Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

viernes, 25 de mayo de 2012

El fondo de los problemas- NARCOPOLITICA ELECTORAL-

El fondo de los problemas

Andrés Manuél López Obrador, candidato de la coalición Movimiento Progresista. Foto: Benjamin Flores
Andrés Manuél López Obrador, candidato de la coalición Movimiento Progresista.
Foto: Benjamin Flores
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En sus siete primeras intervenciones en el debate, AMLO, independientemente del tema fijado por sorteo, insistió tenazmente en un tema que llamó el fondo de los problemas. Veamos, por orden de manifestación, un resumen de sus palabras.
Primera intervención: “Comienzo con una afirmación: Todos los mexicanos sabemos que las cosas no marchan bien (…) Pero no todos alcanzamos a comprender por qué caímos, y menos sabemos muchos quiénes son los responsables de la gran tragedia nacional. No hay ninguna razón natural para esta decadencia (…) Esto que está sucediendo (…) se debe a que un grupo se ha venido apoderando de todo (…) se debe al mal gobierno (…) De eso quiero informar (…) quiero conscientizar y quiero decirles que sí hay salidas”.
Segunda intervención: “Esto se gestó desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Él tomó la decisión de formar un grupo compacto con sus allegados. Y entregó bienes de la nación, bienes del pueblo, con el señuelo de que nos iban a traer prosperidad. A ellos les ha ido muy bien; aparecen en las listas de los hombres más ricos del mundo. En ese periodo se acumuló riqueza en unas cuantas manos como nunca se había visto en este país, pero a costa del sufrimiento, de la pobreza de la mayoría de los mexicanos. Invoco a Morelos que decía: que se moderen la indigencia y la opulencia”.
Tercera intervención: “Este grupo que manda en el país también ha privatizado al gobierno. Ha confiscado el presupuesto público, que es también dinero de todos los mexicanos. Lo han utilizado para favorecer a banqueros, grandes empresarios, a traficantes de influencias, a políticos corruptos. Ahí está el caso del Fobaproa, en el cual convirtieron la deuda de unos cuantos en deuda pública”.
Cuarta intervención: “Debemos atender el fondo de los problemas, el fondo de lo que ha llevado a esta crisis (…) Insisto en que hay un grupo, no son muchos (…) Son realmente los que mandan. Muchos de los que realmente mandan ni siquiera dan la cara. Tienen el control del PRI y del PAN y utilizan al que más les conviene. No quieren ningún cambio, aunque desgracien al país. Vámonos por un camino totalmente nuevo”.
Quinta intervención: “¿Por qué esa política económica que no ha dado resultados? Porque les conviene a los de arriba. Este grupo puede imponerse porque son también dueños de los medios de comunicación”.
Sexta intervención: “Los que mandan en el país escogieron a Peña Nieto. ¿Quiénes son los padrinos de Peña Nieto?”. Y muestra una foto del candidato del PRI con Carlos Salinas de Gortari: “Así quieren imponer a Peña Nieto”.
Séptima intervención: “¿Para qué quieren a Peña Nieto, los que realmente mandan, en la Presidencia del país? Quieren seguir haciendo jugosos negocios al amparo del poder público. La política del pillaje”.
La tesis no es nueva. En junio de 2010 AMLO publicó un libro que se llama La mafia que se adueñó de México… y el 2012, en el cual detalló quiénes son los miembros del famoso “grupo” y sus formas de actuar. Luego habló de lo que había aprendido en su andar por el país: la pobreza, las carencias y la desesperación en que viven millones de mexicanos, para concluir: “Cada vez estoy más convencido de que la regeneración tendrá que venir desde abajo, con el impulso de la gente, que sólo así se podrá establecer un gobierno verdaderamente del pueblo, donde el interés general esté por encima de ambiciones personales y de grupos”. De manera que los dos adversarios están nítidamente señalados. Por un lado, la mafia, un grupo, una oligarquía. Por el otro, la gente, el pueblo.
Es claro que AMLO no es un ideólogo que busque la construcción lógica de un conjunto de principios definitorios, sino un maestro de la retórica involucrado en la acción política, en la construcción de una identidad política. “¿Qué ocurre –escribe Ernesto Laclau– si el campo de la lógica fracasa en su constitución como un orden cerrado y se necesitan mecanismos retóricos? En ese caso, los mismos mecanismos retóricos –metáfora, metonimia, sinécdoque, catacresis– se convierten en instrumentos de una racionalidad social amplia, y ya no podemos desestimar una interpelación ideológica como meramente retórica”.
AMLO no es sólo un candidato a la Presidencia; es el constructor de un movimiento con sentido de homogeneidad a pesar del sinnúmero de demandas concretas y a veces contradictorias que lo dividen. A diferencia de sus contendientes del PRI y del PAN que pueden basarse exclusivamente en la mercadotecnia televisiva, AMLO necesita para ganar la Presidencia un movimiento con identidad propia. Y ese movimiento debe –al menos discursivamente– saber contra quién lucha, y cada individuo conocer su lugar en el conglomerado del que forma parte. De ahí que AMLO quiere “informar”, quiere “conscientizar”. En plena campaña, debe retomar su tarea pedagógica.
Esto explica –a mi parecer– por qué AMLO, en uno de los dos únicos debates que van a darse, dedica tanto espacio a una verdad que trasciende el discurso propositivo para penetrar en el campo de la retórica ideológica. La oligarquía de veras existe, y está firmemente unida detrás de Enrique Peña Nieto y el PRI. Pero en esta campaña electoral se mantiene prudentemente en la sombra, al margen de las luces. No quiere repetir el error de 2006 en que se exhibió ostentosamente como lo que es: el gran jefe. Eso le costó muy caro, produciendo el rechazo de las mayorías a la exhibición de su omnipotencia y su boato irresponsable.
En varios sentidos, México ha cambiado para bien. Lo que Andrés Manuel comprende mejor que nadie es que su victoria electoral y poselectoral no depende exclusivamente del carisma de su persona, sino también de la conciencia del movimiento que ha formado con tanta paciencia a lo largo de los años.
Toda campaña electoral necesita un adversario claro. Para el PRI son los 12 años de gobierno del PAN. Para el PAN es lo que representan el pasado y el presente del PRI. Para AMLO el adversario está en las profundidades de la sociedad y su sujeto de cambio no son electores sueltos, sino un movimiento todavía en búsqueda de identidad, que no puede ser exclusivamente la fe en su líder. La respuesta a sus esfuerzos por parte del “grupo” es la campaña del miedo. Un miedo diferente al del 2006, pero campaña del miedo al fin y al cabo.

