Oro para México
Molesta a algunos aficionados por #YoSoy132 en el Ángel
Los gritos de júbilo se mezclaron con las consignas contra Peña y el PRI
Decenas de aficionados dieron rienda suelta a la emoción por la conquista de la anhelada medalla de oroFoto Roberto García Ortiz
Alejandro Cruz Flores
Periódico La Jornada
Domingo 12 de agosto de 2012, p. 5
Domingo 12 de agosto de 2012, p. 5
En el Ángel de la Independencia no sólo se oyeron gritos de júbilo por la medalla de oro obtenida por México en el fútbol durante los Juegos Olímpicos de Londres 2012. También se escucharon consignas contra el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y su candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, que lanzaron integrantes de distintas asambleas del movimiento #YoSoy132.
Fueron poco más de 100 estudiantes que se instalaron junto a quienes daban vueltas alrededor del monumento, ubicado en Paseo de la Reforma. Portaban una gran manta con letras rojas con la leyenda
No a la imposición, y sus gritos de
México, sin PRIy
Peña no ganó, el IFE lo ayudó, se mezclaron con los vítores a la selección mexicana de futbol de miles de personas que llegaron al lugar desde las 11 horas.
La presencia de los #Yosoy132 causó molestia entre algunos de los aficionados que hacían sonar trompetas y se lanzaban espuma entre sí, mientras gritaban
olé, olé, olé, campeón, campeón, al grado de que uno de ellos rompió la pancarta, acción que tuvo como respuesta, exclamaciones de
No violencia, no violencia.
Como pudieron, los manifestantes rearmaron su manta y continuaron con las consignas:
olé, olé, olé, fraude, fraude,
queremos escuelas y no telenovelas,
queremos hospitales y no más militares, por más de una hora.
Jovenes del movimiento #YoSoy132 se manifestaron en contra del PRI durante los festejos en el Ángel de la IndependenciaFoto Yazmín Ortega Cortés
En eso, un hombre empujó a una de las manifestantes, lo que provocó que durante unos minutos ambos bandos se enfrascaran en insultos, hasta que de nueva cuenta se volvió a escuchar el grito de
no violencia, no violencia.
Ante esta situación, los estudiantes se retiraron del lugar para sumarse a la marcha que en ese momento otros de sus compañeros e integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas realizaban rumbo a la residencia oficial de Los Pinos.
Es una protesta social, los ojos del mundo están puestos en estos momentos (aquí) y el mundo tiene que conocer del fraude que se cometió, que se vea el descontento, porque nunca un candidato había sido tan repudiado, dijo Luis Molotla, estudiante de Derecho de la UNAM.
Los manifestantes comenzaron a retirarse entonando el Himno Nacional y el Cielito Lindo, mientras que algunos aficionados les gritaban
fuera, fuera, pero también hubo quienes a su paso les aplaudieron y levantaron su dedo pulgar como muestra de apoyo a su movimiento.
Según fuentes policiacas más de 30 mil personas se reunieron en torno al Ángel de la Independencia y hasta pasadas las 18 horas se logró abrir la vialidad, momento en que comenzó a llover copiosamente. La Secretaría de Seguridad Pública reportó saldo blanco.
Nueva etapa migratoria
Jorge Durand
Los ritmos de la migración mexicana suelen moverse de manera pendular cada 20 años aproximadamente. La cadencia la marcan las reformas legislativas estadunidenses en las leyes migratorias o las coyunturas económicas, sean éstas de auge o de crisis. Desde el lado de los migrantes estas fases hay que leerlas como demanda urgente de trabajadores o contracción del mercado y las consecuentes deportaciones.
Esta última fase se caracteriza por una doble dinámica. Como consecuencia de la legalización se incrementan los procesos de reunificación familiar (formales e informales), aumentan notablemente las naturalizaciones y se genera el asentamiento definitivo y familiar en Estados Unidos. De manera paralela hay un flujo masivo de migrantes irregulares, se incrementan los costos y los riesgos del cruce fronterizo debido a la militarización de la frontera, lo que da como resultado el alargamiento de la estancia: los migrantes no regresan, lo que aumenta el volumen total que se queda en el otro lado.
