¿Qué ocurrirá hoy en Venezuela?
Ángel Guerra Cabrera
Estados Unidos ha decidido aprovechar el cáncer que padece el presidente venezolano Hugo Chávez para liquidar políticamente en vida con un golpe
blandoal arquitecto de la unidad latinocaribeña. Se trata de desconocer la voluntad expresada el 7 de octubre por 8 millones de venezolanos, que religieron a Chávez y optaron por su propuesta política socialista. De crear confusión en el mundo sobre la situación en Venezuela y de dividir a los dirigentes y las filas bolivarianas. De lograr el pretexto para una intervención militar yanqui y apoderarse del petróleo. Por eso la dirección del Partido Socialista Unido de Venezuela ha respondido enérgicamente a los desesperados amagos desestabilizadores de la oposición, que es consciente de su incapacidad para vencer al chavismo en buena lid democrática y siempre termina mostrando su irrefrenable inclinación golpista.
La oposición actúa como si Chávez ya hubiera muerto, como si no hubiera un pueblo dispuesto a todo por defender su revolución y su líder y unas fuerzas armadas con jefes patriotas y constitucionalistas. Como si no existiera una dirección política colectiva unida y cohesionada, hecho comprobado desde antes de las elecciones del 16 de diciembre y hasta la fecha, periodo en que Chávez ha estado en Cuba. Precisamente a instancias de Cabello la mayoría bolivariana de la Asamblea Nacional concedió permiso a Chávez para dedicar todo el tiempo necesario a su recuperación.
En correspondencia con Washington la oposición ha ido subiendo su apuesta subversiva y llamó a un paro
cívicopara hoy, cuyo fracaso es seguro. Lo que sí veremos hoy en Venezuela es las calles inundadas de pueblo al grito de
todos somos Chávezy la presencia solidaria de varios líderes latinoamericanos.
Los pulpos mediáticos mienten sin pausa y ceden al morbo y la necrofilia como desea el imperio. Todos: CNN, Televisa y sus homólogas de habla hispana, ABC y El País de Madrid y sus iguales latinoamericanos de la Sociedad Interamericana de Prensa siembran cizaña y repiten que el gobierno venezolano no informa sobre la salud de Chávez.
Sin embargo, resulta inocultable la clara voluntad política del liderazgo bolivariano de informar con transparencia sobre la evolución del mandatario. Ella comienza por la valiente y detallada explicación sobre su estado de salud y eventuales consecuencias políticas de la nueva operación brindada en cadena nacional el 8 de diciembre por el propio Chávez. Después han seguido 27 reportes oficiales. Suficientes para que cualquier persona con instrucción media pueda hacerse una clara idea sobre la salud del presidente, aunque Chávez sea tan querido y entrañable que millones quisiéramos conocer su evolución en tiempo real y al detalle.
Sobre la claridad de los partes gubernamentales me limito a citar parcialmente el emitido en cadena nacional el 3 de enero en ocasión de haber surgido nuevas incidencias en el periodo posoperatorio del presidente: “Tras la delicada cirugía del pasado 11 de diciembre, el comandante Chávez ha enfrentado complicaciones como consecuencia de una severa infección pulmonar. Esta infección ha derivado en una insuficiencia respiratoria que requiere del comandante Chávez un estricto cumplimiento del tratamiento médico… El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela advierte al pueblo venezolano sobre la guerra sicológica que el entramado mediático trasnacional ha desatado alrededor de la salud del jefe del Estado, con el fin último de desestabilizar a… Venezuela, desconocer la voluntad popular expresada en las elecciones… del… 7 de octubre y acabar con la revolución… liderada por Chávez…”
Twitter: @guerraguerra
Agro: euforia privatizadora
John Saxe-Fernández
Estremece cuando en medio de un desplome del empleo, déficit alimentario de más de 20 años y un ominoso ingreso de capitales golondrinos (en 2012 entraron unos 140 mil millones de dólares –mmdd–), voceros oficiales y de la IP anuncien, como en riesgoso trance de euforia, que
los fundamentales están sólidos. Quizá es por la perspectiva de fabulosos negocios al abrigo del Programa de Ajuste Estructural (PAE) impuesto por Estados Unidos cuya macroeconomía incluye la austeridad y mantener la desregulación de los flujos especulativos, como la que agilizó la debacle de diciembre 1994 y el gran saqueo que siguió bajo un
rescatea favor de los especuladores, que puso la reserva petrolera de aval y bajo la jurisdicción de la Corte del distrito de Manhattan. Desde entonces las grandes firmas extranjeras y asociados locales, gracias a los PAE, cosechan enorme riqueza en sectores que van de la agricultura, el comercio, los ferrocarriles y la maquila, a la banca, la cerveza, las pinturas.
determinados por el mercado. Como resultado de la eliminación de los mecanismos de regulación –finiquito de Conasupo– se dio un cheque en blanco a la especulación con los granos, fundamento de la dieta popular. Empezó el festín agrario y a los 400 mdd se agregaron otros 700 mdd para que los agricultores prosperaran más, 4) eliminando los controles de exportación y las restricciones cuantitativas en productos clave, 5) reduciendo el papel de nuestras paraestatales agrícolas, 6) liberalizando el comercio agrícola, 7) retirando los subsidios a los insumos, 8) reduciendo la inversión pública en el campo, 9) aplicando
la descentralización y recorte de personal en la Secretaría de Agricultura.
