Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 6 de junio de 2012

Siria: guerra mediática y freedom fighters- El gobierno de los inútiles y sus consecuencias- ABC: trienio de impunidad

Siria: guerra mediática y freedom fighters
José Steinsleger/ II y última
 
      Paradojas de la información: cuando Rusia y China eran socialistas sólo los creyentes comulgaban con sus plomizas agencias de noticias. Pero hoy, cuando son capitalistas, los despachos de Novosti y Xinhua ofrecen contenidos creíbles en comparación con los que transmiten sus homólogas de Occidente.
Por ejemplo, en regiones estratégicas, como Medio Oriente (donde los enredos geopolíticos son más intrincados y azarosos que los de la Biblia), ambas agencias tienden a ser más objetivas. Así, vale preguntarse: ¿las violaciones en las prisiones de Siria son más o menos crueles que en las de Estados Unidos, Guantánamo, Israel, Arabia Saudita, o las que a diario se denuncian en Asia, África, América Latina?
Las agencias occidentales vienen dando cuerda al ignoto Rami Andel Rahamane, ciudadano británico y portavoz del no menos misterioso Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Hasta que Alexander Lukashévich, vocero de la cancillería rusa, denunció que Rahamane opera el Observatorio con dos ayudantes de cocina en la trastienda de una cafetería de su propiedad, en Londres.
Amina Abadía Arraf al-Omari (desconectada, al parecer, del anterior) resultó otro personaje singular. Asumida como lesbiana, Amina consiguió sumar en su blog a miles de personas interesadas en conocer la persecución de género en Siria. En varias ocasiones, la agencia Associated Press y el diario inglés The Guardian requirieron su opinión por correo electrónico. Finalmente, trascendió que Amina era en realidad Tom Mac Master, un estadunidense radicado en Gran Bretaña.
Es difícil creer que sellos como el Observatorio Sirio y personajes como Amina respondan a causas humanitarias o a los anhelos democráticos del pueblo sirio. Sus métodos (bien ventilados y aceitados por la CIA) en mucho se parecen a los de Reporteros sin Fronteras, el blog de la cubana Yoanni Sánchez y el de otros mártires de la libertad de expresión.
Durante la primera guerra del Golfo (1991), millones de personas del mundo libre depositaron las esperanzas de objetividad informativa en la Cadena de Noticias por Cable (CNN, por sus siglas en inglés). Fundada en 1980 por el magnate Ted Turner (esposo de Jane Fonda), CNN fue la primera cadena de televisión en cubrir noticias 24 horas al día.
Infelizmente, CNN fue comprada por Time-Warner y su eslogan, “the most trusted name in news”, se diluyó en la agenda bélica del Pentágono en Medio Oriente y el mundo entero. En América Latina, por ejemplo, CNN en español se convirtió en acérrima enemiga de Cuba, Venezuela, Ecuador y Bolivia, y cuenta entre sus opinólogos a terroristas como el cubano Carlos Alberto Montaner.
A finales de 1996, el gobierno del emirato de Qatar dio un apoyo generoso para crear Al Jazeera, primera cadena de televisión por satélite en lengua árabe. Y, a partir de los atentados contra las Torres Gemelas (11-S-2001), adquirió fama con la difusión de los mensajes de Osama Bin Laden y otros miembros de la red Al Qaeda. CNN contrató sus servicios en exclusiva. Pero en los años posteriores a la invasión de Irak (2003), presionada por Washington y el gobierno qatarí, fue perdiendo independencia y objetividad.
En marzo pasado, frente al tratamiento informativo sesgado en la crisis política de Siria, renunció Ali Hazme, corresponsal de Al Jazeera en Beirut. Le siguieron sus pares de Túnez, Egipto, Libia, Siria y Bahrein. La televisora se había negado a mostrar las fotografías de los rebeldes del llamado Ejército Sirio Libre (tomadas por Rula Ibrahim en Wadi Khaled, Siria), muchos de los cuales venían de liberar a Libia.
Al Jazeera tampoco cubrió el levantamiento popular en Bahrein, con imágenes del pueblo masacrado por los amigos del gobierno qatarí. Según el experto iraquí Hareth Hassan, la televisora desempeño una importante función en las primaveras que en Túnez y Egipto derrocaron a Zine al-Abidine Ben Alí y Hosni Mubarak, “…contribuyendo a preparar el escenario mediático para el enfrentamiento en Libia”.
Por su lado, y a propósito de la masacre reciente en la ciudad siria de Hula, la casta BBC utilizó una imagen tomada en Irak en 2003. La televisora pidió perdón. No obstante, la misma táctica había sido empleada para mostrar disturbios en Tíbet con imágenes de… India y Pakistán.
En un artículo publicado en The Guardian, el prestigiado periodista John Pilger escribió: la guerra mediática es tan importante como la guerra en el campo de batalla, porque el verdadero enemigo es la opinión pública nacional de cualquier país, y su engaño y confusión se convierten en algo esencial para librar una guerra colonial no popular.
Stella Calloni, una de las pocas voces que entre nosotros sigue con angustia la crisis política de Siria, advirtió: Con semejante desinformación, con mentiras repetidas cada día por millones de aparatos de televisión en el mundo, por radios, diarios que sepultan toda voz disonante, que sepultan la verdad, no podemos pensar con nuestra propia cabeza ni sentir con nuestro corazón.


