Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 28 de enero de 2013

Astillero- Nosotros ya no somos los mismos- ¿México próspero?

Astillero
Brasil, un aviso
Los antros en México
Reacomodar principios
Julio Hernández López
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REUNIÓN EN CHILE. El presidente Enrique Peña Nieto se reunió con la canciller alemana Angela Merkel en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe y la Unión Europea
Foto Reuters
 
La tragedia juvenil de Santa María, la ciudad universitaria de Brasil donde se produjo un incendio que causó cuando menos unas 240 muertes, exige revisar el funcionamiento de los múltiples establecimientos mexicanos de diversión nocturna que suelen constituir trampas mortales sabidas y toleradas por la generalizada corrupción gubernamental y agravadas por el poderío y la agresividad crecientes de la delincuencia organizada.
 
 
Las noches juveniles de fin de semana están caracterizadas en México por el sometimiento a la arbitrariedad clasista en las formas de admisión a los locales de esparcimiento, a la adulteración de bebidas alcohólicas, al cobro abusivo y a veces violento de las cuentas de consumo (con la inclusión ilegal de propinas obligatorias, en muchísimos casos), al control irracional de los equipos de seguridad privada (que luego cierran las puertas de los sitios en emergencia para que los clientes no salgan sin pagar) y, peligrosamente, al diseño y operación de inmuebles sin adecuadas ni suficientes salidas, sin las medidas de seguridad correspondientes, con sobrecupo frecuente, convertidas en latentes escenarios mortales.
 
 
 La corrupción e impunidad en esos antros pasa por las cuentas electorales secretas de muchos partidos. Las mafias empresariales suelen hacer contribuciones en efectivo y sin recibo a candidatos que a la hora de gobernar devuelven los favores permitiendo múltiples anomalías. La proclividad a hacer tratos redituables con esas mafias alcanza a todos los partidos. No se diga del priísmo que en todos los niveles (federal, estatal y municipal) fomenta esas alianzas criminales. También el PAN (basta ver el caso de los permisos para casinos). Y en el PRD, como pudo verse en los casos del Lobohombo y el News Divine (recuérdese que Joel Ortega, ex secretario de seguridad pública, ha sido nombrado director del Metro). Viéndose en los recientes espejos dramáticos del Madrid Arena, en España, y del Kiss de Santa María, en Brasil, bien harían los políticos mexicanos en el poder, y la sociedad en general, en atender con oportunidad y firmeza el caso de las noches juveniles mexicanas también en constante peligro.
 
Un antro nayarita playero tuvo un significativo invitado de honor: el cantante Joan Sebastian fue llevado por el gobernador Roberto Sandoval para que departiera con diputados y senadores que realizaban en Bahía de Banderas una gozosa sesión plenaria para definir su agenda legislativa del presente año. Así fue que el llamado Rey del Jaripeo apareció en fotografías junto a Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones, los coordinadores de las bancadas del partido de tres colores, en una insólita cercanía que remarcó el amiguismo, pues el gobernador Sandoval dijo que el cantor de Tatuajes y de Secreto de amor es su amigo desde hace años, y que acercó de manera innecesaria a los congresistas federales del PRI al tema del narcotráfico pues, como podría haberse enterado cualquiera de los mandamases priístas en alguna de las publicaciones culturales y académicas apropiadas para este sexenio, como el TV Notas (http://bit.ly/WqqycC), a Joan Sebastian (dos de cuyos hijos adultos fueron asesinados) lo persiguen las versiones de involucramiento con el narcotráfico y se le ha acusado de violaciones a derechos laborales y de apropiación de tierras. Como diría otro cantautor famoso: ¿Pero qué necesidad?
 
Otros músicos, en Nuevo León, desaparecían como en los mejores tiempos del calderonismo. El Kombo Kolombia fue a tocar en una fiesta particular al municipio de Hidalgo y desde entonces nada se sabe de alrededor de veinte personas, entre ejecutantes y miembros de su equipo de trabajo. Ese y otros incidentes graves poca difusión tendrán si avanza el deseo del peñanietismo de establecer una política informativa que no haga apología del delito. A diferencia de lo que sucedía durante el felipismo, cuando la turbia personalidad gobernante parecía disfrutar de la difusión intensa de detenciones y logros (recuérdense las cápsulas radiofónicas y televisivas con voces cavernosas hablando de capos, alias y demás detalles de las aprehensiones gloriosas), ahora el priísmo pinolero intenta disimular la continuidad del baño nacional sangriento con una especie de disimulada ley mordaza que considera que no hablando de la criminalidad desatada ésta será menos percibida por la sociedad y que entonces será posible instalar estadísticas y declaraciones triunfalistas.
 