Narcopolítica electoral

El general de División en retiro, Tomás Ángeles Dauahare. Foto: Miguel Dimayuga
El general de División en retiro, Tomás Ángeles Dauahare.
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO, D.F. (apro).- El arraigo judicial contra el general de división retirado, Tomás Ángeles Dauahuare, y otros mandos del Ejército, la arremetida contra el exgobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, y la extradición a Estados Unidos del narcotraficante Sergio Villarreal Barragán, El Grande, lejos de sorprender, confirman el uso político del principal problema de seguridad nacional por parte de Felipe Calderón.
Más evidente no puede ser. Así lo hizo desde el primer día en que ocupó la residencia oficial de Los Pinos y así será hasta el último segundo de su Presidencia, la más violenta en un siglo en México, desde la Revolución Mexicana.
No es ninguna coincidencia que todo se haya desencadenado en unos cuantos días, cuando, a seis semanas de la elección presidencial, es cada vez más difícil sostener en las encuestas a la vacía candidata oficial, Josefina Vázquez Mota.
El objetivo de las acciones judiciales y policiales ha sido el PRI, un partido que, más por desencanto hacia el PAN y mercadotecnia política que por méritos democráticos, se mantiene hasta ahora en las preferencias de cara a la elección del domingo dos de julio.
Tampoco sorprende lo que ahora se viene a “descubrir”, que Calderón no tenía la menor idea del problema y de lo que su “guerra a las drogas” iba a desatar: una violencia extrema, propia de un país en conflicto interno.
Gracias a esa “estrategia” de Calderón, México es ahora visto en el mundo como un país donde de manera sistemática y cotidiana se violan los derechos humanos, ya por agentes estatales, ya por particulares.
Los informes del Departamento de Estado y de Amnistía Internacional difundidos en Washington y Londres, respectivamente, este jueves 24, registran esa realidad.
Durante cinco años y medio, Calderón se ha dedicado a pontificar su “estrategia” violenta y ahora quiere que quien lo suceda en la Presidencia de la República mantenga su “legado” contra el narcotráfico.
El elevado costo social y económico que Calderón ha hecho pagar a la sociedad –con la principal complicidad del Poder Legislativo, pero también del Judicial– no corresponde a los supuestos logros del calderonato, pues los cárteles del narcotráfico sólo han mutado para mantener sus negocios ilegales.
Para ello, han contado y cuentan con el apoyo político de todos los partidos. No sólo del PRI. También hay casos en los que los involucrados han sido del PAN, el PRD y el Partido Verde.
En las elecciones intermedias del 2009, Calderón arremetió contra el PRD en el llamado michoacanazo y ni siquiera pudo ganar en Michoacán, su gran frustración electoral porque nunca ha podido ganar unas elecciones en su estado.
Ahora, lo hace contra el PRI. A explicación no pedida, la PGR salió a “aclarar” que la detención del general retirado Ángeles Dauahare no tenía motivaciones políticas, pues apenas unos días antes el general en retiro se había encontrado en el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, en un foro sobre seguridad nacional.
En medios castrenses no era un secreto que el militar era un crítico de las acciones de Calderón y lo refrendó en esa reunión, realizada en San Luis Potosí. Por lo mismo también era sabido su desencuentro con el actual Alto Mando del Ejército, el general Guillermo Galván, como lo fue con su antecesor en el sexenio de Vicente Fox, Clemente Vega García.
Si las acusaciones de Calderón contra Dauahare son sólidas, no había razón para violar el proceso judicial, al negarle la legítima defensa, y someterlo bajo arraigo de 40 días, como si el militar pretendiera huir.
Dice la PGR que tenía información contra el general desde 2010, entonces por qué esperar a las elecciones presidenciales para actuar. Calderón administró políticamente el caso.
En el caso del exgobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, desde fines del gobierno de Vicente Fox hubo señalamientos públicos por esa supuesta relación. El gobierno mexicano siguió proveyendo información al estadunidense. De nueva cuenta el oportunismo político.
No es ninguna casualidad que el Departamento de Justicia de Estados Unidos haya anunciado la acción contra personas y bienes vinculados a Yarrington, en una Corte de Texas, por su presunto nexo con el narcotráfico un día después de que Calderón le entregara a El Grande, quien fuera jefe operativo del cartel de los hermanos Beltrán Leyva. Calderón lo entregó a la DEA, que depende del Departamento de Justicia.
El mensaje a la sociedad y, en particular, a los electores, es claro: vincular al PRI al narcotráfico, pero no parece claro que eso sea suficiente para relanzar la triste campaña de Vázquez Mota.
Con un eventual regreso del PRI a Los Pinos, pero manchado por el narcotráfico, Estados Unidos garantiza la continuidad de la “guerra a las drogas” que definió para América Latina hace 40 años y que ningún político mexicano como Calderón la había hecho tan suya.
jcarrasco@proceso.com.mx

