolución Industrial y centros de avance económico de la Europa Occidental, se han convertido ahora en zonas demasiado peligrosas por el narcotráfico comparables a países como México.
Esas fueron las conclusiones del profesor iraní Hamid Ghodse, presidente del Consejo Internacional de Control contra Narcóticos de la ONU (INCB, en sus siglas en inglés), quien, en la presentación de un informe anual sobre la situación del Narcotráfico en Inglaterra, destacó que dichas urbes inglesas son áreas “sitiadas” debido a que las autoridades están perdiendo la batalla contra el narcotráfico y el crimen organizado, como, según él, ocurre en las zonas más peligrosas de México.
“Manchester, Liverpool y Birmingham son ahora como partes peligrosas de Brasil y México debido a que están atrapadas en un ciclo vicioso de exclusión social, problemas de drogas y comunidades fracturadas”, destacó el experto el pasado 28 de febrero en una ponencia en Londres.
Dichas ciudades inglesas también enfrentan el problema de la desigualdad social, la inmigración no controlada, y el abuso de drogas por parte de jóvenes, agregó Ghodse.
“En muchas sociedades del mundo, ya sean de países desarrollados o en desarrollo, hay comunidades que se vuelven zonas de exclusión por el problema del narcotráfico. Los traficantes de drogas, el crimen organizado, los consumidores de narcóticos, todos ellos comienzan a pelear para autogobernarse”, indicó el experto de la ONU.
Según Ghodse, “no tiene sentido sólo depender de las fuerzas de seguridad para que se haga cumplir la ley, que no siempre cumplen”.
En ese sentido, el experto se mostró a favor de programas de prevención contra el abuso de drogas, tratamientos y servicios de rehabilitación, como también los mismos niveles de oportunidades educativas, de empleo y recreativas para toda la sociedad.
“Los jóvenes de estas comunidades deben tener oportunidades similares a las de la sociedad en su conjunto y deben tener el derecho a ser protegidos del abuso de drogas y de la dependencia a los narcóticos”, continuó.
Por tal motivo, se mostró a favor de una intervención urgente por parte del Estado “para evitar que una desintegración social llegue a un punto límite, más allá del cual cualquier acción efectiva se vuelve imposible”.
“Las consecuencias de fallar son demasiado altas para la sociedad y deben ser evitadas a toda costa”, destacó.
El reporte anual del INCB para 2011 halló una persistente desigualdad social, migración exacerbada y cultura de exceso emergentes, además de un cambio en los valores tradicionales “que son amenazas para la cohesión social”.

A medida que la brecha entre ricos y pobres aumenta, “y frente a un futuro con oportunidades limitadas, los individuos de estas comunidades se sienten cada vez más alienados de la sociedad en su conjunto y comienzan a involucrarse en comportamientos personales y sociales dañinos, incluyendo el abuso de drogas y el narcotráfico”, destacó el documento.
Un ejemplo de las consecuencias de las drogas en Liverpool fue el caso de una familia entera de “barones de narcotráfico”, que en noviembre pasado recibió una condena de 82 años en prisión por venta de heroína y cocaína crack en las calles de la ciudad.
A medida que se cerró el círculo en esa banda de narcotraficantes, la Policía halló rifles de asalto SA80 que habían sido robados de la base militar de Salisbury Plain en 2005, cerca de 1.200 municiones, como también una gran cantidad de drogas peligrosas Clase A.
Unas 13 personas vinculadas a esa red criminal, que vendían y entregaban droga las 24 horas al día, fueron encarceladas en prisiones de máxima seguridad en el país.
Agentes de la Policía de Merseyside (norte de Inglaterra) se hicieron pasar por adictos para acceder a evidencia y filmaciones que fueron utilizadas en la corte contra la familia y sus asociados delincuentes.
Otro caso notorio fue el asesinato del niño de 11 años Rhys Jones, quien fue víctima inocente de la cultura de las drogas y la violencia en Gran Bretaña.