Retorcimientos mediáticos en busca de hacer pasar como naturales lo que son aberraciones, en el table dance de la política mexicana. Peña Nieto se hizo del poder con base en un programa que a pesar de la clásica ambigüedad doctrinal del PRI le comprometía a rechazar más formas de privatización en materia de energéticos y a no establecer cargas fiscales a la población en alimentos y medicinas. Tan sencillo como cambiar tales principios doctrinales, de tal manera que ya se alista la reforma a los documentos básicos del Revolucionario Institucional para ajustar su letra a los compromisos de Peña Nieto con inversionistas nacionales y trasnacionales. Calderón desató una guerra contra el narcotráfico de la que nunca habló en campaña; Peña Nieto desnacionalizará Pemex e impondrá IVA a alimentos y medicinas contra lo que había esbozado como compromisos de gobierno.
 
Y, mientras se sabe cómo va la demanda contra Arturo Montiel, el Primer Tío del país que se quedó con los hijos que tuvo con otra francesa, que fue su esposa (¿o el arreglo con François Hollande fue de espectacular entrega de Florence Cassez y silencio respecto a Maude Versini?), ¡hasta mañana, viendo la jugada priísta de descalificar al calderonista Gerardo Laveaga en su toma de posesión como nuevo presidente del Ifai (acusándolo con escándalo de hechos y dichos que probablemente son ciertos pero que no se habían denunciado así sino hasta ahora) para que los legisladores de tres colores tengan motivo para remover a consejeros y a Laveaga, en un transparente reacomodo de última hora a las conveniencias de Los Pinos!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Nosotros ya no somos los mismos
El error de diciembre pasado
Ortiz Tejeda
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Enfrentamiento entre manifestantes y policías afuera de la Cámara de Diputados, el pasado primero de diciembre
Foto Alfredo Domínguez
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 Pues nada, que Dios ¡sí protege la inocencia! Hasta ayer, domingo, estaba yo con el alma en un hilo. ¿Y si las autoridades del DF, arrepentidas de haberse olvidado de nosotros el día 6, nos recompensan de la no llegada de los Santos Reyes a nuestros hogares y nos sorprenden regalándonos las fotos y los currícula de los responsables del error de diciembre? Me refiero a este diciembre, por supuesto, pues aunque creo firmemente en los pluriétnicos magos de Belén, tampoco mi inocencia llega al extremo de suponer que del errorcillo de diciembre de 1994 se sabrá la verdad en las próximas cinco generaciones. ¿Qué pasa con mi columneta de ciencia ficción si amanecemos hoy, lunes 28, con una serie de precisas y bien fundamentadas consignaciones? Seguramente el gobierno de la ciudad está siendo en extremo meticuloso con el cumplimiento de todas las monsergas del llamado debido proceso y no soltará prenda hasta tener todos los pelos en la mano, así las investigaciones duren la brevedad de un sexenio. Continuemos, entonces, con nuestra junta de producción.
 
 
Lo primero es que nuestros actores se adentren plenamente en sus personajes. Las técnicas y métodos de Stanislavski, Strasberg y del Actor’s Studio se aplicarán intensivamente. Se trata de preparar con acuciosidad las improvisaciones para lograr un cinéma vérité, que sea una perfecta construcción artificial de la realidad (¡échate esa De Sica!). Es necesario, entonces, diseñar secuencias esenciales para dotar al rodaje de fuertes emociones de indignación, ira, solidaridad y, sobre todo, de credibilidad. Los llamados, en el lenguaje cinematográfico, patitos serán escrupulosamente cuidados y también algunas expresiones orales o gestuales que contribuyan a la creación de un ánimus general que permee las actuaciones colectivas. El grupo se dividirá en subgrupos, que estarán coordinados por sus respectivos monitores. De manera sumamente discreta visitarán las locaciones en las que cada uno vaya a tener intervenciones concretas y se les describirán con precisión sus cometidos y el tiempo exacto con el que cuentan para llevarlos a cabo.
 
