Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 9 de septiembre de 2012

La nomenklatura financiera y… Peña Nieto- Proyecto Jorge: el plan Televisa-Peña Nieto para alcanzar la Presidencia

Proyecto Jorge: el plan Televisa-Peña Nieto para alcanzar la Presidencia

Priistas y funcionarios acompañaron a Peña en el Primer Informe de Eruviel Ávila. Foto: Benjamín Flores.
Priistas y funcionarios acompañaron a Peña en el Primer Informe de Eruviel Ávila.
Foto: Benjamín Flores.
Cuando se dispone de recursos ilimitados –y presumiblemente ilegales– es posible pagar precios estratosféricos por campañas para modelar la imagen de políticos mediocres y de cuestionable carisma. La magia de los medios y las grabaciones de audio y video con los equipos más avanzados recrean un ambiente que sólo puede verse en las producciones cinematográficas de alto perfil. En el libro Peña Nieto: El gran montaje, del reportero de Proceso Jenaro Villamil y que comenzará a circular en los próximos días, se cuenta la historia de cómo Televisa y su productora estrella labraron el camino del abanderado priista a la Presidencia. Adelantamos aquí fragmentos de la obra.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- A finales de agosto de 2010, en vísperas de su Quinto Informe de Gobierno, Enrique Peña Nieto apareció en un spot de 43 segundos. Sentado en una camioneta lujosa, en mangas de camisa, simulando el estilo del mandatario estadunidense Barack Obama, el gobernador mexiquense se autopromovió en un monólogo sobre sus “compromisos cumplidos” y su incansable deseo de servir a sus gobernados.
El spot generó una polémica por varias razones. La calidad de la imagen, cercana a la producción cinematográfica, suponía un costo mayor al de la manufactura tradicional de este tipo de promocionales. Se transmitió en señal nacional desde el 30 de agosto de 2010. Al costo de las tarifas comerciales de Televisa, lo invertido ascendía a 50 millones de pesos, según un cálculo de la dirigencia estatal del PRD. A esta inversión se debían sumar la de otros promocionales sobre los “compromisos cumplidos” que habrían costado 42 millones de pesos.
“Estamos hablando de casi 100 millones de pesos en sólo un mes, sólo en televisión comercial, sin contar espectaculares, desplegados en periódicos y spots radiofónicos”, afirmó Luis Sánchez, dirigente del PRD mexiquense, al ser entrevistado tras la queja que interpuso ante las autoridades electorales.
Ese mismo spot generó el escándalo del año siguiente sobre la misteriosa cena en la casa de la entonces presidenta del TEPJF, Maricarmen Alanís, con representantes de Peña Nieto, en pleno proceso de exoneración del tribunal a Montiel, ya exgobernador y aspirante presidencial del PRI.
Otro elemento más importante no pasó desapercibido entre los especialistas en producción de spots. El promocional fue filmado con la cámara Phantom, una de las más caras en el mercado, para aportar una “calidad cinematográfica”.
El spot tenía el sello del productor consentido de Televisa: Pedro Torres, el mismo de los infomerciales de Estrellas del bicentenario, cápsulas de tres minutos que se transmitieron en los horarios de mayor audiencia del Canal 2 en 2010. El costo mínimo tan sólo de una serie de esos promocionales, como el de Yucatán, fue de 20 millones de pesos, según un estudio realizado por el Diario de Yucatán.
El costo de la producción de Pedro Torres siempre se ha considerado el más caro en el mundo publicitario de México. Además, incluye una llave secreta: el acceso privilegiado a los espacios de Grupo Televisa. De hecho, contratar a la compañía de Torres es una condición que impone el consorcio a sus clientes gubernamentales.
