Posted: 06 Oct 2011 09:22 PM PDT
¿Necesitas consuelo? ¿Una religión alternativa? No lo dudes más. Tu vacío espiritual puede llenarlo una religión llamada Apple y un mesías llamado Steve Jobs.
Ahora que #StevesJobs se ha convertido en una impresionante expresión de dolor en Twitter y muchos se preguntan que está pasando con tanta idolatría al héroe de la computación de diseño debemos remontarnos a un estudio que apareció este verano, fruto de la investigación de dos académicos de la Universidad A & M de Texas. Apple no sólo es sexy. Es divino. Así que si te inquieta saber porqué el fundador de la mayor compañía de software del mundo, excepto Microsoft, es el mesías de millones lee nuestra pequeña historia.
Apple, ¿la nueva comunidad religiosa del siglo XXI?
“Apple puede ofrecer una experiencia de tipo religioso. Básicamente cumple la misma función en la vida de personas que forman por ejemplo parte de una comunidad religiosa”, asegura Heidi Campbell, profesora de comunicaciones que co-escribió un trabajo académico explorando los mitos religiosos y las metáforas que rodean el gigante de la tecnología y sobretodo la vida de fundador y consejero delegado, Steve Jobs, el hombre que tras su muerte parece haber pasado a una categoría sobrenatural.
En “Cómo el iPhone se convirtió en Divino” (1), publicado en una revista de nuevos medios a principios del verano de 2011, Campbell y su colega Antonio LaPastina analizan a los clientes de Apple como seguidores de un culto religioso.
“Se trata básicamente de un estudio de la religión y la tecnología y el lenguaje religioso y las imágenes asociadas con el iPhone”, dijo Campbell. El indicio de este epifanía se dio en 2007, cuando Jobs subió al escenario con sus vestimentas tradicionales -un jersey negro y pantalones vaqueros- para anunciar el lanzamiento del iPhone, y todos los bloggers geeks empezó a inventar historias sobre la llegada del “teléfono de Jesús” o el ”Teléfono de Dios.”
El estudio de Campbell y LaPastina (profesor también de esta universidad tecnológica tejana) analiza cómo esos términos se convirtieron en el lenguaje común de los fans de Mac, los bloggers de tecnología e incluso la mayoría de medios de comunicación. La frase apareció por primera vez en 2006, señala el estudio, cuando Gizmodo, mediante su blogger Brian Lam, escribió un mensaje en respuesta a la advertencia del Papa Benedicto XVI contra la tecnología que sustituye a Dios. Fue en la homilía de Navidad y Gizmodo replicó con su credo
“Con suerte, nuestro pastor, Steve Jobs, de Apple dará a conocer el verdadero teléfono de Jesús – o jPhone – en dos semanas, en la Apple Keynote que sacará de la tierra el hambre y las enfermedades , mientras cura el estado de ánimo rabioso e infecta a miles de fanáticos de puro Mac como tu no podrías “, bromeaba Lam a costa del Papa.
Y aunque fuera broma, no pasó mucho tiempo antes de que la metáfora divina inundara la red. A juicio de Campbell la noción de el “teléfono de Jesús” funcionó porqué el público norteamericano se halla inmerso en la mitología cristiana. ”Es un icono fácil de decodificar”, dijo. “Puede que no te guste lo que Jesús representa, pero así lo ves como a un salvador, un revolucionario.”
Campbell reconoció que ella y su co-autor no son los primeros en hacer paralelos entre tecnología y religión. En los albores del siglo XX, Thomas Alva Edison y otros pioneros de la industria hidroeléctrica como el ingeniero canadiense Frederick Stark Pearson se convirtieron en legendarios héroes que anunciaban un nuevo mundo donde la luz generada por presas y turbinas daría a todos la tremenda posibilidad de hacer que la noche se convirtiera en día.
Inventaron algo que cambió nuestra forma de relacionarnos con el mundo exterior. Aún así, pese a su creatividad e ingenio, ellos también crearon la gigantesca corporación de servicios públicos que mediante componendas políticas y especulación bursatil generó la alianza entre Wall Street, Washington y las multinacionales que hoy opera en los cinco continentes. Luz y oscuridad que se repite en el caso del malogrado Steve Jobs y el gigante Apple, heraldo del sowftare propietario y de la innovación a precio de usura. O el paraíso sólo diponible para quien pueda un concepto que diseñan genios anónimos al servicio de esta matrix del siglo XXI llamada Apple. Aparte de abundantes historias de robos de patentes y maquinaciones financieras en la bolsa de Nueva York.
Matrix poderosa que crea ante sus usuarios una relación de divinización . “Los artefactos seculares impregnados de un significado religioso-sagrado”, dice el estudio hecho en Texas. Y eso es justo lo que consiguió el mesías de Mac, el difunto Steve Jobs.
Las religiones se caracterizan por una fe en una fuerza trascendente o en una divinidad superior. Suponen un conjunto básico de creencias, una comunidad de creyentes y un paquete de prácticas rituales. Hay comunidades de fans, como los inspirados por “Star Trek” o equipos deportivos que pueden proporcionar una experiencia de tipo religioso, aclaran los académicos de la universidad tejana.
La historia de Apple: un repositorio de imágenes religiosas y lingüísticas.