Según la presidencia del BM, el éxito mayor fue la modificación (1991) del artículo 27 Constitucional porque propició la subdivisión de los ejidos y su conversión a propiedad privada. Se abrieron las puertas a las grandes firmas transnacionales, que hoy devastan al país. Se alentó la desregulación y la eliminación de la producción nacional de granos, en favor de las importaciones, mientras que se orientó a la agroindustria mexicana a la producción de legumbres y frutas para exportar. Un estudio de Carlos Heredia y Mary Purcell (Development Gap, 1995) muestra cómo con la eliminación de Fertimex y Pronase, el
Ajuste Estuctural Agrariodejó a los campesinos sin la protección de los precios de garantía, sin fertilizantes y sin semillas mejoradas, reduciendo todo subsidio.
Lanzaron a 2 millones de campesinos –y sus familias– a la calle y a la frontera. Pero para el BM-FMI-BID los
éxitosfueron y siguen siendo considerables: las importaciones crecieron año con año a un ritmo de más de 20 mil mdd. Entre enero y septiembre, 2012, según el Banco de México, el país erogó 17 mil 926 millones 391 mil dólares
para comprar alimentos a otros países(La Jornada 6/1/13). Aunque el déficit puede ser mayor en alimentos vitales a la canasta básica, los cereales registran un déficit de 4 mil 306 mdd
el mayor entre todos los alimentos, México compró 12 veces más cereales de los que vendióy las semillas y frutas oleaginosas tuvieron un saldo negativo de 3 mil 92 mdd; el déficit de las carnes fue de mil 857 mdd, el de grasas animales o vegetales fue por mil 158 mdd y el correspondiente a la leche, lácteos, huevo y miel ascendió a mil 156 mdd” (id).
Para
manejarel
estallidose instituyó el Procampo (4 mil mdd iniciales) que, según los asesores del embajador de Estados Unidos James Jones, fue creado
a la luz del TLC para opacar el dolor del campesinado, ya que
la privatización ha tenido consecuencias abruptas y catastróficas para la población rural mexicana que pocas posibilidades tiene de modernizarse para competir en el marco del TLC.El gran beneficiario fue Estados Unidos porque, como lo dicen esos asesores, “el giro en los cultivos de las tierras mexicanas favorecerá una mayor importación de maíz y frijol en el corto plazo. El giro en los cultivos mexicanos hacia otros productos básicos –trigo, sorgo, soya, arroz y algodón– hará que para el mediano y largo plazos se dé una mayor demanda de estos bienes sobrepasando la capacidad productiva nacional e incrementando las importaciones de Estados Unidos”.
Los PAE, bajo facha de
reformas estructurales, impulsan la economía de Estados Unidos, sus grandes firmas y a un selecto grupo de cómplices locales. Con la agricultura en ruinas, ahora van tras el platillo mayor del festín privatizador: electricidad, petróleo y el gas ¡shale!
¿De ahí la euforia?
Abajo y arriba, izquierda y derecha
Octavio Rodríguez Araujo
En España un grupo de indignados mostró una manta (octubre de 2011) que decía:
No somos ni de izquierda ni de derecha, somos los de abajo y vamos a por los de arriba. Esta expresión se ha puesto de moda sin tomar en cuenta la heterogeneidad de los de abajo y de los de arriba. Ha sido empleada incluso como argumento para descalificar la geometría política
izquierdas y derechasy acreditar
el arriba y el abajocomo si esto fuera mejor y más novedoso. Los zapatistas, por cierto, han preferido hablar de
arriba a la derechay
de abajo a la izquierda, con lo que se recuperan dos geometrías: la tradicional izquierda-derecha y la
nuevaabajo-arriba. Aun así los conceptos siguen siendo imprecisos. No es lo mismo referirnos a los de abajo como sinónimo de víctimas de los de arriba que aludir a los de abajo en movimientos de protesta contra los de arriba. Si un político o un partido dice
Arriba los de abajo(PRT-1982) o
Primero los pobres(CPBT-2006), no está haciendo distinción racial, religiosa, política o de género. La propuesta de ambos lemas era atender las necesidades más apremiantes de los pobres y mejorar sus condiciones de vida, sin distinciones. Si se trata de movimientos de protesta los matices cobran importancia, y aquí sí interesan las diferencias entre los de arriba y los de abajo, pues no todos los de abajo son de izquierda ni todos los de arriba son de derecha.
