Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 2 de junio de 2012

Peña Nieto, en caída libre- Los retos de #YoSoy132

Peña Nieto, en caída libre


Protesta realizada ayer en el DF contra Peña Nieto. Foto: Eduardo Miranda.
Protesta realizada ayer en el DF contra Peña Nieto.
Foto: Eduardo Miranda.
GÓMEZ PALACIO, Dgo. (apro).- Seguramente, la mañana del 27 de mayo el puntero en las encuestas electorales, Enrique Peña Nieto, se levantó temprano, vio los reportes que su equipo de campaña le da y se espantó. Era la primera vez que no tenía los acostumbrados 25 puntos arriba en los sondeos.
Todas las mañanas, a las siete, el equipo de campaña peñista, Luis Videgaray, Luis Miranda y Luis Vega -los tres luises, como se les conoce- se reúnen en privado y hacen un primer balance del día anterior; verifican cómo aparece su candidato en los medios, quiénes lo criticaron, qué efecto puede tener determinado acontecimiento nacional en los sondeos y cómo va en los estados.
Quizá el 27 de mayo, el mismo Peña Nieto se percató del inicio de su caída, quizá se lo comunicó su primer círculo; no lo sabemos de cierto, lo único evidente fue el rostro agobiado que mostró en su primer acto de campaña de ese día.
Con una hora de retraso, el “favorito” en las encuestas llegó ante empresarios de la industria textil en la bella airosa, Pachuca, Hidalgo. Entró al salón a paso lento, con la cabeza, por vez primera, agachada. Cuando se incorporó por completo su mirada estaba perdida; atrás quedaron sus entradas triunfales, el arrebato por el teléfono celular para tomarse decenas de fotografías con sus admiradoras.
El candidato se veía y se sentía, preocupado. No era para menos, el periódico Reforma lo ubicaba por vez primera desde que arrancó formalmente la campaña electoral con varios puntos a la baja, aunque todavía por encima de sus tres competidores y aún a buena distancia de su inmediato contendiente.
Aunque hemos de reconocer que su debacle electoral arrancó el 11 de mayo en la Universidad Iberoamericana al ser abucheado por la comunidad estudiantil, además de cuestionado y acosado a lo largo y ancho de las instalaciones.
Por cierto, dicen que desde ahora la Ibero ya no tiene cupo para el próximo curso, pues todos los jóvenes quieren estar ahora en la escuela que dio el primer salto y mostró al país que ahí sí se enseña a pensar y debatir. Dicen que hasta se ha ubicado en el top del prestigio, desbancando a la propia UNAM.
Pero volviendo a Peña, no fue sino hasta una quincena después cuando su rostro denotó preocupación: el 27 de mayo en Pachuca, Hidalgo.
Después del 11 de mayo el fantasma de la Ibero lo persiguió por cada una de las localidades que visitó; primero fue Saltillo, Coahuila, el 12 de mayo, donde un grupo de jóvenes intentó colocar una manta de repudio; le siguió la megamarcha estudiantil en el Distrito Federal el sábado 19 del mismo mes y donde según las autoridades capitalinas, ésta rebasó los 40 mil asistentes.
En contraparte, el lleno de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco en donde Andrés Manuel López Obrador logró congregar a por lo menos 10 mil muchachos. Le siguió otra marcha multitudinaria estudiantil anti Peña que salió del monumento a la corrupción del sexenio calderonista, la Estela de Luz, hasta el Zócalo, haciendo parada inevitable en las instalaciones de Televisa Chapultepec.
Y todo ello pasó a ser un coctel en contra del priista que devino en la primera caída en las encuestas: el 27 de mayo.
A partir de ahí, el rostro de Peña Nieto, la seguridad y los actos de campaña, se volvieron impredecibles. Un día aparecía mal encarado, sin siquiera querer hablar con la prensa, es más, ni mirarla pues se iba por donde los medios no podían acceder.
Luego, el capitán Cuevas, su jefe de escolta, se volvió triplemente precavido y malhumorado, pues cada vez que algún reportero o fan de Peña burlaba la seguridad, gritaba improperios. Y para rematar, su agenda: un día se anunciaba que estaría en Michoacán y al siguiente se suspendía, otro día en Tijuana y se cancelaba para La Paz.
