Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 22 de diciembre de 2012

Derrumbe y renacimiento en el mundo maya zapatista- LOS DE ABAJO-Marcha del silencio y la dignidad

Rebeldía viva
Derrumbe y renacimiento en el mundo maya zapatista
Luis Hernández Navarro
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Bases de apoyo del EZLN marcharon en silencio por San Cristóbal de las CasasFoto Víctor Camacho
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La presencia de los jóvenes y las mujeres fue especialmente destacadaFoto Moysés Zúñiga Santiago
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Las bases de apoyo del EZLN usaron el silencio como señal de protestaFoto Víctor Camacho
 
No puede reaparecer lo que nunca se ha ido. Lo que este 21 de diciembre hicieron los rebeldes mayas zapatistas al ocupar pacíficamente y en silencio cinco ciudades chiapanecas no fue reaparecer, sino reafirmar su vigencia.
 
 
El EZLN ha estado aquí desde hace más de 28 años. Nunca se ha ido. Durante diez años creció bajo la hierba; hace más de 18 se dio a conocer públicamente. Desde entonces ha hablado y guardado silencio intermitentemente, pero nunca ha dejado de hacer. Una y otra vez se ha decretado su desaparición o su irrelevancia, pero siempre ha resurgido con fuerza y con mensaje.
 
Este inicio del nuevo ciclo maya no fue la excepción. Más de 40 mil bases de apoyo zapatistas marcharon bajo la lluvia en cinco ciudades de Chiapas: 20 mil en San Cristóbal, 8 mil en Palenque, 8 mil en Las Margaritas, 6 mil en Ocosingo, y por lo menos 5 mil más en Altamirano. Se trata de la movilización más numerosa desde el surgimiento de los rebeldes del sureste mexicano.
 
La magnitud de la protesta es señal de que su fuerza interna, lejos de disminuir con el paso de los años, ha crecido. Es un indicador de que la estrategia de contrainsurgencia en su contra, llevada a cabo por los distintos gobiernos, ha fracasado. Es muestra de que su proyecto es expresión genuina del mundo maya, pero también de muchísimos campesinos pobres mestizos en Chiapas.
 
El EZLN no abandonó nunca la escena nacional. Guiado por su propio calendario político, fiel a su congruencia ética y con la fuerza del Estado en su contra, fortaleció sus formas de gobierno autonómicas, mantuvo viva su autoridad política entre los pueblos indígenas del país y activas las redes de solidaridad internacional. El hecho de que no haya aparecido públicamente no significa que no esté presente en muchas luchas significativas en el país.
 
En las cinco juntas de buen gobierno que existen en Chiapas y en los municipios autónomos las autoridades de las bases de apoyo se gobiernan a sí mismas, ejercen justicia y resuelven conflictos agrarios. En sus territorios, los rebeldes han hecho funcionar sus sistemas de salud y educación al margen de los gobiernos estatales y federal, organizado la producción y comercialización y mantenido en pie su estructura militar. Resolvieron con éxito el desafío del relevo generacional de sus mandos. Por si fuera poco, sortearon con eficacia las amenazas del narcotráfico, la inseguridad pública y la migración. El libro Luchas muy otras. Zapatismo y autonomía en las comunidades indígenas de Chiapas es una extraordinaria ventana para asomarse a algunas de estas experiencias.
 
Los zapatistas marcharon este 21 de diciembre en orden, dignamente, con disciplina y cohesión, y en silencio; un silencio que se escuchó fuerte. De la misma manera en la que han tenido que cubrirse el rostro para ser vistos, ahora interrumpieron la palabra para ser escuchados. Se trata de un silencio que expresa una fecunda capacidad generativa de otros horizontes de transformación social, una gran potencia. Un silencio que comunica voluntad de resistencia frente al poder: Quien permanece en silencio es ingobernable, decía Ivan Illich.
Un ciclo de la lucha política se cerró en México este primero de diciembre, al tiempo que otro se abrió. El EZLN tiene mucho que decir en el naciente mapa de las luchas sociales que comienza a dibujarse en el país. Su movilización puede impactar en ellas de manera relevante.
 
Entre los contornos que definen la nueva etapa de luchas sociales se encuentran: el regreso a Los Pinos del viejo dinosaurio priísta, tripulado por el salinismo y sus modos autoritarios de ejercicio del mando estatal; la pretensión de conducir la conflictividad social a partir de un pacto entre las élites que excluye a los sectores subalternos; la crisis, descomposición y reorganización de la izquierda partidaria, y la emergencia de nuevos movimientos sociales.
 