Estos dos investigadores señalan que los orígenes humildes de Steve Jobs hacen del primer garaje donde inició Apple una parábola del pesebre donde tuvo lugar el nacimiento de Jesús. Jobs volvió a Apple en 1997, después de dejarla en el año 1985, tal cual un espejo de Jesús y su largo silencio entre la niñez y los treinta años. Microsoft también tiene un papel en la historia, como el “satánico” enemigo del mesías. Pero entre los adoradores de la mac, cada nueva línea de Apple lanzada de noche en una de sus tiendas deviene una celebración religiosa. Así lo fue para miles de fans que esperaron afuera de las tiendas de la compañía en todo el mundo para ser los primeros en tener el iPhone o el iPad; un ritual de peregrinación que sin duda parece propio de devotos religiosos.
Debe tratase de trascendencia. De algo que va más allá de lo racional. A través de la tecnología, muchos anhelan convertirse en superhumanos, y mediante la comunidad Apple, se sienten parte de algo más grande que ellos mismos. Ser un usuario de Mac es parte de la identidad de una persona y todas las manzanas negras que se han visto en Twitter, todos los miles de tuits que verdaderamente sintieron la muerte del creador del iPhone revelan la naturaleza religiosa del asunto.
Leander Kahney, editor del blog Cult of Mac, sobre el universo Apple, y autor de un libro del mismo título, dijo que el grupo de intransigentes en el culto Mac es una minoría. Sin embargo, agregó, si existen matices religiosos en la comunidad de compardores y usuarios de Apple. ”Si te unes a una iglesia, te unes a una comunidad. Y cuando tu compras un producto de Apple, te estás uniendo a la comunidad de Apple”, concluyó.
Así como los nuevos miembros de la iglesia aprenden los mitos, ritos y valores de la congregación, los nuevos usuarios de Apple se inician en los mitos y rituales de la Mac con el apoyo de otros “creyentes”. Durante el auge de Microsoft , el famoso “imperio del mal”, algunos usuarios de Mac se atrincheraron en su decisión de apoyar los productos de Apple y le dieron un significado moral que ninguna otra lucha intracorporativa tuvo antes en la historia.
“Sin duda Mac convierte en parte de nuestra identidad. Es algo similar a decir:” Yo soy cristiano ‘”. Si dices “yo soy cristiano, ” la gente espera que tengas ciertos valores y si tu dices: ” Yo soy un usuario de Mac”, la gente espera que tengan esos valores de usuario Mac”.
El fetichismo del objeto, o una interpretación marxista del culto a la Mac
Pero más allá incluso de estas interpretaciones académicas, existe en la teología Mac algo que señala una fase final en la evolución del capitalismo occidental. Algo que señalara Karl Marx hace ya un siglo y medio. Se llama el fetichismo de la mercancía y lo menciona con singular lucidez en Das Kapital:
Marx utiliza el concepto de fetichismo de la mercancía para describir un “embrujo” que rodea a los bienes producidos bajo el sistema de producción capitalista. los productores producen en privado bienes y luego se vinculan con otros seres humanos a través de esos bienes. Según el fetichismo de la mercancía, los bienes se le aparecen al productor como una cosa, el valor de éstos preexiste. Es anterior y determinante del productor y de su proceso de producción. El productor se convierte entonces en un atributo del objeto producido, y éste último se vuelve sujeto. Y este objeto devenido “sujeto” es el que entabla relaciones “humanas” con otros objetos, al intercambiarse en el mercado. Este mundo “fetichizado” del capitalismo es un mundo que transforma lo cualitativo en cuantitativo, iguala todo y compara todo.
No se puede despertar del fetichismo de la mercancia, a diferencia de lo que pasaba con la ideología. Las formas de pensar signadas por este efecto no son un engaño. Marx señala que son objetivas, socialmente válidas, y que caracterizan al modo de producción. Y esa intución genial sobre el capitalismo como religión sustituta donde la mercancía es el centro de adoración y el regulador de las relaciones sociales se aplica perfectamente al mundo Mac que creara Steve Jobs.
“La modernidad puede ser definida en consecuencia como ‘el mundo dominado por sus fantasmagorías’ (…). El colectivo social vive preso de sus fantasmagorías y no ha despertado aún de su relación inconsciente, onírica, con la historia y el conjunto social. El mundo de deseos que rodea a la mercancía en el presente y que es esencial para la publicidad y el sostenimiento del consumismo acompaña así el mantenimiento en un estado de ensueño de la colectividad social, y significa un arruinamiento de la carga utópica de las imágenes de deseo del siglo XIX, en tanto que promueve la promesa de que el ansia de gratificación, plasmada en tales imágenes, se satisface a través de la adquisición de la mercancía”
El triunfo completo del capitalismo suplantó todas las viejas religiones y las ideologías que quisieron poner un freno al nuevo mundo que anunciaban las coporaciones a principios del siglo XX. La lucha duró un siglo y venció la mercancía como fetiche, adorada por millones que lloran la muerte del creador de la máquina que nunca falla.
Si existe una religión y Steve Jobs fue su profeta. Pero Pateando Piedras practica un cierto ateismo por más que también usemos la MacBook Air.
Notas
(1) Campbell, H. & LaPastina, A. (2010). How the iPhone became divine: Blogging, religion andintertextuality. New Media and Society. 12(7), 1191-1127.
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