en contra de los de arriba, desde Seattle hasta los indignados de España y otros países, han coexistido personas y grupos de derecha con otros de izquierda, pues unos y otros han sido víctimas de la brutal concentración de capital que ha favorecido como nunca las políticas neoliberales en el mundo. El movimiento de los indignados españoles, no lo pasemos por alto, fue tan heterogéneo ideológicamente que no quiso definirse por programas ni por partidos, de tal forma que cuando llegaron las elecciones generales de noviembre de 2011 hubo indiferencia hacia la posibilidad de que ganara el derechista Partido Popular. Los indignados y no sólo ellos, en consecuencia, ahora están peor que con el Partido Socialista Obrero Español, pese a ser éste muy poco defendible. Sólo en el terreno de las conquistas sociales de los trabajadores de ese país, para no mencionar otros temas, es evidente que Rajoy ha tratado (y lo está haciendo) de disminuirlas más de lo que permitió el timorato Rodríguez Zapatero durante su gobierno.
Por lo demás, no puedo estar de acuerdo en apoyar las luchas de los de abajo de derecha e incluso fascistas, que los hay. Son pobres y están muy mal económica y socialmente, pero sus propuestas para mejorar suelen ser, sobre todo en Europa y en Estados Unidos, racistas y xenófobas. Con ellos no puedo coincidir, estamos en polos opuestos y queremos mundos distintos. Podré enarbolar sus demandas de empleo, pero no que regresen los inmigrantes a sus países de origen; podré coincidir en sus críticas a los partidos políticos, pero no en sus pretensiones de instalar en el poder a los partidos de derecha y ultraderecha. No todos los enemigos de mis enemigos serán mis amigos ni mis compañeros de ruta. La derecha es la derecha y la izquierda es la izquierda, sean de arriba o sean de abajo. No todo el que tiene dinero es un ladrón ni todos los pobres son blancas palomitas.
Los de abajo son los que en general realizan movimientos porque son los menos favorecidos por el sistema. Pero no todos esos movimientos son de izquierda, y esto para mí es importante. No es lo mismo el cacerolazo de clase media contra el gobierno de Allende en Chile que el también cacerolazo inicial del movimiento estudiantil en ese mismo país en 2011. Hay muchos ejemplos más, incluso en México.
A pesar de que, en general, son evidentes las diferencias entre unos movimientos sociales y otros, hay quienes se ilusionan por su existencia aquí y allá, los de ahora y los de antes, pero pasan por alto que dichos movimientos han tenido diferentes signos y propósitos. Ante el desprestigio de los partidos en muchos países del mundo, hay quienes creen que los movimientos sociales son, por sí mismos, dignos de aplauso, especialmente los que se han expresado en contra los partidos políticos. Sin embargo, no toman en cuenta que son y han sido minoritarios pese a haber logrado (a veces) una cierta influencia en los cambios culturales, políticos y sociales (muy poca, por cierto, en los cambios económicos). Una cosa es figurar en los medios de comunicación, incluso por meses, y otra que sus demandas sean aceptadas por las mayorías y absorbidas por el poder. Critican a los partidos y a los políticos, no sin razón, pero éstos logran el apoyo de mayorías que ni en sueños logran convocar los movimientos sociales, y menos si son espontáneos.
Que en general los partidos ganan por el voto de minorías no está en duda, pues ha habido elecciones en las que el abstencionismo ha sido mayor que el número de sufragios, pero esas minorías son, aun así, más grandes que las de los movimientos sociales. En México se vio con absoluta claridad en 2005-2006: mientras la otra campaña logró la adhesión de unas 15 mil personas a la Sexta declaración de la selva Lacandona, a un año de haberse emitido, el candidato presidencial López Obrador reunía a millones de personas en diversos mítines y obtuvo casi 15 millones de votos. La otra campaña casi se apagó durante todo el sexenio de Calderón (curiosamente) y el movimiento de AMLO, en el mismo periodo, creció en número y en organización, como quedó demostrado en los comicios de 2012. Y esto muy a pesar de que Marcos intentara, sin éxito, desautorizar a AMLO y de que sus simpatizantes fueran calificados como “las modernas ‘camisas pardas’ del lopezobradorismo” (17/12/07). ¡Sopas!, fascistas y de la peor especie, ni más ni menos que de la sección de asalto de un nuevo Hitler. Demencial.
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