Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 23 de marzo de 2013

Apuntes postsoviéticos- Venezuela: riesgo geopolítico- Adiós, Stéphane Hessel

Apuntes postsoviéticos
Problemas, otra vez
Juan Pablo Duch
 
La incertidumbre se cierne de nuevo sobre la base militar de Rusia en Tayikistán ante la negativa de este país centroasiático a ratificar el acuerdo firmado el otoño anterior, que parecía ideal: los rusos se quedan otros 30 años y sin pagar ningún alquiler, a cambio de ciertas condiciones.
 
Esas condiciones, especificadas en la letra pequeña del acuerdo, resolvieron la pretensión de Tayikistán de cobrar 200 millones de dólares de arrendamiento anual, durante meses la principal controversia.

Moscú ya cumplió dos de los cuatro compromisos que asumió: primero, liberar de aranceles por valor de 200 millones anuales –suma igual a la renta que le querían cobrar– las compras de hidrocarburos por Tayikistán, y, segundo, hacer más flexibles los requisitos para los trabajadores tayikos que vienen a Rusia y cuyas remesas equivalen a la mitad del PIB de ese país.

Ofreció también ayudar a modernizar el ejército de Tayikistán, pero aún no ha entregado el armamento sin cobro por otros 200 millones de dólares ni ha concretado las becas para formar oficiales en instituciones militares en Rusia.

Además, Dushambé insiste en que Moscú invierta los mil 500 millones de dólares que prometió para desarrollar la energía hidroeléctrica en Tayikistán, exigencia que el Kremlin considera chantaje inadmisible al haberla formulado sin comprometer fechas y consciente de que Uzbekistán se opone a la construcción de nuevas hidroeléctricas tayikas, bajo el argumento de que el daño al medio ambiente en el país vecino podría arruinar su agricultura.
 
Para presionar al gobierno tayiko y aunque no hay relación directa, el representante de la cancillería rusa que negocia con la Unión Europea la supresión de visas para estancias de corta duración reveló esta semana que uno de los obstáculos que ponen los europeos es su temor a un flujo masivo de centroasiáticos, por lo cual Rusia no descarta que se tengan que imponer visas a los ciudadanos de Tayikistán.
 
 
Como respuesta el presidente tayiko convocó en Dushambé a sus homólogos de Afganistán y Turkmenistán y les propuso firmar un memorando de intenciones para tender una vía férrea que, a partir de 2015, permita agilizar el intercambio de mercancías entre ellos y, sobre todo, reducir su dependencia respecto de Rusia al dar acceso a los hidrocarburos turkmenos.
 
La orografía tayika dificulta este proyecto y lo hace más costoso, además de que no es muy seguro el territorio afgano, pero la única vía férrea que une Tayikistán con Rusia –herencia de la época soviética– pasa por Uzbekistán, que corta los suministros en los momentos de mayor confrontación.
 
Matrimonio por conveniencia, Rusia y Tayikistán vuelven a tener problemas otra vez.
 
 
Venezuela: riesgo geopolítico
Simón Vargas Aguilar*
El 9 de marzo de 2013, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, aseguró que después de la muerte de Hugo Chávez, el gobierno ruso quiere mantener sus relaciones con Venezuela; pero destacó que podrían deteriorarse en caso de que no se respeten los contratos militares firmados por el ex presidente Chávez. Y es que, de acuerdo con el diplomático ruso, los lazos entre Rusia y Venezuela se construyeron por un vínculo de amistad entre dos países que comparten tensas relaciones con Estados Unidos.
 
 
En este sentido, el presidente ruso Vladimir Putin declaró que Hugo Chávez fue un gran amigo de Rusia, y no cabe duda que él fue un puente entre Moscú y América Latina, ya que en su mandato realizó nueve viajes a Rusia.

Lavrov señaló que el interés de Venezuela hacia Rusia se vincula con la creación de una alianza estratégica disuasiva hacia Estados Unidos, principalmente en el ámbito tecnológico-militar. Esto a raíz del embargo militar impuesto por Estados Unidos a Venezuela, en 2005.

