Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Peña y Elba, de la mano- Entregar la educación a un grupo empresarial de ultra derecha

Peña y Elba, de la mano
Peña y Elba, de la  mano
 
Cada vez más, el simplismo y la superficialidad dominan el “análisis” periodístico. Hoy por hoy son demasiados los colegas opinócratas que suponen una ruptura irreversible entre el Presidente Enrique Peña Nieto y la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo… cuando la realidad apunta a ¡exactamente lo contrario!
Y es que no obstante la campaña de diferenciación entre el SNTE y la CNTE que a través de miles de spots está ahora mismo en marcha, la inmensa mayoría de quienes tienen prestado un espacio periodístico o un micrófono lanzan dardos envenenados a un blanco equivocado. Es contra la CNTE, no el SNTE que la iniciativa de reformas constitucionales fue anunciada hace justo un par de días.
Porque, mire usted, para empezar y como ya lo manifestó en su oportunidad el Partido Nueva Alianza a través de un comunicado, tanto en el Pacto por México como en la iniciativa de reformas a los artículos tercero y 73 de la Carta Magna, se recogen muchas de las propuestas que a lo largo de más de una década ha presentado la organización gremial de los docentes.
Lo dijo ayer el dirigente formal del SNTE, Juan Díaz, al sumar a su sindicato a la propuesta de reforma educativa peñista, “valoramos que… recoja propuestas que a lo largo del tiempo han formulado los maestros a través de su organización gremial, algunas ya iniciadas y otras en proceso, que con el rango de reforma Constitucional que ahora se les otorga, adquieren la dimensión y alcance que se reclama.
“Como parte de estas propuestas, fue el SNTE quien, desde hace más de 10 años, solicitó la creación de Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y, más recientemente, propusimos que este Instituto adquiriera el carácter de autónomo y sustentado en un mandamiento constitucional.
“Igualmente, fue una propuesta formulada al Gobierno Federal, que las plazas de nuevo ingreso al servicio educativo estuvieran sujetas a un examen de oposición, que se reformulara la Carrera Magisterial para dar inicio a una nueva forma de profesionalización del magisterio, y que construyera un sistema nacional de evaluación integral.”
Hay coincidencias. Hay apoyo.
DESCOORDINAR A LA COORDINADORA
Quienes seguro se manifestarán en contra de la propuesta peñista signada por los tres partidos con mayor representatividad en el Congreso de la Unión serán los integrantes de la llamada Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación, quienes han postrado a la niñez en Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán y hasta en el propio Estado de México, por la inoperancia y debilidad de los gobienos federal y los respectivos estatales.
Son ellos quienes sistemáticamente, por ejemplo, se niegan a ser evaluados. Son, además, quienes ante cualquier pretexto paran clases durante días, semanas, meses incluso y además exigen que se les retribuya económicamente, como si de verdad hubiesen laborado al frente de las aulas. La venta de plazas y el sistema “hereditario” de las mismas, es también lo más común en esas entidades, sin que ello no quiera decir que prácticamente en todo el país pervive esta práctica contraria a la lógica.
La iniciativa del señor Peña Nieto, pues, tiene como blanco a la Coordinadora, no al SNTE.
En eso, Peña y Gordillo van de la mano.
Como seguramente irán, también, en muchos otros temas que tiendan a mejorar la calidad de la educación que, hoy por hoy –hay que admitirlo-- está en niveles que de verdad ponen los pelos de punta.
Vale destacar, por último, la respuesta contundente que dio ayer el SNTE a los “amarra-navajas”:
“El SNTE tiene claro que, en medio del debate educativo, los críticos y los adversarios de nuestra organización intentan estigmatizar y debilitar al magisterio, al sindicato e incluso a la escuela pública. Algunos de esos críticos y adversarios buscan promover sus propios intereses y ampliar sus márgenes de influencia en el sistema educativo y otros, que en esta coyuntura, ven la oportunidad para empujar hacia la privatización de la educación. Claramente, buscan generar la percepción de una ruptura o un enfrentamiento entre el SNTE y el gobierno federal. No vamos a caer en esa provocación absurda.”
De la mano, pues. Peña y Gordillo. De la mano.
Francisco Rodríguez - Opinión EMET
 
