Carta del MPJD al EZLN
Carta
al Ejército Zapatista de Liberación Nacional
México
D.F. a 3 de enero de 2012.-
Nuestra
lucha es por la vida, y el mal gobierno oferta muerte como
futuro.
Nuestra
lucha es por la justicia y el mal gobierno se llena de criminales y
asesinos.
Nuestra
lucha es por la paz y el mal gobierno anuncia guerra y
destrucción.
CCRI-CG
del EZLN
Al
Ejército Zapatista de Liberación Nacional
Hermanos
y hermanas
En
primer lugar, queremos enviarles un abrazo fraterno por sus 29 años como EZLN y
19 años de su aparición pública. Los felicitamos porque nosotros, en nuestra
corta existencia como movimiento, bien sabemos lo complicado que es construir y
mantener una organización; pero sobre todo por su congruencia, por enseñarnos
que la moral, la ética y la verdad son las herramientas más poderosas para la
construcción de un mundo con paz, justicia, dignidad y democracia.
También
aprovechamos esta misiva para agradecerles las muchas lecciones que han dado a
la sociedad mexicana y la solidaridad que brindaron a las víctimas el 7 de mayo
de 2011 cuando, haciendo suyo el grito de ¡Estamos hasta la madre!, salieron a
marchar en silencio para exigir alto a la guerra y justicia para las víctimas.
Nunca olvidaremos aquella gran movilización y mensaje, así como el fraterno
recibimiento de la Caravana al Sur por la Junta de Buen Gobierno de
Oventic.
Desde
aquel entonces, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad diagnosticó la
emergencia nacional que ustedes avizoraron. Con nuestro doloroso caminar
constatamos que este mundo se derrumba y frente a ello, recuperamos los
elementos fundamentales de lo humano y de la vida para iniciar la construcción
de otro.
Al
igual que ustedes, hemos asumido la lucha en el terreno de lo simbólico para
dimensionar la trascendencia de nuestras causas; así, hemos puesto por delante
el testimonio de las víctimas frente a los discursos de la política. Sin
embargo, el sistema ensordecedor –en el que clase política y crimen organizado
sacian su ambición de poder y riqueza imponiendo una economía criminal donde la
vida y la muerte son productos intercambiables- ha impedido entender la gravedad
de la situación en la que estamos sumergidos: 80,000 muertos, 20,000
desaparecidos, cientos de miles de desplazados y familias y cuerpos destrozados.
Esta nueva cara de la guerra no es más que la extensión de la larga noche de los
500 años, aquella que la dictadura del partido de Estado se encargó de revestir
con el paramilitarismo y la represión a los pueblos y movimientos
sociales.
A
pesar de lo anterior, hemos hecho caminar la voz y el testimonio de las víctimas
a lo largo y ancho del país, así como a través de los Estados Unidos de Norte
América, emplazando públicamente a los de arriba, a todos los partidos y a todos
los poderes; dejando en evidencia la degradación ética y moral de la clase
política, de los criminales y de las instituciones. En nuestro andar también
hemos observado a pueblos y personas dignas que enfrentan esta realidad
rompiendo con las dinámicas del sistema y sentando las bases para la
construcción de otros mundos, casi siempre con juventudes, víctimas y pueblos
indígenas como principales sujetos sociales. También identificamos como los
pueblos indígenas son aquellos que se encuentran encabezando la construcción de
alternativas: Cherán, Santa María Ostula y Tiripetío en Michoacán; los pueblos
de la montaña y costa de Guerrero que dan vida a la Policía Comunitaria; la
defensa del territorio sagrado de los wirrárikas y cientos de comunidades que
resisten a los megaproyectos, a la economía extractivista y a la acumulación por
despojo.
Desde
el 8 de mayo de 2011, ante miles de personas en el zócalo de la ciudad de
México, planteamos la necesidad de sentar las bases mínimas para iniciar la
reconstrucción del país. En ese sentido, creemos que una de las medidas mínimas
necesarias es la firma y cumplimiento inmediato de los Acuerdos de San Andrés
Larráinzar, proyecto que sería el primer paso, no sólo para comenzar a saldar la
deuda histórica que la nación mexicana tiene con sus pueblos más primeros; sino
para que el Estado cumpla con la palabra empeñada y, sobre todo, para iniciar la
construcción del modelo de democracia y de justicia mediante el cual pueda
consolidarse la verdadera paz con dignidad. Por eso, y atendiendo a sus más
recientes comunicados, queremos decirles que estamos listos para seguir
caminando a su lado y el de todos y todas las mexicanas comprometidas con esta
demanda. Que creemos que un México con Paz Justicia y Dignidad sólo es posible
con Democracia y Libertad. Que México no podrá ser una nación completa sin sus
pueblos.
Queridos
hermanas y hermanos zapatistas:
Lo
decimos desde nuestros corazones, estos que han sido lastimados por la guerra y
que luchan para que otras familias no vivan el dolor de perder un familiar o
tener desaparecidos: abrazamos su lucha como ustedes han abrazado la nuestra.
Lucharemos por un México para todos y todas, por un país que realmente incluya y
reconozca a sus pueblos indígenas, por uno donde no hayan muertos ni
desaparecidos por la ambición y opulencia de unos cuantos y en el que, como lo
han empezado hacer sus comunidades, pueda florecer la vida
arrebatada.
¡En
la construcción del México con Paz, Justicia, Democracia y Dignidad. Juntos y
Juntas!
Atentamente
Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
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