Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 31 de marzo de 2013

Bajo la lupa- Los casos opuestos de Islandia y Chipre- España en crisis

Bajo la lupa
Evanescente banco BRICS: proyecto sin concretar
Alfredo Jalife-Rahme
Foto
Manmohan Singh, Xi Jinping, Jacob Zuma, Dilma Rousseff y Vladimir Putin, gobernantes de India, China, Sudáfrica, Brasil y Rusia, el miércoles pasado en Durban
Foto Reuters
 
Antecedentes: En la cuar­ta cumbre de Nue­va Delhi se debió haber formalizado el banco BRICS (Bajo la Lupa, 28/3/12)que echó reversa de manera intempestiva.
 
 
Hechos: La quinta cumbre en Durban, Sudáfrica, anunció la creación del evanescente banco BRICS, mientras la prensa británica arremete furibundamente contra el grupo ( FT, 25/3/13) –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)– y los multimedia de Estados Unidos (EU) los desprecia, con la huérfana excepción de The Washington Post (26/3/13).
 
No hay que echar las campanas al vuelo: el proyecto de un banco BRICS (idea de India) no se concreta aún por falta de un acuerdo sobre las cuotas de participación (que Rusia desea sean de 10 mil millones de dólares por miembro), la divisa prevaleciente (¿el yuan?) y su sede (China desea Shanghai). La doble fuerza tanto geoeconómica (segunda superpotencia a punto de desbancar a EU en dos años) como geofinanciera (primeras reservas: 28.45 por ciento del total global) de China son apabullantes: lo cual se refleja en las reñidas negociaciones tras bambalinas.
 
De los 4.3 millones de millones de dólares (trillones en anglosajón) de reservas foráneas del bloque pentapartito, sólo China dispone de 3.5 millones de millones: ¡81.4 por ciento! El banco BRICS avanzó como proyecto, pero no se concretó y será hasta la sexta cumbre de Brasil, quizá, cuando se implemente una idea genial del incipiente orden multipolar.
 
La capitalización del banco BRICS sería del orden de 50 mil millones de dólares para financiar proyectos de infraestructura con una reserva colectiva de divisas por 100 mil millones (idea de Guido Mantega, ministro de Finanzas de Brasil, para paliar la guerra de divisas), lo cual colisiona de facto con el FMI y el BM, que favorecen aberrantemente a EU y Europa por encima de los BRICS y los derelictos países en vías de desarrollo.
 
China y Brasil acordaron usar sus divisas (yuan y real) mediante 30 mil millones de dólares en swaps para su ca­da vez más relevante intercambio comercial (75 mil millones de dólares en 2012). Esta parece ser la tónica que operará en el seno del banco BRICS con las cinco divisas respectivas en lugar de una sola para sus acuerdos comerciales bilaterales/multilaterales, donde el yuan se hubiera llevado de calle a las demás, en espera también de su convertibilidad global, sin contar la presión de la OTAN encabezada por EU, para la revaluación de la divisa china.
 
Lo ideal sería crear una divisa BRICS apuntalada a pro rata por las cinco divisas de sus miembros para no crear molestas inequidades. El ministro de Finanzas de Sudáfrica, Pravin Gordhan, exultó que los BRICS habían realizado un muy buen progreso para la instalación del banco. Una cosa es progresar y otra es concretar cuando el lanzamiento del banco BRICS puede tomar varios años para el inicio de sus operaciones.
 
El mediocre comercio interno –menos de 1 por ciento del comercio global– en el seno del bloque pentapartito no refleja aún su enorme potencialidad cuando se compara a su participación con 26.4 por ciento del PIB global.
 
De 27 mil millones de dólares de su comercio interno en 2000 (antes de su creación), casi se multiplicó por 10 el año pasado y puede duplicarse a más de 500 mil millones en 2015. Se ventilan las abruptas discrepancias entre comercio, economía y finanzas de los BRICS cuando las inversiones foráneas directas (FDI, por sus siglas en inglés) alcanzaron 263 mil millones el año pasado, 20 por ciento de los flujos globales de FDI: más de 3.3 veces el monto de hace 13 años ( Bloomberg, 26/3/13).
 
En medio de la decadencia financierista a ambos lados del Atlántico Norte, el bloque pentapartito se ha percatado de su potencial geopolítico –no sólo geoeconómico/geofinanciero–, por lo que cuenta con crear su propio consejo de negocios y su centro de pensamiento ( Global Times, 26/3/13).
 
Las necesidades de financiamiento interno de los BRICS son colosales y se calcula que requieran 4.5 millones de millones de dólares en los próximos cinco años y 15 millones de millones para las próximas dos décadas. Su Hao, director del Centro de Investigación Asia-Pacífico de la Universidad de Relaciones Exteriores de China, comentó que el objetivo del quinteto es construir un nuevo orden mundial multipolar, aunque aún no asume su papel en forma decisiva, ya que su método es empujar por cambios de manera lenta e incremental, en un proceso de largo plazo.
 
El ministro de Finanzas chino, Lou Jiwei, diluyó el vino de los comensales al especificar que sólo se pusieron de acuerdo sobre el establecimiento (sic) del Banco de Desarrollo –debido a la gran demanda para financiar la infraestructura–, pero sin discutir la inversión inicial de cada país para su participación bancaria, idea que quizá prospere en 2014 en Brasil. Adujo que el banco BRICS sería complementario (¡supersic!) al BM y al Banco de Desarrollo Asiático; exageradamente precavido, insinuó que el ambiente externo era desfavorable (¡supersic!) a los BRICS con la presente situación económica global muy complicada (¡supersic!): crisis de la deuda en Europa y la impresión hiperinflacionaria de dólares por la Reserva Federal ( People’s Daily, 27/3/13).
 
A juicio de Yu Jianhua, profesor de Relaciones Internacionales de la Academia Social de Ciencias de Shanghai, en la óptica china los BRICS deben servir de suplemento (sic) en lugar de sustitución del G-20. Los académicos chinos van más allá del banco BRICS y sugieren instaurar un acuerdo interno de libre comercio entre los miembros del quinteto (BRICS como fuerza global, China Daily, 27/3/13). China no desea confrontación con la OTAN en el ámbito geofinanciero y adopta una postura de prudente gradualismo en espera de ver pasar el cadáver de su enemigo frente al pórtico de su casa.
 
Pese a su notable convergencia geoestratégica (Bajo la Lupa, 24/3/13), la cosmogonía y el cronograma de China y Rusia (con su mira puesta en la próxima cumbre del G-20 en Moscú) están desfasados y desincronizados ante la dinámica del quinteto. Rusia opera más en su ambiente geopolítico –el zar Putin visualiza los BRICS como elemento clave del mundo multipolar emergente y un mecanismo pleno de cooperación estratégica (ITAR-TASS, 22/3/13)– que China, que se mueve como pez en el agua en la geoeconomía. Rusia desea profundizar las relaciones del grupo, sin la incrustación de nuevos miembros en los próximos cinco años, mientras China busca su acelerada expansión llegando hasta un tratado de libre comercio.
 
Conclusión: No son cosas sencillas de resolver en tan pocos años y un paso en falso de cualquiera de los miembros puede ser muy costoso. Pero tampoco se puede perder mucho tiempo cuando EU libra simultáneamente una guerra de divisas y promueve la guerra de los capitales para refinanciar desde la periferia desahuaciada a Wall Street (Bajo la Lupa, 27/3/13). Los BRICS ostentan un persuasivo paraguas nuclear (Rusia) y un notable poderío geoeconómico (China), pero exhiben su vulnerabilidad geofinanciera todavía dominada por la dupla anglosajona.
Twitter: @AlfredoJalife
Facebook: AlfredoJalife
 
Los casos opuestos de Islandia y Chipre
Guillermo Almeyra
Dos pequeñas islas –Islandia y Chipre– dieron una respuesta absolutamente diferente a la crisis financiera que las atropelló, respectivamente, en 2008 y en 2012. Hay sin duda importantes factores externos que explican esos comportamientos opuestos. En Chipre, por ejemplo, asistimos a una dura competencia entre la Unión Europea, por una parte, y la mafia y los grandes capitalistas rusos, aliados a la Iglesia ortodoxa chipriota, por la otra, que son grandes inversionistas en la isla. Además, enfrenta la hipoteca sobre la independencia chipriota planteada por la ocupación turca de un tercio de la isla y la amenaza turca de evitar por todos los medios que la República de Chipre explote sus reservas de gas.
 
Por consiguiente, en Chipre no está solamente en juego la defensa, a cualquier costo, del capital financiero, sino también el viejo conflicto imperialista con Rusia por el Mediterráneo oriental y en tierras del Medio Oriente, mientras que, en el caso de Islandia, al resto de los países europeos no les preocupaba mucho que un puñado de grandes especuladores financieros ingleses y holandeses perdiese muchas plumas (por supuesto, de cuervo) con el cierre de los bancos islandeses.

 
Pero lo que más me interesa destacar es la diferencia de comportamiento social entre los islandeses y los chipriotas, pues los primeros desconocieron la deuda externa, se negaron a pagarla mediante dos referendos sucesivos, derribaron al gobierno de los banqueros, reformaron la Constitución, que fue redactada nuevamente mediante la intervención popular que, utilizando la red electrónica, redactó, discutió y afinó directamente el nuevo texto, mientras los segundos, tras comprobar que los grandes perdedores de la crisis no serían los pequeños ahorristas, sino los especuladores y tratantes de drogas y de blancas rusos, aceptaron un sistema que acaba de demostrar que los puede despojar en cualquier momento y volvieron a poner sus cuellos bajo el yugo de un sistema financiero corrupto apenas maquillado.
 
¿Por qué unos reaccionan y otros, en cambio, soportan las vejaciones? Creo que buena parte de la explicación la encontramos en la historia comparada de ambas islas, porque los muertos se apoderan de los vivos, así como en la composición social de sus respectivas poblaciones.
 
Los primeros pobladores escandinavos de Islandia tomaban sus decisiones en una asamblea de los clanes ya en el siglo IX y crearon en el 930 el primer gobierno –en todo el mundo– basado en una asamblea democrática, llamada Althing.
 
Su insurrección contra los reyes noruegos se produjo cuando, varios siglos después, uno de éstos decidió suprimir esa asamblea. Islandia, en escala mundial, fue también el primer país en elegir a una mujer como presidenta de la República y, después de la movilización contra los bancos, en tener una primera ministra declaradamente lesbiana en un país luterano. Entre sus 319 mil habitantes (en 2011) la mayoría eran mujeres, las cuales viven casi 84 años por 81 en el caso de los hombres. Aunque la mayoría de los habitantes habite en ciudades, Islandia es un país de pescadores y, en medida mucho menor, de campesinos pequeños propietarios.
 
Chipre, en cambio, a lo largo de su historia tres veces milenaria, fue colonia de los faraones egipcios, de los asirios, de los persas, de los bizantinos, de los genoveses, de los otomanos, de los ingleses y se independizó (a medias) de éstos mediante una insurrección nacionalista armada sólo después de la Segunda Guerra Mundial, que fue seguida por una invasión turca a la isla que colonizó la parte norte con soldados y campesinos traídos de Anatolia y dividió en dos la isla.
 
En la República de Chipre subsisten las bases inglesas y el país está acostumbrado a vivir una soberanía limitada y a depender del juego internacional de las potencias. Sus habitantes (un millón 116 mil 564, en 2011) tienen expectativa de vida de 78 años y viven, unos pocos, como campesinos en tierras que carecen de agua y, la mayoría, del turismo y de las consecuencias que derivan del carácter de paraíso fiscal (depósitos que superan 47 veces el producto interno bruto, lavado de dinero, tráficos ilegales y criminales de y hacia Rusia y Medio Oriente).
 
Su economía depende prácticamente del Sol y de los delitos del capital financiero. Podría salir de esa situación si explotase el gas que rodea la isla, pero eso significaría la ocupación turca y, al menos, una guerra turco-griega, que por el momento nadie quiere, pero cuya amenaza está siempre presente.
 
Si Islandia se caracteriza por sus orgullosas tradiciones democráticas, Chipre padece constantemente el recuerdo de su situación en el cruce del camino de las grandes potencias. La historia y la geografía ni explican ni determinan todo, pero tienen una densidad que no puede ser ignorada. Además, tanto para los turcos como para los bizantinos, que fueron la base de la población chipriota actual, pero no para los luteranos de Islandia, el curso de la historia depende de la voluntad divina, no de las decisiones políticas de los seres humanos.
 
Sea como fuere, los bancos islandeses fueron nacionalizados. Buena parte de la deuda externa no se pagó, la nueva Constitución garantiza que la nación es propietaria de los bienes comunes y establece la obligación de convocar referendos populares antes de adoptar una decisión importante e Islandia salió de la crisis y su economía creció 3 por ciento en 2012.
 
En Chipre, en cambio, la papa caliente quedó en manos de los grandes capitalistas, sobre todo rusos (que perderán cerca de 3 mil millones de euros) pero está rodando todavía y podría volver a caer del lado de los ahorristas nacionales. Otro dato: el presidente que en Islandia organizó el primer referéndum era un hombre de izquierda, ex sindicalista. El presidente que negoció la deuda chipriota es un gran banquero. Como se sabe, perro no come perro. Existe pues también el llamado factor subjetivo…


España en crisis
Néstor de Buen
De una cosa no cabe duda. El gobierno del Partido Popular, representante indiscutido de la ultraderecha española, presenta serios síntomas de corrupción en un medio en el que la pobreza domina, expresada sobre todo por un desempleo intolerable y múltiples conflictos derivados de los juicios entablados en contra de compradores de inmuebles a los que se aplican desahucios, aparentemente violando reglas elementales en los procesos respectivos.

Hay que reconocer que no es la primera vez que España enfrenta situaciones de ese tipo. Si no recuerdo mal, allá por los años 50 o 60 fue notable la emigración hacia el centro de Europa de trabajadores españoles que no encontraban empleo en su propio país. El problema desapareció cuando España fue descubierta como un lugar preferente para el turismo, lo que provocó, inclusive, el regreso de muchos emigrados que preferían estar en casa, con ocupaciones razonables, que en países ajenos cuyos idiomas difícilmente hablaban. Y es que las condiciones de España para recibir turismo son excepcionales: playas, montañas, museos, castillos y pueblos, que además cuentan con una estructura más que adecuada para ese sector. Ello, independientemente del ambiente que caracteriza a las grandes ciudades españolas.

Escribo pudiendo invocar mis propias experiencias. No me refiero precisamente a los primeros años de la infancia ni a los desgraciados de la Guerra Civil. Cuando en 1939 y 1940, principalmente, se produjo el exilio republicano que tanto le debe a la generosidad del general Lázaro Cárdenas, la ambición de los exiliados era el regreso, lo que fue imposible, y crearon una segunda patria en México, al que sirvieron de la mejor manera. Pero posteriormente, terminada la Guerra Mundial en la que el gobierno franquista se convirtió en aliado de nazis y fascistas, en pago por los servicios que le habían prestado y que decidieron su triunfo gracias al intolerable mito de la no intervención que proclamaron franceses e ingleses, cuando Franco fue reconocido por los países capitalistas, las posibilidades de ir a España, sin riesgos políticos, se hicieron notables.
 
Mi primer viaje a España, si no recuerdo mal, fue con motivo de un problema profesional que me llevó al norte del país y a Madrid. Después intervine en la formación del convenio taurino que permitió reanudar el intercambio, lo que me puso en contacto con algunas autoridades que aceptaron sin reservas que un abogado, entonces aún español, refugiado, con antecedentes políticos de izquierda, pudiera participar en esa tarea. Después he ido a España muchas veces y reconozco que siempre regreso orgulloso de haber nacido allí, de las maravillosas obras de arte que pude ver, de los muchos amigos y amigas que tengo, entre otras cosas, como resultado de las reuniones internacionales de especialistas laborales a las que he asistido y con un orgullo familiar que no puedo disimular. Mis ascendientes no pueden haber sido más ilustres y no es mérito mío.
 
Reconozco que tengo ganas de volver. Un poco para vivir los problemas que España padece y que se parecen mucho a los que nosotros tenemos por los mismos motivos: pobreza, desempleo, autoritarismo estatal. Un mucho para volver, por lo menos, al Museo del Prado, dar una vuelta a Santiago de Compostela y, por supuesto que a Sevilla, la ciudad más bonita del mundo en la que, además, nací. Y, tal vez, para ver a México desde lejos y poder apreciar que por encima de sus múltiples problemas, sigue siendo una fortaleza en la que da orgullo vivir.

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