Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

viernes, 28 de septiembre de 2012

ASTILLERO- La muerte de la democracia y el vendaval ecológico- ¡Por fin!, dos concepciones de la política

Astillero
Neoliberal, primer paso
Rediseños a la carta
Y ¿AMLO y Morena?
FC quiso decir
Julio Hernández López
Foto
BLOQUEO CONTRA REFORMA LABORAL. Integrantes de diferentes sindicatos y activistas de #YoSoy132 realizan una fogata frente al acceso principal del Palacio Legislativo de San Lázaro, en protesta contra las reformas a la ley laboral que se analizan en la Cámara de Diputados
Foto Cristina Rodríguez
 
Con la reforma laboral que hoy será aprobada en San Lázaro se fortalece la conversión de México en depósito de mano de obra barata para beneficio de los grandes grupos empresariales, nativos y trasnacionales, y el encadenamiento de nuestro país, en calidad de subordinado pleno, a los proyectos de reordenamiento económico diseñados en Washington. Retirando candados históricos de protección mínima a los trabajadores y consolidando el control mafioso de los caciques sindicales sobre la colectividad trabajadora, se inicia la segunda fase de reformas neoliberales iniciadas en el primer salinismo a través del Tratado de Libre Comercio: de lo neoliberal a lo neolaboral, como primer paso de la pripanista estrategia de rediseño nacional que tratará de alcanzar los rubros energético y fiscal.
 
El calderonismo mantuvo a raya la irritación popular causada primero por el fraude electoral y luego por un gobierno mediocre, frívolo y corrupto, utilizando las fuerzas armadas (policías federales, soldados y marinos) que, a propósito de la guerra contra el narcotráfico (reacomodo gerencial de altura; disputas en las élites por rutas, mercados y ganancias), instauraron el terror institucional como método de control social. Ahora, el peñanietismo pretende concentrar a los mexicanos en la ruda batalla por la conservación del empleo, para que no alcancen a protestar ni organizarse. El debilitamiento del esquema laboral revolucionario irá más allá de las primeras medidas adoptadas ahora. Además, las siguientes reformas estructurales (petróleo, IVA) generarán tales turbulencias que los ciudadanos preferirán defenderse individualmente, cuidando lo propio con la esperanza de que sean otros los agraviados.
 
Frente a la muy cantada regresión laboral impulsada por el PAN y el PRI, más sus aliados menores, no hubo organización social ni liderazgo que pudiera presentar más que una resistencia testimonial. Andrés Manuel López Obrador y Morena están más concentrados en la organización de un nuevo partido político, a tal grado que no hubo una explicación puntual y oportuna de los motivos por los cuales el ex candidato presidencial y su movimiento no otorgaron un apoyo razonablemente aceptable a las protestas y acciones contra la mencionada reforma laboral. El miércoles, AMLO estuvo en el informe de Iztapalapa, con Clara Brugada, a la que algunos suponen ya como predestinada integrante de la dirección partidista de Morena. En ese acto, el tabasqueño desempolvó el concepto (que anduvo de vacaciones tácticas) de la mafia del poder que, a como se ven las cosas, tiene muchas cosas por reformar, para seguir beneficiándose, sin que haya una oposición eficaz.
 
Astillas
Al más puro estilo de aquella pareja cómico-política que en el sexenio pasado hacía aparecer a un vocero ante los medios de comunicación para explicar lo que el presidente quiso decir, ahora el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, ha considerado necesario intentar una adecuación de las sonoras palabras que en la ONU había pronunciado el actual ocupante de Los Pinos, llamando a que esa organización mundial haga una valoración profunda de los alcances y límites del actual enfoque prohibicionista en materia de drogas. Calderón no quiso decir que esté contra ese enfoque prohibicionista sino que está a favor de que se discuta y analice. Solemne e inconmovible, Poiré aseguró que en la administración felipista no habrá cambio de timón (pues no, en realidad lo que se les ha acabado es el viaje).
El que no tuvo dudas ni requirió de intérpretes políticos fue Yuri Fedotov, director de la oficina de la ONU para asuntos de drogas y delitos. Respecto a la exigencia hecha por los representantes de Colombia, Guatemala y México para que esa organización encabece la búsqueda de alternativas contra el narcotráfico, el funcionario dijo que esa tarea no le corresponde a Naciones Unidas. Recordó que el año pasado se había ratificado el ánimo prohibicionista, y que no le parecía realista pensar en la realización el año entrante de una convención sobre el tema. Esos afanes, puntualizó, se llevan tiempo.
 
