Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 19 de diciembre de 2012

BAJO LA LUPA- Agentes extranjeros e impunidad- Elementos para una estrategia en política exterior

Bajo la Lupa
Tendencias globales 2030, según NIC: apología de la globalización y el gas esquisto (shale gas)
Alfredo Jalife-Rahme
Días antes de la matanza de niños en una escuela de Newtown (Connecticut), que ha puesto en la picota la desregulación de la portación de armas en Estados Unidos, NIC-2012 publicó sus previsiones (10/2/12) hasta el año 2030 sobre el destino de la otrora superpotencia unipolar.
 
NIC divide en tres rubros su extenso análisis: 1) Megatendencias, que subdivide en cuatro rubros: a) Empoderamiento global: “el empoderamiento global acelerará la debida reducción de la pobreza, el crecimiento de la clase media global, un mayor logro educativo, el amplio uso de nuevas comunicaciones y tecnologías de manufactura, y avances en salud. b) Difusión del poder: no habrá ningún (sic) poder hegemónico. El poder cambiará a redes y coaliciones en un mundo multipolar. c) Patrones demográficos: el arco demográfico de inestabilidad se estrechará; el crecimiento económico podría declinar en países envejecidos; 60 por ciento de la población mundial vivirá en áreas urbanizadas; se incrementará la migración. d) Alimentos, agua, el nexo energético: su demanda aumentará sustancialmente debido a un incremento de la población global; el manejo de los problemas de una materia prima estarán vinculado a la oferta y la demanda de las otras.

2) Factores de cambio: economía global proclive a la crisis (¿colapso o mayor multipolaridad con resistencia aumentada al orden económico global?); brecha de la gobernabilidad (¿controlan el cambio o serán avasallados?); potencial de conflicto intraestatal/interestatal incrementado; visión mas amplia de inestabilidad regional (¿Medio Oriente y sur de Asia se desparraman y crean inseguridad global?); impacto de nuevas tecnologías (estímulo de productividad económica con solución de problemas del cambio climático, la rápida urbanización, la creciente población); papel de Estados Unidos: ¿Será capaz Estados Unidos de trabajar con nuevos socios para reinventar el sistema internacional?

3) Cuatro mundos potenciales: a) Motores parados: en el escenario del peor caso, los riesgos del conflicto interestatal aumentan: Estados Unidos se retrotrae y se frena la globalización. b) Fusión: escenario del óptimo caso, China y Estados Unidos colaboran en una amplia gama de temas, lo cual lleva a una cooperación global más extensa. c) Índice Gini fuera de la botella: estallan las desigualdades conforme algunos (sic) países se vuelven los grandes triunfadores y otros fracasan; las desigualdades dentro de los países incrementan las tensiones sociales. Sin retirarse completamente del mundo, Estados Unidos no es más el policía global. d) Mundo no estatal: apoyados por nuevas tecnologías, los actores no estatales toman el liderazgo en confrontar los desafíos globales.

Subyacente a las megatendencias se encuentran siete cambios tectónicos: cambios críticos a características clave del ambiente global que afectarán cómo funcionará el mundo: a) Crecimiento de la clase media. b) Mayor acceso a tecnologías letales y perjudiciales (instrumentos cibernéticos, armas de bioterror, etcétera, en manos de individuos). c) Cambio definitivo del poder económico al este y al sur: participación del ingreso global de Estados Unidos, Europa y Japón se caerá a la mitad del 56 por ciento de hoy; en 2008 China superó a Estados Unidos como el mayor ahorrador; la participación de activos financieros de los países emergentes se duplicará en 2020. d) Envejecimiento extendido y sin precedente: migración globalizada (reducción de mano laboral en países ricos).

e) Urbanización: aumentará a 60 por ciento mundial; África, con la mayor tasa; centros urbanos generarán 80 por ciento del crecimiento económico. f) Presiones de alimentos (aumento de 35 por ciento) y agua (aumento de 40 por ciento): mitad de la población mundial vivirá en áreas de estrés acuífero severo (África, Medio Oriente, China e India: vulnerables). g) Independencia (¡súper sic!) energética de Estados Unidos: “Con el gas esquisto –shale gas–, Estados Unidos tendrá suficiente gas natural para suplir sus necesidades y generar exportaciones potenciales en las décadas que vienen”. La OPEP perderá el control y los precios del crudo se colapsarían (¡súper sic!).
 
