Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 5 de mayo de 2012

Cartagena, más allá del escándalo del Servicio Secreto- APUNTES POSTSOVIETICOS-

Cartagena, más allá del escándalo del Servicio Secreto
Noam Chomsky
Foto
Dania Suárez, una de las mujeres involucradas en el escándalo de los agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos, ocurrido en la pasada cumbre de Cartagena, Colombia, da una entrevista a una estación de radio desde EspañaFoto Ap
 
          Aunque acompañada por el escándalo del Servicio Secreto, la Cumbre de las Américas del mes pasado en Cartagena, Colombia, fue un acontecimiento de gran importancia. Hay tres razones principales: Cuba, la guerra contra el narcotráfico y el aislamiento de Estados Unidos.
Un titular en el Jamaica Observer decía: Cumbre muestra en qué medida se ha desvanecido la influencia yanqui. El artículo reporta que los grandes puntos en la agenda fueron el lucrativo y destructivo comercio de drogas y cómo los países de toda la región podían reunirse mientras excluían a una nación, Cuba.
Las reuniones terminaron sin acuerdo debido a la oposición de Estados Unidos a esos asuntos: una política de despenalización de la droga y la proscripción de Cuba. El continuo obstruccionismo estadunidense bien podría conducir al desplazamiento de la Organización de Estados Americanos por la recientemente formada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, de la cual se excluye a Estados Unidos y Canadá.
Cuba estuvo de acuerdo en no asistir a la cumbre porque de otro modo Washington la habría boicoteado. Pero las reuniones pusieron en claro que la intransigencia estadunidense no sería tolerada mucho tiempo. Estados Unidos y Canadá estuvieron solos en la prohibición de la participación cubana, con base en las violaciones de los principios democráticos y los derechos humanos que comete Cuba.
Los latinoamericanos pueden evaluar estas denuncias desde la perspectiva de una amplia experiencia. Están familiarizados con el historial estadunidense sobre derechos humanos. Cuba ha sufrido especialmente por los ataques terroristas y el estrangulamiento económico estadunidenses, como castigo por su independencia; su exitoso desafío a las políticas estadunidenses que se remontan a la Doctrina Monroe.
Los latinoamericanos no tienen que interpretar la erudición estadunidense para reconocer que Washington apoya a la democracia sí, y sólo sí, se ajusta a los objetivos estratégicos y democráticos y, aún cuando así sea, favorece formas limitadas y verticales de cambio democrático que no corran el riesgo de alterar las estructuras tradicionales de poder con las cuales Estados Unidos se ha alineado desde tiempo atrás ... (en) sociedades bastante poco democráticas, como lo expresó el experto neo-reaganista Thomas Carothers.
En la cumbre de Cartagena, la guerra contra el narcotráfico se convirtió en tema clave en la iniciativa del recién elegido presidente guatemalteco general Pérez Molina, a quien nadie confundiría con un liberal bondadoso. Se le unieron el anfitrión de la cumbre, el presidente colombiano Juan Manuel Santos y otros.
La preocupación no es nada nuevo. Hace tres años, la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia publicó un informe sobre la guerra contra las drogas elaborado por los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso de Brasil, Ernesto Zedillo de México y César Gaviria de Colombia, el cual pedía la despenalización de la mariguana y abordar el uso de drogas como un problema de salud pública.
Mucha investigación, incluyendo un estudio de 1994 de la Rand Corporation ampliamente citado, ha mostrado que la prevención y el tratamiento son considerablemente más efectivos en costos que las medidas coercitivas que reciben la mayor parte del financiamiento. Esas medidas no punitivas también son, por supuesto, mucho más compasivas.
La experiencia se ajusta a estas conclusiones. Por mucho, la sustancia más letal es el tabaco, que también mata a los no usuarios en una tasa elevada (tabaquismo pasivo). El uso ha declinado significativamente entre los sectores más educados, no por la penalización sino como resultado de cambios en el estilo de vida.
Un país, Portugal, despenalizó todas las drogas en 2001; lo que significa que siguen siendo técnicamente ilegales pero son consideradas violaciones administrativas, excluyéndolas del terreno criminal. Un estudio del Instituto Cato realizado por Glenn Greenwald encontró que los resultados son un rotundo éxito. En este éxito radican lecciones evidentes que deberían guiar los debates sobre políticas de drogas en todo el mundo.
En drástico contraste, los procedimientos coercitivos de la guerra estadunidense contra las drogas en 40 años no han tenido virtualmente efecto alguno en el uso o el precio de las drogas en Estados Unidos, pero sí causaron estragos en todo el continente. El problema radica principalmente en Estados Unidos: tanto la demanda (de drogas) como la oferta (de armas). Los latinoamericanos son las víctimas inmediatas, pues sufren niveles alarmantes de violencia y corrupción, y la adicción se está extendiendo en las rutas de tránsito.
Cuando se siguen políticas durante muchos años con dedicación incesante, aunque se sabe que fracasan en términos de los objetivos proclamados, y se ignoran sistemáticamente las alternativas que es probable que sean mucho más efectivas, surgen naturalmente dudas sobre los motivos. Un procedimiento racional es explorar las consecuencias predecibles. Estas nunca han sido poco claras.
En Colombia, la guerra contra las drogas ha sido una delgada pantalla para la contrainsurgencia. La fumigación –una forma de guerra química– ha destruido cultivos y rica biodiversidad, y contribuye a desplazar a millones de campesinos pobres a las barriadas urbanas, abriendo vastos territorios a la minería, la agroindustria, los ranchos y otros beneficios para los poderosos.
Otros beneficiarios de la guerra contra el narcotráfico son los bancos que lavan cantidades enormes de dinero. En México, los principales cárteles de la droga están involucrados en 80 por ciento de los sectores productivos de la economía, según investigadores económicos. Hechos similares ocurren en otras partes.
En Estados Unidos, las víctimas principales han sido los varones afroamericanos, y cada vez más las mujeres y los hispanos; en suma, los que se volvieron superfluos debido a los cambios económicos instituidos en los años 70, que trasladaron la economía hacia el sector financiero y la producción al extranjero.
Gracias en gran medida a la altamente selectiva guerra contra las drogas, las minorías son enviadas a prisión; el factor principal en el aumento radical de los encarcelamientos desde los 80 que se ha convertido en un escándalo internacional. El proceso se asemeja a una limpieza social en los estados clientes de Estados Unidos en Latinoamérica, que se deshace de los indeseables.
El aislamiento de Estados Unidos en Cartagena nos lleva a otros acontecimientos trascendentales de la década pasada, a medida que Latinoamérica ha empezado, al fin, a liberarse del control de las grandes potencias, e incluso a abordar sus espantosos problemas internos.
Latinoamérica ha tenido desde hace tiempo una tradición de jurisprudencia liberal y rebelión contra la autoridad impuesta. El nuevo trato se inspiró en esa tradición. Los latinoamericanos podrían inspirar una vez más el progreso en los derechos humanos en Estados Unidos.
(El nuevo libro de Noam Chomsky es Making the future: occupations, interventions, empire and resistance, una colección de sus columnas para The New York Times Syndicate. Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts en Cambridge, Massachusetts.)