Seis años después, Javier Lozano Alarcón llega a su destino natural. Experto en telecomunicaciones, parecía encaminado en 2006 a encargarse de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de la naciente administración calderonista, pero en un lance que las especulaciones atribuyeron a una suerte de veto de Televisa, acabó en la Secretaría del Trabajo, donde desarrolló una de las gestiones más agresivas contra asalariados y sindicatos, siempre al servicio de los empresarios pero, sobre todo, de las envenenadas instrucciones de su jefe instalado en Los Pinos. Ahora, Lozano Alarcón ha sido instalado en la presidencia de la Comisión de Comunicaciones y Transportes del Senado, donde tendrá oportunidad de maniobrar en favor de su antigua impugnadora, Televisa, y de las empresas e intereses que convengan a la alianza pripanista en curso. Fuera de esa comisión ha quedado (al menos hasta ayer) el panista chihuahuense Javier Corral, quien ha denunciado con insistencia los múltiples manejos irregulares con que las cámaras legislativas benefician o intentan beneficiar a las televisoras, en especial a la todopoderosa Televisa.
 
El nombramiento del investigador emérito de la UNAM, Francisco Bolívar Zapata, como encargado de ciencia, tecnología e innovación en el equipo de transición de Peña Nieto fortalece las aspiraciones y el crecimiento del grupo político que en esa universidad encabeza José Narro. Es de suponerse que el anuncio hecho ayer significará el arribo de FBZ a la titularidad del Conacyt. Se verá, sin embargo, si hay alguna otra posición para ese grupo, ganador neto junto con el priísmo, que mantiene la vista puesta en la SEP.
 
Y, mientras la DEA reclama su parte de gloria en la aprehensión de uno de los jefes de los Zetas, en San Luis Potosí, aduciendo que esa agencia también colaboró, no en acciones directas, pues jura que no las realiza, pero sí ayudando a armar los rompecabezas, ¡feliz fin de semana!
Twitter: @julioastillero
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La muerte de la democracia y el vendaval ecológico
Víctor M. Toledo
Hoy, a las múltiples crisis del mundo industrial se agrega otra. Se trata del acta de defunción, empíricamente sustentada, de uno de los pilares de la civilización occidental, pieza clave para la toma de decisiones colectivas en sociedades complejas y baluarte del mundo moderno: la democracia. Hoy, sólo los ilusos o los cínicos pueden seguir creyendo que la institución surgida en la Grecia antigua cumple con los mínimos requisitos de calidad y eficacia que requieren para subsistir las complejas sociedades contemporáneas. En la era del capital corporativo, de los máximos monopolios registrados en la historia, y del uno por ciento dominando al resto, la democracia no sólo ya no funciona como instrumento de toma de decisiones, sino que se ha convertido en el medio que justifica y legitima el contubernio entre los poderes económicos y políticos del mundo. Ello permite y facilita la explotación impía de los ciudadanos del planeta. Los ejemplos recientes de Rusia, Grecia, España, Islandia y México han terminado de revelar el verdadero rostro de una institución que se ha vuelto ineficaz e ilegítima y que es necesario transformar con urgencia.
 
