Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 7 de mayo de 2012

Viraje en Francia- American Curios- La migración disminuye pero las remesas crecen

Viraje en Francia
 
        La victoria del socialista François Hollande en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas ayer en Francia trasciende con mucho las fronteras de ese país, y adquiere, en la presente circunstancia de crisis sin fondo y ajustes salvajes impuestos a las poblaciones del viejo continente un significado alentador. El primer hecho destacable del resultado comicial es que la ciudadanía francesa ha votado, en forma mayoritaria, por una propuesta distinta a la receta que la Unión Europea –bajo la influencia directa de la canciller alemana, Angela Merkel– ha venido imponiendo en Grecia, Italia, España y otros países: austeridad, recesión, destrucción de derechos, demolición de los servicios de educación, salud y vivienda. “La austeridad –ha dicho Hollande– no puede ser una condena”, y esa frase resume la clave principal de su victoria.
Ciertamente, el candidato derrotado, el aún presidente Nicolas Sarkozy, puso mucho de su parte para ayudar al triunfo de su rival. Durante cinco años el ahora derrotado ejerció el poder público con autoritarismo, extrema insensibilidad social, frivolidad y mezquindad, y con ello provocó la erosión de su propia causa, erosión que quedó de manifiesto en la primera ronda de los comicios, el pasado 22 de abril, cuando resultó segundo, por detrás de Hollande. En las dos semanas siguientes, el mandatario aseguró su derrumbe cuando intentó cortejar el voto xenófobo y racista de la extrema derecha, representada por el Frente Nacional (FN), que en aquella ocasión quedó como tercera fuerza, con 18 por ciento de los sufragios. Esa táctica, lejos de acortar el estrecho margen que lo separaba del aspirante socialista (1.5 por ciento de los sufragios), terminó por ampliarlo.
Con base en lo anterior, puede considerarse que el rechazo mayoritario a Sarkozy es también una saludable respuesta del electorado francés contra las posiciones intolerantes y fóbicas de la derecha y la extrema derecha, y una reafirmación de los viejos valores republicanos: libertad, igualdad y fraternidad.
Hollande logró, a lo que puede verse, atraer a la enorme mayoría del electorado que en abril se manifestó por las opciones de izquierda que concurrieron a la primera vuelta (empezando por las que encabezaron Jean-Luc Mélenchon y la ambientalista Eva Joly), así como a la mayor parte de quienes habían sufragado por el centrista François Bayrou (más de 9 por ciento) e incluso a cierto porcentaje de los votantes del FN, acaso esa porción de ciudadanos que respaldaron a la extrema derecha no por afinidad ideológica, sino por desesperación ante la crisis. De lo anterior puede inferirse que el voto por Hollande ha sido mucho más plural que el obtenido por Sarkozy. La próxima presidencia francesa tendrá, en consecuencia, un respaldo inicial equilibrado y diverso.
Buena necesidad de ello tiene el próximo presidente, cuando Europa padece la crisis económica más grave de las pasadas ocho décadas y cuando se requiere de unidad nacional para hacer frente y equilibrar las políticas económicas devastadoras que los centros de poder mundial tratan de imponer a las naciones de ese continente.
En contraste con lo ocurrido en Francia, en Grecia el descontento generalizado por los sacrificios dictados desde Bruselas y Berlín no derivó en el fortalecimiento de una opción sólida de gobierno sino, para bien y para mal, en la atomización política y en la debacle de las tradicionales fuerzas partidistas: el Socialista Panhelénico (Pasok) y la derechista Nueva Democracia, los cuales defienden los planes de ajuste llegados desde el exterior, quedaron reducidos a la condición de minorías, lo que conducirá a un periodo de arduas y delicadas negociaciones parlamentarias para construir coaliciones de gobierno mínimamente viables. El dato positivo de la jornada fue el alto caudal de sufragios obtenido por la Coalición de Izquierda Radical (Syriza, casi 16 por ciento), en tanto que el toque preocupante es el ascenso de los neonazis de Aurora Dorada (6.8).
A su manera, Alexis Tsipras, líder de Syriza, repitió en Atenas lo dicho por Hollande en París: Los pueblos de Europa no pueden sobrevivir así; Angela Merkel debe entender que la austeridad no conduce a ningún sitio. Con estilos y énfasis distintos, ambos han dicho, en esencia, lo mismo. Cabe esperar que su postura sea escuchada y adoptada por más políticos en Europa, que la superación de la crisis deje de cifrarse en el rescate de los grandes capitales y que los gobiernos coloquen, como la primera de sus prioridades, la necesidad y el interés de las poblaciones.


