Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 13 de enero de 2013

¿Cuándo nos responden?- Posmodernos contra el envejecimiento

¿Cuándo nos responden?

 
Sí. Parece que las cosas no cambian. Sin importar si son republicanos o demócratas, pareciera que hay una doble moral… o una bipolaridad política.
No es nada nuevo percatarnos de que se dice una cosa en los discursos y los funcionarios toman medidas o decisiones totalmente contrarias. Mientras que la ciudadanía estadounidense comienza a votar en cada vez más estados a favor del consumo de la mariguana con fines medicinales y recreativos, el gobierno federal actúa en sentido contrario. Decide luchar en contra de los grupos productores y distribuidores de la droga, cuando dentro del territorio se va convirtiendo en un producto legal.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos designó “narcotraficante significativo” a Víctor Manuel Félix Félix, presunto encargado de lavar el dinero y traficar drogas del cártel de Sinaloa. Pero el personaje no es cualquier narcotraficante, es el consuegro de Joaquín “El Chapo” Guzmán, a quien le atribuye entre un 60 y 80 por ciento del mercado de las drogas en el vecino del norte con extensiones en Illinois, Wisconsin y hasta Carolina del Norte.
La Administración Federal Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés), acusa a Félix Félix de traficar “toneladas de cocaína en Ecuador y México”, y de lavar “millones de dólares estadounidenses y canadienses por medio del sistema financiero internacional”.
En marzo del año pasado autoridades de México y Ecuador, apoyados por la DEA, arrestaron a Félix Félix y a varios miembros de su organización, a quienes les confiscaron cuatro toneladas de cocaína.
De acuerdo con la designación emitida por el Departamento del Tesoro al consuegro de “El Chapo” y a los otros cuatro detenidos, los afectados quedan sujetos a la confiscación de todos los bienes y congelación de cuentas bancarias que tengan en Estados Unidos y en otros territorios sujetos a la jurisdicción de ese país.
Pero ¿qué pasa cuando dos estados aprueban que la mariguana sea legal 100%? Si se inicia un debate sobre la legalización de las drogas… ¿a qué drogas nos referimos? ¿Es tan sólo la mariguana o abarcaría otras más? ¿En qué nivel del “prohibicionismo” moderno nos encontramos?
Pareciera que la lucha ahora es en contra de la producción de cocaína, siendo que la cartera de productos de los narcotraficantes es mucho más amplia e incluye la mariguana. Sobre todo si hablamos del cártel de Sinaloa. Así que para que “El Chapo” sea uno de los hombres más ricos del mundo según la revista Forbes, que estima su fortuna en unos mil millones de dólares, los mercados parecieran irse asegurando. O es que acaso ¿sólo le comprarán un solo producto de su diversificación o de plano se van contra “la corporación” que ha levantado en el continente?
Los estados de Washington y Colorado mostraron que más allá de los usos medicinales, no estarían invirtiendo tiempo, dinero y agentes en perseguir gente que estuviera consumiendo la droga hasta ahora prohibida. ¿Sólo se deja de perseguir a quienes la fumen? ¿Cómo hacer un proceso selectivo de los productores y distribuidores de la droga?