El contrato social establecido entre hombres supuestamente libres e iguales con el propósito de maximizar la libertad, el bienestar y la justicia ha quedado hecho añicos. Los que llaman a reinventar la democracia se quedan cortos ante la evidencia, donde el capital financiero y las gigantescas corporaciones imponen sus mandatos depredadores sobre partidos y gobiernos, no importa su ideología, utilizando la vía electoral para legitimarlos. La violencia que hoy ejercen los poderes sobre los seres humanos y la naturaleza, principal rasgo de la sociedad de riesgo global, halla su justificación en la llamada democracia representativa, la cual usa las tecnologías de la comunicación como instrumentos de control. Pero lo más preocupante es que esta forma de gestión política ya no es útil para enfrentar, desactivar y remontar la amenaza ecológica, que día a día asciende en la escala del riesgo, y que se vuelve una emergencia para todos los miembros de la especie sin distinción de nacionalidad, ideología, credo, cultura e historia. En unas décadas, el 2050, el cambio climático generará colapsos a todas las escalas, mientras 9 mil millones de seres humanos exigirán ser alimentados, educados, cobijados y dotados de salud, agua, aire y energía.

Frente a ello las comunidades humanas reaccionan absteniéndose de participar, e inventando desesperadamente otras maneras de decidir y consensuar. Las revueltas, sorpresivas e impredecibles, ejemplifican ese desdén por la vía electoral. La democracia representativa ha reducido al mínimo la obligación política del Estado frente a los ciudadanos y ha maximizado los deberes civiles ante el poder estatal, tales como el pago de impuestos, la sujeción a las decisiones centralizadas del Estado, la pérdida de control sobre derechos, territorios y recursos. Hoy comienzan a surgir, por fortuna, en la discusión teórica y en los movimientos sociales, nuevas formas de realizar la toma colectiva de decisiones. La falla nodal del sistema democrático actual es que la supuesta representatividad de los elegidos por el voto, mediante partidos políticos que supuestamente representan diferentes posiciones e ideologías, pierde todo significado cuando se coloca en el espacio real de los territorios. ¿Qué argumento justifica que el poder político altamente centralizado y reducido a unos cuantos cientos o miles de representantes decida el destino de millones de seres humanos? Como sucede en esta fase corporativa del capital, el monopolio político se autoasigna atributos que exceden los límites tolerables de las comunidades humanas. Mientras tanto, en el espacio real, a cada escala donde se reconoce la existencia del metabolismo entre los conglomerados humanos y la naturaleza, las mafias políticas representadas por el Estado y los partidos atentan permanentemente contra los ciudadanos y su cuerpo orgánico o ambiental, es decir, ponen en riesgo la existencia de la especie humana y del mundo natural.
 
Frente al modelo anacrónico de la democracia, que privilegia y aun circunscribe toda la práctica política a la escala nacional, hoy surgen nuevas formas de decisión colectiva de diferentes escalas, y en donde la defensa y gestión de los territorios, y todo lo que contienen, se vuelve el marco central de referencia. Así surgen formas de democracia participativa, directa, popular y autogestiva, modos de autogobierno, redes sin jerarquías pero bajo control ciudadano, que anuncian un modelo general alternativo, aún sin nombre, que requiere de una construcción conceptual. Estas novedades crecen y se multiplican por todos los rumbos, a la espera quizás de dar el salto hacia delante que se necesita: desconocer de facto el régimen nacional y constituirse en territorios liberados e independientes que pasen a formar confederaciones, ya no países, sin importar su localización o tamaño.
 
