Corea del Sur: Park Geun-Hye y el legado de papá
Park Geun-Hye, presidenta de Corea del Sur.
Foto: AP
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MEXICO, D.F. (apro).- Su madre murió durante el ataque de un agente encubierto en 1974, y su padre, quien concentraba el poder político en su país, perdió la vida en otro atentado en 1979. Hoy Park Geun-Hye se ha convertido en la presidenta electa de Corea del Sur.
Entre sus promesas, que hizo públicas el pasado 10 de julio, enfatizó el “derecho a la felicidad”, la “democratización económica”, “competitividad” y “servicios públicos focalizados” para los coreanos.
El periódico Hankooki publicó el 8 de junio una encuesta sobre todos los candidatos a la Presidencia, y la calificó como la más conservadora.
A pesar de ello, Geun-Hye ganó la Presidencia de Corea del Sur apenas el miércoles 19. Congresista de 1998 a 2012, enfrenta hoy un legado que parece ser tanto el punto de apoyo como el posible terremoto de su carrera política: Muchos coreanos del sur la consideran la “hija de un dictador”.
Park Chung-Hee, su padre, dio junto con varios generales un golpe de Estado el 19 de mayo de 1961. Esto terminó con la primera república de Corea y con un periodo de incertidumbre política y manifestaciones estudiantiles del Movimiento 19 de Abril (1960).
El libro La era de Park Chung-hee: la transformación de Corea del Sur (2011), editado por Byung Kook-Kim, explica que durante el gobierno de 17 años del padre de Chung-hee, el Estado fue a la vez depredador y tecnocrático, y convivían en él la idea de reformar y la rápida represión de la disidencia en nombre del orden político.
“La nación estaba desbalanceada entre las fuerzas de oposición que instaban a las reformas democráticas y la obsesión del gobierno de Park por el crecimiento económico”, dice.
El famoso crítico literario surcoreano Paik Nak-chung pronunció en 2011 un famoso discurso llamado Evaluando la era Park Chung Hee, dentro del marco de la Conferencia Anual del Instituto Internacional de Estudios Coreanos de la Universidad de Wollongong. Ahí, el crítico describe las pasiones que suscita el tema del gobierno del padre de la actual presidente electa.
“Hay personas que todavía viven y están activas (…) Unas formaron parte activa en su gobierno y se beneficiaron de él y formaron fuertes intereses”; y otras fueron “víctimas de ese gobierno: sufrieron tortura, prisión, pobreza forzada y otras privaciones de sus derechos, además de las familias y los amigos de aquellos perseguidos o enviados a la muerte”.
Park ganó consecutivamente las elecciones de 1963, 1967, 1971 y 1978 (estas últimas dos con márgenes muy escasos); aunque en 1972 provocó un autogolpe de Estado inaugurando la llamada era Yushin, cuando Chung-Hee se autonombró presidente vitalicio y eliminó la Constitución que él mismo había redactado.
En 1975 fueron asesinados en extrañas circunstancias ocho activistas, se generalizaron las detenciones arbitrarias llamadas “acompañamientos voluntarios”, se afianzó la corrupción, el capitalismo de los amigos y la destrucción de tradiciones agrarias nativas, se prohibió el ecologismo y se declaró el estado de excepción.
El periódico conservador Donga Ilbo hizo una encuesta en julio en la que 35.5% de los encuestados consideró a la candidata Geun-Hye como la hija de un dictador. Ella, por su parte, ofreció disculpas por la presidencia de su padre: “Entiendo que el fin no justifica los medios. Pido perdón a las víctimas lastimadas por el régimen dictatorial de mi padre”, dijo el 25 de septiembre.
Pero no mencionó sus cinco años como primera dama después del asesinato de su madre por parte de un agente norcoreano ni su participación en la época más dura del régimen Yushin (1974-1979). Incluso, el 9 de agosto dijo en entrevista para la televisora Cheongju que el golpe de Estado que encabezó su padre fue “una revolución para salvar al país”.
Democratización económica
Durante las campañas, tanto Park Geun-hye como su contrincante, el demócrata que fue encarcelado durante la dictadura, Moon Jae-In, hablaron repetidamente del tema de la “democratización económica”. Elevaron el tema de la economía como el más importante de la elección.