En total, hoy en día ya hay 17 estados, de los 50 que conforman Estados Unidos, que permiten el uso de drogas con fines medicinales y/o recreativos. El consumo de mariguana ya es legal en California y en otras 15 entidades de Estados Unidos, además del Distrito de Columbia, pero solamente con fines medicinales.
La aprobación del consumo recreativo tanto en Washington como en Colorado implica la producción y la distribución también. Así que pareciera que los narcotraficantes son unos “adelantados” que seguramente se están beneficiando de estas nuevas disposiciones y hasta apoyando las iniciativas para que sus mercados queden asegurados al menos en estos dos estados de nueva disposición legal. En la clandestinidad quedarían la producción y distribución de drogas como la cocaína, las metanfetaminas o la heroína.
Pero… ¿en dónde se podrán producir y distribuir las drogas en Estados Unidos? ¿Se aceptarían las Denominaciones de Origen como en el caso del tequila? ¿De dónde se proveen los consumidores estadounidenses en estados donde está permitido el consumo medicinal?
Si bien la Universidad de Oakland, en California, tiene cursos para el cuidado y producción de la planta con fines medicinales, Richard Lee, su fundador, seguro que no se da abasto con la producción para las 17 entidades del país. Así que… ¿a quién se la compran desde ahora? ¿Quiénes son los productores y/o distribuidores?
De acuerdo con el National Drug Intelligence Center del Departamento de Justicia, cárteles mexicanos controlan la distribución de la mayoría de las metanfetaminas, heroína y mariguana que ingresa al país, y que cada vez más son ellos los que producen sus propias drogas. Esto significaría que si bien se comienza a abrir el mercado para la mariguana, Estados Unidos sigue abatiendo el consumo de cocaína, metanfetaminas y heroína. Incluso el de la mariguana.
Debido a cómo se conforman las leyes en Estados Unidos y al respeto que hay por los marcos legales en lo federal y lo local, Obama no puede prohibir la voluntad de los ciudadanos en estas entidades. Estaría fuera de toda lógica en el espíritu de la democracia estadounidense. Así que a pesar de los allanamientos hechos por la DEA en la Universidad (Oaksterdam) en abril del año pasado, tiene que aligerar sus decisiones, pues no puede contravenir el voto ciudadano.
Y una vez más, la bipolaridad y la doble moral emergen. ¿Se lucha sólo contra los cárteles mexicanos? La prensa estadounidense sólo da cita de detenciones de narcomenudeo, de pandilleros. Y en el exterior sabemos del cártel de Cali… de Medellín… de Sinaloa. ¿Qué sabemos del de Hudson o del de Potomac?
Bien nos haría encontrar respuestas previas a las estrategias de lucha bilateral contra el narcotráfico. Sólo se habla de que los cárteles mexicanos crecen, que son los que distribuyen la droga que viene de terceras naciones y que son dueños del 60% del mercado en Estados Unidos. ¿Y el otro 40%, apá? ¿Son acaso ellos los que empujan las leyes y los mercados? ¿En qué nivel del debate binacional estamos para insertarnos en la legalidad y dejar de acarrear sólo con los muertos, la violencia y la mala fama mundial?
El ex procurador Eduardo Medina Mora y flamante embajador de México en Washington tendrá mucho trabajo de inteligencia y seguridad que ejercer. Además de cuidar la imagen de México ante el mundo, se hace importante que la lucha sea realmente binacional y que se ejerza pareja.
 