Que la democracia es obsoleta es una tesis comprobable en varias partes del mundo, donde destaca el caso mexicano. Hoy hay que aceptar que tras 30 devastadores años, el neoliberalismo es imposible de detener por la vía de los votos, aun cuando el partido ganador han sido los abstencionistas (39 por ciento). En México, la democracia ha instituido un presidente sicópata, otro alcohólico y otro más delincuente, en los últimos 12 años, sin que los ciudadanos podamos revertir o modificar tales situaciones. El aparato ha vencido, y lo más grave de todo es el vendaval que viene: el país, como el resto de los estados, deberá enfrentar y resolver las diversas amenazas de la crisis ecológica global (sequías, inundaciones, huracanes, derretimiento de glaciares, falta de agua para generar alimentos, contaminación de mares, costas, ríos; alimentos tóxicos, agotamiento de suelos, deforestación, aumento súbito de enfermedades, sustancias venenosas). Estas amenazas toman cuerpo en territorios concretos, a escalas precisas, donde o los ciudadanos toman decisiones por ellos mismos o sucumben, pues el Estado ha quedado rebasado. Ese ha sido el caso de Cuetzalan, la Montaña de Guerrero, Cherán, el amplio territorio de Wirikuta, Tepoztlán, el Chiapas zapatista, cientos de municipios en Oaxaca. A ello me referiré en un próximo artículo.
Capitalismo a la mexicana-Fisgón
¡Por fin!, dos concepciones de la política
Enrique Dussel*
Se ha pensado comenzar el debate sobre la oportunidad de fundar un nuevo gran partido de izquierda. ¡Ya era tiempo! Y no puedo sino alegrarme y exclamar: ¡por fin! Es en verdad una decisión que debió haberse tomado hace mucho, pero como dice la sabiduría popular: ¡más vale tarde que nunca!, y la maduración de una decisión no puede acelerarse artificialmente, sino que llega un momento en que se hace inevitable, aunque sea difícil y no exenta de riesgos posibles, que de todas maneras hay que saber afrontar.
 
Creo, sin embargo, que algunos piensan que se trata de una nueva división ya habitual en la izquierda, o que expresa la voluntad terca de algún liderazgo, o que hubiera que alinearse detrás de una figura para formar una especie de partido corporativo o personalista. Pienso que las razones de una tal decisión son el fruto inevitable de dos concepciones de la política de izquierda en su ejercicio cotidiano estratégico.

Unos piensan, y la practican de hecho, una política que pudiera describirse de la siguiente manera. El político de izquierda tradicional, opinan, está habituado a la crítica como mero opositor y es incapaz de pasar al ejercicio positivo y representativo responsable del gobierno. Pareciera que son puristas idealistas que por pretendidos principios abstractos no colaboran en concreto a mejorar la situación dada, que además nunca es perfecta. Hay que pasar, opinan, de la oposición pasiva al ejercicio del gobierno activo. Para ello hay que convertirse en una izquierda moderna, que permita el diálogo y la negociación con opositores aparentemente irreconciliables, a fin de alcanzar resultados favorables para los intereses del pueblo (aunque dichos intereses nunca son objeto de real estudio, de clara exposición y decidida coherencia con las actitudes mostradas por su proponentes). Bajo estas premisas, y siendo minoría en el partido de izquierda, y a fin de poder sin embargo imponer su voluntad pretendidamente conciliadora, se ocupan exclusivamente en las tareas burocráticas del partido (organizar reuniones de miembros influyentes, gestionar elecciones o usar frecuentemente mediaciones fraudulentas, luchan hasta alcanzar la representación mayoritaria en los órganos directivos, y dominan así institucionalmente el partido), desatendiendo completamente la militancia concreta, el contacto con el pueblo, y se ocupan de lograr situar a sus colaboradores en puestos de representación en el Estado (con sus suculentos salarios establecidos), y ganando adhesiones de otros miembros del partido con promesas de ser propuestos para ocupar en el futuro otras candidaturas. Esta corriente es aclamada como constructiva, moderna, ejemplar, por las televisoras (como Televisa y Tv Azteca), por el Consejo Coordinador Empresarial y otras organizaciones de evidente orientación política, que ahora son los jueces de la buena o mala izquierda, y que, por supuesto, los llaman para que hagan declaraciones en nombre de toda la izquierda.

