Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 26 de mayo de 2012

Migrantes, los más vulnerables


Migrantes, los más vulnerables

Los responsables de los refugios católicos de la frontera norte de México alertan sobre la posibilidad de que los migrantes de Centroamérica, “la población más vulnerable”, sigan siendo víctimas de los cárteles de la droga. El encargado de un albergue de la capital de Coahuila señala que hay indicios de que entre los 49 ejecutados en Cadereyta el domingo 13 haya indocumentados de esa región.
SALTILLO, COAH.- “¡Un cuerpo pa’cá, pa’ la lona!”, gritaba mientras grababa la escena la madrugada del domingo 13 en el kilómetro 47 de la carretera libre Monterrey-Reynosa. “¡Ahí mero, ahí mero…!”, ordenaba.
En la negrura de la noche apenas se distinguía el camión de carga. Un grupo de presuntos zetas comenzó a bajar los cuerpos mutilados a la voz de su jefe. Tenían los zapatos cubiertos con bolsas de plástico y empujaban los cadáveres con un azadón para tirarlos a la entrada del ejido San Juan de Cadereyta, municipio considerado la “cuna del beisbol”.
“Los demás en filita, en filita todos… No se ve muy bien el video… No hay pedo, no hay pedo. No se está grabando bien; está muy oscuro”, repetía el hombre. Días después el video fue subido a YouTube, donde sólo estuvo algunas horas. Las suficientes para que los usuarios de internet observaran los 49 cadáveres mutilados, entre ellos los de seis mujeres.
Sus ejecutores les habían cortado la cabeza, los brazos y las piernas, así como el pedazo de piel donde tenían tatuados su nombre o apellido para ocultar su identidad. Once tenían tatuajes de la Santa Muerte; uno, de la Virgen de Guadalupe, otros, sólo dibujos.
Poco antes de terminar su faena, los presuntos zetas colocaron una manta con un mensaje: “Esto les va a pasar a todos los Golfos, Chapos, Marinos, Huachos y Gobiernos. Nadie nos va a poder hacer nada, se la van a pelar.
Atte: Loco, Z40 y Comandante Lazcano”.
Luego pintaron en uno de los pedestales del arco que anuncia la entrada al ejido San Juan: “Z 100%”.
Al informar sobre las ejecuciones, Jorge Domene Zambrano, portavoz del Consejo de Seguridad de Nuevo León, dijo que los asesinos hicieron todo lo posible “para complicar la identificación de todas esas personas”. Ese hecho despertó la sospecha entre las autoridades, quienes incluso manejaron la hipótesis de que pudiera tratarse de migrantes.
Los indocumentados que transitan a lo largo de la República Mexicana “son las víctimas más vulnerables”, aseguran sacerdotes que albergan a ciudadanos centroamericanos en los refugios ubicados a lo largo de la frontera con Estados Unidos.
“Estamos muy preocupados, ya que tenemos la presunción de que entre las víctimas de Cadereyta podría haber migrantes. Estamos recibiendo muchas llamadas de El Salvador y de Honduras que preguntan sobre sus familiares desaparecidos”, dice a Proceso el jesuita Pedro Pantoja Arreola, quien dirige la posada del migrante Belén en esta capital.
Recién galardonado con el premio internacional de derechos humanos Letelier-Moffitt del Institute for Policy Studies de Washington D.C., por su trabajo en defensa de los centroamericanos, Pantoja dice tener indicios sobre una ejecución en Nuevo Laredo por sicarios de Los Zetas que pretendieron hacer pasar a la víctima como miembro de un cártel rival.
Habla también de las nueve personas que aparecieron colgadas en un puente de la misma ciudad fronteriza el viernes 4 de mayo: “Tenemos la firme sospecha de que uno de los cuerpos era el de un migrante que pasó por nuestra casa. Era de raza negra”. Y subraya: “Quizá se involucró con la delincuencia organizada”.
Dudas e indicios
Los forenses lograron reconstruir el apellido Pavón en el cuerpo de uno de los 49 ejecutados en Cadereyta, muy común en Honduras. “Esto quiere decir que estos acontecimientos (los multihomicidios) se pueden reproducir contra los compañeros migrantes”, asegura Pedro Pantoja.
Su colega Gianantonio Baggio, responsable del refugio Nazaret de Nuevo Laredo, asegura que recibe de tres a cuatro llamadas de familiares de personas desaparecidas cada.
El religioso de origen italiano comenta que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) documenta por lo menos 306 migrantes reportados por sus familiares como desaparecidos: 262 hondureños, 33 guatemaltecos, siete ecuatorianos, dos salvadoreños, un nicaragüense y un colombiano.
