Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 5 de enero de 2013

Ser zapatista en España- Hirschmanías: hacerse rosca- Escucharon?

Ser zapatista en España
Marcos Roitman Rosenmann
En España nos encontramos con una situación peculiar. La izquierda institucional se divide continuamente. Durante el último año han aparecido partidos que se desgajan de Izquierda Unida, para seguir, curiosamente, en su seno. No hay quien entienda. Se declama la unidad y la cohesión, pero se practica la división. Los problemas se acrecientan y la soluciones no llegan. Prima el protagonismo y el ansia de poder. En ocasiones mediocre, provinciano y caciquil, donde sólo se discute el nombre del próximo secretario general o regional, y no los principios, el proyecto y la obligación ética y política de elaborar un programa de acción abajo y a la izquierda.
 
El paraguas de la ineficacia es muy grande; en él se protegen las mafias internas. Las mafias despliegan sus malas artes para mantener y acrecentar, si es posible, el control de los mandos. El militante joven recibe un aprendizaje nefasto. Para tener protagonismo debe medrar en la organización. Pertenecer a un grupo, tener padrinos y callar a tiempo. La organización parece campo de batalla. Sus afiliados viven de reyerta en reyerta. Todo se negocia en la mesa de restaurantes de gourmet, entre café y café y anécdotas. Así se reparten el pastel. La secretaría general para mí, internacional para vosotros, organización ya veremos. Lo importante, la financiación. Puesto clave: tesorero. Esta realidad no creo que sea muy distinta en Francia, Alemania, Chile, México o Italia.

Las izquierdas que se han apalancado al interior del sistema han decidido convertirse en el pepito grillo de las inmoralidades del capitalismo. Pero han renunciado a los sueños de construir otro mundo. Un mundo donde quepan todos los mundos, donde la dignidad, la ética, el sentido democrático de mandar obedeciendo sea el principio que abra las ventanas para una vida en libertad, justicia social, equidad y democracia. Simplemente quieren obtener un porcentaje de alcaldes, diputados, senadores. Entre más, mejor. Así se hace ruido y se logran más votos.

En el último comunicado del EZLN, firmado por el subcomandante Marcos, ¿No los conocemos? Aparecen 10 principios sobre los cuales es posible reconocer a un no zapatista. Entre ellos destacan: si se quiere un cargo, nombramiento, homenajes, premios; si se tiene miedo; si se vende, rinde o claudica; si se toma muy en serio a sí mismo; si no se provoca escalofríos al verlo; si no da la sensación de que dice más con lo que calla; si es un fantasma de los que se desvanecen. Lo cierto es que tiene razón. Por ello, ser zapatista traspasa fronteras en el campo del pensar y del actuar de la izquierda cuyo objetivo es destruir, digo bien, destruir los mecanismos de dominación y explotación del capital que niegan la condición humana.
 
En medio de un capitalismo que se enroca, el campo de la izquierda institucional apalancada se encuentra yermo. En este contexto, el ¡ya basta! levantado en 1994 mantiene toda su vitalidad. Y no sólo por denunciar al mal e ilegítimo gobierno de Salinas de Gortari, sino por el compromiso expresado abajo y a la izquierda. El EZLN traspasó fronteras. No es un modelo. En la historia no existen, por mucho que lo propongan eruditos y manipuladores de opinión. Debemos contentarnos con la explosión de procesos políticos, sociales y luchas de resistencia afincados en las estructuras de poder de cada pueblo, nación y Estado. Existe colonialismo interno, dependencia, imperialismo, oligarquías, burguesías gerenciales, traidores y empresas trasnacionales. Contra ello se lucha. Las armas utilizadas son diversas y responden a realidades múltiples y disímiles. El EZLN ha tenido y tiene la virtud de recrear formas de resistencia y utilizar armas poderosas: la palabra digna, el silencio, el nosotros, el mandar obedeciendo y la ética política.
 
Ser zapatista en España no supone reproducir esquemas. No se trata de hacer solidaridad. Es una actitud, una forma de vida, una manera de actuar. Un comportamiento. Hoy, seña e identidad de todos cuanto abajo y a la izquierda, indignados, con digna rabia, anticapitalistas, excluidos y marginados, pueblos originarios, luchan y resisten al capitalismo. Su silencio en México es el nuestro en España. Su dignidad en México, la nuestra en España. Sus esperanzas en México, las nuestras en España. Son fortaleza contra la injusticia, la corrupción, la felonía y la traición. Nada nos separa, todo nos une. En eso consiste ser zapatista en España.
 
