Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 1 de marzo de 2012

Los indignados vuelven a las calles- Correa frente a la dictadura mediática- Un asunto de dedos

Los indignados vuelven a las calles
Reviven en más de 70 ciudades de EU protestas contra la protección del Estado a las grandes empresas
En NY, decenas de policías vigilaban accesos al rascacielos del Bank of America
Monsanto y Walmart, otros blancos de quienes denuncian la avaricia del capital
Foto
Integrantes de Ocupa Wall Street retomaron ayer las protestas en diferentes ciudades de Estados Unidos. La imagen en pleno centro de Nueva York, frente al edificio de Bank of AmericaFoto Mike Fleshman
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 1º de marzo de 2012, p. 2
 

       Nueva York, 29 de febrero. Decenas de policías establecieron un perímetro de seguridad y colocaron equipos de uniformados frente a cada entrada para proteger el masivo rascacielos sede del Bank of America, en la esquina de la Sexta Avenida y Calle 42, en pleno centro de Nueva York, mientras motocicletas, motonetas, camionetas y patrullas vigilaban cada acceso.
Obviamente, esta poderosa empresa financiera nacional enfrentaba una grave amenaza, a juzgar por el nivel de protección oficial. Y ahí estaba el peligro: un grupo de jóvenes desarmados encabezado por payasos y mimos.
Como suele suceder, pareciera que las autoridades y los ejecutivos cooperaron con Ocupa Wall Street para crear justo la imagen deseada por los activistas: el Estado defendiendo al gran capital contra gente que demanda justicia económica y democracia.
Esta fue una de ls múltiples acciones en decenas de ciudades de Estados Unidos (los organizadores afirman que en más de 70) convocadas por el movimiento Ocupa este día, para denunciar la avaricia empresarial y los nexos entre las grandes firmas y los legisladores estatales y nacionales para promover leyes en su favor y a espaldas del pueblo.
En Nueva York, las acciones comenzaron por la mañana con una marcha a la sede mundial de la farmacéutica Pfizer, que igualmente fue resguardada por brigadas de policías y barricadas en la Calle 42. Cuando la policía dejó desprotegido por un momento un lado del edificio, un contingente de trabajadores del sector salud que se hace llamar doctores por el 99 por ciento logró colocarse a la entrada del enorme edificio.
Poco después, con la policía –a pie, en motonetas y patrullas– siguiendo a no más de 100 manifestantes por las calles del centro, apareció de pronto una cama en el cruce de la Calle 42 y Madison, con unos globos y con el mensaje: ¿con quién te acuestas?, dirigido a los políticos que trabajan en favor de las empresas. También hubo intentos para entrar a sucursales del Bank of America (los empleados corrieron a cerrar las puertas) y los activistas lograron colocar una manta sobre el puente arriba de Grand Central Station y retar al poder con humor. Por ejemplo, un par de mimos se acercaban a policías e imitaban cada uno de sus movimientos y otros se vistieron de ricos y gritaban: ¡apártense y dejen pasar, somos del 1 por ciento!.