El gobierno de los inútiles y sus consecuencias
Marcos Roitman Rosenmann
 
       Son demasiadas las decisiones políticas que están llevando a los ciudadanos de a pie a la desesperación. Una de las consecuencias más dramáticas es el aumento del suicidio. Forma extrema de protestar ante la desazón de sentirse impotente frente a tanta ineptitud, y desprotegido cuando la injusticia, la corrupción y el cinismo campean a sus anchas. Quitarse la vida se convierte en un acto de dignidad social, una salida calculada. Pero los responsables siguen sin enterarse, prefieren mirar hacia otro lado. Una mayoría, casi absoluta, para emplear el lenguaje electoral, de los dirigentes políticos pertenecientes a las desprestigiadas democracias representativas hacen mutis por el foro, dedicándose a llamar a la esperanza y ser optimistas. En otros términos, a ver la crisis como una oportunidad para cambiar de rumbo. ¿Lo han despedido? ¿No tiene trabajo? ¿Le han embargado su vivienda? ¿No le dan cobertura sanitaria? ¿No puede pagar la universidad de sus hijos? No importa, es el momento de dar un giro a su vida. Sea innovador.
Vea su situación como una bendición. ¿Acaso no quería cambiar de barrio? El embargo de su casa es la gran oportunidad, no la desperdicie. Los albergues y centros de acogida le brindarán una vida social más plena; conocerá gente y, si no está satisfecho, constrúyase una chabola en el extrarradio, así aprende bricolaje. ¿No decía que estaba harto de su jefe? Cuando lo han despedido le brindaron una oportunidad de oro, lo hicieron libre. ¡De qué se queja! ¿No le agobiaba tener un empleo estable? Conviértase en un trabajador flexible, sea dueño de sí mismo. Haga realidad sus sueños: la crisis le abre las puertas del mundo globalizado. Es la ocasión que esperaba para ser amo de su destino. Arriésguese, tome el toro por los cuernos. Seguro que tendrá éxito, no se deje influir por el desempleo de 25 por ciento de la población, por un paro juvenil de 40 por ciento, por la bancarrota de miles de pequeñas empresas familiares. Al fin y al cabo son cifras y usted no se deja impresionar por los datos. No lo sabe, pero es un empresario en potencia. Propóngase un reto. Anímese, todavía tiene tiempo de hacer realidad sus sueños, otros lo han conseguido. No espere más y ponga manos a la obra. Compre un manual de autoayuda. Lea sobre la inteligencia creativa y emocional, estudie las biografías de los supermillonarios, ellos le enseñarán el camino. Pero si quiere un buen consejo, vaya a un banco, pida un préstamo, abra su empresa y, ¡hala!, dedíquese a ganar dinero. Este mundo es para los osados y quienes arriesgan tienen recompensa. No caiga en el pesimismo ni se deje abatir. La crisis es un estado de ánimo, póngase ropa de trabajo, mírese al espejo, dedíquese una sonrisa y a patear las calles: un mundo lleno de posibilidades lo espera. No desespere, camine mucho, otee el panorama; de paso, si es obeso, bajará de peso, no tendrá problemas de colesterol y acabará siendo uno de los elegidos.
Con tales discursos, presidentes de gobierno, ministros, diputados, clérigos y cuantas personas del establishment acaban por transformarse en sujetos inútiles, inservibles para la función que deben cumplir. Son objetos imposibles. Sus explicaciones están más cerca de la divina providencia que del juicio crítico. Caen en los enunciados apocalípticos. ¡No hay plaga que dure más de 100 años! ¡Estamos pagando las culpas de un proceso incontrolable, donde el azar decide! Estamos sometidos a fuerzas incontrolables y lleva tiempo su doma. No hay por qué preocuparse. Los mercados entrarán en el redil. Es cuestión de tiempo.
