Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 7 de junio de 2012

Egipto: rebelión contra la imposición electoral- Incertidumbre-Las vísperas cabeñas

Egipto: rebelión contra la imposición electoral
Ángel Guerra Cabrera
 
       La plaza Tahrir, de El Cairo, volvió a rebosar de pueblo el martes pasado. Igual que ocurrió a partir del 25 de enero de 2011 y durante 18 días hasta el derrocamiento de Hosni Mubarak, hombre de confianza de Washington y Tel Aviv, ríos humanos inundaron el histórico espacio. Ahora para exigir que se impida competir en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales al general Ahmed Shafik, ex primer ministro del régimen mubarakista, aplicándole la vigente ley de exclusión política; y para rechazar recientes fallos judiciales que involucran a Mubarak y allegados a su régimen. Uno de los asombrosos veredictos condenó a cadena perpetua a Mubarak y su ministro del Interior, para quienes la fiscalía pedía la horca por los cientos de muertos ocasionados en las movilizaciones que lo derrocaron, pero absolvió a seis altos jefes de policía directamente implicados en los hechos. Otra agraviante sentencia absolvió de cargos de corrupción al ex dictador, sus dos hijos y un multimillonario socio de negocios.
Aunque el desenlace de los juicios ha hecho estallar la indignación en tanto consagra la impunidad para los personeros del régimen anterior, a la vez actuó como detonador de la gran inconformidad popular con el resultado de la primera vuelta en las elecciones presidenciales, contenida hasta ese momento. A ello se suma la subyacente animadversión, especialmente juvenil, contra la junta del mariscal Tantawi, que más de año y medio después de la caída de su antiguo patrón continúa al mando, reprimiendo y encarcelando mientras los jerarcas militares siguen usufructuando fastuosos privilegios en un país con mayoría en la pobreza.
El saldo de la primera vuelta, con los dos candidatos más cercanos a la plaza Tahir derrotados y el pase a segunda vuelta del declaradamente contrarrevolucionario general Shafik apenas un punto por debajo de Mohamed Morsi, candidato también ligado a Tahrir de la bien organizada Hermandad Musulmana (HM) ha sumido en la perplejidad y luego en la rabia a la población. Existen evidencias de una sofisticada campaña mediática de factura gringa para inducir al votante, de compra escandalosa de votos a los campesinos del Valle del Nilo, de astronómico gasto de campaña con recursos públicos y datos sólidos que apuntan a un fraude en las urnas, todo a favor de Shafik. Pero esta no es la causa principal de la debacle electoral de las fuerzas populares sino su división y ausencia de coordinación y organización.
Sumados los porcentajes de votación obtenidos por los tres candidatos con simpatías en Tahrir (Morsi, 25; el nasserista Hamdein Sabahi, 21 y el islamita independiente Abdelmoneim Aboul Fotou, 18) lograron casi las dos terceras partes, lo que indica que con un candidato de unidad habrían barrido a Shafik, cuyos sufragios, más los de Amr Moussa, el otro candidato del régimen anterior, sólo sumaron la tercera parte. Pero la HM, contrariamente a su compromiso previo, decidió postular candidato propio y no hubo forma de hacer que unieran empeños los otros líderes populares, que aun sin el apoyo de la HM habrían derrotado a Shafik en primera vuelta.
Ahora las fuerzas populares partidarias del estado laico –no se diga las altivas jóvenes egipcias– se debaten ante la disyuntiva de dar el voto a Morsi, que promete implantar una versión moderada de la sharia (ley islámica) ante la horrible perspectiva de que gane Shafik, cuya única promesa es la típicamente reaccionaria de asegurar estabilidad y seguridad. De allí que como plan emergente se haya decidido en Tahrir, y las plazas de Alejandría y otras ciudades exigir a la junta militar la inhabilitación del general como candidato. Asimismo, los aspirantes populares derrotados negocian con Morsi, como condición para llamar a votar por él en segunda vuelta, que acepte la instauración de un consejo presidencial plural, un primer ministro ajeno a la HM y la integración de una asamblea constituyente y un gobierno representativos de todos los sectores del país, que incluya a las demás fuerzas populares y a los cristianos coptos. De otra manera, éstos votarían en masa por Shafik por temor a un repunte del islamismo extremista. Es interesante que estas demandas fueron aclamadas en Tahrir con nutrida asistencia de la juventud de la HM. Pero lo más alentador es la vuelta de la juventud y el pueblo a las calles, nuevos aprendizajes, multiplicación de energías y opciones abiertas a inesperados desarrollos de la rebelión egipcia.