Esta mañana, los manifestantes realizaron un foro en el parque Bryant con Matt Taibbi, el excelente columnista político de Rolling Stone, quien se ha vuelto una referencia para muchos de los simpatizantes de Ocupa por su talento en explicar con palabras comprensibles las complejidades financieras, revelando las prácticas ilegales de las empresas.
En otras ciudades se realizaban todo tipo de acciones con el mismo enfoque, según organizadores. En Washington, DC, la multinacional Monsanto se vio obligada a proteger todos los accesos a su edificio, mientras más de 10 activistas fueron arrestados afuera. Poco después, las oficinas de la misma empresa en Austin, Texas, fueron escenario de un mitin para desalojar Monsanto. En la Universidad de California en Davis, activistas lograron cerrar una sucursal de US Bank, mientras en el sur de ese estado hubo intentos de obstaculizar operaciones en por lo menos tres centros de distribución y almacenamiento de Walmart.
En Portland, Oregon, de donde se originó el llamado de un día nacional para clausurar las empresas, se registró una amplia presencia policiaca durante la marcha de un par de miles. También se reportaron manifestaciones en Las Vegas (donde se logró interrumpir las operaciones de un Walmart), Nevada; Gainesville, Florida; Minneapolis, Minnesota, y en Phoenix, Arizona, entre otros lugares.
¿Dónde están?
“Es invierno…. estamos conspirando”, es una de las respuestas repetidas ante la incesante pregunta –y afirmación optimista de sus detractores– sobre si Ocupa se ha desvanecido. Aunque las recientes acciones no han sido de grandes dimensiones, cuadros de Ocupa no han dejado de trabajar y desarrollar iniciativas por todo el país. Y todos prometen –y no se sabe aún si es sólo una afirmación optimista de sus simpatizantes– que al llegar la primavera estaremos en todas partes. Varios participantes reconocen que con los desalojos de los campamentos y con los vientos invernales, Ocupa parece estar menos presente. Pero como uno aseguró a La Jornada, esto es demasiado importante como para esfumarse.
Ayer en Nueva York, la actriz Susan Sarandon, el cantante Peter Yarrow (del legendario trío de folk de los sesenta Peter, Paul and Mary) se sumaron a un acto y marcha para denunciar la represión contra el movimiento Ocupa y en defensa del derecho a la protesta. Noam Chomsky envió un mensaje grabado al mitin. Horas más tarde, ya en la madrugada, se reportó que la policía arrestó a un par de activistas. Hoy también se habló de algunos arrestos de ocupas, aquí y en varias ciudades más.
Aunque durante las últimas semanas algunos han expresado –incluso simpatizantes– que el movimiento tal vez no podrá retomar el papel que tuvo en el otoño y que se está debilitando al naufragar entre disputas sobre cómo proceder, aparentemente las autoridades aún consideran que Ocupa representa una amenaza de tal dimensión que amerita el despliegue de números extraordinarios de policías y equipo, además del monitoreo constante de fuerzas de seguridad locales y federales para asegurar el orden.
Rescate a Grecia-Ahumada