Posmodernos contra el envejecimiento

Archivo personal de la autora.
He descubierto mi primera cana: blanca, brillante, llamativa, hija de puta. Señal inequívoca de envejecimiento. Qué dolor, qué pena. Qué chingadera. Qué tragedia. La tragedia de envejecer en estos tiempos de culto fanático a la juventud.
El tiempo pasa. Lo voy a repetir: el – tiempo – pasa.
Es así y no hay remedio, la vejez llega por más que se multiplique la plaga de mujeres de setenta años rellenas y restiradas en cada milímetro del cuerpo, vestidas como si tuvieran diecisiete, pensando como si tuvieran diecisiete, forradas de pies a cabeza con accesorios infantiles del tipo Hellow Kitty. No lo invento, asómense al aeropuerto de Monterrey o de Guadalajara, al supermercado o a un centro comercial. Es una perversión total y dolorosa. Lo jodido es que lo vemos tanto que ya no lo vemos. Parecen locas de mitología o de leyenda de pueblo, en mi pueblo estaba Caritina La Loca, por ejemplo. Que a sus setenta deambulaba por las calles maquillada y arreglada a todo trapo, acercándose con las fauces bien abiertas a los hombres jóvenes que veía pasar. Pero era una loca, alguien que había perdido contacto con la realidad y con su ciclo de vida. Ahora nos parecen muy normales.
Me resulta tristísimo contemplar amigos en sus treinta y cuarenta años viviendo en casa de los padres porque aún son jóvenes y no saben qué hacer con su lejano y prometedor futuro de adultos. Qué digo amigos: países enteros cuya juventud aún no desteta. No voy a ahondar más en el tema porque ya lo hice y todavía no me repongo de la histórica paliza que me dieron mis queridos lectores.
Aunque pensándolo bien, qué remedio. A riesgo de recibir La Paliza (segunda temporada), voy a decirlo de la única manera que se me ocurre: estamos muy pendejos. ¿Qué nos hizo creer que podríamos detener el paso del tiempo? A ver, digámosle al Sol que se detenga o a la Tierra que deje de girar. Pues no, ni Cronos. Ni cómo.
No sé en qué momento nos convencimos de que la juventud es el único paraíso habitable de la existencia. ¿De verdad? Tal cosa sería como pensar que en una experiencia sexual, lo único que importa es el orgasmo: ¿y el maravilloso estado de ensoñación posterior?, ¿y el abrazo infinito, los besos, las ganas de llorar?, ¿y la contemplación del otro con cara de idiota?, ¿y las risas?, ¿y el deseo de volver a intentarlo?
Adultos de veinticinco comportándose como adolescentes de catorce. Adultos de treinta y cinco viviendo como si tuvieran veinte. Los de cuarenta como de treinta y los de cincuenta en una descarnada lucha contra las arrugas, las canas y las manchas en la piel. Todos embobados con la cándida sentencia de que los cuarenta son los nuevos treinta y que vamos en esa misma escala hacia abajo en cada década de la vida. A mí no me engañan, que alguien le diga a mis ovarios que no tenemos treinta y cinco sino veinte y que queremos lograr cuatro embarazos. No creo, por más ganas y actitud que tenga, cada célula de mi cuerpo ha recorrido el tiempo que llevo en este mundo tratando de volverme un ser humano.
Tengo que hacer una referencia obligada, lo digo sin juzgar porque todos somos una patología andante, pero no deja de llamar mi atención el fenómeno de los Hombres Bebé que últimamente parece repuntar en todo el mundo. Autonepiofilia le han llamado para enlistarlo entre las parafilias: encontrar placer sexual en ser tratado como bebé; llegar a casa y que la mujer se convierta en la madre que amamanta, baña, cambia pañales y prepara biberones. Hablo de adultos de cuarenta o cincuenta años. Eso tendría que decirnos algo, no sé muy bien qué, pero algo. ¿Será que nuestra avanzada civilización posmoderna no puede manejar la idea de la muerte? Y para rematar con una ironía perfecta: nos gusta lo vintage, lo retro. ¿No somos un chiste colectivo buenísimo?
A mí, como a todos, me asusta la perspectiva de morir y tampoco es que aplauda ante la proyección –y la realidad- de hacerme vieja pero no puedo dejar de señalar la adoración perversa que hemos hecho de la juventud. Estamos empeñados en no reconocer la edad que tenemos, el ciclo de vida en el que estamos. Hemos adoptado una resistencia terca y desesperante para no admitir que somos el cuerpo y lo que el cuerpo dura, los días que pasan, el tiempo fiero que no se detiene.
Tendríamos que asumir la idea cabal de que la única alternativa para no hacerse viejo es morir joven. Difícil elección.
Sí, ya sé que pido demasiado y que sólo somos seres humanos, especie llena de fallas evolutivas. Y a ver quién demuestra lo contrario.
Vuelvo a la contemplación de mi cana y pienso: nací en 1977, tengo treinta y cinco años ganados a pulso, palmo a palmo y beso a beso, como dice aquella elegía a ritmo de salsa.
Así que bien visto, treinta y cinco años de vida con gozos, amores y dolores incluidos bien valen una cana. Y las que vengan.
@AlmitaDelia

No hay comentarios:

Publicar un comentario