El joven fue asesinado a balazos en el parque de estacionamiento de un pub en el barrio de Croxteth, en Liverpool, en agosto de 2007, luego de haber quedado sin saberlo en medio de una guerra armada de bandas rivales.
Rhys murió cuando atravesaba ese sitio, de camino a su casa y luego de haber entrenado durante algunas horas en el club de futbol local.
El reporte del INCB destacó además que aunque la inmigración “ofrece muchos beneficios positivos al inmigrante en particular, y a la sociedad en general, puede crear un sentimiento de dislocación de la comunidad local, y de vulnerabilidad de parte de aquellos que se sienten desplazados”.
En ese sentido, destacó que en aquellos grupos sociales de migrantes que viajan desde áreas asociadas con la producción, el tráfico y consumo de drogas ilícitas, “existe una alta posibilidad de que estas personas se involucren en el abuso de narcóticos, como forma de lidiar con semejante sentimiento de desplazamiento”.
También dijo que el consumo de drogas por parte de celebridades, principalmente del espectáculo y la música, “podrían contribuir también a una creciente normalización de ciertos abusos de drogas dentro de la sociedad en su conjunto, que a su vez podría llevar a una amenaza de cohesión social”.
Sin embargo, el INCB advirtió que ninguno de estos factores “debe ser visto como único determinante que hace que individuos caigan en la criminalidad y el consumo de drogas”.
“Cualquiera sean los procesos sociales y las presiones del momento, los seres humanos tienen la capacidad de ejercitar algún tipo de elección en lo que hacen y no hacen”, aseveró.
Las conclusiones del informe de la ONU y los dichos de Ghodse enfurecieron al gobierno de Gran Bretaña, que a través de su Ministerio del Interior indicó que su programa de rehabilitación de jóvenes violentos y adictos “está funcionando bien”.
“Contamos con una estrategia comprensiva para apoyar a zonas específicas para reducir los efectos de la violencia de bandas criminales”, indicó un vocero oficial el comunicado.
“Queremos impedir que los jóvenes se sumen a estas bandas a través de la intervención estatal y vamos a apoyar a los niños y familias que estén en riesgo de este tipo de violencia de bandas”, agregó.
Al respecto, el portavoz del gobierno indicó que estas medidas “acompañarán una acción dura e intensiva de los organismos de seguridad, para llevar a los perpetradores de violencia ante la justicia”.
También expresó su descontento con el informe el parlamentario laborista Tony Lloyd, que representa a la circunscripción electoral de Manchester Central en el Parlamento británico.
“Yo camino las calles de Manchester de forma diaria. No es lo mismo que la Ciudad de México”, indicó el legislador opositor.
“Este hombre (Ghdose) es ignorante o estúpido. Si ha evaluado a mi ciudad desde la decadencia de una habitación de cinco estrellas, entonces puede que haya dado con esas conclusiones. Pero si recorrió sus calles, verá que la gente vive feliz y de forma pacífica. No como en México”, agregó.
Por su parte, el alcalde de Liverpool, Joe Anderson, también criticó al experto de la ONU y dijo que si conociera esa metrópolis inglesa “no reconocería la ciudad que describe Ghdose y menos aún al compararla con la violencia del DF”.
“Las comparaciones son un disparate y es absurdo decir que hay partes de nuestra ciudad que están sitiadas”, concluyó.
Según cifras oficiales, el narcotráfico en Gran Bretaña genera cerca de 8.500 millones de libras esterlinas al año (13.770 millones de dólares o un 1% del PIB británico).
Un 56% de todos los grupos criminales están vinculados al narcotráfico, y de estos, un 79% realizan actividades de lavado de dinero.
La Policía británica estima que existen al menos un millar de grupos de crimen organizado en el Reino Unido, un desafío cada vez mayor para el gobierno de coalición que encabeza el conservador David Cameron.

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