“Algunos de esos migrantes ahora son miembros de la delincuencia organizada”, admite Baggio, cuyo refugio atiende en promedio a 80 centroamericanos por día. Aclara también que en los últimos meses ha sido invadido por indocumentados mexicanos deportados.
“Tenemos reportes de que algunos que han pasado por nuestro refugio han sido vistos trabajando para la delincuencia organizada como halcones. Los sicarios los presionan, amenazan o los convencen ofreciéndoles mucho dinero o pasarlos a Estados Unidos. Muchos de los que han logrado introducirse de manera ilegal a territorio estadunidense ahora están metidos en el trasiego de drogas”, dice el entrevistado. Algunos de ellos podrían estar entre los muertos de Cadereyta.
Por lo que atañe a Reynosa y Matamoros, la cuna del Cártel del Golfo, la migra estadunidense escoge un mes específico para deportar a cientos de mexicanos ilegales, quienes inundan el albergue local, lo que obligó a sus responsables a multiplicar sus recursos para darles techo, comida, e incluso pagarles el boleto para que regresen a sus ciudades de origen y evitar que sean reclutados por el crimen organizado.
Suplen con ello una actividad que, por ley, corresponde a las instituciones locales, municipales y federales. Y lo hacen, según Francisco Gallardo, el religioso que dirige el albergue matamorense, porque “el secuestro de migrantes es muy fuerte”. Dice que sólo la semana pasada denunció ante la CNDH que hombres armados bajaron a dos migrantes del tren que va de Reynosa a Matamoros.
La disputa de los cárteles de Sinaloa y del Golfo contra Los Zetas se agudizó desde principios de abril. Hoy, los enfrentamientos entre sicarios se dan lo mismo en Choix, Sinaloa, que en territorio de Jalisco y en la región lagunera. El 17 de abril fueron abandonados 14 cuerpos en una camioneta. Estaban desmembrados y los cubría una manta con la leyenda: “El Chapo Guzmán anuncia su llegada para limpiar de zetas Nuevo Laredo”.
El viernes 4, los aludidos respondieron colgando a cinco hombres y cuatro mujeres que denominaron “golfas”. Por la tarde, El Chapo abandonó otros 14 cuerpos con un mensaje dirigido al alcalde Benjamín Galván Gómez.
Los ajustes continuaron el miércoles 9 en Jalisco, donde sicarios de Los Zetas abandonaron 18 cuerpos descuartizados en dos vehículos en Ixtlahuacán de los Membrillos. Y el domingo 13 aparecieron los 49 cuerpos en Cadereyta, ación perpetrada por supuestos zetas, quienes días después colocaron mantas en San Luis Potosí, Zacatecas y Nuevo León para deslindarse.
Los pistoleros de esa organización sólo admitieron su autoría en el caso Jalisco, donde incluso ya hay por lo menos seis detenidos implicados en el multihomicidio; también dijeron que hicieron pasar a estudiantes y a ciudadanos como miembros de un cártel rival.
El peligro que viene
Pedro Pantoja, responsable de la posada Belén, con sede en la capital coahuilense, teme que las ejecuciones de migrantes se eleven, sobre todo porque en fechas recientes el flujo de indocumentados se disparó notablemente a causa de la explotación, abandono y pobreza en Centroamérica.
Es posible que las bandas criminales intenten presentarlos como miembros de algún cártel, advierte el religioso, cuyo refugio registra entre 200 y 250 personas por día. Desde agosto de 2010, cuando se descubrieron los cuerpos de 72 migrantes centroamericanos en San Fernando, Tamaulipas, el número de migrantes en los refugios controlados por religiosos católicos se había reducido a lo sumo a 80 por día.
“Nunca habíamos tenido un flujo tan abundante. Una de las cosas que nos comentan los mismos compañeros migrantes, aunque ellos no manejan una visión política, es que continúan las dolorosas secuelas del pasado golpe de Estado en Honduras”, comenta Pantoja.
En ese país centroamericano la violencia provoca que mujeres y gays opten por trasladarse a Estados Unidos, algunos de ellos han llegado a nuestros refugios, dice: “Se ha incrementado la violencia y por consecuencia se agudizó la pobreza. Esa situación se está reflejando en la migración y ahora son muchas mujeres las que están saliendo. En nuestras casas teníamos en promedio una o dos mujeres por mes; ahora nos llegan 10 en un solo día”.
Pantoja y los demás religiosos entrevistados aclaran que no todos los migrantes pasan por sus refugios, lo que es todavía más grave, pues muchos se valen de sus propios recursos y son incluso más vulnerables. Lo único cierto, resume Pantoja, es que “todo el noreste está lleno de cuerpos de migrante.

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