Incertidumbre
Orlando Delgado Selley
 
      En muchos frentes hay incertidumbre. En Grecia, por ejemplo, este domingo, por segunda vez en un mes, se decidirá si los ciudadanos aprueban que se mantengan las duras condiciones establecidas por la troika infernal (Banco Central Europeo, Consejo de ministros de Europa y FMI) o se negocian con la prioridad de recuperar el crecimiento y la creación de empleos, no si se mantienen en el euro. En España, por su parte, el castigo de los mercados a la parsimonia del nuevo gobierno y a su pésimo manejo de la crisis de Bankia, parece llevarle al sendero vivido por Irlanda y Portugal: la necesidad de un rescate europeo.
En México se viven tiempos inciertos. La sorpresiva aparición de un movimiento juvenil con características novedosas le dio a la contienda electoral un giro importante. La sensación de que todo estaba perdido y que regresarían los que fueron echados de Los Pinos hace 12 años, confirmando las previsiones de los poderes dominantes, ha desaparecido. Estamos en un momento en el que los propios priístas dudan del resultado final, en el que se vuelve a pensar en la posibilidad de que haya una alternancia real, repitiéndose la consigna del voto útil de 2000.
Esta incertidumbre nacional ha provocado que surjan interpretaciones de quienes son capaces de culpar de cualquier cosa al abanderado de las izquierdas. La continua depreciación del peso, que le ha hecho perder más de 10 puntos porcentuales, achacada oficialmente a las incertidumbres europeas, ahora se pretende explicar por el cambio de las preferencias electorales que han achicado la distancia entre López Obrador y Peña Nieto. Con el peso de su reconocida incompetencia y falta de seriedad, el derrotado Cordero señaló que la inestabilidad cambiaria es culpa del crecimiento de AMLO en las encuestas, ya que sigue siendo una amenaza para las familias y para la construcción del patrimonio.
La certidumbre griega sobre su futuro inmediato está cambiando. Los griegos han empezado a reconocer que su situación no es fatal, colocando en la antesala del gobierno a Syryza, una opción política que plantea que el memorándum que impone las medidas de austeridad se aplica o se anula y nosotros lo anularemos. De esta manera la certidumbre de que cada día sería peor, se ha transformado en la incertidumbre democrática respecto de quién ganará las elecciones y si tendrá un margen suficiente para formar gobierno.
España ha recibido como oxígeno puro la declaración de Olli Rehn, vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de asuntos económicos, señalando que el fondo europeo para la estabilidad financiera, usado para rescatar a Grecia, Irlanda y Portugal, pudiera ser utilizado para recapitalizar bancos. La incertidumbre que ha golpeado la prima de riesgo española cedió al abrirse una rendija que haría posible evitar golpear aún más a su población. Consecuentemente, ha disminuido 30 puntos base la prima de riesgo reconociendo que puede haber esperanza.
En la contienda mexicana ya no está resuelto el desenlace. A 23 días de la jornada electoral la pregunta que parece resumir la situación es ¿alcanzará el tiempo para que haya un resultado distinto al esperado apenas hace un mes? Están por ocurrir acontecimientos que parecían poco relevantes, como el segundo debate, que pudieran reducir la cifra de los indecisos favoreciendo a alguno de los contendientes. Crecerán las campañas negras contra López Obrador tanto del PRI como del PAN, al tiempo que arreciará la difusión de encuestas que colocan a Peña Nieto a distancias inalcanzables para cualquier otro candidato, pretendiendo establecer que no existe ninguna incertidumbre, que el resultado final está dado.
Lo cierto es que existe incertidumbre sobre el resultado electoral. La famosa incertidumbre democrática se ha afirmado en este proceso de elección presidencial. Y hay que decir que frecuentemente es mejor que no sepamos qué es lo que va a pasar, que tener la certidumbre de que lo que va a pasar es negativo para el futuro. Así que, en efecto, será sólo el primero de julio cuando sabremos quién gobernará México. Bienvenida la incertidumbre.
Las vísperas cabeñas
Jorge Eduardo Navarrete
 