Y por si eso no bastara, la agenda que se entrega a los medios de información para que puedan programar la cobertura, se empezó a proporcionar a medias. Es decir, se anunciaría la ciudad que el candidato visitaría pero hasta el último momento se daba a conocer el lugar exacto.
El 11 de mayo generó un caos en la campaña electoral de Peña Nieto y la alerta se intensificó después del ataque que sufrió una de las camionetas de campaña en la ciudad de Querétaro, donde un grupo de jóvenes (después se sabría que formaban parte del PAN) la zangoloteó pensando que ahí iba el candidato.
La imprecisión sobre los lugares y hora en que el exgobernador mexiquense estará tiene su origen en el viernes negro de la Ibero y todo ha generado un cambo de estrategia, aunque públicamente no se acepta, pero el objetivo es que el estudiantado conglomerado en el movimiento #YoSoy132 no se entere del lugar que visitará y así prevenir posibles conflictos como el de Córdoba, Veracruz o el de Colima o el de Zacatecas.
A la persecución de los jóvenes le siguió lo que parece ser fuego amigo del PRI y los embates en contra de algunos conocidos priistas. Por ejemplo, los documentos que llegaron a distintas redacciones sobre manejos financieros turbios de dos de sus principales operadores: Miguel Osorio Chong y Luis Videgaray.
Y como cereza de pastel, la causa administrativa de Estados Unidos en contra del exgobernador priista de Tamaulipas, Tomás Yarrington y el seguimiento que le dio el gobierno federal mexicano por presunto lavado de dinero del narcotráfico.
Todo lo anterior pasó a convertirse en una pesada loza para el candidato puntero, quien ahora en lugar de una sonrisa trae una mirada de angustia e irradia inseguridad que mientras más entra en contacto “con la estructura priista”, se desvanece y cambia por una más amable.
Y no es para menos, pues según la encuesta, de nuevo del periódico Reforma, el jueves pasado, lo ubicó a la baja, pero lo peor para él es que a tan sólo ¡cuatro puntos! de Andrés Manuel López Obrador; atrás quedaron los 25 puntos, aunque Mitofsky lo sigue ubicando como inalcanzable.
La actitud y el rostro de preocupación de Peña Nieto han sido tan evidentes que justo cuando explotó el caso Yarrington, en la conferencia improvisada para abordar el tema, una reportera le preguntó porqué en los últimos días se le estaba viendo tan decaído. “No sé porqué me ve así, yo sigo con el mismo entusiasmo”, respondió, palabras más, palabras menos.
Pero aunque el candidato lo sostenga, tanto él como su equipo de campaña no pueden evitar ocultar que están preocupados, y más si leen con cuidado eventos de su contrincante más cercano, López Obrador, con algunos empresarios, como por ejemplo el que tuvo con el dueño de Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego, quien lo invitó a compartir con sus empleados de Elektra su proyecto electoral en Cancún.
Existe una encuesta que la propia televisora del Ajusco mandó a realizar recientemente a nivel nacional y los números, dicen, han dejado azorado al dueño pues hay un candidato que va en franca caída libre y otro, avanzando a paso lento.
Quién sabe si los tiempos le alcancen al más cercano contrincante de Peña Nieto para derrotarlo, pero por lo pronto más de un empresario y varios panistas están ya viendo hacia dónde van a poner su resto. Si no lo creen, basta con ver cómo en el pasado acto con los empresarios de La Laguna el equipo peñista tuvo que retirar por lo menos cien sillas para que no se vieran solitas, pues los destinatarios nunca llegaron.
¿Será por eso que al reunirse con “la estructura del PRI” en Durango, Peña les dijo que se quedaran con “un pedacito de mi corazón” y hasta anda pidiendo que lo adopten como hijo? A lo mejor no conmueve pero cómo se le parece ahora “al amoroso” del Peje.
Comentarios: mjcervantes@proceso.com.mx
Twt @jesusaproceso