Ahora sí que existe abundante material para discutir puntualmente, pero destacan del reporte tanto la obsesión de Estados Unidos por la globalización como su supuesta independencia energética gracias a los pletóricos yacimientos de gas esquisto (shale gas; ver Bajo la Lupa, 29/4/12).
 
Tanto Russia Today (11/12/12) como dedefensa.org (12/12/12) –portal europeo de estrategia– se centran en los puntos que juzgan de su interés.
 
Russia Today destaca la hegemonía declinante de Estados Unidos –que Zbigniew Brzezinski, geoestratega estrella de Estados Unidos, viene abordando desde hace un buen tiempo (ver Bajo la Lupa, 5/2/12 y 5/12/12)–, sin soslayar el mensaje de que Estados Unidos debe permanecer como la primera potencia mundial en materia de seguridad general.
 
Dedefensa opera dos observaciones, una sobre “el gran tema del pensamiento económico-estratégico de moda: la “autosuficiencia de Estados Unidos gracias al gas natural (…), una fuente fenomenal para un boom estadunidense”: un debate de la década de los 70.
 
El portal europeo no compra la idea de que el declive catastrófico (¡súper sic!) de Estados Unidos en los pasados 30 años se deba a su seudo (sic) dependencia de fuentes externas de energía y el asunto de las exportaciones-importaciones, comparado a las miriadas de sus problemas intrínsecos, ya que no son las importaciones de energía las que causaron el derrumbe del otoño de 2008.
 
El portal europeo expone la contradicción del maná energético, ya que la autosuficiencia energética comporta en sí misma la tentación irresistible del repliegue, del aislacionismo.
 
Dedefensa.org comenta la insistencia a lo largo del reporte de que Estados Unidos no se retire del mundo, al riesgo de quebrar la globalización. Juzga que tal postura implica que Estados Unidos no ostenta más su papel dominante pero que todos sus compromisos exteriores deben perdurar para que perdure la sacrosanta globalización.
 
El portal europeo cita el artículo Goodbye pax americana, de John Glaser (Antiwar.com, 11/2/12), que exhibe el pánico del retiro del Pentágono de sus casi mil bases a causa de su catastrófica situación financiera y económica: con el rápido ascenso de otros países, concluyó el momento unipolar de Estados Unidos.
 
John Glaser aduce que “desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha perseguido el dominio global a través de la fuerza y la coerción y critica ferozmente la doctrina Wolfowitz, que debía impedir el ascenso de cualquier potencia virtual.
 
Un reciente reporte del importante think tank estadunidense CSIS (Centro de Estudios Estratégicos Internacionales) sostiene que el abordaje estratégico de la posguerra de Estados Unidos se ha vuelto rápidamente insolvente (sic) e insostenible (sic), y si Washington persiste en aferrarse a su papel presente bajo la premisa de que el orden internacional depende de ello, el resultado será una resistencia creciente, la ruina económica y el fracaso estratégico.
 
El documento del NIC abulta la independencia energética de Estados Unidos –con implicaciones geopolíticas en Norteamérica y al precio indeleble de la devastación ambiental– y pierde de vista la capacidad de represalias de sus enemigos, que muy bien pudieran ser sus colaboradores si Washington diluyera su obsesión en seguridad a costa de los demás y que raya en la paranoia.
 