Entre 2005 y 2007, Venezuela compró 24 aviones de combate Su-30MK2, 50 helicópteros Mi-17B, Mi-35M y Mi-26T, 12 sistemas de misiles antiaéreos Top-M1 y 100 mil fusiles AK-47. Estos últimos impulsaron la construcción de una fábrica de municiones para completar el proceso logístico. Cabe mencionar que la cartera de pedidos de Venezuela a Rusia en 2012, se valuó entre 6 mil y 7 mil millones de dólares (sin contar con el crédito emitido anteriormente por 4 mil 400 millones de dólares).


Asimismo, Rusia es el segundo exportador de armamento del mundo después de Estados Unidos, tanto que en 2011 vendió 11 mil millones de dólares en armas a través de su exportadora estatal, Rosoboronexport.


 
En septiembre de 2012, el director del Centro de Análisis del Comercio Internacional de Armas, Ígor Korotchenko, proyectó que en los próximos años India, Venezuela y Vietnam se convertirán en los principales países importadores de armas rusas, y precisó que en el periodo entre 2012 y 2015 el país que ocupa el primer lugar en volumen de exportación militar rusa es de nuevo India, con un volumen de 14 mil 300 millones de dólares. En segundo lugar, Venezuela supera a Argelia, con 3 mil 200 millones de dólares, seguidos de Vietnam con 2 mil 430 millones de dólares.

 
Con la llegada de Putin al Kremlin, la política exterior rusa experimentó un cambio radical que significó la búsqueda de hegemonía e influencia en el panorama internacional a través de las inversiones en petróleo y gas. Es por esto que desde 2010, la compañía petrolera estatal venezolana PDVSA y el Consorcio Nacional Petrolero de Rusia –conformado por Gazprom, Rosneft, Lukoil, TNK-BP y Surgutneftegaz– firmaron un contrato por 20 mil millones de dólares para el desarrollo del Bloque Junín-6, ubicado en la cuenca del Río Orinoco, la faja petrolífera con mayor acumulación de petróleo en el mundo.
 
 
Por esto, el director adjunto del Instituto de Latinoamérica de la Academia Rusa de Ciencias, Vladimir Sudarev, expuso que: Venezuela abrió las puertas de Latinoamérica a Rusia, mediante sus compras masivas de armamento y a través de la participación de compañías rusas en la extracción de petróleo y gas.
 
Conviene destacar que al funeral de Chávez asistieron el presidente de la petrolera Rosneft, Igor Seshin; el director de Rostechnology (Tecnologías de Rusia) y anteriormente, jefe de Rosoboronexport, Serguei Shemezov; el secretario de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, y el ministro de comercio, Denis Manturov, quien declaró: “Hemos firmado contratos con el Estado venezolano, por lo que existen obligaciones federales de nuestros socios… Esperamos, en caso de un cambio de gobierno, seguir manteniendo relaciones cálidas y constructivas”.
 
Sin embargo, el director del Fondo Nacional de Seguridad Energética, Konstantín Simónov, ha declarado que los únicos dos escenarios en los que Rusia podrá seguir participando en los proyectos venezolanos es que gane un político cercano a Chávez o que los militares lleguen al poder. De ganar la oposición, las compañías rusas tendrían que abandonar Venezuela. Y recuerda que “Chávez expulsó a las compañías estadunidenses sin pagarles una compensación, por lo que si gana la oposición, ‘adiós al dinero ruso’. Será una repetición del caso Libia, donde la amistad con Kadafi llevó a que se detuvieran los proyectos rusos”.
 
Esta elección, sin duda, pone en riesgo la geopolítica regional.
*Presidente de Educación y Formación con Valores AC, y analista en temas de seguridad, educación y justicia
Twitter: @simonvargasa
Facebook: @simonvargasa

Adiós, Stéphane Hessel
Pierre Charasse
El 27 de febrero falleció el embajador francés Stéphane Hessel a los 95 años. El 7 de marzo el presidente François Hollande presidió una ceremonia oficial en el Hotel des Invalides, prestigioso recinto donde se rinden solemnes homenajes a los ilustres hijos de la república. En la tarde del mismo día el cuerpo de Hessel fue trasladado al histórico cementerio de Montparnasse, donde un grupo de amigos y admiradores escucharon las emotivas palabras de Michel Rocard, ex primer ministro, y del filósofo Édgar Morín.
 
El embajador Hessel fue un personaje fuera de lo común.