En el programa especial Corea del Sur: ¿qué paso sigue?, del 20 de diciembre, que Al Jazeera transmite con la opinión de varios expertos, se lanzó la pregunta: “¿Cómo va a llevar la democratización económica la representante de las clases más encumbradas (chaebols) en Corea del Sur?”
Y es que en el citado programa del 9 de agosto, la candidata no supo responder cuál era el salario mínimo en Corea del Sur. Al respecto, la Confederación de Sindicatos emitió un comunicado: “Es terriblemente desalentador que una persona que quiere ser presidente no sepa siquiera el salario mínimo, que es un derecho mínimo para la supervivencia y el primer paso de un Estado del bienestar”, según publicó el diario Hankyoren.
De acuerdo con el programa especial de la cadena árabe, a pesar del 2.4% de crecimiento de la economía, un tercio de la población tiene empleos irregulares. “Para muchos, la línea entre ricos y pobres está aumentando en el país y hay un resentimiento contra las familias de elite y los chaebols”, se señaló en el programa.
En este contexto, apuntó, se hace preocupante el tema del gasto público y de salud en una sociedad y la sensación de que sólo una parte de la población se benefició con el milagro económico.
De acuerdo con el ensayo de Paik Nak-chung, estas disparidades fueron causadas por el crecimiento económico descontrolado, y la relación entre este crecimiento y la opresión política que se apoyo en los conglomerados de multinacionales en Corea del Sur durante le época del llamado Milagro sobre el río Han.
Según el crítico, los chaebols recibieron apoyo masivo del gobierno para impulsar nuevas industrias, incluso como una campaña nacional de terapia económica de shock como aumento de tasas de interés, devaluación y recortes a servicios públicos.
A esta herencia del régimen de Chung-hee se suman los problemas de corrupción que dejó el actual presidente, Lee Myung-bak, y las críticas de periodistas de la Korean Broadcasting System (KBS), la mayor cadena de medios del país, debido a que consideran que durante los últimos cinco años sus libertades se han constreñido y el gobierno tiene mayor injerencia y control en dicha empresa.
Además, el programa de Al Jazeera enfatizó la falta de perspectiva de género en el programa de gobierno de Geun-Hye. Resaltó igualmente las críticas que los jóvenes de Corea del Sur lanzan en contra de la presencia estadunidense en el país, expresadas en numerosas novelas, cómic’s y películas, como la famosa The Host (2005), en la que un animal surgido de un vertedero de tóxicos estadunidense aterroriza al país, que es mostrado como burocratizado e ineficiente.
Todos los caminos…
En las elecciones del 19 de diciembre acudió a votar 75% del electorado –un récord en la era democrática de Corea del Sur— y hubo personas que portaban el retrato del padre de Geun-Hye.
“Cualquiera que sea el tema, de alguna forma todos los caminos políticos en Corea del Sur llegan, en última instancia, a Park Chung-hee”, dice el blog sobre la elección coreana que publicó The Economist en noviembre.
Y es que permanece en el imaginario coreano el papel de Park Chung-Hee como promotor del desarrollo económico. Cuando la revista Time nombró en 1999 a Chung-hee como uno de los “diez asiáticos del siglo” –junto con el cineasta japonés Akira Kurosawa y el dirigente indio Mohandas Gandhi–, la publicación se deshizo en halagos hacia su memoria:
“Sus alcances económicos, patriotismo, estilo de vida frugal, fuerza de carácter lo han mantenido en la mente del público”, apuntó la publicación. Y señaló que en Corea del Sur, Park es reconocido y respetado como su “líder más efectivo”, lo cual le ha valido una Corea llena de estatuas suyas junto a los gigantescos molinos de hierro, astilleros, fábricas y sistema de súper carreteras que se construyeron durante su gobierno”.
Sin embargo, Paik Nak-chung hace una advertencia en su ensayo sobre la propagación de este tipo de pensamiento: “Esta nostalgia por Park presagia los peores legados de su era: su indiferencia por los derechos básicos, incluyendo los derechos de los emprendedores para hacer negocios sin la interferencia arbitraria del gobierno, insensibilidad por el sufrimiento humano, aversión por resolver problemas mediante el diálogo y el compromiso, y la ignorancia de aspiraciones individuales y comunales más allá de la filosofía paternalista del ‘vivamos bien’”.
Y ofrece una recomendación sobre la memoria histórica de Corea del Sur: “Pero estos legados van a continuar con su influencia patológica hasta que la era de Park sea adecuadamente evaluada y Park Chung Hee también”.
Entre sus promesas, que hizo públicas el pasado 10 de julio, enfatizó el “derecho a la felicidad”, la “democratización económica”, “competitividad” y “servicios públicos focalizados” para los coreanos.
El periódico Hankooki publicó el 8 de junio una encuesta sobre todos los candidatos a la Presidencia, y la calificó como la más conservadora.
A pesar de ello, Geun-Hye ganó la Presidencia de Corea del Sur apenas el miércoles 19. Congresista de 1998 a 2012, enfrenta hoy un legado que parece ser tanto el punto de apoyo como el posible terremoto de su carrera política: Muchos coreanos del sur la consideran la “hija de un dictador”.
Park Chung-Hee, su padre, dio junto con varios generales un golpe de Estado el 19 de mayo de 1961. Esto terminó con la primera república de Corea y con un periodo de incertidumbre política y manifestaciones estudiantiles del Movimiento 19 de Abril (1960).
El libro La era de Park Chung-hee: la transformación de Corea del Sur (2011), editado por Byung Kook-Kim, explica que durante el gobierno de 17 años del padre de Chung-hee, el Estado fue a la vez depredador y tecnocrático, y convivían en él la idea de reformar y la rápida represión de la disidencia en nombre del orden político.
“La nación estaba desbalanceada entre las fuerzas de oposición que instaban a las reformas democráticas y la obsesión del gobierno de Park por el crecimiento económico”, dice.
El famoso crítico literario surcoreano Paik Nak-chung pronunció en 2011 un famoso discurso llamado Evaluando la era Park Chung Hee, dentro del marco de la Conferencia Anual del Instituto Internacional de Estudios Coreanos de la Universidad de Wollongong. Ahí, el crítico describe las pasiones que suscita el tema del gobierno del padre de la actual presidente electa.
“Hay personas que todavía viven y están activas (…) Unas formaron parte activa en su gobierno y se beneficiaron de él y formaron fuertes intereses”; y otras fueron “víctimas de ese gobierno: sufrieron tortura, prisión, pobreza forzada y otras privaciones de sus derechos, además de las familias y los amigos de aquellos perseguidos o enviados a la muerte”.
Park ganó consecutivamente las elecciones de 1963, 1967, 1971 y 1978 (estas últimas dos con márgenes muy escasos); aunque en 1972 provocó un autogolpe de Estado inaugurando la llamada era Yushin, cuando Chung-Hee se autonombró presidente vitalicio y eliminó la Constitución que él mismo había redactado.
En 1975 fueron asesinados en extrañas circunstancias ocho activistas, se generalizaron las detenciones arbitrarias llamadas “acompañamientos voluntarios”, se afianzó la corrupción, el capitalismo de los amigos y la destrucción de tradiciones agrarias nativas, se prohibió el ecologismo y se declaró el estado de excepción.
El periódico conservador Donga Ilbo hizo una encuesta en julio en la que 35.5% de los encuestados consideró a la candidata Geun-Hye como la hija de un dictador. Ella, por su parte, ofreció disculpas por la presidencia de su padre: “Entiendo que el fin no justifica los medios. Pido perdón a las víctimas lastimadas por el régimen dictatorial de mi padre”, dijo el 25 de septiembre.
Pero no mencionó sus cinco años como primera dama después del asesinato de su madre por parte de un agente norcoreano ni su participación en la época más dura del régimen Yushin (1974-1979). Incluso, el 9 de agosto dijo en entrevista para la televisora Cheongju que el golpe de Estado que encabezó su padre fue “una revolución para salvar al país”.
Democratización económica
Durante las campañas, tanto Park Geun-hye como su contrincante, el demócrata que fue encarcelado durante la dictadura, Moon Jae-In, hablaron repetidamente del tema de la “democratización económica”. Elevaron el tema de la economía como el más importante de la elección.
En el programa especial Corea del Sur: ¿qué paso sigue?, del 20 de diciembre, que Al Jazeera transmite con la opinión de varios expertos, se lanzó la pregunta: “¿Cómo va a llevar la democratización económica la representante de las clases más encumbradas (chaebols) en Corea del Sur?”
Y es que en el citado programa del 9 de agosto, la candidata no supo responder cuál era el salario mínimo en Corea del Sur. Al respecto, la Confederación de Sindicatos emitió un comunicado: “Es terriblemente desalentador que una persona que quiere ser presidente no sepa siquiera el salario mínimo, que es un derecho mínimo para la supervivencia y el primer paso de un Estado del bienestar”, según publicó el diario Hankyoren.
De acuerdo con el programa especial de la cadena árabe, a pesar del 2.4% de crecimiento de la economía, un tercio de la población tiene empleos irregulares. “Para muchos, la línea entre ricos y pobres está aumentando en el país y hay un resentimiento contra las familias de elite y los chaebols”, se señaló en el programa.
En este contexto, apuntó, se hace preocupante el tema del gasto público y de salud en una sociedad y la sensación de que sólo una parte de la población se benefició con el milagro económico.
De acuerdo con el ensayo de Paik Nak-chung, estas disparidades fueron causadas por el crecimiento económico descontrolado, y la relación entre este crecimiento y la opresión política que se apoyo en los conglomerados de multinacionales en Corea del Sur durante le época del llamado Milagro sobre el río Han.
Según el crítico, los chaebols recibieron apoyo masivo del gobierno para impulsar nuevas industrias, incluso como una campaña nacional de terapia económica de shock como aumento de tasas de interés, devaluación y recortes a servicios públicos.
A esta herencia del régimen de Chung-hee se suman los problemas de corrupción que dejó el actual presidente, Lee Myung-bak, y las críticas de periodistas de la Korean Broadcasting System (KBS), la mayor cadena de medios del país, debido a que consideran que durante los últimos cinco años sus libertades se han constreñido y el gobierno tiene mayor injerencia y control en dicha empresa.
Además, el programa de Al Jazeera enfatizó la falta de perspectiva de género en el programa de gobierno de Geun-Hye. Resaltó igualmente las críticas que los jóvenes de Corea del Sur lanzan en contra de la presencia estadunidense en el país, expresadas en numerosas novelas, cómic’s y películas, como la famosa The Host (2005), en la que un animal surgido de un vertedero de tóxicos estadunidense aterroriza al país, que es mostrado como burocratizado e ineficiente.
Todos los caminos…
En las elecciones del 19 de diciembre acudió a votar 75% del electorado –un récord en la era democrática de Corea del Sur— y hubo personas que portaban el retrato del padre de Geun-Hye.
“Cualquiera que sea el tema, de alguna forma todos los caminos políticos en Corea del Sur llegan, en última instancia, a Park Chung-hee”, dice el blog sobre la elección coreana que publicó The Economist en noviembre.
Y es que permanece en el imaginario coreano el papel de Park Chung-Hee como promotor del desarrollo económico. Cuando la revista Time nombró en 1999 a Chung-hee como uno de los “diez asiáticos del siglo” –junto con el cineasta japonés Akira Kurosawa y el dirigente indio Mohandas Gandhi–, la publicación se deshizo en halagos hacia su memoria:
“Sus alcances económicos, patriotismo, estilo de vida frugal, fuerza de carácter lo han mantenido en la mente del público”, apuntó la publicación. Y señaló que en Corea del Sur, Park es reconocido y respetado como su “líder más efectivo”, lo cual le ha valido una Corea llena de estatuas suyas junto a los gigantescos molinos de hierro, astilleros, fábricas y sistema de súper carreteras que se construyeron durante su gobierno”.
Sin embargo, Paik Nak-chung hace una advertencia en su ensayo sobre la propagación de este tipo de pensamiento: “Esta nostalgia por Park presagia los peores legados de su era: su indiferencia por los derechos básicos, incluyendo los derechos de los emprendedores para hacer negocios sin la interferencia arbitraria del gobierno, insensibilidad por el sufrimiento humano, aversión por resolver problemas mediante el diálogo y el compromiso, y la ignorancia de aspiraciones individuales y comunales más allá de la filosofía paternalista del ‘vivamos bien’”.
Y ofrece una recomendación sobre la memoria histórica de Corea del Sur: “Pero estos legados van a continuar con su influencia patológica hasta que la era de Park sea adecuadamente evaluada y Park Chung Hee también”.
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