Los retos de #YoSoy132

Pide #YoSoy132 al IFE cadena nacional para debate. Foto: Eduardo Miranda
Pide #YoSoy132 al IFE cadena nacional para debate.
Foto: Eduardo Miranda
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En muchas ocasiones he señalado en este espacio que lo que la sociedad no haga por sí misma nadie lo va a hacer. Ahora, a pocas semanas de la elección presidencial, un grupo creciente de estudiantes de universidades privadas de la Ciudad de México y de instituciones de educación superior públicas ha iniciado un movimiento que se expresa con marchas en las calles de diversas ciudades del país y, por supuesto, en el propio Distrito Federal. Se trata de un fenómeno inédito en el siglo XXI que no estaba escrito en el libreto de las contiendas electorales. De ahí su peculiaridad. Veamos lo que es posible esperar de una iniciativa de esta naturaleza.
Primero. Se ha repetido que en México la ausencia de conciencia crítica y de socialización del conocimiento, en general, constituyen el mejor clima para que se reproduzcan al infinito la indiferencia, la decepción y la falta de confianza en las instituciones, así como para que se prolongue el débil estado de derecho. He señalado en estas páginas, del mismo modo, la asimetría entre lo que se invierte en el rubro de educación (México está entre los primeros 15 países en este aspecto) y los resultados que obtiene (ocupa el lugar 79, de acuerdo con un estudio de la OCDE del 2010 entre las naciones integrantes de la ONU).
Este hecho ha propiciado que la educación, entendida como vehículo de conciencia, de claridad sobre el papel de la persona en la sociedad y sus posibilidades de incidencia en ella, cumpla en la práctica un cometido formal. De ahí, por tanto, tradicionalmente las universidades que formalmente son los centros de la inteligencia del país forman estudiantes acríticos, con habilidades de trabajo pero con escasa formación social para evaluar lo que pasa en el país. Procuran no ser víctimas del “pánico moral” y evitar ser estigmatizados como “conflictivos” o “revoltosos”.
Segundo. Los estudiantes, a partir de la protesta en la Universidad Iberoamericana por parte de los 131 jóvenes que se identificaron como alumnos de la Ibero, han ido mejorando sus estrategias para no ser víctimas del citado “pánico moral”. Así, de la protesta contra el candidato del PRI Enrique Peña Nieto en las instalaciones de la Ibero, que me parecieron inadecuadas por la forma, no por el fondo, ahora han adoptado un código de respeto, de eliminación de insultos, sin impedir la libertad de tránsito de los demás. Esto le da a dicho movimiento un cariz nuevo, que deja sin argumentos a quienes en principio expresaron su descalificación a priori, porque razonablemente están efectuando sus acciones con la Constitución en la mano. Dicha muestra de civilidad no tiene muchos precedentes en este país tan convulso, donde existen razones de sobra para el resentimiento social y para las reacciones desesperadas.
Tercero. Este movimiento estudiantil tiene, entre otras, seis grandes demandas: 1. La democratización de los medios de comunicación; 2. Hacer del uso de internet un derecho constitucional (esa misma reflexión es el tema del libro Internet y derechos fundamentales, de Clara Luz Álvarez, recientemente publicado por Miguel Ángel Porrúa); 3. Códigos de ética y defensores de la audiencia en los medios de comunicación; 4. Someter a concurso producciones para los canales públicos permisionarios a las distintas escuelas de comunicación 5. Abrir debate entre jóvenes y medios sobre las demandas en cuestión, y 6. Seguridad para los integrantes del movimiento estudiantil que hacen uso de su libertad de expresión, y en especial para los periodistas, que han sido alcanzados por la violencia en el ejercicio de su trabajo.
Al parecer, con la expresión “democratización de los medios” se refieren a ampliar la competencia en la radio y la televisión para que el público pueda elegir entre mayores fuentes de información. Decía John Stuart Mill que la verdad se alcanza escuchando todos los pareceres que tengan algo que decir sobre ella. Y aquí sería el caso. Los demás puntos se ajustan con creces a las mejores prácticas internacionales. Los medios del gobierno federal tienen todos un ómbudsman (yo fui el fundador de la figura en Radio Educación), que representa un contrapeso interno y un espacio independiente para que la sociedad pueda expresar sus puntos de vista con la seguridad de que será tomada en cuenta.
Cuarto. Con este movimiento se ha plantado una semilla para generar conciencia social. Por sus propias características, se ha convertido en “noticia”, como un dato de interés público que escapa al día a día. Falta mucho por delante. Hoy, minorías activas son centro de atención de la opinión pública. No se sabe qué va a pasar mañana. Si bien es verdad que este movimiento se declara apartidista, es mucho más político de lo que parece.
Implícitamente sus demandas, plausibles, constituyen una presión al candidato del PRI Enrique Peña Nieto, quien es tratado con obsecuencia por los medios electrónicos; afectan también a la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota (cuya falta de ideas propias no impide que se le den mayores espacios en los medios), y, por el contrario, representarían una bocanada de aire puro para el candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador.
Hasta aquí los escenarios ideales ¿Tendrán una influencia significativa en los resultados de las elecciones presidenciales del próximo 1 de julio? Es improbable pero no imposible. La estructura formada por los cuatro partidos políticos a base de clientelaje hará su aparición el día de las elecciones. ¿Podrán los estudiantes –que, ojo, no representan a la mayoría de los universitarios inscritos– hacer frente a las más variadas y sofisticadas formas de fraude electoral? ¿Podrán acreditar al menos observadores en los distritos más significativos del país? ¿Las marchas moverán los ratings de las televisoras privadas para que se conduzcan con civilidad democrática? Si esto que se antoja muy difícil es logrado, sin duda México habrá dado varios pasos adelante en el contagio de prácticas democráticas. l
evillanueva99@yahoo.com@evillanuevamx
Blog: www.ernestovillanueva.blogspot.com

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