Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 27 de marzo de 2013

Bajo la Lupa- Líbano: un Rolls-Royce de ruedas cuadradas- Paraíso perdido: Chipre

Bajo la Lupa
¿Control global de capitales?: el experimento chipriota bajo la sombra gasera de Afrodita
Alfredo Jalife-Rahme
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Empleados del Banco de Chipre gritan consignas y muestran carteles en que se lee vergüenza en griego, durante una protesta ayer en NicosiaFoto Ap
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El País (26/3/13), rotativo propiedad de una financiera británica con disfraz español, avisa que Chipre será el modelo para futuras crisis bancarias, como amenazó el presidente del eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloen, a la agencia británica Reuters. Se trata del modelo alemán.
 
Más allá de los trucos contables del rescate de Chipre por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI) por 10 mil millones de euros –además de la aportación insólita en pleno naufragio de 6 mil millones de euros por el gobierno de la isla, que provienen de la confiscación de facto de los depósitos–, se evitó por lo pronto su muy controvertida expulsión de la eurozona-17 y la supuesta catástrofe de su sistema bancario (pese a la quiebra de Laiki, su segundo banco más importante) cuando los ahorradores no pueden retirar más de 100 euros al día y los depósitos superiores a 100 mil euros son castigados con un impuesto desproporcionado de 6.75 por ciento.
 
Sin perder de vista la eurofobia de Gran Bretaña, que no pertenece a la eurozona, resulta curioso que The Financial Times (25/3/13), a través de Ben Hall, exponga las seis maneras en las que el experimento (sic) chipriota ha dañado la eurozona en forma irreversible.
 
Según Ben Hall, la forma en que se manejaron las negociaciones de rescate durante 10 días tumultuosos ha dañado seriamente a la eurozona y ha socavado la credibilidad de respuesta a la crisis.
 
Paul Krugman ( The New York Times, 25/3/13) considera que los controles de capital chipriotas con la bendición del FMI representan un desarrollo notable en el paraíso fiscal isleño, que puede significar el inicio del fin de algo mucho mayor: la era en que los movimientos irrestrictos de capitales eran considerados como una norma deseable en todo el mundo. Proporciona los ejemplos de restricción a los flujos de capitales en Gran Bretaña hasta 1979 y en Estados Unidos, aunque en forma limitada, durante la década de los 60.
 
El año pasado, el ex director del Banco de México Guillermo Ortiz ( La Jornada, 9/3/12) fustigó que los bancos extranjeros se llevan dividendos necesarios para el país cuando obtienen ganancias en México que envían a sus matrices para enfrentar la crisis global.
 
Nadie expone, menos en la etapa aciaga de Carstens en el Banco de México, la gran fuga de capitales (alrededor de 20 mil millones de dólares) que han propiciado Banca Santander y BBVA del paraíso financierista mexicano para ir a colmar sus agujeros negros en España. Lo peor: los dos bancos españoles controlan 36 por ciento del sistema crediticio de México, al que le urge crear más bancos de capital nacional para enfrentar el tsunami financiero en curso que se caracteriza por la guerra de las divisas y la gran fuga global de capitales que se refugian en Wall Street.
 
Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia (sic) de Gran Bretaña, aconsejó a los ciudadanos británicos que residen en España retirar su dinero de los bancos en previsión de una quita similar a la de Chipre ( Russia Today, 24/3/13): existen 750 mil (¡supersic!) británicos que tienen inmuebles o viven en España, muchos de ellos jubilados. ¿Es España para Gran Bretaña lo que representa México para Estados Unidos: una colonia financiera?
 
La fuga de capitales británicos de España se subsume en el choque frontal entre Royal Bank of Scotland (RBS) y Banca Santander (ver Bajo la Lupa, 3/2/13).
 
Thierry Meyssan, director de Réseau Voltaire, quien conoce muy bien la situación de la isla chipriota, dividida entre turcos y griegos, considera que Estados Unidos utiliza la crisis financiera chipriota para aplicar la estrategia de captación de capitales con la ayuda de la directora del FMI, la francesa de alma estadunidense (sic) Christine Lagarde.
 
Thierry Meyssan juzga que la única solución verdadera sería anular las deudas, a modo de anticipo por los futuros ingresos de explotación del gas chipriota.
 
Arremete contra el verdadero asalto a mano armada en que la confiscación vendría a ser el papel de una devaluación monetaria. Se trata de un dictado del patrón del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ex director europeo del banco estadunidense de inversiones Goldman Sachs, quien es precisamente el principal acreedor de Chipre.
 