Informes de Televisión Mexiquense advirtieron que, por primera vez en 20 años, el equipo de promoción, producción y realización de esta televisora pública había sido desplazado por completo para que la empresa Mediamates, propiedad de Torres, se hiciera cargo de todo lo relacionado con la producción estelar del Quinto Informe de Gobierno de Peña Nieto en el Teatro Morelos.
Dos días antes del evento, Torres desplegó un equipo digno de una producción cinematográfica: una unidad móvil que consta de 16 cámaras, dos grúas y un teleprómpter en el Teatro Morelos para que Peña Nieto pudiera leer en pantalla su informe, como si fuera un conductor de noticias o de un programa de espectáculos.
El vínculo entre Mediamates y Peña Nieto se reforzó en años recientes. Se convirtieron en sus principales managers y productores en pos de la Presidencia de la República. Hasta finales de 2011 le llamaron Proyecto Jaime. Fue el nombre clave que decidieron Pedro Torres y Alejandro Quintero para la “producción” de Peña Nieto como precandidato presidencial del PRI.
A partir de 2012 cambió su nombre a Proyecto Jorge. Los detalles de todo lo relacionado con publicidad, producción de spots, asesoría en discurso, imagen, redes sociales, manejo visual y “guerra sucia” o de contrastes con el adversario se manejó en las oficinas de El Mall, la empresa de Pedro Torres, ubicada en el Centro Lomas Plaza, justo frente a la Fuente de Petróleos, en avenida Reforma y Periférico. La ingrata memoria recuerda este sitio por ser el mismo donde se estrelló el Learjet donde viajaba Juan Camilo Mouriño, en noviembre de 2008.
Supervisado directamente por Pedro Torres y por Alejandro Quintero, a través de su representante Montserrat Barrios, el Proyecto Jorge fue de alta confidencialidad. Para Televisa constituyó el secreto mejor guardado porque en él están las huellas de toda su intervención a favor de Peña Nieto en la campaña de 2012. Para Peña Nieto y su equipo fue oficialmente “inexistente”.
La clave del Proyecto Jorge es que no debía dejar huella fiscal ni contable. No hay facturas, no hay contratos. El dinero se manejó en efectivo. Se depositaba a través de empresas de traslado de dinero en efectivo, según informes de personal interno que pidió confidencialidad.
Los mismos reportes internos calculan que tan sólo entre abril y junio de 2012, los meses más intensos de la campaña presidencial, la producción de spots de Peña Nieto y la “campaña de contrastes”, primero contra Josefina Vázquez Mota y luego contra López Obrador, tuvieron un costo de más de 200 millones de pesos. Sobre el pago de estos trabajos no dejaron huella contable.
En el Proyecto Jorge trabajó también la publicista Ana María Olabuenaga, así como la responsable del manejo de redes sociales de Peña Nieto, Alejandra Lagunes, exdirectiva de Google México y de Grupo Televisa.
Durante meses, ambas trabajaron no sólo para tener la mejor calidad de las fotografías y los videos en los que aparece Peña Nieto sino para modular el mensaje y el contraataque a sus adversarios. Enviaron camarógrafos y fotógrafos a cada uno de los mítines de Andrés Manuel López Obrador y del movimiento #YoSoy132 para tener un seguimiento puntual de cada uno de los discursos y de sus participantes.
De este material surgió el video de “contraste” donde se escucha a López Obrador hablar supuestamente a favor de la vía armada, en el mitin que encabezó con estudiantes el 21 de mayo, en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. El spot descontextualizó la participación del candidato del Movimiento Progresista, pero su producción tuvo un objetivo preciso: sembrar la idea de que el naciente movimiento #YoSoy132 y López Obrador eran una misma cosa y estaban a favor de la vía violenta.
(Extracto del reportaje que se publica esta semana en la revista Proceso 1871, ya en circulación)