Apuntes Postsoviéticos
Fricciones
Juan Pablo Duch
 
        La convivencia de las vecinas repúblicas centroasiáticas de la antigua Unión Soviética dista de ser idílica y las fricciones entre sus autoritarios gobernantes amenazan, por momentos, con derivar en un conflicto armado.
Al borde de la guerra estuvieron hace poco Uzbekistán y Tayikistán, a raíz de la crisis energética que provocó la suspensión del suministro de gas natural uzbeko, la cual afectó sobre todo a las empresas tayikas más importantes.
Éstas son el único consorcio de aluminio en Asia central, Talko –que da trabajo a una ciudad de 30 mil habitantes y surte a unas 40 empresas más pequeñas y centrales hidroeléctricas–, y Tayiktsement, cuya producción completa se usa en obras de la presa de Rogun.
La construcción de esta última –además de la animadversión personal entre el uzbeko Islam Karimov y el tayiko Emomali Rajmon, los presidentes de ambas naciones, y las disputas territoriales–, es el origen de la actual tensión entre estos dos países.
Tayikistán, que ya exporta electricidad a países vecinos, considera prioritario levantar la nueva hidroeléctrica en Rogun, la cual tendrá la represa más alta del mundo a 335 metros y un embalse con capacidad para almacenar 13 kilómetros cúbicos de agua.
Los habitantes de la región están en desacuerdo con la obra debido a que muchos lugares, sagrados para ellos, quedarán bajo el agua, pero la oposición más fuerte proviene de Uzbekistán, que teme un daño irreparable al medio ambiente y un desastre natural.
Tashkent denuncia que Dushambé tiene la intención de cortar el río Vajsh, afluente del Amudariá, sin esperar el dictamen de una comisión internacional de expertos, acusación que rechaza el gobierno tayiko al asegurar que el año próximo se conocerán las conclusiones de los especialistas del Banco Mundial, a cargo de la investigación.
Entre tanto, Uzbekistán comenzó a desmontar las vías férreas que conducen al sur de Tayikistán, donde viven unas 3 millones de personas que podrían quedar aisladas sin ferrocarril, después de cortar el tráfico de mercancías hacia territorio tayiko por la voladura de un puente, calificada por el gobierno uzbeko de atentado terrorista.
Entre las controversias fronterizas, Uzbekistán busca consolidarse en el embalse de Farjad en el río Syrdariá, lo que Tayikistán denomina intento de anexión de parte del territorio tayiko.
Con la reciente reanudación del suministro de gas natural, se evitó una guerra, pero es claro que la relación bilateral entre Uzbekistán y Tayikistán podrá normalizarse sólo cuando cambien sus vitalicios gobernantes.