Pero el zapatismo es vilipendiado por quienes se sienten dueños de la verdad, del mundo y la única izquierda posible. En este ataque se busca su aniquilación, por medio de agresiones, provocaciones y actos de sabotaje. Sus comandantes son caricaturizados, descalificados y considerados lugartenientes del subcomandante Marcos, a la vez satanizado. Toda una parafernalia destinada a provocar desánimo en quienes militan en el zapatismo. Ataques espurios, vacuos, que al fin y al cabo acaban revirtiéndose hacia quienes los fomentan. Su uso demuestra incapacidad política de responder a las propuestas de autonomía, paz, justicia social, democracia, dignidad y libertad, levantada por el EZLN. No hay duda. Militar en el zapatismo es un orgullo y un deber. Hay que seguir siendo zapatista. No se puede dejar de serlo en este momento. Ni renuncia ni desaliento.
 
 
Hirschmanías: hacerse rosca
Gustavo Gordillo
Para Albert Hirschman la voz es una forma de presión política y la salida una forma de presión económica, pero no son necesariamente sustitutos, sino frecuentemente complementarios. El factor lealtad influye decisivamente en la interacción entre voz y salida. Con altos costos de entrada a la organización o penas severas para la salida se consolida la lealtad, al tiempo que se reprime el uso de la voz o de la salida o de ambos. Sólo cuando hay sustitutos disponibles y los costos de salida son bajos la lealtad se erosiona.
 
En un libro que apenas terminé sobre la larga e incierta transición mexicana, utilizo este marco de referencia para describir dos momentos de esa transición. El arreglo institucional que prevaleció hasta 1997 se sustentaba en un presidencialismo exacerbado, un partido hegemónico y la primacía de las reglas informales sobre las formales. En términos hirschmanianos la voz estaba administrada por el peso del presidencialismo a través de diversos escalones jerárquicos, tanto en el partido como en el gobierno, la salida tenía un precio muy alto dado que las alternativas políticas fuera del régimen, tanto a la derecha como a la izquierda, eran más bien simbólicas cuando no altamente peligrosas, y la lealtad, una lealtad por contubernio –producto inicialmente de amplios y porosos principios ideológicos y sobre todo por razones pragmáticas– se constituía en el engranaje que limitaba la voz y bloqueaba la salida. Pero, además, en esos arreglos jugaba un papel clave lo que Hirschman llamó el monopolio indolente. A este tipo de monopolio le conviene un cierto grado de concurrencia, es decir, una limitada opción de salida para poder librarse de los elementos más exigentes de su organización. De esta manera, compra su libertad para deteriorarse. En los arreglos pre 1997 la disidencia individual, dentro o fuera del PRI, era canalizada al servicio exterior, a la administración cultural o a los dos partidos de lealtad incondicional: el PPS y el PARM. En todos los casos desde luego la represión selectiva cerraba el círculo de un arreglo cuyo objetivo central era desarticular cualquier forma de organización por fuera del régimen autoritario.
 
Después de 1997 se modificó una de las piezas centrales, el partido hegemónico. Se abrió la competencia electoral y se configuró un sistema tripartita de partidos. Muchos analistas consideraron que ese cambio llevaría a modificar la división de poderes y, consecuentemente, a modificar el presidencialismo y a imponer las reglas formales sobre las informales, o sea, el estado de derecho. Pero eso no ocurrió: así como la mano invisible de la economía no existe salvo en modelos, tampoco la mano invisible de la política existe. Sin reforma del Estado la transición democrática hubo de congelarse o abortar.
 
El costo de la salida se bajó dramáticamente a partir de la escisión en las elites, producto de la salida del PRI de la Corriente Democrática y la creación del PRD, y con la competencia electoral acicateada por las reformas de 1994 y 1996 se erosionó la lealtad. El conjunto abigarrado de fuerzas sociales articulado en el antiguo régimen por el presidencialismo se desmadeja con su debilitamiento y en ausencia de otro tipo de arreglo institucional, lo que ocurre es fragmentación y emergencia de poderes fácticos.
 
Se desemboca en un régimen especial, donde la voz se convierte en cacofonía, la salida y la entrada se confunden y, en todo caso, son sumamente baratas para todos los actores, y la lealtad se convierte masivamente en semilealtad cuando no deslealtad.
 
Estos primeros 30 días del nuevo gobierno –con su saldo ambivalente tanto en la política como en la economía– explora distintas vías de recomposición del sistema, rompiendo con esa tradición mexicana que habría fascinado a Hirschman: hacerse rosca ante los graves problemas nacionales. Y eso cerca del Día de Reyes ya es algo.
Twitter: gusto47
Joel Padrón González*
La madrugada del viernes 21 de diciembre de 2012 el silencio rompió el silencio y se convirtió en nuevo grito que volvió a sacudir el país entero y más allá de los límites que señalan las fronteras de la patria.
 