Correa frente a la dictadura mediática
Ángel Guerra Cabrera
 
     El presidente ecuatoriano Rafael Correa otorgó el perdón y solicitó la remisión de la condena impuesta en tribunales por el delito de injuria al diario oligárquico El Universo, a sus dueños y al editor de opinión. Ello seguramente no pondrá fin a los desmelenados ataques que le prodigan los pulpos mediáticos, pero su batalla por la verdad y la democracia informativa deja un saldo político muy positivo en la conciencia de los ecuatorianos y de los latinoamericanos en general. Como también el precedente del fallo judicial contra uno de los dos periódicos más poderosos del país, perteneciente, se supo por la declaración de los propios dueños, a una empresa ecuatoriana-estadunidense registrada nada menos que en Gran Caimán, célebre lavadero de dinero y refugio de evasores fiscales. Salvo por los países de América Latina cuyos gobiernos procuran democratizar la comunicación, en casi todas partes las corporaciones mediáticas se han encargado de quitarle dientes a la normatividad existente en la materia y con toda impunidad ni así cumplen con ella.
Correa se querelló por infamia contra el citado rotativo de Guayaquil –autor de innumerables calumnias contra su gobierno, especialmente después del intento de golpe de Estado del 30 de septiembre de 2010– debido a la publicación, a principio de 2011, de un artículo de su editor de opinión en el cual lo acusaba de criminal de lesa humanidad y de haber ordenado aquel día fuego a discreción y sin previo aviso contra un hospital lleno de civiles y gente inocente. Como se pudo apreciar en vivo y en directo por la televisión, fueron los golpistas quienes lanzaron una lluvia de balas desde el centro de salud contra los uniformados que iban al rescate del presidente, hecho prisionero por aquellos. De modo que Correa ganó el juicio en dos instancias y finalmente en la Corte Nacional de Justicia, que ratificó la condena de tres años de prisión para los tres dueños del diario y el articulista, y el pago de una indemnización de 40 millones de dólares al injuriado. Contrariamente a las calumnias de la cofradía desinformativa, los jueces ecuatorianos sí son independientes, integrantes del nuevo Poder Judicial a donde se llega por concurso de méritos y no como anteriormente por influencias o linaje.
Correa y sus partidarios consiguieron dos grandes victorias estratégicas frente al barraje de desinformación y calumnias de los monopolios mediáticos de América del norte y del sur y varios europeos. Una, demostrar fehacientemente ante el país que El Universo mintió en sus páginas antes y durante el juicio y evidenciar los subterfugios, amenazas y chicanas legales de sus abogados. Dos, desmontar el fariseísmo de quienes alegan defender la libertad de prensa y lo que realmente defienden es la libertad de sus empresas para hacer negocios y manipular a la opinión pública en lugar de brindar un servicio público como establece la nueva Constitución. Encima, la alta popularidad de Rafael Correa siguió subiendo durante el proceso hasta sobrepasar 80 por ciento, mientras decrecía la credibilidad de los grandes medios.
El presidente siempre dijo que El Universo podía zanjar el asunto simplemente con reconocer públicamente su falta a la ética periodística y ofrecerle una disculpa, y que en caso de haber una indemnización la donaría al proyecto ecológico Yasuní-ITT. Pero a los demandados y a sus aliados del Departamento de Estado, la Sociedad Interamericana de Prensa y los conglomerados mediáticos internacionales lo que les interesaba era que continuara el pleito y el torrente de calumnias contra el gobierno de la revolución ciudadana. Doblarle el brazo al presidente y dejar claro que los medios son intocables.
Este gobierno ha disgustado mucho a esos poderes, pues como ninguno otro en Ecuador, ha trabajado incansablemente por la igualdad, la justicia social, la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas y los pobres. Además, y ya esto es intolerable para la mafia mediática, ha realizado esfuerzos por democratizar la comunicación, oponiéndose a que los dueños del capital financiero lo sean también de medios. Así que ha entregado más frecuencias de radio y televisión que ninguno anterior, entre ellas 14 a radios comunitarias, de las que asignó 13 a nacionalidades indígenas. Por si fuera poco, ha presentado al Legislativo un proyecto de ley que reservaría gran parte del espacio mediático para medios públicos y comunitarios, impidiendo a la vez los monopolios.
Un asunto de dedos
Soledad Loaeza
 