Se les proporcionarán prendas de vestir un poco menos conocidas que los guantes blancos o negros, e identificaciones insospechables. Las camisetas de las participantes, por ejemplo, tendrán las efigies de: Natalia Sedova, Nadezhda Konstantinovna Krupskaya Ulianova, Inessa Armand y Rosa de Luxemburgo (resulta innecesario aclarar que se trata de la señora Trotsky y de la esposa y la amante de Lenin, respectivamente, así como de la fundadora de la Liga Espartaquista y del periódico Bandera Roja). Para ellos habrá estampados del Che, Hugo Chávez, los Beatles y, por supuesto, de Bakunin, Proudhon y Kropotkin, pilares del movimiento anarquista. Como se puede ver, en el renglón de vestuario la producción se ha documentado debidamente. Se les enseñarán consignas (muy simples para que no se confundan), verbales y escritas, se les proporcionará la utilería necesaria: esprays, pancartas, mantas, carteles, sillas de ruedas, algunos hábitos de franciscanos, casullas de monaguillos y dos o tres uniformes policiacos, que van a ser de enorme utilidad para la realización de los patitos mencionados. Lo más difícil, sin lugar a dudas, va a ser explicar las razones de la incursión dentro de la marcha que diversas organizaciones preparan para el día primero de diciembre. Como partimos de que la mayoría de los seleccionados pertenecen a grupos afines a las corporaciones policiacas, o son simplemente lumpen ávido de desmadre, no serán necesarias demasiadas argumentaciones; en todo caso, manejaremos la versión de que estamos aprovechando la marcha de #YoSoy132 para un filme sobre una pareja de chavos que andan bien entrados pero que, como sus papás pertenecen a bandos diferentes, se oponen terminantemente a su relación: el papá de ella es senador y la mamá de ella es izquierdosa y feminista galopante: Romenia y Julio es el título provisional. La compañía productora, como no tiene capital para una gran realización, va a aprovechar los actos de ese día. Ya se hablado con las fuerzas del orden para que respeten a los que porten tales o cuales distintivos, es más, ciertos de los policías tampoco son de a devis.
 
