Pemex: los contratos del saqueo.
Ricardo
Ravelo. proceso.
julio de 2011 · Reportaje
Especial
Infestada por la corrupción interna en
Petróleos Mexicanos, su subsidiaria Pemex Refinación está siendo investigada
por la displicencia con la que se conduce su subdirector Bernardo de la Garza
Hesles. Según documentos con los que cuenta Proceso, él y varios de sus
colaboradores otorgan contratos a empresas cuyos dueños retribuyen
posteriormente sus favores y depositan su “diezmo” en una cuenta bancaria que
maneja Carlos Xavier Riquelme Cacho, secretario particular del funcionario. Y
así, mientras la corrupción se enquista en la paraestatal, las refinerías
producen a cuentagotas.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Aun cuando lo
investiga la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados y la Auditoría
Superior de la Federación (ASF) lo tiene en la mira por presunto tráfico de
influencias, Bernardo de la Garza Hesles, subdirector de Pemex Refinación,
sigue asignando contratos directos a las empresas de sus amigos.
Los negocios benefician también a
funcionarios de la subsidiaria que dirige Juan José Suárez Coppel. Entre ellos
destacan Carlos Xavier Riquelme Cacho, secretario particular del propio De la
Garza; Miguel Tame Domínguez, director de Pemex Refinación, y los
superintendentes de las refinerías de Ciudad Madero y Cadereyta, Eduardo Gaytán
Moreno y Rodolfo Castillo Bújaros, respectivamente.
A principios de año se detectó que De la
Garza y su jefe Tame Domínguez presuntamente estaban coludidos en la firma de
un contrato por 42 millones de dólares asignado sin licitación a la empresa
multinacional británica KBC Advanced Technologies. El escándalo estalló
(Proceso 1802).
Pese al sigilo guardado durante varias
semanas, la información salió a flote en enero último, cuando en la subsidiaria
Pemex Refinación se acordó proyectar un paquete de contratos “urgentes” que,
aseguraron los directivos, se otorgarían en forma directa. Nunca se supo si esa
urgencia tenía justificación en los hechos.
Desde entonces la Comisión de Energía de la
Cámara de Diputados comenzó sus indagatorias sobre esas irregularidades; hasta
ahora, sin embargo, no ha presentado resultados.
Lo mismo hizo la ASF, y en fecha reciente se
integró un acta circunstanciada en la Procuraduría General de la República
(PGR) en torno a este caso de corrupción que implica a los funcionarios de
Pemex Refinación. Durante el sexenio foxista esta subsidiaria estuvo envuelta
en escándalos por los contratos multimillonarios asignados a las empresas
representadas por los hijos de la Marta Sahagún, la consorte del entonces
presidente.
De acuerdo con la información disponible
hasta el momento, desde septiembre de 2010 los beneficiarios han sido Tame
Domínguez, De la Garza y algunos de sus colaboradores en Pemex Refinación. Son
ellos los que asignan a las empresas de su preferencia contratos “inflados”
para que ejecuten trabajos en la refinería Francisco I. Madero, ubicada en
Ciudad Madero, Tamaulipas.
Un ejemplo: el contrato CO-RMAD-1 43/10 que
De la Garza y sus colaboradores otorgaron el 28 de septiembre último a la firma
Construcciones y Edificaciones Fénix, S.A. de C.V. para, según las
especificaciones de la obra, “la restauración de la línea de Tranfer de 54,
mediante el cambio de codos y tubería de 54 diámetro, alineación, cambio de
soportes, mantenimiento y ajuste de los soportes Grinell en la planta combinada
Maya No 3 de la refinería (mencionada)”.
El monto de la obra estipulado en el contrato
fue de 6 millones 999 mil 991.61 pesos, más el impuesto al valor agregado. Por
parte de Pemex Refinación, firmaron el documento Jesús Everardo Castañeda Vega,
funcionario del Departamento de Contratos; Jesús Guerrero Rodríguez, jefe del
Departamento de Contratos; Servando Olvera Reséndez, encargado del despacho de
la Superintendencia de Rehabilitaciones y Modificaciones, y el ingeniero José
Dolores Núñez, así como el contratista Alfredo Vargas Morales.
Las cuentas de Riquelme Cacho.- Proceso
indagó que en noviembre de 2010 De la Garza pidió a Riquelme Cacho
entrevistarse con Carlos Murillo y Eduardo Gaytán Moreno, gerente y
superintendente de la refinería Francisco I. Madero, respectivamente.