American Curios
¿Apenas empieza?
David Brooks
Foto
Estamos perdiendo la paciencia con la opresión, nos vamos a levantar, estamos hartos del futuro que nos ofrecen, estamos perdiendo la fe en este sistema, palabras de un ocupa en Wall StreetFoto Mike Fleshman
 
            Estoy aquí porque quiero acabar con el imperialismo, le contesta un manifestante de Ocupa Wall Street a un reportero de un noticiero de televisión local de Nueva York que preguntaba sobre la amplia gama de temas que congregaron a miles el 1º de mayo. ¿Y cómo va eso?, le preguntó el reportero audaz. Bastante bien, le respondió el joven afroestadunidense con amplia sonrisa.
De repente aquí se vale afirmar cosas que antes estaban fuera del debate público –hasta lo que se oye ingenuo e inocente, como cambiar el mundo/país, derrotar el imperialismo, luchar por justicia, dignidad, paz y libertad. El debate, hasta hace poco, era reducido a propuestas pragmáticas y peticiones bien elaboradas que se presentan ante los poderosos, quienes, con todo gusto, escuchaban e invitaban a foros, talleres y seminarios para abordar todos los temas, y así dar la impresión de que en este país el juego está abierto a todos (si se portan bien).
Pero al surgir el movimiento Ocupa –como ocurrió con la rebelión popular en Wisconsin hace unos meses y, unos años atrás, con las movilizaciones masivas de inmigrantes o con el movimiento altermundista que surgió en Seattle– tembló la cúpula por la sola razón de que los opositores decidieron no jugar en el tablero oficial, o sea, rehusaron jugar el juego y aceptar sus reglas.
Ocupa está de regreso, fue el titular en medios por todo el país, en voces esperanzadas de jóvenes y veteranos de luchas sociales, en voces alarmadas por algunas autoridades, después de que decenas de miles respondieron a la convocatoria de Ocupa Wall Street a festejar un día por el 99 por ciento el 1º de mayo, y con ello rescatan los fantasmas de la historia de los rebeldes de este país, incluidos los inmigrantes de hace un siglo y los de hoy. Expulsado de sus campamentos y de las primeras planas durante el invierno, Ocupa mostró que sigue ocupando parte del debate nacional.
Estas voces no reaparecieron sólo por un día; están por todas partes todo el tiempo o, como ellos dicen, todo el día, toda la semana, ocupa Wall Street. Y ahí mero, en Wall Street, se oyen todos los días nuevas palabras. “Soy un ocupa, soy el jardinero, soy el estudiante, soy el gay… Soy un ocupa, muéstrame respeto. Yo deseo que muera todo este sistema corrupto”, se escucha de boca de un joven en las escalinatas del monumento a Washington frente a la Bolsa de Valores en Nueva York, mezcla de poema y discurso (después se descubre que sus padres fueron militares que murieron en Afganistán). A su lado, otro afirma ante una bola de turistas y empleados: estamos perdiendo la paciencia con la opresión, nos vamos a levantar, estamos hartos del futuro que nos ofrecen, estamos perdiendo la fe en este sistema, y otra voz advierte: no es aceptable la complacencia en una crisis, y denuncia los efectos de los medios y los juegos de video, y los Facebook y más, sañalando que éstas son las armas de distracción masiva. Todo esto desde lo que llaman la jaula de libre expresión, una sección bordada por barreras de metal donde las autoridades permiten no más de 25 manifestantes para su libre expresión en esta zona, donde todos los días jóvenes y viejos recitan estos mensajes.
Algunos dicen, incluso aliados progresistas, que todo está escasamente enfocado, muy idealista, muy disperso y que no puede llegar muy lejos. Pero parece que para las cúpulas es alarmante y potencialmente peligroso.
El despliegue masivo de policías en decenas de ciudades el 1º de mayo de nuevo ofreció comprobación visible. Pero también lo muestran las alertas emitidas por varias empresas y organizaciones, advirtiendo sobre posibles amenazas a la tranquilidad pública. Por ejemplo, el servicio de seguridad de la sede mundial de la Organización de Naciones Unidas en Nueva York emitió una alerta a sus miles de empleados: “manifestantes de Ocupa Wall Street están llamando a que los trabajadores realicen una huelga general (el primero de mayo)… y también solicitan que estudiantes se sumen a su protesta y boicoteen clases ese día. Además, la policía de Nueva York ha alertado que podría haber planes para interrumpir el tráfico en algunos de los puentes, túneles y ferries…” ¡Uy, qué susto!
¿Qué provoca tal alarma? El hecho es que todos, TODOS, saben que el mensaje básico de Ocupa es innegable: el 1 por ciento ha concentrado la riqueza a un nivel sin precedente desde 1928, mientras 99 por ciento de la población –y sobre todo los trabajadores– han visto el fin de lo que se llamaba el sueño americano. Por eso, el vocabulario introducido por Ocupa se ha vuelto parte del diálogo nacional a todos los niveles y se ha integrado en los medios, en la política, en la academia, en todas partes, desde la Casa Blanca hasta esquinas olvidadas del país.
Noam Chomsky afirma que Ocupa es la primera respuesta organizada a la guerra de clase y la guerra contra los jóvenes también, librada por la cúpula empresarial durante los últimos 30 años a través de las políticas neoliberales en Estados Unidos, las mismas que se aplicaban al tercer mundo, y que justo lo que comparte Ocupa con la primavera árabe es que ambos son respuestas a las repercusiones de los programas neoliberales.
Algunos dicen que todo esto se está dispersando y no tiene futuro por no jugar sobre el tablero de la política nacional; otros dicen que el futuro depende de que este movimiento logre transformar ese tablero. Podría ser el fin, pero también, como dicen algunos, podría ser sólo un aviso de que el inicio se está acercando.