      No darán motivo, a diferencia de las sicilianas, al libreto de una ópera, si bien contienen material suficiente para la farsa… o la tragedia. Era de esperarse, y muchos lo expresamos, que se configurase una coyuntura poco auspiciosa. El plazo de gestación de esta cumbre del G-20 no llegó a su término por los apremios políticos del hospedero. Después de Cannes (3 y 4 de noviembre de 2011) no hubo tiempo para poner en práctica ni las decisiones urgentes, relacionadas en buena medida con la crisis europea, ni las estrategias de reactivación económica y regulación financiera, que reclamaban mayores plazos de implementación. Antes de Los Cabos (18 y 19 de junio de 2012) se acumulan –sobre todo en los países avanzados, pero también en ciertas economías en desarrollo dinámicas– los nubarrones que ensombrecerán la apurada celebración del encuentro.
Una vez más, la discusión de urgencias ineludibles, aun angustiosas, agotará el tiempo que dejen libre las pláticas bilaterales, el protocolo y el ceremonial y, desde luego, las photo opportunities. Como ya ha ocurrido más de una vez, volverá a diferirse la consideración de las cuestiones de alcance más dilatado, a pesar de que sean las de veras urgentes. Otra dificultad deriva de la megalomanía de los anfitriones, preocupados, más que por el resultado sustantivo, por –en palabras de un subsecretario– demostrar la fortaleza institucional del país y su papel como líder global. De tanto repetirlo parecen creerlo: ¡México líder global!
Europa, en general, y Grecia, en particular, encabezan casi todas las listas de urgencias ineludibles. En estas vísperas han menudeado los llamados a –por fin, tras meses de inacción e indecisiones– hacer lo tantas veces prometido y comprometido. El más resonante fue el que formuló a finales de mayo el presidente del Banco Central Europeo, la institución que en mayor medida ha evitado el derrumbe de la eurozona. Al trazar una ruta para Europa, el pasado 24 de mayo en Roma, Mario Draghi reiteró su demanda de un acuerdo por el crecimiento, paralelo al bien conocido acuerdo fiscal, basado en tres pilares: el político, para ver más allá de la unión monetaria; el integracionista, que perfeccione el mercado único y reforme el laboral con ánimo de justicia e inclusión social, y el de reactivación de la inversión pública, es decir, el uso de recursos públicos para impulsar la inversión en infraestructura y capital humano, investigación e innovación a escalas nacional y europea. Véase cómo Europa redescubre la política de desarrollo y la función central de los estados en su diseño y ejecución. Draghi lee a Prebisch.
Frente a propuestas de este alcance, qué deleznables parecen los enredos sobre cómo evitar pérdidas de los bancos y hacer aceptables los sacrificios extenuantes de los ciudadanos. En Los Cabos éste será el debate: el estira y afloja interminable entre estímulo y consolidación. Un nuevo rumbo para el más importante de los esquemas regionales de integración –el europeo– continuará como rehén del cálculo político de corto plazo del más poderoso e inflexible de sus miembros. Las acciones de estímulo seguirán aherrojadas por los candados de los equilibrios de corto plazo.
En Estados Unidos las malas noticias continúan acumulándose. La situación del desempleo en mayo, con alza de una décima de punto en la tasa y creación de menos de 70 mil nuevos puestos de trabajo, puso en entredicho la perspectiva de conjunto de la reactivación económica. En ella cifra Obama las posibilidades de su relección. Ha quedado en claro que la responsabilidad política primaria recae sobre la oposición republicana, que ha boicoteado todas las iniciativas del gobierno –desde autorizar recursos para rehabilitación de infraestructura de transporte hasta asignar fondos a gobiernos locales para mantener la planta de maestros y paramédicos– destruyendo miles de empleos o evitando su creación. Tras oponerse a ellas y evitar que se adopten, el propio precandidato opositor reclama la ausencia de políticas para crear empleo y conjurar otra recesión.
En Los Cabos, como ya lo hizo ante el G-8 en Camp David, Obama reclamará acciones coordinadas inmediatas en favor del crecimiento y el empleo. Encontrará eco e impulso en voces como la del presidente de Francia, François Hollande, y las de algunos líderes de economías emergentes. Habrá que comparar si la prioridad asignada por el G-8, que favorece el crecimiento y el empleo por encima de la consolidación fiscal inmediata, es mantenida y fortalecida por el G-20.
Desde el comienzo de la primavera han menudeado las noticias acerca de una fuerte desaceleración económica en China, India y Brasil, tres de las economías en desarrollo de cuyo comportamiento depende en medida creciente el destino de la economía global. Este menor crecimiento vendría a sumarse a la recesión que ha reaparecido en la zona del euro y otras economías europeas, y a la titubeante reactivación estadunidense. En este frente y al menos por parte de algunos, parecen estarse adoptando las medidas adecuadas.
De manera similar a lo ocurrido en 2008-2009, China no ha dejado pasar el tiempo y está instrumentando una clara política expansionista para compensar los riesgos recesivos provenientes de la desaceleración de sus exportaciones, a Europa y Norteamérica, y de la entrada de inversiones directas. Hay una expansión interanual de más de 25 por ciento en el gasto público, en especial la inversión en infraestructura, energías bajas en carbono e industria siderúrgica. Al mismo tiempo, se han reactivado los estímulos y facilidades a la inversión privada y a los consumidores, mediante subsidios a la adquisición de automóviles y aparatos domésticos. Es claro que China no desea experimentar una fuerte desaceleración, que se traduzca en insuficiente creación de empleos y presiones sobre los niveles materiales de vida, en el año en que se iniciará la renovación de la dirigencia del partido y el gobierno. India –que enfrenta la difícil sucesión del primer ministro Manmohan Singh y una parálisis de inversiones públicas motivada por la tensión política– y Brasil –con un muy débil crecimiento (0.8% por ciento) en el primer trimestre– han adoptado también diversas medidas de estímulo de la actividad económica y la creación de puestos de trabajo.
En Los Cabos, las economías dinámicas del G-20 podrán impulsar un consenso por políticas coordinadas que alejen el riesgo de una segunda recesión generalizada. Los Cabos podría ser así, a pesar del adelanto de su celebración y de la ominosa circunstancia en que se realiza, heredera de la cumbre de Pittsburg y rescatar la funcionalidad del G-20. Si ello no ocurre, este mecanismo informal de concertación continuará su marcha hacia la irrelevancia. Los Cabos no es mal lugar, después de todo, para perderse en el horizonte.

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