Si Homero viviese hoy, remplazaría en su nueva Ilíada financiera al viejo caballo de Troya por el desestabilizador banco de inversiones Goldman Sachs (por cierto, muy activo en las finanzas de México), que ya despedazó a Grecia y ahora repite su hazaña en Chipre.
 
A jucio de Thierry Meyssan, Christine Lagarde, ex consejera jurídica del complejo militar industrial de Estados Unidos, no está tratando de perjudicar a Chipre, sino de asustar a los capitales basados en Europa y empujarlos a Wall Street para que reanimen las finanzas de Estados Unidos.
 
Reseña que la isla es uno de los pocos paraísos fiscales que subsisten en la Unión Europea y los depósitos que ahí existen provienen principalmente de Rusia. ¿Cuales serán las represalias de Rusia, cuyos capitales off-shore coexistían a unos cuantos kilómetros con la base británica de Limasol?
 
Hasta ahora Putin y Medvediev se han limitado a declarar en forma benigna, el primero, que la confiscación es injusta, y el segundo, que es un asalto. ¿No son acaso las características de la banca neoliberal global del siglo XXI?
 
Rusia se mantiene a la expectativa cuando sus ciudadanos poseen entre 35 mil y 50 mil millones de dólares en depósitos off-shore (equivalentes a prácticamente el doble del PIB de Chipre).
 
Thierry Meyssan, quien goza de información privilegiada tras las murallas del Kremlin, afirma que Rusia finge (sic) no estar interesada, cuando Vladimir Putin ha ignorado las ventajosas ofertas de inversiones presentadas por el gobierno de Anastasiades, las cuales, a mi juicio, incluyen una participación importante en el pletórico yacimiento gasífero Afrodita en la frontera marítima de Chipre con Israel y Líbano ( Foreign Affairs, 20/3/13, y Radar Geopolítico, Contralínea, ¿Nueva guerra de Israel contra Líbano por el gas?, 8/8/10).
 
Según Thierry Meyssan, Vladimir Putin no tiene la menor intención de salvar a los oligarcas rusos que escondieron sus capitales en Chipre y filtra que “ el zar ha obtenido sorprendente información sobre las inversiones rusas realizadas en Chipre durante la era Medvediev, información que bien pudiera utilizar como medio de presión sobre el inconsistente (sic) primer ministro ruso”.
 
Por azares del destino, la gravedad de la crisis en Chipre se escenifica en una semana crucial: visita del mandarín Xi a Moscú; viaje aparentemente insulso de Obama a Israel y Jordania (que desembocó en la reconciliación de Turquía con el Estado hebreo); arreglo de desprivatización de la petrolera estatal rusa Rosneft con la británica BP; suicidio del criminal oligarca ruso-israelí Boris Abramovich Berezovsky y quinta cumbre de los BRICS.
 
Asistimos a la darwiniana y muy cantada guerra de los capitales, donde las pequeñas naciones son devoradas por los megabancos ( v. gr. Goldman Sachs) de los países gigantes, de lo que Chipre constituye su experimento idóneo como cobayo de la grave crisis del bárbaro capitalismo global. ¿Quién sigue?
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Las razones de Pedro-Magú
Líbano: un Rolls-Royce de ruedas cuadradas
Robert Fisk
 
El primer ministro ha renunciado, no hay gobierno propiamente dicho, y en Trípoli persisten las batallas callejeras, la amenaza de más secuestros. Líbano, como solíamos decir en la guerra civil, vuelve a la normalidad. Y en algunos aspectos es cierto. El país siempre está hundido en la crisis más grande desde la crisis más grande. Pero el drama actual es un poco más serio.
 
Najib Mikati, uno de los políticos más ricos del mundo, así como primer ministro de uno de los países más pequeños, renunció porque su gobierno se ha vuelto inmanejable y porque los legisladores no han logrado elaborar una nueva ley electoral. Los sindicatos han declarado huelgas por toda la nación –incluso cerraron el aeropuerto internacional por unas horas– en demanda de mejores salarios. Mikati cedió en este aspecto, en uno de sus actos finales, pero no quedó muy complacido.

Después de todo, ser vecino de una guerra civil no es tarea fácil, sobre todo cuando jets sirios bombardean dos casas en territorio libanés. Los israelíes invaden el espacio aéreo libanés cada día sin que Washington diga media palabra, pero la agresión siria tiene a Estados Unidos lanzando gritos furibundos a Damasco.