En este contexto los errores políticos pierden sentido. Nadie es responsable de nada. Buena manera de articular un programa político para inútiles. Hoy sus representantes más conspicuos se sientan en los cenáculos parlamentarios. Para estas lumbreras ninguna decisión está sometida al juicio reflexivo, ni menos político, capaz de ponderar el acierto o error de la opción elegida. Ellos están exentos de tal condición. Por algo son legisladores: no se equivocan nunca. Forman parte del grupo de los que mandan; los mortales les debemos pleitesía. Son semidioses. Actúan por inspiración divina. Razón de peso para no someterlos a crítica. Soportan una fuerte carga: ser cancerberos de la corrupción, el fraude electoral, la desidia, la inmoralidad y la mentira. Se ufanan de mentir al pueblo y lo consideran un estado de gracia. Es necesario recuperar la dignidad y exigir responsabilidades a esta pandilla de inútiles que nos gobierna.
El problema no consiste en errar. Toda elección está sometida a una lógica de incertidumbre. Podemos asistir a una obra de teatro convencidos de ver una gran representación y nada más comenzar nos damos cuenta de que los actores no dominan sus papeles, tartamudean y cometen continuos gazapos. Igualmente, optamos por cenar en un restaurante y, cuando nos toca el turno, comprobamos que la comida es un asco y lo único real es la factura con cifras astronómicas. Asimismo, nos desengañamos de lecturas, espectáculos, viajes, amistades y amores.
Nuestras decisiones forman parte de la manera de ver y entender el mundo. La ideología, los principios, la ética y la moral pesan a la hora de actuar. Pero hay una diferencia entre el error personal, sólo sometido a nuestra conciencia crítica, y las decisiones tomadas por la camarilla de inútiles que nos gobierna. Éstas afectan al conjunto de la sociedad y condicionan en todas las esferas de la vida pública. Privatizar la educación y la sanidad, aprobar leyes contra el aborto, la libertad sexual, ir al rescate de la gran banca, subir el precio de los productos considerados pertenecientes a la canasta básica, bajar los salarios, aumentar la edad de jubilación, brindar amnistía fiscal a los defraudadores de impuestos, disminuir los fondos para investigación e innovación tecnológica, acaba por destruir la ciudadanía política y son medidas inútiles si lo que se pretende es salir de la crisis. Pero sus hacedores perseveran en esta línea, no han aprendido nada. Han renunciado voluntariamente a pensar y sólo lanzan exabruptos. Sus consejos acaban siendo un sarta de memeces propia de ignorantes, también lo son, que de personas dotadas de sentido común. Han perdido sus facultades, carecen de inteligencia, poseen memoria limitada, ya que no recuerdan nada de lo dicho pasadas 24 horas. Su lenguaje es casi gutural y repetitivo. Desde el punto de vista social carecen de dignidad y no saben el significado del término bien común. En definitiva estamos gobernados por inútiles e irresponsables. Lo lamentable es que aún hay gente que cree en ellos y les compra su pócima mágica. Mucho mercado, flexibilidad laboral, bancos, y empresarios que generen crecimiento económico y luego a repartir. Ya sabe: si está en desempleo, sin casa, sin cobertura sanitaria, con hijos en edad escolar, está en la cresta de la ola. La crisis es su oportunidad; sea el Slim del mañana.