Entregar la educación a un grupo empresarial de ultra derecha
Entregar la educación a un grupo empresarial de ultra  derecha
Entre las muchas urgencias que tiene el país, la de que el Estado retome la rectoría en materia educativa es de las más apremiantes. Por eso ha sido aplaudida la reforma que anunció el gobierno federal el pasado lunes, aunque mientras no se vean resultados concretos, favorables a la sociedad, seguirá habiendo resquemores sobre los verdaderos motivos que se persiguen con esta adecuación institucional. Estos fueron externados por un grupo de especialistas, quienes ven posibles riesgos de que el sector sea entregado a la organización Mexicanos Primero, ligada a Televisa.
En tal caso, como dice un dicho popular, “saldríamos de Guatemala para entrar en Guatepeor”. Se pondría fin al ciclo nefasto del sindicato corporativo más poderoso de América Latina, pero para que la educación cayera en manos de un grupo oligárquico ultra reaccionario, cuyo principal interés sería hacer del sistema educativo un ente informe cuya principal responsabilidad sería imponer criterios educativos ajenos a los intereses de la nación como Estado soberano, con aspiraciones de conformar una democracia progresista.
El investigador emérito de la UNAM, Ángel Díaz Barriga, lamentó que el Ejecutivo “sólo esté escuchando a los empresarios y no se dé tiempo de escuchar a los académicos que hemos estudiado el tema durante décadas”. Advirtió que el problema de la calidad de la educación no se resuelve repartiendo computadoras, sino trabajando con los profesores para determinar cómo usar adecuadamente estos equipos en el salón de clases.
Sin duda son incuestionables los señalamientos que hizo el secretario de Educación, Emilio Chuayffet, pero no basta con hacerlos si no aterrizan en hechos concretos, lo que se vería muy pronto en el próximo ciclo escolar. Qué bueno que los maestros puedan ascender con base en sus méritos profesionales, pero medida tan necesaria no tendría sentido si ese nuevo maestro carece de una visión progresista para impartir sus conocimientos. El fondo del asunto no está en tener méritos fundados en disciplina y trabajo, sino en lograrlos con resultados positivos en el aula, demostrados en avances sustantivos de los escolapios.
Sería un avance extraordinario lograr que la rectoría del sistema educativo la tenga nuevamente el Estado, pero hacerlo con fundamentos democráticos y progresistas, no con una base neoliberal que negara el derecho del pueblo a recibir una educación de manera gratuita, laica y con visión democrática. No hay que perder de vista que las naciones más avanzadas, donde el Estado de derecho es una realidad irrebatible, son aquellas que han impulsado sistemas educativos ajenos a fanatismos, ideologías y mezquindades derivadas del predominio de grupos oligárquicos ultra conservadores.
Tal filosofía subyace en el documento “Transformar el sistema educativo nacional: diez propuestas para diez años”, que presentó el mismo lunes el rector de la máxima casa de estudios, el cual fue elaborado por 76 especialistas de 29 centros de educación superior. El rector José Narro puntualizó que “la educación es un instrumento fundamental para impulsar el desarrollo de la democracia, así como consolidar la libertad, el progreso, el desarrollo humanos, la solidaridad y la tolerancia”. Como no ha sido así en los últimos cuarenta años, cuando la grilla sindical pasó a ser más importante que las mismas políticas educativas, México empezó a perder el rumbo, al dejar la educación al vaivén de los intereses de los líderes sindicales.
Hoy es urgente revertir esta situación, pero con una visión progresista. Como afirmó Narro Robles: “Necesitamos una reforma integral, y no una que atienda sólo algunos niveles. Que garantice el financiamiento adecuado, el mejoramiento de la infraestructura, el equipamiento y los materiales didácticos”. Le asiste la razón también al señalar que no puede importar más el equilibrio fiscal que los desequilibrios sociales.
No hay duda que el secretario Chuayffet es un funcionario experimentado, conocedor profundo del sistema educativo, por lo que no se justificaría que diera palos de ciego tratando de engañar a la sociedad, con el fin de encubrir que el Estado no está dispuesto realmente a ejercer la rectoría del sector; que su principal finalidad es liquidar a un grupo mafioso al frente del sindicato, pero para que las políticas educativas sean dictadas por un más peligroso grupo empresarial de ultra derecha. Esto significaría una de las peores traiciones del actual grupo en el poder. Es preciso estar atentos para evitar que eso llegara a suceder.
Guillermo Fabela - Opinión EMET

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