Líbano no está vinculado por las sanciones contra Siria, por lo que su gobierno ha adoptado una política de disociación, término pedante para la necesaria neutralidad que debe adoptar para evitar que sus propios sunitas, chiítas y cristianos sean arrastrados hacia las batallas en la frontera. No se puede permitir que el conflicto sunita-alauita en Trípoli –en el que perecieron seis personas, entre ellas un soldado libanés– se extienda a otras partes del país. Por coincidencia, Trípoli es la ciudad natal de Mikati.

Sin embargo, la disociación no ha funcionado muy bien. Por principio de cuentas, el ministro del Exterior, pro sirio, enfureció a los árabes del Golfo al demandar que la Liga Árabe restaure el lugar de Siria en ese organismo. Ese mismo ministro, sobra decirlo, no se apresuró a condenar el ataque aéreo sirio.

Un jeque sunita en Sidón –junto con correligionarios que viven cerca de la frontera– ha impedido el paso de pipas de gasolina hacia Siria, donde probablemente algo del combustible es usado por el ejército del presidente Bashar Assad. No lo sabemos, desde luego, pero es una buena apuesta. Ahora el gobierno utiliza buques tanques petroleros para llevar el combustible al puerto de Latakia, que está comparativamente libre de la guerra civil que consume al resto de Siria.

La decisión de Mikati de renunciar llevaba, pues, la intención de atemorizar a los partidos políticos libaneses, en especial el chiíta Hezbolá, y a los sunitas congregados en torno al ausente Saad Hariri –quien lleva dos años escondido en Arabia Saudita por la supuesta conjura hay para asesinarlo–, de modo que creen un gobierno funcional, capaz de redactar una ley electoral y asumir la responsabilidad del desastre de las semanas pasadas. El predicamento, como siempre, es de largo plazo e incurable.
 
Porque, para ser un Estado moderno, Líbano debe dejar de ser confesional. Una nación cuyo presidente debe ser siempre cristiano maronita, el primer ministro sunita, el presidente del parlamente chiíta, no puede funcionar. Pero si se quitara el sectarismo a Líbano, dejaría de existir… porque ser confesional es la identidad del país. Tiene hermosas montañas, excelente comida, una población extremadamente bien educada, pero es sectario. Es un poco como poseer un Rolls Royce, con asientos nuevos de piel, televisión de pantalla plana y barra de cocteles, pero con ruedas cuadradas. No sirve.
 
Entonces, ser primer ministro de Líbano no es divertido. Se puede hacer avanzar el auto empujando en la misma dirección junto con montones de ministros y parlamentarios, pero apenas caminará unos metros. Y luego los ministros y parlamentarios se pondrán a discutir de nuevo. El gobierno actual, que incluye a Hezbolá –al que el presidente Obama quiere que la Unión Europea condene como organización terrorista–, sin duda no representa a los sunitas cuyos hermanos en Siria constituyen la mayor parte de la oposición armada a Assad, uno de cuyos aliados es, por supuesto, ese mismo Hezbolá.
 
Hariri se habrá alegrado de la partida de Mikati porque disolver el gabinete de éste fue una de las condiciones de la alianza 14 de Marzo de aquél para regresar a la política. Ahora se supone que algunos políticos libaneses, por corruptos que estén por el dinero, las armas o la inclinación sectaria, llegarán en tropel al palacio de Baabda para un diálogo nacional con el presidente Michel Sleiman, el ex general que ha pasado los recientes preciosos días haciendo visitas oficiales a países de África occidental. Él es quizás el único hombre que podría mantener a sus visitantes en la misma sala por más de unos minutos, pero, ¿podrá persuadirlos de acordar una ley electoral a tiempo para los comicios de junio?
 
Sin una elección, la autoridad del propio paramento está tan resquebrajada como lo estuvo en los 15 años de la guerra civil libanesa. Sin parlamento, sin gobierno, sin primer ministro. Sin un cese del fuego real en Trípoli. Sólo el ejército puede controlar las calles –un poco como en Egipto, se podría agregar–, y la guerra en Siria se vuelve más frenética cada día. Líbano merece algo mejor. Significa que cada quien tendrá que darle un nuevo empujón a ese Rolls Royce.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
 
Paraíso perdido: Chipre
Alejandro Nadal
El episodio más reciente de la crisis económica coloca a los llamados paraísos fiscales en el centro de la escena. Chipre es una pequeña economía y un gran dolor de cabeza, pero lo esencial es que ha revelado una vez más la importancia de estos espacios en la economía mundial: la globalización neoliberal no hubiera podido desarrollarse sin la ayuda de estos instrumentos de la acumulación financiera.
 