Montiel, Yarrington, Elba Esther, Marín… al gabinete de EPN: AMLO

AMLO en Tejupilco, Edomex. Foto: Benjamín Flores
AMLO en Tejupilco, Edomex.
Foto: Benjamín Flores
TEJUPILCO, Edomex. (apro).- Ante unas 5 mil personas de la región sur mexiquense que colinda con Michoacán y Guerrero, el candidato de la izquierda unida, Andrés Manuel López Obrador, convocó a sus simpatizantes a dar “el último jalón” en lo que resta de la campaña y tener cuidado con los “delincuentes electorales” que, advirtió, van a querer robarle la victoria, como pasó en el 2006.
Nuevamente en tierra mexiquense, el aspirante presidencial de la izquierda criticó al PRI y a su candidato, Enrique Peña Nieto, al que califico de “ratero”.
“Peña está desesperado, está copiando todo pero mal, como el programa para adultos mayores”, dijo el tabasqueño al jugar con los nombres y las historias de quienes integrarían un presunto gabinete priista. Todos ellos con antecedentes de corrupción o escándalos de abuso de poder:
“Arturo Montiel para la Secretaría de la Contraloría; para la Secretaría de Educación, Elba Esther Gordillo; en Desarrollo Económico, el exgobernador tamaulipeco Tomás Yarrington, mientras que en Desarrollo Social, al exgobernador poblano Mario Marín, y en Hacienda, el exmandatario de Coahuila, Humberto Morerira.
“¿Y Salinas?”, preguntó entre risas alguien en la plaza, y López Obrador contestó:
“No, Salinas es el asesor general, es el poder detrás del poder, el que mueve los hilos, el titiritero”, acusó.
Pero una vez que los mencionó, advirtió que este escenario nunca sucedería, ya que el pueblo no dejará que gane el PRI.
Como sucede en todas las plazas a donde llega, López Obrador hizo del mitin una asamblea, en donde persuade a sus seguidores a participar, ya sea votando, levantando la mano o cuestionándolos, como ocurrió hoy al preguntarles si estaban dispuestos a participar en la estructura nacional de vigilancia electoral.
También pidió a los mexiquenses unidad tras reconocer que no se pudo lograr un frente único en las elecciones locales. Sin embargo, insistió en que para la elección presidencial es necesaria esa unidad para enfrentar a la “mafia”.
“Ya no uso la palabra mafia, me retracto, es la elite del poder”, corrigió López Obrador, al insistir a sus seguidores para que voten por todos los candidatos de la izquierda.
En su largo discurso ante la plaza llena, López Obrador reiteró la necesidad de acabar con la corrupción entre los altos funcionarios y gobernantes.
“Tenemos un gobierno mantenido y buenos para nada. Se dan la gran vida, médicos privados y hasta cirugía plástica. Pero ya no van a viajar como Peñita en aviones y helicópteros privados”, exclamó ante los gritos de “¡Fuera Peña!”.
Y nuevamente acusó al candidato del PRI y del PVEM de viajar al extranjero en aviones particulares y rentar habitaciones de lujo.
“Es el político que más viaja en el extranjero. También fue a París, se hospedó en un hotel de 25 mil pesos. ¿Ustedes lo sabían?”, preguntó al público, y una anciana sentada en una jardinera respondió, como si platicara con el candidato: “¿Cómo lo iba a saber?”.
El tabasqueño hizo un nuevo reconocimiento a los jóvenes y exigió también que se garantice el derecho a la información.
Finalmente, al despedirse de sus seguidores pidió una vez más unidad, hacer campaña entre todos y luego se comprometió a no traicionarlos.

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