     La llegada de la democracia a México significó el fin del dedazo, al que hay que distinguir del palomeo, que consistía en que los dirigentes aceptaran una propuesta, y no que la hicieran, como correspondía al dedazo. Nos dicen que éste ha desaparecido, pero sólo parcialmente, porque si bien es cierto que la competencia interna en los partidos por la candidatura presidencial es hoy una realidad, las quejas y protestas que agitan al PRI, al PAN y al PRD han sido provocadas por procesos de selección de candidatos al Congreso que, no obstante promesas en contrario, han estado en manos de la cúpula de los partidos. O sea que las dirigencias partidistas no se han cortado el dedo, como prometió hacerlo en 1997 el entonces presidente Ernesto Zedillo, con todas las implicaciones que podía arrastrar una promesa de esa naturaleza en boca de un político de extracción priísta.
El poder de las dirigencias partidistas para integrar la lista de candidatos a cargos de elección popular no es una excepción mexicana, ni mucho menos. De hecho, las leyes electorales pueden estimular este mecanismo, todavía más si estamos hablando de un sistema de listas de representación proporcional, en el que el votante elige en una circunscripción de representación plural a un partido y no a un candidato. Algunas de las críticas más severas contra la representación proporcional están dirigidas precisamente al efecto que tiene sobre la autonomía de decisión de las dirigencias en relación con la militancia, la cual puede ser marginada de este proceso que se considera central en la vida democrática de los partidos.
La asociación entre el fin del autoritarismo y el dedazo, que es una de las figuras políticas emblemáticas del PRI y de la hegemonía que ejerció durante casi medio siglo, no es de ninguna manera gratuita. El poder que tenía el presidente para designar al candidato de su partido a la Presidencia de la República, decisión que era equivalente a la designación de su sucesor, era la expresión más pura del bajo nivel de institucionalización que le permitía al jefe del Ejecutivo actuar según su leal saber y entender, sin previa consulta ni auscultación, y de acuerdo con su propia voluntad de respetar las reglas no escritas al respecto.
La importancia de esta decisión estriba en que nos refiere al corazón de todo sistema político: las convenciones que norman la lucha por el poder, pues la designación del sucesor era una responsabilidad estrictamente personal del presidente en turno, en particular después de 1958; sin embargo, estaba sujeta a unas cuantas condiciones, muy vagas pero efectivas. La no relección era la primera. La segunda apuntaba a que el elegido debía ser una persona cercana al presidente, un colaborador, miembro de su gabinete; este atributo garantizaba continuidad, pero también experiencia de gobierno en el nivel federal. Por último, antes de anunciar su decisión el presidente debía asegurarse de que el elegido gozara de buena fama pública, o al menos que no fuera objeto de un veto por parte de alguno de los actores políticos relevantes. Por ejemplo, se supone que el preferido de Miguel Alemán para sucederlo en la silla presidencial en 1952 era Fernando Casas Alemán. Un hombre de todas sus confianzas, que había sido su sustituto cuando dejó el gobierno de Veracruz para dirigir la campaña electoral de Manuel Ávila Camacho, y que luego fue jefe del Departamento del Distrito Federal. Cuenta la leyenda que un cónclave de ex presidentes vetó al favorito de Alemán, que tenía muy mala fama. Lo interesante de esta historia –cuya veracidad es tan frágil como la de cualquier otra referida al mismo asunto en otras épocas– es que los ex presidentes no le impusieron un candidato al presidente, simplemente vetaron al que supuestamente había elegido.
Ahora, en apariencia, los dirigentes de los partidos han seleccionado a los candidatos al Congreso haciendo caso omiso no sólo de propuestas de la militancia, sino también de vetos que se han expresado de diferentes maneras: muy ruidosas en algunos casos, como ha ocurrido en el PAN y en el PRD, famoso por las trifulcas internas; y en el PRI ahora parecen soterradas, después del gran escándalo que provocó la alianza con el Panal y su costo en términos de curules y hasta de gubernaturas.
El origen de la ruptura de la alianza PRI-Panal fue el intento de Rubén Moreira, cuya manecita estaba bajo el control de Elba Ester Gordillo, de llevar a cabo muchos dedazos que, de hecho, sobredimensionaban la fuerza electoral del partido del magisterio, a expensas de filas de priístas que se sintieron injustamente descartados. La base de los acuerdos que celebró Moreira desde la presidencia del PRI con la lideresa del SNTE era mucho más frágil que la que apoyaba los dedazos puramente priístas, pues quienes habían compuesto una lista importante de candidatos al Congreso eran los dirigentes –o la jefa– de un partido distinto del PRI. Los priístas rechazaron esos dedazos, y se sacudieron una alianza onerosa que no les garantizaba sino menos curules; en estas nuevas circunstancias, buen número de ellos, muy distinguidos, están ahora empacando sus enseres de legisladores para cambiar de cámara: el diputado pasa a ser senador y viceversa, el senador pasará a diputado. En el pasado se reprochaba a los legisladores priístas que fueran sólo levantadedos; si el PRI triunfa en la elección presidencial, tendrán de demostrar que esa mala costumbre también ha quedado atrás.

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