Comenzamos con una definición: un paraíso fiscal es un espacio económico con gravámenes muy bajos (o cero) sobre capitales y sus rendimientos. También ofrecen un entorno regulatorio muy débil sobre todo tipo de transacciones financieras (especialmente las realizadas con derivados) y mantienen el secreto bancario de manera casi absoluta sobre titulares de cuentas y beneficiarios, así como del origen y destino de los depósitos y retiros. En suma, es el campo ideal para evadir impuestos e introducir recursos de procedencia ilegal a los flujos convencionales de la economía mundial. Si la crisis en Chipre adquiere relevancia es porque estamos en presencia de uno de los paraísos fiscales más importantes del mundo.

Y aquí viene lo bueno. Es precisamente porque Chipre estaba en buena posición para seguir desempeñando su papel de nirvana fiscal que la pequeña isla fue admitida en la esfera del euro en 2008. Leyó usted bien. No es un accidente el que Chipre forme parte hoy de la eurozona.

Esto no debería sorprender. El gran programa de la globalización financiera descansa de manera fundamental en la presencia de paraísos fiscales. Como era de esperarse, aunque parecen pequeñas estas economías tienen sector financieros súper desarrollados. En conjunto se calcula que tienen depositados alrededor de 13 billones (castellanos) de dólares y le dan refugio a unas 2 millones de entidades corporativas del mundo entero.

Ese tipo de magnitudes ya nos dice algo importante sobre los paraísos fiscales. No se trata de segmentos marginales de la economía mundial sino de una dimensión que forma parte de su estructura íntima. Más que un simple instrumento para evadir impuestos, estos pequeños cielos fiscals son un componente clave del sector financiero mundial y de sus operaciones de rutina. En el desarrollo del capital financiero, los paraísos fiscales son el espacio privilegiado de la gestión especulativa porque facilitan las operaciones de arbitraje (es decir, aquéllas en las que los agentes escogen instrumentos financieros y divisas en función de diferencias entre tipos de cambio y tasas de interés real). Desde esta perspectiva, es claro que los paraísos fiscales han sido esenciales en la globalización financiera. Y por lo tanto, también jugaron un papel importante en la gestación de la crisis financiera mundial.
 
En la típica lista de los países que se consideran paraísos fiscales abundan las islas soleadas y los principados mediterráneos. La enumeración tradicional incluye casi siempre en primer lugar las islas Caimán, Bermudas, Bahamas, Barbados, Antigua, Mónaco, San Marino y Lichtenstein. Pero la lista es mucho más extensa y contiene a países como Luxemburgo, Suiza, Panamá, Singapur y Hong Kong. De hecho, un análisis más cuidadoso sobre la estructura y dinámica del capital financiero revela que existen paraísos fiscales un países mucho más importantes. En Estados Unidos existen espacios que cumplen con la definición de paraíso fiscal que hemos apuntado arriba. Los estados de Nevada y Delaware reúnen todos los requisitos para ser miembros del selecto club de paraísos fiscales. Es más, en Estados Unidos no se gravan los pagos de intereses y ganancias de capital percibidos por no residentes. Por ese motivo, los análisis más rigurosos sobre paraísos fiscales incluyen en sus listas a economías como Estados Unidos y el Reino Unido. Recientemente Alemania ha defendido el secreto bancario a ultranza de los paraísos fiscales.
 
Los paraísos fiscales también han servido como instrumentos de presión para moldear la política fiscal de todo el mundo. Cuando arrancó el proceso de globalización financiera a finales de la década de los 70, las tasas marginales máximas del impuesto al ingreso de las personas físicas y de las empresas en los países desarrollados promediaban 67 y 50 por ciento, respectivamente. En la actualidad esas tasas promedio son 40 y 27 por ciento. En muy buena medida esa reducción de la presión fiscal se debe a la presencia de los paraísos fiscales como alternativa de un trato fiscal mucho muy benigno.
 
La ‘solución’ a la crisis en Chipre ha destapado el basurero de la globalización financiera. Cuando se introdujo la moneda común en Europa se insistió mucho en sus ventajas porque se reducirían los costos de transacción. Lo que no se dijo es que los diversos paraísos fiscales en la eurozona se encargarían de multiplicar los beneficios derivados de la especulación. Es buen momento para recordar las palabras de John Milton cuando nos recuerda en El paraíso perdido cómo vendrán los lobos crueles que sólo buscan saciar su vil ansia de ambición y lucro.

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