Thomas S. Kuhn: 50 años de la estructura de las revoluciones científicas
Julio Muñoz Rubio
R
asgo importante de nuestra cultura es la utilización del sistema decimal. De ella se deriva la costumbre, casi obsesiva, de dar realce a los acontecimientos ocurridos en fechas que recuerden ese sistema decimal: décadas, siglos o milenios, como si el hecho de que se cumplan 100 años de algún acontecimiento lo hiciera superior por sí mismo a que si cumpliera 13, 87 o 122.
Esta costumbre es tan autoritaria que no nos queda más remedio que acudir a ella como excusa para escribir un artículo. Si recordamos lo ocurrido hace 50 años podremos preguntarnos: ¿Qué vale la pena recordar? Hace 50 años los Beatles grabaron su primer single, José Revueltas publicó su Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, Brasil ganó su segundo campeonato mundial de futbol, Fidel Castro emitió la Segunda declaración de La Habana y además, salió publicado en Estados Unidos un libro que estaría destinado a revolucionar nuestras visiones de la dinámica y la naturaleza misma de la ciencia: se trata de La estructura de las revoluciones científicas, de Thomas S. Kuhn (1922-1996), profesor de las universidades de Harvard y Berkeley. En opinión de muchos, esta es la obra más importante de la filosofía de la ciencia en el siglo XX.
En realidad, esta obra tiene el mérito de integrar con excepcional coherencia la filosofía, la historia y la sociología de la ciencia. Explicado de manera extraordinariamente sucinta, Kuhn postuló que la historia de la ciencia se puede entender como la historia de lo que llamó paradigmas. Alrededor de todo paradigma se organiza la actividad de una comunidad científica, la cual, durante largos lapsos, trabaja sobre lo que Kuhn llamó ciencia normal. Esta ciencia no apunta a descubrir grandes verdades ni construir nuevas teorías, sino a apuntalar las ya existentes y los paradigmas en los que se inscribe, mediante experimentos en zonas muy localizadas y produciendo conocimiento altamente especializado. Es el descubrimiento de anomalías del paradigma, dentro de esta ciencia normal, lo que impulsa a la construcción de hipótesis ad hoc. Aunque un paradigma pueda sufrir ataques y daños a raíz del descubrimiento de las anomalías, no se verá seriamente amenazado si el número de éstas no es muy grande, si las hipótesis ad hoc resuelven satisfactoriamente los problemas generados por las anomalías o si éstas no cuestionan los elementos centrales del paradigma. Sin embargo, una eventual proliferación de anomalías producirá unos daños de mayor consideración en el citado paradigma, de manera que los esfuerzos para defenderlo que pueda hacer la comunidad científica organizada alrededor de aquel serán cada vez mayores, pueden llegar a agotarse y, en ese caso, se producirá una situación de crisis, en la que el paradigma citado no se pueda sostener más, pero no exista otro que lo sustituya. Es la aparición de un nuevo paradigma lo que resuelve esta crisis, reorganizando a las comunidades científicas y el conjunto de la producción científica en el campo del nuevo paradigma.
La obra de Kuhn recibió críticas, en parte porque se consideró que nunca alcanzó a caracterizar claramente el término paradigma. Sin embargo, puso el dedo en la llaga al señalar que:
1. La ciencia no es construida por científicos en lo individual, gracias a sus talentos personales, sino que es una empresa social impulsada por grupos de científicos, articulados como comunidades, que defienden un determinado paradigma.
2. La ciencia no progresa en función de una simple acumulación lineal de conocimientos, como lo pretendían tanto el positivismo como el falsacionismo de Popper, sino por medio de cortes, revoluciones de cada una de las cuales surge un nuevo campo de conocimiento, frecuentemente inconmensurable con el anterior.
3. En la ciencia existen numerosos elementos de irracionalidad, sicológicos y sociológicos (fama, prestigio, recursos económicos, etcétera), que se contraponen a los procedimientos racionales utilizados en los laboratorios, congresos, textos, etcétera, pero que contribuyen tanto o más que los racionales a construir y dinamizar la ciencia.
4. En función de la presencia de estos elementos de irracionalidad, se debe descartar la idea de que la ciencia siempre e invariablemente está libre de insumos ideológicos.
Toda obra del alcance de la de Kuhn generará polémicas. Quizás una de sus fallas más grandes está en que a pesar de poner un fuerte énfasis en el componente sociológico de la ciencia, no llegó a reparar en la fuerte inserción que ésta tiene en la estructura de clases de la sociedad. A pesar de ello, la obra de Kuhn, a 50 años de su publicación, sigue siendo un referente obligado en cualquier estudio de teoría de la ciencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario