Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 20 de septiembre de 2012

Ira, esquizofrenia y libertad de prensa- Exxon, codicia e imperio-Rápido y furioso: impunidad y sospechas

Ira, esquizofrenia y libertad de prensa
Ángel Guerra Cabrera
 
Las airadas protestas populares ante sedes diplomáticas de Estados Unidos se han extendido a más de 30 países musulmanes o que alojan importantes comunidades de esa fe. Suman ya no menos de 20 los manifestantes muertos por la represión policiaca sin contar a 12 cooperantes nativos y extranjeros en Afganistán tras la inmolación en un autobús de una mujer bomba. En medio de una de las primeras manifestaciones, aunque al parecer como parte de una operación meticulosamente planeada, perdieron la vida en el consulado estadunidense en Bengazi el embajador de Washington en Libia y tres de sus colaboradores. Así es la Libia modelada por los rebeldes de la OTAN.
 
¿Obedece esta ola de iracundia únicamente a una reacción contra la difusión de la película La inocencia de los musulmanes, por más que insulte groseramente a Mahoma? ¿Es su motor el fanatismo religioso? ¿Se extiende la libertad de expresión hasta donde propicia una grave ofensa a los sentimientos de mil 600 millones de seres humanos?

No es a un hecho reciente sino a muchísimos a lo largo de los siglos que habría que remontarse para intentar una respuesta de fondo a estas preguntas pues los enormes agravios de Occidente contra los devotos del Islam se remontan por lo menos a las cruzadas y atravesando por los imperios coloniales decimonónicos llegan hasta las guerras y maniobras recolonizadoras actuales. En todo caso, la película es la gota que colmó el vaso.

Pero no es indispensable irse tan atrás en la historia. Basta examinar los 11 años trascurrido después del 11 de septiembre de 2001. Desde esa fecha Estados Unidos y sus aliados han arrasado Afganistán, Irak y Libia, realizado operaciones militares contra zonas de Yemen, Somalia y Pakistán donde sus drones asesinan sistemáticamente a cientos de personas inocentes. Washington ha diseminado instalaciones militares y reforzado su presencia desde el Mediterráneo pasando por el golfo Pérsico y la península arábiga hasta la ex Asia central soviética, extensa área habitada en su mayor parte por personas de credo islámico. ¿Qué decir del demencial acoso a Irán? Y no nos olvidemos de la criminal agresión a través de intermediarios que libra contra Siria, a la que de la mano con los monarcas contrarrevolucionarios del golfo Pérsico ha invadido de yihadistas extranjeros cuya presencia masiva en el conflicto y despiadados ataques a civiles acaba de denunciar un panel especial de la ONU que también carga las tintas a Damasco.
 
Y es que las cosas no son tan simples como el esquema hollywoodense. El imperialismo siempre ha tratado de apoyarse en fuerzas locales y de manipular a su favor las diferencias religiosas y étnicas de los pueblos. En su pragmatismo esquizofrénico Washington es enemigo de Al Quaeda en Pakistán y Yemen –cuyo fundador Bin Laden fue su íntimo aliado contra los soviéticos en Afganistán y luego pasó a ser su enemigo número uno hasta que lo asesinaron los Seals–, pero se va a la cama de nuevo con la red terrorista en Libia y ahora en Siria en sus planes de demolición de los estados árabes e islámicos. Tan temprano como en febrero de este año James Clapper, jefe de inteligencia nacional de Estados Unidos, reportó ante senadores de su país: Consideramos también que la subdivisión iraquí de Al Queda expande su actividad en Siria. Sin embargo, Obama, Clinton, sus aliados y la mafia mediática no se dan por enterados, siguen empujando el cambio de régimen, apoyando a los rebeldes y torpedeando la solución política, lo único que puede parar el baño de sangre en Siria. ¿De qué asombrarse?
 
Las protestas, pues, no obedecen al fanatismo religioso, por cierto no exclusivo del Islam pues igual lo hay cristiano y judío. En cuanto a la supuesta libertad de prensa y la religión, Robert Fisk le ajustó muy bien cuentas en estas páginas. “Nos damos golpes de pecho –escribió– en favor de una ‘prensa libre’: el editor de un diario neozelandés me comentó orgulloso que publicó en las páginas de su periódico la caricatura del profeta con el turbante lleno de bombas. Pero cuando le pregunté si planeaba publicar alguna caricatura de un rabino con una bomba en la cabeza la próxima vez que Israel invadiera Líbano, estuvo de acuerdo conmigo de inmediato en que eso sería antisemita”.
 