Agentes extranjeros e impunidad
En días recientes se dio a conocer en Estados Unidos que la cadena de supermercados Wal-Mart se ha desempeñado en nuestro país como un corruptor agresivo y que ha pagado sobornos para obtener autorizaciones de construcción y operación de centros comerciales. El caso más escandaloso sería el de San Juan Teotihuacán, donde la transnacional pagó más de 50 mil dólares a un funcionario no identificado para que éste alterara un mapa de zonificación de uso de suelo antes de que el documento fuera publicado en el Diario Oficial de la Federación.
 
Ese botón de muestra forma parte, según The New York Times, de un patrón de uso de sobornos para subvertir la gobernabilidad democrática y del sesgo regular de votos públicos, debates abiertos y procedimientos transparentes. Asimismo, la empresa ha sido señalada por sus prácticas antilaborales y por el daño que causa –en su desmedido afán de generar utilidades– a empleados, pequeños negocios y comunidades.

Wal-Mart dista de ser el único caso de una firma transnacional que desarrolla actividades ilegales en México. La semana pasada se dio a conocer que el banco HSBC, con sede en Gran Bretaña, lavó no menos de 881 millones de dólares del cártel de Sinaloa, de acuerdo con una investigación judicial estadunidense. Tras una oscura negociación entre las autoridades de Washington y la empresa financiera, las partes llegaron a un acuerdo: la segunda pagaría una multa de casi 2 mil millones de dólares y con ello se evitaría la imputación por cargos penales. No deja de asombrar el que semejante arreglo, tan parecido a un soborno, haya sido aceptado con normalidad por la opinión pública de aquel país.

No son solamente las firmas privadas de origen extranjero las que delinquen de diversas formas en el territorio nacional: dependencias del gobierno estadunidense, como la oficina de control de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF, por sus siglas en inglés) y el organismo encargado de combatir las drogas ilícitas (DEA) han quebrantado la legalidad nacional al traficar armas destinadas a los grupos criminales que trafican droga o al lavar dinero procedente de estos, como ha quedado claro en diversas pesquisas realizadas en Estados Unidos.
 
Lo más exasperante de este fenómeno es que, por norma, cuando llegan a descubrirse prácticas como las referidas, ello ocurre porque las instancias judiciales o policiales de Estados Unidos, o bien los medios de ese país, deciden destaparlas. En cambio, en las instituciones mexicanas encargadas de procurar justicia, de supervisar la legalidad de los flujos financieros y la probidad en las oficinas públicas –desde la Procuraduría General de la República hasta la Secretaría de la Función Pública, pasando por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, por ejemplo– ha imperado una persistente indolencia para vigilar a entidades extranjeras públicas o privadas que operan en nuestro territorio.
 
Tal indolencia ha generado un terreno propicio para la impunidad, la vulneración persistente del estado de derecho y la multiplicación de la corrupción que padece el país. A su vez, esa impunidad reduce en forma sostenida los márgenes de soberanía, de por sí disminuidos por la sumisión de los gobiernos neoliberales a autoridades, organismos y capitales extranjeros.
 
Resulta urgente y necesario que el gobierno constituido el pasado 1º de diciembre tome cartas en el asunto y corrija esta situación de manera perentoria. De otra manera se consolidará la condición en el territorio nacional de un espacio corruptible para practicar la rapiña y la depredación.
 
Elementos para una estrategia en política exterior
Sergio González Gálvez*
Se inaugura un nuevo gobierno en México, el cual, como miembro de la comunidad de naciones, deberá enfrentar retos y oportunidades, siempre bajo la premisa de que el objetivo que buscamos es aprovechar las instancias que ofrece la interdependencia global, en beneficio de los programas de desarrollo económico y social del gobierno en turno, además de cumplir con la responsabilidad de coadyuvar en el mantenimiento de un mundo en paz y estable en términos económicos y financieros, donde la diplomacia profesional y nuestros expertos en temas financieros y económicos han actuado con particular éxito, en esfuerzos que debemos a futuro coordinar en forma más adecuada, bajo una estrategia bien dirigida a objetivos claros y factibles, reduciendo hasta eliminar la dispersión en las gestiones que llevamos a cabo en el exterior.
 