La otra concepción de la política de izquierda piensa que el participante de un partido tiene estar presente en el seno del pueblo, no sólo con el pueblo. Definen la función del partido político no como una maquinaria electoral o de distribución de puestos de trabajos burocráticos políticos, sino como una escuela de política al servicio del pueblo con responsabilidad y honradez. Propugnan por disponer de tiempo y esfuerzo para crear escuelas de dirigentes conscientes de los principios y los proyectos del partido para la nación (que habría que definirlos antes, no como una exigencia formal sino como los fines reales de la acción de sus miembros). Por ser un partido de izquierda, que ha perdido tres elecciones por fraude pero ha mantenido una fuerte adhesión popular ocupando el segundo lugar como fuerza política en el país (fruto de la labor de Morena y del candidato a la Presidencia, y no de la burocracia del partido ocupada en otros menesteres), no puede menos que efectuar una oposición clara, representando las necesidades por las que luchan los movimientos sociales y la población empobrecida (que en México es 55 por ciento, proporción de los que se encuentran debajo de la línea de la pobreza de Amartya Sen), sin poder hacer fáciles negociaciones con los que ostentan ilegítimamente el poder. Debe así organizar la oposición para ser una opción futura diferente, no más de lo mismo.
 
Esta concepción de la política necesita un partido que lleve a cabo estos ideales. No se trata de seguir el liderazgo de alguien, sino de estar de acuerdo con los principios. Decía Fidel Castro que un pueblo debe creer en algo, en alguien, pero sobre todo en sí mismo. Si se cree en algo deben ser en los principios. Si alguien sigue honestamente ciertos principios nobles y justos y ejerce un cierto liderazgo se lo puede seguir, no por ser líder, sino porque uno coincide en la aceptación de los mismos principios. El nuevo partido no debe ser una agrupación que siga persona alguna, sino que siga principios y proyectos. Pero hay personas que dan signos de mayor garantía que otras en la realización de dichos principios y proyectos, y además en política las personas esenciales son las que al final deben ejercer el poder obediencial.
 
No me parece que haya que tener miedo. Muy pronto perderá fuerza el partido dirigido por burócratas. Se quedará, como dice la sabiduría popular, prendido de la brocha (porque la escalera que lo soportaba pasará al partido que ha trabajado para cumplir los intereses de los más pobres, y de numerosos ciudadanos conscientes y honestos del país). En tres años ante las nuevas elecciones intermedias se verá el resultado. Además, los políticos que ejerzan cargos políticos actualmente que fueron elegidos siendo candidatos presentados por el PRD, y que se integren al nuevo partido, no tienen por qué renunciar a sus cargos de representación, sino más bien organizar dentro del antiguo partido bloques que manifiesten posiciones propias coherentes con las del nuevo partido. Pero es condición indispensable que ninguno de los antiguos miembros dirigentes de las tribus, que impidieron que el PRD fuera una auténtica, honorable y democrática organización, sea aceptado en el nuevo partido. Si así fuera, todo se habría perdido nuevamente. En este punto hay que ser inflexible. Por ello no debe haber en el nuevo partido ninguna tribu; ninguna pretensión de un grupo de imponer candidatos propios. Todo se decidirá por elecciones democráticas directas, sin encuestas ni conciliábulos de elite. Que se queden con el cascarón del antiguo partido aquellos que colaboraron en deteriorarlo, y que impidieron por desgracia llevar adelante una política de una izquierda que había durado más de un siglo en crecer.
 
Una última reflexión. Es el momento para que el nuevo partido organice una sola sección autónoma de la juventud, que goce de autodeterminación completa para efectuar una política de formación práctica y teórica de esta nueva concepción de la política. No es asunto de cooptar miembros del #YoSoy132, sino más bien de colaborar con ellos. Debe servir para regenerar a nuestra generosa pero dispersa juventud, que sufre la crisis más que nadie.
* Filósofo
Ningún fracaso-Helguera

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