Esa prensa libre sigue cosechando frutos. Ayer una revista francesa publicó caricaturas satíricas del profeta Mahoma. Así habrán cobrado la publicidad y vendido ejemplares.
Twitter: @aguerraguerra
 
Exxon, codicia e imperio
John Saxe-Fernández
Ante el Consejo de Relaciones Exteriores, el cabildo de cabildos del alto capital (financiarizado), vinculado a los Rockefeller y a la planeación bélico-imperial, Rex Tillerson, director ejecutivo de Exxon/Mobil, con la mira en el petróleo y gas de esquisto (shale), habló de la vasta riqueza mexicana y se pronunció por reformas que les permita tajada en la renta petrolera, reservada a la nación por la Constitución. Financial Times, por su lado, recordó que Peña Nieto (EPN) calificó de ideologías caducas todo freno a esa codicia. Con una legitimidad tan cuestionada ¿mentirá al jurar respetar y defender una Carta Magna cuyo artículo 27 constitucionalizó el derecho del pueblo a desarrollar y disfrutar sus recursos naturales, una piedra en el zapato imperial desde 1917, combatido desde entonces y formalmente rechazado por Estados Unidos ante la UNCTAD en los años 1960?
 
Hay gran prisa de Exxon, Chevron et al, por asumir el control y usufructo de los hidrocarburos, desde el megayacimiento de Vaca Muerta en Neuquén, al sur de Argentina (tercera reserva mundial de gas y petróleo shale, después de Estados Unidos y China) a las ricas formaciones geológicas en el norte de México. Así se deja ver en el mandato de la Casa Rosada de proceder a toda costa en Neuquén –con Chevron– y en la orden de EPN a la diputación del PRI para que den prioridad a reformas que abran el gas de esquisto a la IP, nacional y/o extranjera. La Agencia Internacional de Energía, que lleva de la mano a Pemex según intereses y planificación de las petroleras de Estados Unidos, espera (su economista Fatih Biro dixit) que México produzca 40 billones de metros cúbicos de gas para 2035. Se usaría el fracking, es decir, perforación horizontal y alta presión hidráulica sobre la roca porosa, con enorme cantidad de agua, arenas y compuestos químicos tóxicos, metales pesados, sustancias radiactivas, pólvora, etcétera.

Hasta hace poco Exxon negaba la existencia del calentamiento global. Con Tillerson, más sensato que su antecesor ante la evidencia científica de lo antropogénico del fenómeno, la firma reconoció lo insostenible de esa postura. Ahora propone que para seguir con el negocio –y la emisión de gases con efecto invernadero (GEI), se use geo-ingeniería para mitigar una irreversible y catastrófica dislocación del termostato global. Además, sin sustento científico, el cabildo petrolero y la Casa Blanca consideran al gas de esquisto una panacea para la transición energética, aunque el fracking se asocie a fugas de metano, un GEI mucho más potente que el CO2. ¿Es por eso que la Cámara de Comercio de Esados Unidos recomienda adaptarse a un clima más cálido(sic)?
 
El apremio de las petroleras en Argentina y en México por explotar gas y petróleo de esquisto es por lo fabuloso del negocio, en medio del pico petrolero. La ofensiva de Exxon/Móbil, Conoco/Phillips, Chevron/Texaco, etcétera, en pos de los recursos de las Américas, incluidas las arenas bituminosas de Canadá y yacimientos en aguas profundas de Brasil, fue anunciada por el New York Times (20/9/11) que calificó de nueva Arabia Saudita a esa vasta región. Un estudio de Citigroup de 2012 informa a sus inversionistas/especuladores que Arabia Saudita, la principal reserva y exportadora de crudo del mundo !pasará a la categoría de importadora neta en 2030! Con una producción de 11 millones de barriles diarios (mbd) hoy exporta 7 millones de barriles diarios y consume todo el gas que produce. Su capacidad ociosa, como la de otros productores del golfo Pérsico, es incierta. Se aumenta la probabilidad de un mega shock petrolero, por lo que, como dicen en Goldman Sachs, señores: ¡hagan sus apuestas!
 