El EZLN es un nuevo jugador que, sin invitación, se sienta en la mesa de la partida que recién se abre en la política nacional.
 
El Pacto por México, suscrito por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y, a título individual, por el presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) pretende acordar un programa de reformas al margen de amplios sectores sociales. La movilización del EZLN hace evidente que una muy amplia parte de la sociedad mexicana no está incluida en ese acuerdo, y que lo que acuerden sus suscriptores no necesariamente cuenta con el aval de los ciudadanos.
 
El partido del sol azteca está trabado en una lucha interna que puede provocar su ruptura. La pretensión de Nueva Izquierda de uncir su destino al gobierno de Peña Nieto hipoteca cualquier posibilidad de distancia crítica del poder.
 
El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se ha volcado a las tareas organizativas para obtener su registro. Es probable que la Organización Popular y de los Trabajadores (OPT) siga el mismo camino. Existe pues un amplio territorio político y social que la izquierda partidaria no está ocupando. Los zapatistas gozan de una indudable autoridad política entre quienes pueblan esas latitudes.
 
En el último año y medio han emergido movimientos sociales que cuestionan al poder al margen de los partidos políticos. No se sienten representados por ninguno de ellos. El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, #YoSoy132, las luchas comunitarias contra la inseguridad pública y la devastación eco- lógica, las protestas estudiantiles en defensa de la educación pública, entre otras, caminan por sendas distintas a las de la política institucional. Las simpatías hacia el zapatismo en esas fuerzas son reales.
 
 
Pero, más allá de la coyuntura, las marchas del 13 Baktún maya son un novedoso ¡Ya basta! similar al que enunciaron en enero de 1994, y de una versión renovada de ¡Nunca más un México sin nosotros! formulado en octubre de 1996, que abre otros horizontes. No piden nada, no demandan nada. Muestran la potencia del silencio. Anuncian que un mundo se derrumba y otro renace.
 
 
 
Los de abajo
Marcha del silencio y la dignidad
Gloria Muñoz Ramírez
 
El EZLN volvió a hablar en silencio. Los hechos: los zapatistas hicieron la demostración de fuerza más grande de los casi 19 años desde que se dieron a conocer. Se concentraron en cinco cabeceras municipales: San Cristóbal de Las Casas, Las Margaritas, Ocosingo, Palenque y Altamirano (cuatro de ellas tomadas el 1º de enero de 1994). En todas las plazas desfilaron en estremecedor silencio. Ni una palabra salió de sus labios. Frente a las presidencias municipales colocaron una tarima sobre la que marcharon todos con el puño en alto. Regresaron esta misma tarde a los caracoles a los que pertenecen. Y después dieron a conocer su palabra: Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el nuestro resurgiendo.
 
 
Los símbolos son muchos, pues eligieron el último día del ciclo maya, el que para muchos tendría que ser el fin del mundo y para otros el inicio de una nueva era, el cambio de piel, la renovación. Durante estos 19 años el recorrido de la lucha zapatista ha estado lleno de simbolismos y profecías, y esta ocasión no tendría que ser la excepción.
 
Desde el anuncio de que la Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) daría a conocer su palabra, la expectativa por el contenido de su mensaje fue creciendo. Este viernes, sin embargo, lo que se escucharon fueron sus pasos, su caminar silencioso recorriendo cinco plazas, su andar digno y rebelde por las calles, su puño en alto, su multitudinaria y emblemática presencia con el rostro cubierto que, aunque no es una imagen nueva, sigue siendo impresionante.
 
Fuerza, disciplina, extraordinario orden, dignidad, entereza, cohesión. No es poco. Son 19 años en los que infinidad de veces los han dado por muertos, por divididos y aislados. Una y otra vez salen a decir aquí estamos. La anterior fue el 7 de mayo de 2011, en acompañamiento al Movimiento por la Paz. En esa ocasión fueron más de 20 mil los que se manifestaron. Hoy fueron, mínimo, 40 mil. La más grande movilización de toda su historia.
 
Ya han dicho su palabra, o el inicio de la misma. La iniciativa política más reciente fue el Festival de la Digna Rabia, al que convocaron a luchas y movimientos de México y del mundo, en diciembre de 2008.
 
Este viernes no se presentaron los miembros del Comité Clandestino Revolucionario Indígena, como lo hizo su plana mayor en mayo de 2011. Fue la última vez que se vio a Tacho, Zebedeo, Esther, Hortencia, David y al resto de la comandancia general, con excepción del subcomandante Marcos, quien hasta ahora se ha mantenido alejado de la escena pública.

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