Nació en Berlín en 1917, en una familia de intelectuales judíos-alemanes. Sus padres se instalaron en París en 1924, donde frecuentan grandes figuras de la vanguardia parisina, como Marcel Duchamp o Alexander Calder. En 1937, a los 20 años, naturalizado francés, lo llamaron al ejército y después de la debacle francesa en 1940 él no aceptó ver pisoteada la soberanía de su país de adopción. En 1941 se juntó con el general De Gaulle, en Londres, para organizar las redes de la resistencia en Francia. En 1944 se internó clandestinamente en Francia para preparar el desembarco de los aliados, pero fue arrestado por la Gestapo, torturado y enviado a los campos de concentración de Buchenwald y Dora, donde lo condenaron a la horca. Logró escaparse dos veces y regresar a París cuando las tropas aliadas estaban ya en Alemania. Cuando terminó la guerra entró al servicio diplomático francés y de 1946 a 1948 colaboró en Naciones Unidas con el grupo de redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Después de una brillante carrera diplomática se jubiló en 1981 y empezó una nueva vida al servicio de causas humanitarias y del derecho internacional. Destacó particularmente en la defensa incansable del pueblo palestino, pidiendo a Israel el estricto respeto del derecho internacional. Muchos lo atacaron por ser antisemita, enemigo de Israel o cómplice del terrorismo.

Tuve la suerte de conocerlo en París en diversas reuniones en la cancillería francesa, con representantes de ONG, organismos humanitarios y de defensa del medio ambiente. Era un hombre discreto, que inspiraba el respeto por su extraordinaria trayectoria como resistente durante la segunda guerra mundial y militante de todas las causas a contracorriente del pensamiento único o del políticamente correcto. Su sencillez y humanismo se percibían de inmediato. Con la autoridad moral que le daba su historia personal y su inquebrantable compromiso con sus ideales, él no dudaba en cuestionar las orientaciones liberales de los gobiernos de izquierda,y con frecuencia ponía a sus amigos socialistas en situaciones incómodas frente a sus contradicciones. Hombre progresista, se acercó al Partido Socialista y a los movimientos ecologistas, quedándose siempre a una distancia crítica, convencido de que la globalización liberal desenfrenada conduciría la humanidad a su pérdida.
 
Conocido en los círculos de la diplomacia y las ONG, nunca fue una figura mediática, hasta que a los 93 años, en enero del 2011, una pequeña editorial francesa le publicó un librito de 32 páginas, vendido a tres euros (50 pesos): ¡Indígnense! Era como el grito de un abuelo a la juventud: “93 años. Es algo así como la última etapa. El final no está muy lejos…” eran las primeras palabras de su panfleto que La Jornada Semanal del 18 de septiembre de 2011 publicó íntegramente en su versión española. Este texto conoció un éxito inmediato en Francia (2 millones de ejemplares). Fue traducido a 30 idiomas y vendido en el mundo: más de 10 millones de ejemplares. A pesar de su precio mínimo, los derechos de autor de este inesperado best seller llegaron a cantidades relativamente importantes que Stéphane Hessel donó a organismos humanitarios y de derechos humanos, como el Tribunal Russel sobre Palestina.
 
Su insurrección pacífica coincidió con varios movimientos sociales aparecidos en los últimos años en diferentes países, en desacuerdo con el ultraliberalismo, como los altermundistas, los sin papeles, los sin techo, etcétera. Su llamado tuvo un impacto particular en España, donde los movimientos de protesta retomaron su grito: Los indignados. Criticado por su ingenuidad y su visión utópica de que un mundo mejor es posible, publicó un segundo libro: ¡Comprométanse!, donde a partir de su experiencia exhorta a los jóvenes a entrar en resistencia contra las locuras de un sistema global sin rumbo y actuar para no perder la conquistas sociales adquiridas desde el fin de la segunda guerra mundial que el neoliberalismo está aniquilando poco a poco.
 
Sin duda, Stéphane Hessel fue una personalidad multifacética. Supo hasta su muerte ser leal a su país, a sus compromisos, a sus ideales y nunca perdió la fe en la juventud.
 
Su legado quedará en un contexto muy diferente del que conoció a lo largo del siglo XX y principios del XXI. Su mensaje, lleno de esperanza y de optimismo, es más vigente que nunca: Indígnense y comprométanse!

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