Mientras el 1 por ciento juega con el clima, se mantienen asimetrías en las emisiones de CO2. En 2010 los 6 mil 980 millones de humanos emitían 4.74 toneladas de CO2 per cápita (t/CO2/capita). Las cifras para las Américas son reveladoras: Estados Unidos derrocha 19.65 (id); Canadá 17.55 frente a México con 3.98 y Brasil, 2.43. Aunque es posible un buen nivel de vida con menos despilfarro (Francia, 6.20; Alemania, 10.13; Japón 10.24), para seguir con el festín fósil, se explotan las rocas de esquisto y Estados Unidos implanta (México, Colombia) o impulsa (Argentina, Brasil, etcétera) diseños militares de guerra irregular para el control de la población ante un esquema extractivista incapaz de generar empleo y bienestar.
 
Para sacar el jugo de las rocas de mil pozos a ser fracturados en Vaca Muerta en 2013, dice Diego Urretabizkaya, se utilizarían 30 mil millones de litros de agua y 424 millones de kilos de químicos tóxicos, que ponen en riesgo a la población neuquina (Argenpress 5/9/12). Según la AIE en el norte de México se perforarían 60 mil pozos en pocas décadas. Aunque son formaciones geológicas distintas, es posible estimar las astronómicas cifras de millones de metros cúbicos de roca quebrada y de miles de millones de litros de agua y de kilos de tóxicos: enfrentamos gran destrucción humana y la demolición de la vasta franja norte del suelo patrio.
 
Rápido y furioso: impunidad y sospechas
Un informe elaborado por el inspector general del Departamento de Justicia de Estados Unidos sobre el operativo Rápido y furioso, el cual fue dado a conocer ayer, exonera al titular de esa dependencia, Eric Holder, de toda responsabilidad en dicha operación, por medio de la cual la Oficina de Control de Armas, Tabaco y Explosivos de Estados Unidos (ATF, por sus siglas en inglés) permitió el ingreso a México de más de dos mil fusiles de asalto, medio centenar de rifles de francotirador y miles de municiones que fueron a dar a manos de los cárteles de la droga. En contraste, el documento señala que funcionarios de alto nivel del propio Departamento de Justicia incurrieron en errores tácticos y estratégicos y tuvieron fallas en el manejo de la operación, por lo que llama a revisar la conducta y desempeño del personal descrito en este reporte y determinar si es apropiada una acción disciplinaria o administrativa.
 
La afirmación de que Eric Holder no supo sobre el desarrollo de Rápido y furioso antes de enero de 2011 es poco verosímil a la luz de las pesquisas realizadas por un comité legislativo que reveló, entre otras cosas, que los más altos mandos de ATF recibían informes semanales del desarrollo del referido operativo y que en éste participaron también funcionarios de la FBI y de la DEA. A estos elementos se suman ahora los señalamientos del citado informe en contra de encumbrados funcionarios de la dependencia encabezada por el propio Holder.

A menos de que Washington esté dispuesto a reconocer un descontrol mayúsculo entre sus corporaciones de seguridad y sus cadenas de mando, es difícil explicar la exculpación del secretario de Justicia si no es como resultado de un designio de impunidad. En cualquier caso, la evidente doble cara mostrada por la administración Obama –que por un lado afirma colaborar en el combate a los cárteles que operan en México y por el otro los provee de armas–, la tolerancia proverbial de Washington al lavado de dinero en los circuitos financieros de la economía estadunidense, y en general, la falta de voluntad efectiva de ese gobierno para frenar la demanda de drogas ilícitas en su territorio, ponen en entredicho la veracidad de su compromiso de perseguir y sancionar el trasiego y la producción de estupefacientes.
 
Más aún: la recurrentes inconsistencias entre el discurso y las acciones de la Casa Blanca en materia de combate al narcotráfico hacen obligado preguntarse si la persistencia de dicho fenómeno en nuestro país y en otras naciones no es en realidad un objetivo deseable para los intereses empresariales y geopolíticos de la superpotencia, beneficiados por las utilidades financieras derivadas del lavado de dinero, por la formación de un suculento mercado para la industria armamentista y, desde luego, por el surgimiento de coartadas intervencionistas.
 
En esta circunstancia, y por lo que hace a las autoridades mexicanas, hay sobrados elementos de juicio para replantear el sentido de una estrategia de seguridad pública y nacional que ha apostado a la colaboración con Washington e incluso a la subordinación a ese gobierno, lo que ha tenido como saldos la multiplicación de la violencia y de las muertes, el fortalecimiento del narcotráfico y la pérdida de la soberanía nacional.

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