El resultado final es una comunidad bipolar. Por una parte migrantes legales, integrados, muchos de ellos naturalizados, con buenos trabajos, que pueden viajar libremente y venir de visita a México. Por otra, migrantes irregulares, familias mixtas con hijos nacidos en México y otros en Estados Unidos (unos con derechos y otros sin ellos), que deben competir en un mercado de trabajo saturado y de bajos salarios, se sienten perseguidos, no pueden viajar al interior de Estados Unidos, no tienen licencia de manejo y no pueden regresar a México.
Esta fase ha sido realmente complicada y se dieron muchos sucesos relevantes. En 1993 y 1994 empezaron las operaciones Bloqueo y Guardián, lo que da inicio al proceso de militarización de la frontera y al cambio de las rutas migratorias. En 1996 se promulga otra reforma migratoria (IIRAIRA), que quita derechos a migrantes y residentes y otorga facultades a los estados para intervenir y legislar en asuntos migratorios. Con el ataque terrorista de 2001 el tema migratorio pasa a ser parte de la agenda de seguridad nacional y la frontera es un factor clave de la política antiterrorista. En el 2003, con Bush, el muro empieza a crecer y en el interior se incrementan las redadas en los centros de trabajo.
En 2006 se propone la ley Sensembrenner, de claro corte antimigrante, y da como respuesta la salida masiva a las calles de cerca de 3 millones de personas, que tumban la ley. Pero entre los legisladores se cierra la posibilidad a toda reforma migratoria y con leyes secundarias va en aumento el control fronterizo y la persecución en el interior de Estados Unidos.
La fase bipolar que comenzó en 1986 concluyó en 2007, cuando la migración mexicana llegó a su tope máximo con 12 millones de migrantes nacidos en México, de los cuales 6.5 millones eran indocumentados. En 2008 la tendencia empieza revertirse y a bajar de manera clara y consistente por cinco años consecutivos. Hasta el punto de que se estima que se ha llegado a un saldo migratorio cero. Es decir, que las entradas subrepticias, que se siguen dando, se compensan con las deportaciones.
El 2008 empezó la nueva fase migratoria, de manera paralela al primer gobierno de Barack Obama; es una etapa que todavía está por definirse, pero que ya ha dejado probar su sabor agridulce, al igual que la presente administración. El detonador para el cambio de fase migratoria lo marca el inicio del declive de la migración mexicana y la crisis económica que se inicia en 2008 en Estados Unidos y luego repercute de manera global, muy especialmente en Europa.
Con Obama se agudiza la persecución a migrantes, las deportaciones y se multiplican los centros de detención. En 2009 se hace otra reforma legal cuando se promulga la nefasta 287g que procura fondos a los estados y los condados para instalar centros de detención para migrantes y permite realizar convenios entre la migra (ICE) y las policías locales para detener a personas que no tienen documentos.
La crisis económica y el incremento del desempleo fueron el combustible ideal para que se lanzara con todo una campaña antimigrante. De nada valieron las cifras y los datos duros que empezaban a difundirse, afirmando que la migración mexicana no sólo había dejado de crecer, sino que había empezado a bajar de manera significativa.
En ese contexto, se promulga en el año 2010 la Ley Arizona SB1070, que es un instrumento legal que le otorgaría amplios poderes discrecionales a las policías para detener a cualquier sospechoso de ser un inmigrante indocumentado. Luego le siguen una serie de réplicas a la Ley Arizona en Alabama, Utah, Carolina del Norte y otros estados.
Finalmente en 2012 se logran algunos triunfos parciales: se limitan seriamente las pretensiones de la Ley Arizona y sus réplicas, se da un decreto del Ejecutivo que impide la deportación de jóvenes estudiantes (Dream Act) y, a nivel estatal, se dan legislaciones de apoyo a los migrantes, como en Chicago, que se declara como ciudad santuario para los migrantes.
Como quiera, esperábamos que la nueva fase migratoria empezara con una reforma integral y un proceso de regularización. No ha sido tal. Si la cadencia del ritmo migratorio fuera un destino fatal, nos quedan 20 años más para seguir en el empeño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario