El último censo dice que somos 118 millones de mexicanos…
Y muchos más de la mitad de los oficialmente reconocidos sobreviven en todos los grados de la pobreza, desde los que padecen hambre hasta los que a muy duras penas medio comen. Pero todos, víctimas de enfermedades, sin servicios médicos y menos acceso a medicinas. Se curan con hierbas, invocaciones a sus dioses o a manos caritativas. Millones de niños no saben escribir y medio hablan español o solamente su lengua. Por las calles pululan mexicanos desnutridos. Millones de empleados con uno o dos salarios se alimentan con un tamal y un atole o una torta con la miseria reflejada en sus caras. Mujeres piden trabajo de casa en casa y nadie las contrata por desconfianza. Y otros millones de mexicanos que venden chucherías que casi nadie les compra. Por todo el país van y vienen los pobres a los que unos cuantos les dan una moneda como donativo o limosna.
No hay duda de que somos más, pues los censos no entran al México marginado para encuestarlo. Pero de esos 118 millones reconocidos, entre 50 y 80 millones ya no resisten la desgracia de no tener ni para comer; y piensan que no hay más camino que el ejemplo de Brasil, donde los pobres se levantaron en revueltas que tienen a la presidenta en el filo de renunciar o ser sacada del poder. Esos mexicanos, sabiendo o no la situación imperante en Grecia, España y otros países, comprenden que no hay más solución contra el mal gobierno que padecemos desde hace unos 30 años, es decir, 5 sexenios, que protestar masivamente. Y no saben cómo sincronizar su malestar para salir a las calles, no como las manifestaciones que conocemos, sino millones de mexicanos cerrando el círculo desde sus comunidades.
A esos pobres se suman los trabajadores, los que todavía tienen un empleo formal, los 24 millones en la informalidad, los jóvenes egresados de estudios superiores sin encontrar una plaza y los que no pueden seguir estudiando porque no hay cupo en las escuelas públicas. Millones de mujeres quieren hacerse escuchar, abandonadas con sus hijos por los Góngora, los Peña, los Montiel y todo el machismo ancestral. Y debemos sumar a esos millones a quienes ya no saben cómo enfrentar la sangrienta inseguridad. Entonces son más de 100 millones de mexicanos al borde de reventar la crisis general. De parte del peñismo no hay más que promesas para el largo plazo. Nada hay para el presente. Tenemos un Popocatépetl social a punto de hacer más que fumarolas; tenemos desesperación social por hambre, pobreza, desempleo, encarecimiento de precios, homicidios, abusos de funcionarios, injusticias en lugar de justicia…
Gobernantes y empresarios hacen como que nada pasa. Pero hay una profunda ebullición social. Cien millones de mexicanos quieren rebelarse ejerciendo sus derechos constitucionales por medio de la democracia directa asida a protestar contra el mal gobierno que no pone sus barbas a remojar en Brasil ni en las revueltas y revoluciones de la historia mexicana, tras acumular odios contra los que creen tener todo el tiempo para cumplir con sus obligaciones.
*Periodista
Fuente: www.contralinea.com.mx Periodismo de investigación http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2013/07/23/el-ultimo-censo-dice-somos-118-millones-de-mexicanos/
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