Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 31 de mayo de 2012

“Viernes negro” persigue al candidato del PRI a la gubernatura de Tabasco- Requiebre electoral- Se cayó el telón

 

La trifulca en la UJAT. Foto: Youtube.com
La trifulca en la UJAT.
Foto: Youtube.com
VILLAHERMOSA, Tab. (apro).- En zafarrancho y manifestaciones de repudio a él y a Enrique Peña Nieto terminó la visita del candidato priista al gobierno del estado, Jesús Alí de la Torre, a la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT).
Miembros del Consejo Directivo Estudiantil Universitario de Tabasco (CDEUT), identificados con el PRI, arremetieron contra alumnos que, con cartulinas y gritos de “¡Fuera!, ¡Fuera!”, se manifestaron contra Alí de la Torre al salir del Teatro Universitario, luego que se les impidió entrar al inmueble, donde al mediodía el candidato presentó su proyecto de gobierno.
Con jaloneos y golpes, los miembros del CDEUT, uniformados con playeras cafés, arrebataron las pancartas a los manifestantes y trataron de impedir la protesta, mientras Alí de la Torre salía a toda prisa para abordar su camioneta blindada.
El abanderado priista de la coalición Compromiso por Tabasco, que integran PRI, Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (Panal), llegó a la UJAT con la exrectora de esa casa de estudios, Candita Gil, candidata al Senado, así como de los abanderados a diputado federal y a la alcaldía del municipio de Centro (Villahermosa), José Carlos Ocaña y Luis Felipe Graham.
Durante el encuentro arreciaron los abucheos cuando la exrectora mencionó el nombre de Enrique Peña Nieto.
En su turno, Alí de la Torre ya no hizo ninguna mención del candidato presidencial del PRI y se limitó a repetir sus propuestas de campaña, principalmente para los jóvenes.
Concluido el evento, un grupo de estudiantes, pancartas en mano, empezaron a gritar consignas contra Alí de la Torre y Peña Nieto, las cuales pretendieron ser acalladas por los miembros del CDEUT con gritos de “¡Chucho!, ¡Chucho!”…
Los inconformes criticaron que el candidato priista ofrezca combatir la corrupción, cuando él –denunciaron– “ha sido parte de ese cáncer” en el gobierno del también priista Andrés Granier Melo.
Alí de la Torre representa más corrupción, pobreza e inundaciones para Tabasco, “y no podemos permitir eso”, señalaron y denunciaron que quienes acudieron al encuentro fueron “puros acarreados”.
En la protesta no sólo participaron alumnos de la UJAT, sino de otras universidades privadas, como las del Valle de México (UVM) y Tec Milenio, quienes dijeron simpatizar con el movimiento #YoSoy132, que entre otras cosas exige la democratización de los medios de comunicación.
“¡No más PRI!”, “¡No más PRI!”, gritaban los estudiantes cuando los miembros del CDEUT les cayeron encima, los empujaron, golpearon y les quitaron las pancartas.
La inconformidad estudiantil se empezó a gestar desde un día anterior, luego del simulacro electoral que alumnos de la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades de la UJAT realizaron para saber la preferencia sobre los candidatos a la Presidencia de la República y la gubernatura.
Estudiantes de esa división informaron que se distribuyeron mil boletas para presidente y mil para gobernador y que se utilizaron 802, de las cuales entre 70 y 80 por ciento se marcaron en favor de Andrés Manuel López Obrador y Arturo Núñez, de acuerdo con encuestas que realizaron entre quienes sufragaron.
Con esa tendencia, el rector Jesús Piña Gutiérrez –sucesor de Candita Gil– ordenó que no se dieran a conocer los resultados porque, a partir de hoy, empezaba “la pasarela” de los candidatos a la gubernatura y eso “podría afectar a la Universidad”
Dijeron que pese a la promesa de dar a conocer los resultados tan luego se cerrara la votación, programada para las 16:00 horas de ayer, se ordenó sellar las dos urnas ante notario público para abrirlas hasta el próximo martes 5 de junio, después del encuentro con Jesús Alí de la Torre, Arturo Núñez Jiménez y Gerardo Priego Tapia, candidatos a la gubernatura del PRI, PRD y PAN, respectivamente.
Los estudiantes denunciaron que se trató de un acto de manipulación política “para voltear los resultados y dar como ganador al priista Alí de la Torre”.
Se quejaron de que les vieron “la cara de tontos” y responsabilizaron a la rectoría de ordenar posponer el conteo de votos, argumentando que si el resultado se daba a conocer a los medios, hubiera sido “perjudicial” para la UJAT.
Señalaron que como parte de la asignatura Derecho Electoral, decidieron realizar este ejercicio democrático, pero finalmente fue utilizado “políticamente” para no afectar al candidato priista Jesús Alí, en su presentación este miércoles ante la comunidad universitaria.