Algunas de las acciones concretas son las siguientes: desde Iturbide, Humboldt y hasta llegar a Dolores, habrá estacionados una serie de vehículos de diversos tipos y marcas. Éstos ya estarán preparados para ser incendiados con un simple encendedor, de los que no saben fallar. Esta cálida y luminosa tarea le corresponde al primer grupo, mismo que se dedicará también a arrancar de cuajo varias casetas telefónicas (éstas estarán ya casi desarmadas desde la noche anterior). El segundo, en el que predominan mujeres, entrará al restaurante El Cardenal y efectuará un mitin relámpago para denunciar graves delitos electorales, pero que comenzará reclamando los precios de los platillos, lo cual provocará la simpatía de los comensales. El siguiente grupo entrará a Wings y acusará que un funcionario de Cofetel impide a la familia Vargas enfrentar al duopolio televisivo. Al mismo tiempo, una ambulancia que se dirige a la colonia Doctores y que pretende salvar el alboroto, se estrella en López y avenida Juárez por no atropellar a unos jóvenes. Los paramédicos sacan en la camilla a una señora parturienta. Uno de nuestros pelotones forma un círculo y comienza a danzar alrededor de ella y a cantar una vieja canción de los sesenta: A parir madres latinas/ a parir más guerrilleros, impidiendo que alguien le preste ayuda. Pasando la esquina de la entrañable San Juan de Letrán (hoy Eje 1), está, a la izquierda, la Casa de los Azulejos, ya Forbes nos dijo quién paga el predial en 2013, como antes lo hicieron los condes de Orizaba y después los hermanos Walter y Frank Sanborn. Enfrente están las iglesias de San Francisco y San Felipe. Allí tendremos otra pequeña acción: al pasar la columna de manifestantes, en los frontispicios habrá un pequeño grupo vestido con el hábito franciscano y unos adolescentes con la casulla de monaguillos, mismos que ingenuos y alborozados vitorearán a los manifestantes, pero éstos, sorprendidos de apoyo tan insólito, reaccionarán violentamente y los harán retroceder hasta medio atrio gritando procacidades tales como: ¡ustedes y los ángeles no tienen sexo! (es posible que lo digan de otra manera). ¡Hugh Hefner era acólito de Maciel! Y lo más sádico y cruel: ¡Viva el Diablo! ¡Viva el Diablo! Este sacrílego llamado estremeció de forma tal a la feligresía que varias damas de la Congregación de la Vela Perpetua y algunos caballeros del Cirio Eterno desfallecieron allí mismo. Al llegar la avanzada a Motolinia, en donde estará la primera barricada policiaca para impedir el paso al Zócalo, se dará otro incidente muy efectista: dos chicas, que en sendas sillas de ruedas esperan el paso de su escuela para incorporarse, serán tiradas y arrolladas por un grupo de esos que detienen la manifestación hasta que los de adelante avanzan una cuadra y luego emprenden una frenética carrera al grito de pru-don pru-don. En los viejos tiempos se gritaba: Ho, Ho, Ho Chi Minh. Las muchachas minusválidas (que en realidad dominan la acrobacia, pues trabajaban en el tubo de un table), el equipo de proudones (si la h es muda, ¿para qué escribirla?) y hasta un joven policía (héroe y víctima) serán los estelares de nuestro elenco. Este último, un joven cadete, de gran parecido con el galán Pablo Montero (si le llegamos al precio puede ser él), al ver la sevicia con que los manifestantes (los nuestros, obviamente, que ya ensayaron y chacotearon con las pobres víctimas el día anterior) maltratan a las jóvenes, se desprenderá de la valla de contención y, desobedeciendo flagrantemente a sus superiores, se enfrentará, él solito, a la turbamulta. ¡Craso error! Los gamberros se irán sobre él y lo arrastrarán hasta el corredor de una accesoria que quién lo creyera, se encontraba abierta. Allí con gran alborozo lo comenzarán a rapar con unas tijeras que, quién lo creyera, aparecerán sabe Dios cómo. Le bajarán el uniforme a media pierna y lo jalonarán hasta la fila donde sus compañeros, conteniendo a duras penas el viril llanto de la justa ira, querrán vengar la humillación que los bellacos le infligieron a su espíritu de cuerpo (más al cuerpo que al espíritu). Sin embargo, tuvieron que aguantar. Las órdenes eran estrictas como nunca: A los ciudadanos no se les toca ni con el rebote de una bala de goma, ni se les arrumaca con el aroma del gas pimienta. Los protestantes podrán intentar destruir las instituciones, pero éstas viven para protegerlos.
 
Si la autoridad me consecuenta, el lunes conoceremos el objetivo subliminal de Las fuerzas del orden, vanguardia de los derechos humanos.
¿México próspero?
Víctor Flores Olea
En diversos medios de la prensa extranjera (particularmente en la revista británica The Economist) se insiste repetidamente en que México está por entrar en un periodo de prosperidad importante. Lo mismo sostienen inversionistas que parece que, ¡ahora sí!, ven a México como una tierra de oportunidades abiertas. ¿A qué se debe que digamos esta novedad, que lo es sin duda para los mexicanos, desde luego para la gran mayoría de nuestra población, que no ha pensado probablemente en décadas que pudiera presentarse en el país un vuelco de esa naturaleza, hacia la prosperidad?
 
 
Examinando con detenimiento los argumentos de uno y otro lado podemos decir que el pronóstico se funda en dos razones principales: primero, en que el costo de la mano de obra en México es hoy tan reducido o más que en la República Popular China. A este argumento decisivo para muchos habría que añadir el de nuestra vecindad con Estados Unidos, que para los inversionistas resulta una circunstancia muy favorable; en definitiva, no podrían ser mejores los auspicios de que se multipliquen y precipiten los capitales de inversión a México. A lo anterior habría que añadir que todo indica que México mantendrá la estabilidad macroeconómica de los últimos años.
 
El propio Joseph Stiglitz, famoso y reconocido economista estadunidense, profesor de la Universidad Columbia, declaró hace unos días en Davos que México ha superado ya a China en competitividad, lo cual es plenamente coincidente con lo anterior y significa en efecto que México podría encontrarse ya en una situación que anunciaría prosperidad sin precedentes. La afirmación de Stiglitz, hombre que se distingue más bien por una inteligencia exigente y crítica, parece coincidir entonces en que a la nación mexicana le espera un futuro nuevo y mejor.
 