La nomenklatura financiera y… Peña Nieto


Enrique Peña Nieto y su equipo de transición. Foto: Miguel Dimayuga
Enrique Peña Nieto y su equipo de transición.
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO, D.F., (apro).- Si Enrique Peña Nieto es para Carlos Salinas de Gortari “la esperanza”, para la nomenklatura financiera será el cuerno de la abundancia, la garantía de la impunidad y el abuso que podrían convertirse en coraje y reclamo ciudadano.
Se ha sostenido que el grupo compacto de Peña Nieto, encabezado por Luis Videgaray, Luis Miranda y Luis Vega, lo llevaron al lugar en que hoy esta, –avalado como presidente de México por un tribunal electoral que la población no avala, pero eso es otro asunto–.
No fue la política ni los políticos los que lo llevaron al poder, de ahí que hoy Carlos Salinas de Gortari se le rinda hoy a sus pies. Fue el dinero, fueron los operadores que se allegaron recursos económicos de varias fuentes para comprar una elección.
Salinas jugó en dos vías: la política, –con Manlio Fabio Beltrones como favorito–, y la económica, con Peña Nieto a la cabeza. El grupo compacto fue ganando espacios, desde 2009, cuando Luis Videgaray se impuso en la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados para entregar carretonadas de dinero a los estados, vía obras, sobre todo de agua y carreteras; además de sumar políticos a la causa que tiene a Peña Nieto a la cabeza.
Las versiones sobre la maleta que cargaba Videgaray en cada elección local para, a nombre del Peña Nieto darle su apoyo, son muchas. Fuera de los rumores, lo cierto es que Videgaray a lo largo de su carrera, que por supuesto no inició con el hoy reconocido por el Trife, tendió puentes, fijó rutas y lo más importante: hizo amarres con la nomenklatura financiera.
El dinero fluyó al PRI como no sucedió con Roberto Madrazo, político que se enfrentó al gobierno federal en 1994, y recursos que tampoco fluyeron con Francisco Labastida cuando creyó que le bastaría el dinero de la caja chica, Pemex, para ganarle al entonces carismático, –antes de ser negado más de tres veces por quienes propalaron y ejercieron el voto útil–, Vicente Fox.
El encargado de distribuir lo que el otro par de luises obtenía, fue Luis Vega. Era quien tenía el billete en mano para pasarlo a otras.
Para la operación de los ríos de dinero hacía falta que Videgaray pusiera en marcha sus pactos con la nomenklatura financiera. Sin ellos Videgaray y Vega no hubieran podido alcanza la meta: la Presidencia de la República que podrá atascarse de los beneficios por sus servicios.
Me refiero por supuesto a los bancos. A los dueños de los bancos que son los mismos propietarios de los supermercados (Soriana), que son los mismos dueños de las televisoras (Televisa y TV Azteca), que son los dueños de los hospitales, de las constructoras, en suma, los que se creen y ejercen como dueños de México.
Esa es la parte visible de esta nomenklatura, los que forman parte de los consejos de administración de los bancos.
Estos prestaron sus servicios, como Monex, Banamex-Soriana, HSBC, etcétera, haciendo transferencias (transa…cciones le llaman otros) bancarias electrónicas vía SPEI. El ejemplo más claro está en aquel que denunció el diputado Ricardo Monreal y que consistió en la transferencia de una cuenta del estado de México a un particular por 50 millones de pesos. Y que lo “particular” de éste joven, Marco Antonio González Pak, es que su liga llegó hasta la Fundación priista Isidro Favela.
La operación se realizó a través de Scotiabank, –seguramente el banco del sexenio como lo será Soriana–; el gobierno del Edomex la negó de manera insistente, hasta amenazó con denunciar a Monreal. Para enterrar el error se borró el nombre del joven y se puso Edomex. El hecho lo denunció Monreal y advirtió que por alterar el documento denunciaría al gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, una de las cabezas de esta nomenklatura financiera.
Scotiabank tuvo que asumir el error y decir que se había equivocado. ¡Vaya equivocación de 50 millones de pesos! ¡Poco más de la décima parte del tope de campaña!
Hasta aquí podemos hablar de simple cinismo, por qué quién va a creer un error de esa millonada. Pero el regalo mayor para los reporteros fue el desliz del secretario de finanzas del Edomex, Raúl Murrieta, quien apenas el jueves pasado “aceptó” que hubo esa transacción, pero que por un error de “algoritmo” se mandó casualmente a un muchacho que llevaba hasta la fundación priista Isidro Favela.
Pero no solo eso, reveló que hubo otras dos transacciones que tuvieron errores. No dio montos ni nombres. Ante tal revelación a uno le vienen a la mente otras transferencias, vía SPEI, que sumaron 8 mil millones de pesos, operadas por Videgaray, como documentó el Movimiento Progresista.
Mismo banco, Scotiabank, misma vía SPEI. ¿Habrán sido otro error los 8 mil millones de pesos que también negó tres veces el Edomex?
Esa otra parte de la nomenklatura financiera de la cual el propio Videgaray forma parte, salió a la luz cuando Agustín Carstens decidió que no se le tocara por denuncia alguna. A esta pertenecen también Alfredo Gutiérrez Ortíz Mena, titular del Sistema de Administración Tributaria; el presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Guillemo Babatz Torres; Francisco Gil Díaz; los Murrieta Cummings (unos están en Edomex otros en Pemex); José Suárez Coppel (casi hermano de Gil Díaz); Enrique de la Madrid (ex funcionario de HSBC); Pedro Aspe; los hermanos Werner.
Esta nomenklatura financiera se fue entrelazando con la nomenklatura política, aquella a la que tanto culpó de las desgracias familiares el expresidente Carlos Salinas de Gortari.
El claro ejemplo de esa simbiosis es Luis Videgaray, de ahí que haya sido él la pieza clave para llevar a Peña Nieto a la silla presidencial.
Los otros grupos de apoyo, sólo fueron eso; pero que sin duda alguna también cobrarán a un precio alto el favor; igual lo hará esta fortalecida nomenklatura financiera… para reclamo y coraje de los otros, la ciudadanía.
Comentarios mjcervantes@proceso.com.mx
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