El calendario marcaba el comienzo de nuevos gobiernos en todos sus niveles, dentro de una historia vieja que se agrieta impotente ante los golpes de tanta mentira y corrupción, de tanta injusticia y atropello, que se convierten más y más en creciente violencia sin respuesta y solución hasta el momento, victimando a tantos inocentes. Mientras, el calendario maya, a su vez, marcaba con sabiduría el comienzo de una nueva era, esta sí de luz, de esperanza y nuevo compromiso.

Como lo hicieron la madrugada histórica del primer día de enero del 94, cuando México entero dormía soñando en las falsas promesas que le habían hecho sus gobernantes en turno, de que por fin dejaría de ser pobre, esto por falso decreto, para pasar a ser parte de los países del primer mundo, de pronto miles de hombres y mujeres, hijos de nuestros antepasados mayas, se hicieron presentes en el corazón de la gran ciudad de San Cristóbal, y con su grito basta, a todos nos despertaron del sueño imposible que nos habían anunciado falsamente, y nos hicieron ver la realidad y quebraron para siempre la vieja historia de engaños y mentiras para abrir el comienzo de una historia nueva de justicia, democracia y libertad.

Este día, otra vez muy de mañana, se pusieron en marcha los mismos actores del 94, miles y miles de hombres y mujeres descendientes directos de los mayas para decirnos, nuevamente en el centro de la gran ciudad: aquí estamos, no nos han destruido, ni el abandono, ni el olvido, ni la injusticia, el atropello y la violencia... Y vinieron también a recordarnos y a reclamar por qué los compromisos de justicia, democracia y libertad siguen, en gran parte, pendientes a lo largo del país.

Hoy vimos marchar a los mismos actores que emergieron como del reverso de la historia aquella madrugada del 94, también a miles de jóvenes, hombres y mujeres, que decidieron sustituir a los que dejaron de caminar visiblemente esta historia que desde entonces comenzó a hacerse nueva. Con sorpresa y admiración vimos también marchar a muchas madres, muy jóvenes ellas, llevando a sus espaldas, protegidos y seguros, a sus bebés. Para hacernos ver que ellos así marchaban con ellas, para marchar después sus propios pasos, como queriendo decirnos que a esta historia nueva ya nadie podrá detenerla ni cambiarla hasta que logremos todos hacer realidad el México de justicia, democracia y libertad que todos queremos y esperamos.
 
Esta vez nos hablaron en silencio para que todos, absolutamente todos, pudiéramos escuchar el grito fuerte de su palabra nueva.
 
Al final, todos regresaron como habían llegado, en silencio, pero dejaron a nuestros corazones una pregunta: ¿Escucharon? Más bien creo que fue una advertencia: ¡Ya escucharon! Porque ellos saben que sí escuchamos. Es que su palabra siempre es escuchada hasta por aquellos que, tal vez, no quisieran escucharla. El desafío no es si hay qué escucharla o no, sino cómo darle respuesta para que todo cambie...
 
2. También convirtieron su silencio en nuevo eco del grito de justicia que, el día 22 de diciembre del 97, se levantó de la masacre que enlutó para siempre la vida de Acteal, en las montañas de Chenalhó, con la muerte de 45 víctimas inocentes, hombres, mujeres y niños, grito que se sigue escuchando porque la justicia a las víctimas sigue todavía pendiente, más ahora cuando los supremos tribunales de la nación, haciéndose cómplices, han decidido dar libertad a los que fueron actores materiales. Y además, cuando el supremo gobierno ha pedido a otros gobiernos la protección de una inmunidad inaceptable a favor de autores intelectuales.
 
3. ¿De qué tumba se han levantado estos nuevos vendepatrias que pretenden atribuirse el falso derecho de intentar vender a pedazos esta patria sagrada, nuestro México, que es de todos, y reconquistada en varias ocasiones, a través de su historia, por la sangre generosa de miles y miles de héroes mexicanos, como está sucediendo ahora con el vergonzoso e indignante Dragón Mart chino de Cancún? Esto no puede ser posible. Esta vergüenza indignante y otros casos más, como tantos proyectos mineros a lo largo del país, no podemos permitirlos. De lo que hagamos ahora, la historia nos juzgará, y las nuevas generaciones nos lo premiarán o nos condenarán para siempre. ¿Escucharon?
* Párroco de San Andrés, miembro del equipo histórico de don Samuel Ruiz García

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