AMLO, congruencia y resistencia; PRD va por el botín presupuestal
El congruente posicionamiento político que habrá de asumir el ex candidato presidencial del Movimiento Progresista sacudirá la unidad de la coalición de izquierda que caminó articulada a lo largo de la campaña federal
El domingo Andrés Manuel López Obrador reiterará en el Zócalo de la Ciudad de México su rechazo a reconocer a Enrique Peña Nieto como Presidente de la República; es factible que anuncie la conformación de un nuevo partido en los próximos meses para seguir su lucha para transformar a México en un país más justo e igualitario; y se espera que haga un llamado a la resistencia civil ante el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que validó los comicios presidenciales del pasado 1 de julio, y establezca los lineamientos de las movilizaciones y protestas que se habrán de desarrollar en las próximas semanas.
El congruente posicionamiento político que habrá de asumir el ex candidato presidencial del Movimiento Progresista sacudirá la unidad de la coalición de izquierda que caminó articulada a lo largo de la campaña federal pasada y es muy factible que se dé una grave división entre y al interior del Partido de la Revolución Democrática, el Partido del Trabajo y el partido Movimiento Ciudadano, y frente al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Los representantes populares emanados del PRD, gobernadores, presidentes municipales y legisladores, federales y locales, están obligados a reconocer el fallo de las autoridades electorales y a mantener una relación el titular del Ejecutivo a partir del próximo 1 de diciembre, Enrique Peña Nieto, como lo planteó el dirigente perredista Jesús Zambrano.
Todo parece indicar que se repetirá el caso de las elecciones de 1988 y 2006, cuando el Partido de la Revolución Democrática no reconoció el triunfo de Carlos Salinas de Gortari ni de Felipe Calderón, respectivamente, lo cual no fue obstáculo para que sus legisladores y gobernadores y presidentes municipales asumieran la responsabilidad legal que adquirieron en las urnas. Ahora, los representantes populares emanados del PRD y de los otros partidos de izquierda habrán de reconocer tácita o expresamente el poder presidencial, lo que puede derivar en una fractura o división al interior de ese instituto político y deteriorar la alianza con el PT y el MC, coalición cada vez más endeble una vez que pasaron los comicios, así como con el Movimiento de Regeneración Nacional que encabeza López Obrador.
El viernes, la dirigencia nacional del PRD, integrada por Jesús Zambrano, Alejandro Sánchez Camacho y Eloy Vázquez, se reunieron con los coordinadores parlamentarios del Sol Azteca en el Congreso, Silvano Aureoles y Miguel Barbosa, y los gobernadores Ángel Aguirre de Guerrero, Gabino Cué de Oaxaca, y los mandatarios electos Arturo Núñez de Tabasco, Graco Ramírez de Morelos y Miguel Ángel Mancera del Distrito Federal, quienes públicamente aceptaron respetar la ruta que fije a seguir el tabasqueño, más no seguirla y prefrieron esperar para conocerla en la asamblea popular de mañana.
Durante la cumbre de la izquierda, que duró poco más de tres horas, se vislumbró la ruptura que viene: los dirigentes perredistas Jesús Zambrano y Alejandro Sánchez Camacho, así como los coordinadores parlamentarios del Sol Azteca en el Congreso expusieron reiteradamente que el de la Revolución Democrática es respetuoso de la ley y subrayaron que la determinación del Tribunal Electoral es inatacable. El “chucho” Zambrano admitió que el PRD y los gobernadores emanados de la izquierda acatarán la sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) respecto a la validez y el triunfo del presidente electo, Enrique Peña Nieto, lo que contrasta con las postura que ha asumido López Obrador de no reconocer el fallo de la autoridad electoral y cuestionar la forma en que lo hizo sin tener en cuenta el cúmulo de pruebas que le presentaron a los magistrados electorales para sustentar su petición de anulación de los comicios presidenciales.
Zambrano aseguró que el tabasqueño “no va a convocar a movilizaciones” pero mostró una posición ambigua en cuanto a la actitud y conducta de López Obrador, a quien no obstante dijo que acompañará en el evento del domingo. Incluso, ante la insistencia y cuestionamientos de los reporteros para que aclarará su posición frente al tema de López Obrador, el dirigente perredista les reclamó que intentaran “amarrar navajas” y pretendieran “forzar la nota”.
La postura de los dirigentes formales del PRD se explica por su deseo manifiesto de usufructuar el botín político de los pasados comicios federales: el único “importante acuerdo” que alcanzaron es la conformación de un bloque de gobernadores de izquierda que “saque” ventaja en la negociación presupuestal en la Cámara de Diputados para sus respectivas entidades. También acordaron reunirse la semana que entra, posiblemente el miércoles, con los integrantes de las direcciones estatales de su instituto político para preparar los comicios locales en 14 estados.
Lilia Arellano - Opinión EMET
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