La migración disminuye pero las remesas crecen
Arturo Balderas Rodríguez
 
        El Banco de México informó recientemente que el envío de remesas de los mexicanos que trabajan en Estados Unidos aumentó 1.4 por ciento en los pasados 12 meses. Por otro lado, la organización estadunidense PEW dio a conocer que la migración de México a EU había decrecido en ese mismo periodo, y la población de origen mexicano se estabilizó aproximadamente en 12 millones de personas. Cabe preguntarse: ¿cómo es posible que la migración disminuya y las remesas aumenten?
Las razones pueden ser varias y seguramente algunos estudios darán cuenta de ellas. Por lo pronto, vale apuntar alguna de las posibles razones de esta aparente contradicción. De acuerdo con la información del Departamento de Migración de EU, el número de visas otorgadas a personas procedentes de México llegó a un millón en el año 2010. Por un lado la migración documentada aumentó y, por el otro, la indocumentada disminuyó. Debido a que quienes tienen documentos para trabajar perciben mayor salario que quienes carecen de documentos, el volumen de ingresos en esos sectores aumentó en términos absolutos, aunque el número de trabajadores haya disminuido en términos relativos. Otro elemento que complementa este fenómeno es que 220 mil mexicanos residentes en EU adquirieron la ciudadanía estadunidense entre 2006 y 2010, de acuerdo con la información del Departamento de Estado. Es probable que esos nuevos ciudadanos también hayan recibido autorización para internar a EU a algún miembro de su familia con autorización para trabajar, lo que a final de cuentas significó un aumento en el ingreso familiar y la posibilidad de enviar una mayor cantidad de dinero a México.
Otra razón del aumento de las remesas es que de los cuatro millones de empleos que se han recuperado desde la recesión, dos millones han sido para los hispanos, según un informe del BBVA. Es muy factible que esos empleos se hayan recuperado en los sectores agrícola y de servicios que son en los que tradicionalmente se contrata a trabajadores provenientes del sur de la frontera.
En todo caso, se antoja difícil sostener, como lo hizo el presidente Felipe Calderón, que la migración de México a EU ha disminuido debido a que la situación económica de la población más empobrecida del país ha mejorado. No obstante el crecimiento de la economía mexicana, las evidencias muestran que ese crecimiento no se refleja en la mejoría de la mayor parte de los mexicanos. Un fenómeno similar ha estado sucediendo en EU, que lentamente se empieza a recuperar de la profunda crisis económica que afectó al mundo entero. Menos de 10 por ciento de la población se ha beneficiado de esa recuperación, lo que ha propiciado que la concentración del ingreso haya llegado a extremos inauditos. La diferencia con México, donde también hay una concentración extrema de la riqueza, es que la situación de quienes viven en la pobreza en nuestro país es, por mucho, de mayor precariedad.

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