En el encuentro, el secretario particular de
De la Garza pidió a sus interlocutores asignar un contrato a la empresa USA
Technologies de México, S.A. de C.V. La instrucción se cumplió y el contrato
quedó registrado bajo el número CO-RMAD-143/10. El tiempo de duración: 28 días,
que corrieron del 4 de noviembre al 1 de diciembre de 2010.
Lo extraordinario de esa petición es que se
asignó un segundo contrato similar al que la subsidiaria firmó el 28 de
septiembre anterior con la empresa Construcciones y Edificaciones Fénix, S.A.
de C.V.
La obra concesionada a la compañía
estadunidense tenía como propósito la “restauración de la línea de Transfer
P3215 de 54 del H10002b hacia la torre T-10006 (sección de vacío) mediante el
cambio de codos y tubería de 54 diámetro, alineación, cambio de soporte,
mantenimiento y ajuste de los soportes Grinell, en la planta combinada Maya de
la refinería Francisco I. Madero, en Cd. Madero Tamps.”.
La diferencia estriba en que el monto del
contrato fue de 15 millones de pesos. Fuentes consultadas por Proceso, que
pidieron el anonimato, aseguran que De la Garza instruyó también a Murillo y a
Gaytán para que inflaran la cantidad al triple: 45 millones de pesos.
De acuerdo con denuncias de los trabajadores
de la refinería Francisco I. Madero, “aún existen tuberías que fueron
suministradas por el contratista y que permanecen guardadas en los almacenes de
Pemex, ya que no se requerían para realizar dichos trabajos”.
Esas maniobras le han redituado ganancias
millonarias a De la Garza y a sus colaboradores. Hace un mes, un presunto
trabajador de la paraestatal hizo llegar a Proceso un sobre con unos
documentos. “Ahí les hago llegar esos papeles para que sigan investigando”,
dijo.
En él había estados de cuenta y movimientos
de dinero realizados por Carlos Xavier Riquelme Cacho que al parecer
corresponden a los pagos mensuales realizados por la subsidiaria de Pemex a las
empresas beneficiadas por De la Garza.
La cuenta que maneja Riquelme Cacho en
Bancomer es la 00743534730148368368 y en ella se observan depósitos frecuentes
por 50 mil pesos mensuales. El 11 de enero último, por ejemplo, 42 días después
de que concluyeran los trabajos en la refinería, se depositaron 50 mil pesos en
esa cuenta (referencia 0001702). Al mes siguiente, el 10 de febrero hubo un
depósito similar (referencia 0001745).
Además, el 19 y 28 de enero y el 3 de marzo
pasados los empresarios beneficiados depositaron en cada ocasión 40 mil pesos;
el 17 de marzo hubo otro aporte de 50 mil pesos. El dinero colocado en esa
cuenta supera el salario mensual del funcionario, que es de 25 mil 817.33
pesos.
El paquete de información incluye también un
estado de cuenta de Banamex fechado el 31 de mayo de 2011 a nombre de Patricia
Noble Lugo, que, según confirmó el reportero, es la esposa de Bernardo de la
Garza, subdirector de Pemex Refinación.
El documento incluye copia de un depósito de
230 mil pesos efectuado el 18 de mayo último. El dinero fue retirado dos días después.
Según las fuentes consultadas, esa cantidad es parte de los pagos devengados
por los contratos asignados en las refinerías de Pemex. La documentación será
entregada también a la ASF, a la PGR y a la Comisión de Energía de la Cámara de
Diputados “con el fin de que se indague su procedencia”.
Viejas historias de corrupción.- Larga es la
historia de corrupción en las subsidiarias de Pemex. Y aun cuando el director
de la paraestatal, Juan José Suárez Coppel, se comprometió a sanearla, no ha
podido acabar con las viejas prácticas de asignar contratos sin licitación que
sólo benefician a amigos y compadres de algunos directivos.
En Pemex Exploración y Producción, la
situación es similar a la de Pemex Refinación. Ahí, la corrupción documentada
se remonta al menos a 2004. En julio de ese año, Pemex Exploración y Producción
concursó la licitación 18575108-030-04, en la que participaron varias
compañías, entre ellas Oceanografía, ligada a los hermanos Bribiesca Sahagún,
hijos de Marta Sahagún.
En esa ocasión la licitación se declaró
desierta. Y aun cuando el concurso todavía estaba bajo investigación, en
octubre de ese mismo año funcionarios de la paraestatal iniciaron el proceso de
adjudicación directa D0CSM-095-040 a Oceanografía.
Para mayo de 2005, los funcionarios de Pemex
Héctor Leyva Torres, José Guadalupe de la Garza Saldívar y Flaviano Rodríguez
Marcial firmaron el contrato con Oceanografía. El monto fue por 676 millones de
pesos más otros 27 millones de dólares por el arrendamiento del barco Caballo
de Trabajo, utilizado para la rehabilitación de plataformas marinas, que
resultó un fiasco.
Se detectaron fallas en el buque, su grúa se
averió, hubo incumplimiento en la prestación de los servicios y deficiencia en
las obras realizadas. El barco tuvo que ser sacado de la Sonda de Campeche para
hacerle reparaciones mayores que se prolongaron durante meses. Pese al retardo,
nada pasó; tampoco se castigó a nadie.
El tráfico de influencias por parte de los
familiares del entonces presidente Vicente Fox fue notorio. Ahora se sabe que,
cobijados por el poder presidencial, los hijos de su consorte exigían que los
funcionarios de Pemex Exploración les otorgaran contratos millonarios a
Oceanografía, impulsada por los hermanos Manuel y Jorge Bribiesca, así como por
Guillermo Sahagún. Juntos se beneficiaron con decenas de contratos en la
paraeastatal.
En el sexenio foxista, por ejemplo, la
naviera Oceanografía recibió 9 mil millones de pesos en contratos de obra y
servicios, tan sólo en Pemex.
Estas y otras irregularidades fueron avaladas
por funcionarios de la paraestatal, entre ellos el entonces director Raúl Muñoz
Leos, Luis Ramírez Corzo, quien fungía como abogado de la paraestatal, César
Nava, a la sazón secretario particular de Felipe Calderón, y el director de
Pemex Exploración, Carlos Morales Gil, quienes al término del sexenio anterior
fueron acusados de violar la Ley de responsabilidades de los funcionarios
públicos.
Pese a que el actual director de la
paraestatal, Juan José Suárez Coppel, impulsa el cumplimiento del Programa para
la Transparencia y el Combate a la Corrupción, la subsidiaria Pemex Refinación
mantiene vigentes las viejas prácticas de corrupción, sin que se proceda contra
los funcionarios denunciados.
El caso más relevante es el de Bernardo de la
Garza, egresado del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), donde
estudió leyes. Él trabajó con Rocío Cárdenas Zubieta, antigua directora de
Comercio Internacional de P.M.I., quien hoy es investigada por la Secretaría de
la Función Pública por presunta malversación de fondos.
De acuerdo con la indagatoria, Cárdenas
estaría implicada en la contratación irregular de un estudio utilizado en la
defensa de su exsubordinada Karen Miyasaki, acusada de un fraude por 13
millones de dólares, por lo que fue inhabilitada para ocupar cargos en el
servicio público y enfrenta un proceso penal.
Dicho análisis, según la investigación, tuvo
un costo de 21 mil 500 dólares y fue adjudicado a la empresa PRIRA Energy en
forma directa con el propósito de justificar presuntas compras irregulares de
combustibles, por lo que Secretaría de la Función Pública también indaga la
asignación de contratos “urgentes”, modelo que se implantó para beneficiar a
empresas. Bajo este esquema también se han incluido contratos para adquirir
combustibles como gasolinas diesel y combustóleo en el mercado internacional.
Y mientras la corrupción sigue sin freno, las
refinerías continúan bajando su producción desde hace varios años. Datos de
Pemex Refinación indican que el monto de las transferencias de recursos
aplicados por la Secretaría de Hacienda entre 2006 y 2007 fue de 90 mil 521 millones
de pesos por la compra de gasolinas en Estados Unidos.
Para 2008, la cifra aumentó a 200 mil
millones, en tanto que una refinería tiene un costo de 75 mil millones de
pesos y esa inversión sería suficiente para procesar 300 mil barriles
diarios, con lo que se evitaría la importación de gasolinas. Sin embargo, la
compra de combustible continúa elevándose… lo mismo que la corrupción.
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