ABC: trienio de impunidad
 
 
      La conmemoración del tercer aniversario del incendio en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, subrogada a particulares por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en el que murieron 49 niños y resultaron heridos 76 más, estuvo marcado por una nueva oleada de movilizaciones de los padres de los difuntos, quienes en una misiva exigieron a las autoridades la realización de nuevas pesquisas sobre el caso, la aplicación de las sanciones a que den lugar y el cese al encubrimiento de individuos como Juan Molinar Horcasitas y Javier Lozano Alarcón, ex titulares del IMSS y de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, respectivamente. El primero de esos ex funcionarios insistió ayer en su inocencia, afirmó que ya ha sido investigado y absuelto por las instancias judiciales correspondientes y dijo respetar su remoción del equipo de campaña de Josefina Vázquez Mota, anunciada por la candidata presidencial panista el pasado lunes en su visita a la Universidad Iberoamericana.
Es necesario recordar que la tragedia de la guardería ABC fue consecuencia de una cadena de negligencias y omisiones atribuibles, en primer lugar, a los propietarios de la estancia infantil concesionada, pero también a las autoridades locales –que permitieron la habilitación del establecimiento en una zona y un inmueble por demás inadecuados– y al gobierno federal, que es el que cede, por conducto del IMSS, la operación de estos centros a particulares, y que es, por tanto, el responsable de que sean operados en condiciones adecuadas. No obstante, el desorden y la opacidad que caracterizan el esquema de subrogación de estancias para menores se conjugaron, en el caso de la guardería ABC, con la ausencia de condiciones mínimas de seguridad en el inmueble incendiado, el cual carecía de extintores, detectores de humo y salidas de emergencia, así como de personal suficiente para la atención de los pequeños.
La imprevisión y la indolencia gubernamentales que dieron pie a la tragedia se agravaron, en los meses posteriores, por las actitudes tardías, erráticas e improcedentes en las investigaciones sobre el caso por parte de la administración federal, elementos que obligan a suponer un designio de impunidad para los presuntos implicados en los lamentables acontecimientos. El hecho es que, hasta ahora, sólo funcionarios menores han sido imputados penalmente por la tragedia, y ninguno se encuentra en la cárcel. En contraste, en estos años ha quedado de manifiesto la renuencia de los niveles federal y estatal de gobierno a llevar a juicio a los copropietarios de la guardería ABC –entre quienes se encuentran familiares de integrantes del gabinete del ex gobernador de Sonora Eduardo Bours y de la esposa del titular del Ejecutivo federal, Margarita Zavala–, y a hacer lo propio con los funcionarios y ex funcionarios que tuvieron alguna responsabilidad en la tragedia.
En ese sentido, la solicitud de Josefina Vázquez Mota a Molinar Horcasitas de que se aparte de su campaña presidencial luce como una maniobra de distracción y de control de daños antes que como un gesto de buena voluntad hacia las víctimas y sus deudos: si así fuera, los dichos de la aspirante presidencial tendrían que ir acompañados de las consecuentes demandas de investigación y castigo para el ex mandatario sonorense, para el propio Molinar y para Lozano Alarcón, cuya dependencia tenía la responsabilidad de supervisar las condiciones de seguridad de la guardería incendiada en la medida en que era un centro de tabajo, y quien reviste, en consecuencia, una responsabilidad política similar a la que recae sobre el ex titular del IMSS.
En resumen, a 36 meses de la tragedia en el inmueble subrogado por el IMSS el saldo es desolador: 49 niños muertos, siete decenas de heridos y responsabilidades documentadas de funcionarios y ex funcionarios públicos, pero ningún culpable relevante ni indicio alguno de voluntad gubernamental para enmendar el desastroso régimen de subrogación de estancias infantiles. Tales elementos, en conjunto, ponen de manifiesto el menosprecio de autoridades estatales y federales, actuales y pasadas, por la vida y el bienestar de la población y de sus segmentos más vulnerables: los bebés y los niños.

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