Para la gente de dinero la suma de estas nuevas resulta un atractivo mayor y casi irresistible para invertir en México. Pero aun suponiendo la plena consistencia de los anteriores argumentos, habría que decir que en el mejor de los casos estamos en el inicio de una atractiva posibilidad, en buena medida inédita para el país. (Salvo la grotesca pifia de López Portillo afirmando que debíamos aprender a administrar la riqueza.) Pero aun admitiendo la posibilidad de su realización, vale la pena discutir algunos aspectos de sus eventuales consecuencias y de sus efectos sobre la política y la sociedad mexicana.
 
Todo indicaría, en mi opinión, que es en tal frecuencia optimista en que arranca el gobierno de Enrique Peña Nieto; debo imaginar, sin embargo, que los principales colaboradores de Peña han considerado por adelantado los problemas que inevitablemente se presentarán y agudizarán en el tiempo.
 
El primero es el del carácter extraordinariamente reducido de los salarios, que equivale a un incremento creciente de la tasa de explotación que, en la misma China, llegó a ser insostenible, y que no demasiados años después de sus espectaculares tasas de crecimiento se vio obligada a reducirla para corregir las condiciones inhumanas a que estaba condenada su clase trabajadora, por los pagos inhumanos a que realmente estaba sometida. El primer ejemplo de las dificultades inmensas de prolongar pagos inhumanos nos lo proporciona la misma China, que no demasiados años después de sus espectaculares tasas de crecimiento se ha visto obligada a reducirlas, entre otras razones por las exigencias y movilizaciones, muchas veces amenazantes, de la clase obrera y campesina, que obligaron tanto a sus autoridades como a las empresas, sobre todo extranjeras, a aumentar considerablemente los salarios generales, hasta el punto de que todo indica que ese país ha dejado de ser el paraíso fácil de los inversionistas, y que hoy sus costos han aumentado de manera importante.
 
En otras palabras: el ahorro en los costos de la mano de obra, que tanto aprecian los inversionistas, los potenciales en México como los que han estado durante ya buen tiempo en la República Popular, implica por necesidad un férreo control de los sindicatos, y el hecho de que en este terreno no haya la más mínima debilidad, porque entonces el juego entero se derrumba. Desde sus inicios el gobierno de Peña ha dado muestras de ser muy consciente de esta situación, dando también muestras de que en este campo sería inflexible. En el fondo de la cuestión, las reformas a la ley del trabajo, apenas contestadas u objetadas por pequeños círculos de trabajadores, encajarían perfectamente en estas consideraciones.
 
Sí, actualmente en México hay desempleo, y no hay duda de que, con el aluvión de inversiones que se esperaría, se compensaría en gran trecho tal carencia, pero sin duda a costa de una disminución neta de la vigencia de los derechos laborales fundamentales, con el agravamiento de las tensiones sociales y hasta de la lucha de clases. ¿Hasta dónde lo soportaríamos en México sociedad y gobierno?
 
Sin excluir tampoco que no sería remoto que se incrementara al mismo tiempo la delincuencia, con una sociedad más dispuesta al gasto, incluso en ciertos casos, al derroche.
 
Por supuesto que desearíamos un país más próspero, pero no a cualquier precio. La brillante posibilidad futura que se anuncia presenta al menos dos obstáculos inaceptables: primero, la destrucción de un conjunto de derechos que se han conquistado difícilmente en la historia del país; segundo, la casi certeza de que serían segmentos empresariales, y no precisamente nacionales sino dominantemente extranjeros, los que obtendrían la tajada del león de una prosperidad sobre bases como las descritas. Como ocurrió con el TLCAN, y más aún en este caso, el proceso sería el de una creciente concentración de capitales sin posibilidades de su distribución justa. Otra vez, pero redobladamente, los desequilibrios y la injusticia representarían el rostro del país. Sería el México de los inversionistas con la exclusión de los mexicanos modestos. Tenemos ya muchas repeticiones históricas en esa dirección para ver con optimismo una nueva oportunidad que probablemente iría en esa misma dirección.
Congruencia-Helguera

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