Si nos referimos exclusivamente a la región a la que pertenecemos, es clara la necesidad de enfatizar que la solidaridad entre los países de América Latina y el Caribe no es simple retórica o reminiscencia del pasado. Tenemos coincidencias en los intereses vitales de nuestros pueblos. Estamos convencidos de que en la configuración del poder en el mundo actual y del que se avizora, la posición aislada de los pueblos de la zona, de no hacer un esfuerzo firme y sólido para institucionalizar una unidad que vaya más allá de la alcanzada hasta ahora, nos podría llevar a afrontar el riesgo de la falta de viabilidad como naciones independientes.

Lo significativo de este momento histórico es que la equidad social y la democracia han empezado a ser consideradas condicionantes necesarias para garantizar la continuidad en el proceso de crecimiento económico, de la misma manera que la transformación productiva es percibida como condición imprescindible para la consolidación de la democracia política y de la propia soberanía nacional. Ahora bien, esos cambios en la manera de interpretar la articulación entre democracia, equidad y crecimiento, reflejan también los cambios en la concepción del propio proceso de desarrollo; el cual, además se dará cada vez más en un contexto de grandes cambios tecnológicos, mayor competencia mundial y creciente globalización de los mercados.

Entender los nuevos retos y oportunidades de la región es fundamental para sostener nuestra posición ante el mundo, proceso en el que debemos ser fieles a nuestros principios vinculados a nuestra aciaga historia y tradiciones, pero también abiertos a lo mucho de positivo que ofrece la nueva realidad internacional que exige de transformaciones importantes.
 
Estamos seguros de que el nuevo gobierno de nuestro país, inaugurado apenas hace unos días, está consciente de los retos que enfrentamos en política exterior y que el nombramiento como canciller del doctor José Antonio Meade Kuribreña –a él no lo conozco, pero con su padre compartí algunas tareas internacionales– con una interesante trayectoria, no obstante su juventud, marca una clara estrategia, parecida a la que se planteó al nombrar en el pasado a personajes como don Antonio Carrillo Flores, don Fernando Solana y don Ángel Gurría como cancilleres.
 
Se buscó, en los gobiernos que los nombraron, utilizar la experiencia financiera internacional de esos ilustres mexicanos, así como todos los mecanismos a nuestro alcance en el exterior, para promover la inversión extranjera en México, el comercio internacional de nuestros productos exportables, así como navegar en el intrincado mundo de los dineros para defender al Estado mexicano de las crisis financieras que amenazan frecuentemente los mercados, como la que parece estar gestándose a muy corto plazo (1º de enero de 2013) en Estados Unidos de América, sin que ellos sabiamente hayan olvidado, en ningún momento, la necesidad de participar en la compleja tarea de mantener la paz en el mundo, conforme a las mejores tradiciones diplomáticas mexicanas, siempre con el apoyo de diplomáticos de carrera, sin olvidar que en nuestras filas hay y ha habido destacados economistas.
 
Al respecto, vuelvo a reiterar la necesidad de prestar atención al indispensable fortalecimiento del Servicio Exterior Mexicano de carrera, que conjugue un significativo incremento en las plazas; mejores condiciones de trabajo incluyendo en el retiro, después de 30 o 40 años de servicio; mayor presupuesto para aumentar el número de misiones diplomáticas y consulares, y reglas claras para nombramientos políticos, que incluya la más amplia transparencia en la forma en que la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado examine las propuestas presidenciales para embajadores y cónsules generales, asegurándose que se ha cumplido estrictamente con los artículos 19 y 21 de la Ley del Servicio Exterior Mexicano, que señalan la responsabilidad de nuestro jefe de Estado de dar preferencia en esos nombramientos, a los funcionarios de carrera de mayor competencia, categoría y antigüedad en la rama diplomático-consular, disposición que en el pasado con frecuencia no se ha cumplido.
 
* Embajador emérito de México; escribe a título personal

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