Requiebre electoral

Universitarios afinan estrategia de YoSoy132. Foto: Octavio Gómez
Universitarios afinan estrategia de YoSoy132.
Foto: Octavio Gómez
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La cuerda se fue deshilvanando lentamente a golpe de mazazos. Lo que debería haber sido el punto de amarre de acuerdos, compromisos, recursos y programas exitosos, fue estrujándose hasta hacerse un hilo débil, apenas persistente, y tronó. El fracaso de la educación en el país, su obsolescencia o falta de modernidad y de calidad, empezó a dejar fracturas, cortes divergentes, desazón por todos lados, y multitudes de niños y jóvenes que en lugar de aprovechar lo que el sistema puede tener de bueno quedaron a la deriva. Esto ahora se ha convertido, casi de manera insospechada, en un creciente espacio de resistencia y de oposición hacia las políticas y los gobiernos que han envilecido el sector.
El hecho es que están manifestándose las más variadas formas de protesta y quedando al descubierto las carencias del sistema educativo nacional: desde las manifestaciones cada vez más frecuentes y radicales del magisterio, que ha exhibido como pocos las componendas entre la dirigencia del SNTE y el gobierno del PAN –las que han llegado hasta el nivel de un pleito vergonzoso entre la lideresa de ese sindicato y la ahora candidata a la presidencia del PAN–, hasta la contracción de los recursos públicos hacia las universidades que impulsó a las escuelas privadas e incrementó el número de estudiantes con la misma desesperanza frente a un mercado laboral incierto, al tiempo que, como nunca antes, millones de jóvenes han quedado en la cola del infortunio social.
Mientras inclusive algunas escuelas privadas están siendo focos de movilización y protesta, se resiente la ignorancia de los 35 millones de mexicanos adultos que no pudieron terminar su educación básica. Igualmente, muchos tienen que trabajar para mantenerse estudiando, o padecen los peores salarios profesionales del país, como el magisterio, o deben soportar a la burocracia infame de la SEP y dejar pasar la repartición de las cuotas sindicales para un puñado de familiares de la ahora enemiga número uno de la candidata a la Presidencia del PAN, la gran amiga de Felipe Calderón. Para rematar, aún no se atina a ponerle fecha a una prueba universal para el magisterio, porque todavía no se saben ni la cantidad de maestros a los que se aplicará ni los contenidos que debe tener la forma estándar.
Mientras tanto, se ha denunciado que servidores públicos han incurrido en omisiones o en incumplimiento de obligaciones, constitutivos de posibles delitos, al dejar de orientar e invertir recursos que suman 464 mil 484 millones de pesos, los cuales hubieran podido servir para incrementar la planta de investigadores jóvenes, para desarrollar proyectos e innovaciones o para proponer soluciones a ingentes problemas de la vida y de la sociedad.
Por eso desde esos espacios en los que se construyen los conocimientos, la educación o la cultura se está destejiendo la madeja de triquiñuelas con las que pretendían seguir engañando a profesores, investigadores, estudiantes y directivos, y ello va a tener un decisivo impacto en las elecciones federales del 1 de julio, pese a los dogmáticos y fervientes creyentes de las encuestas diarias que nunca encuentran más que tendencias idénticas, o los analistas que sólo ven imitaciones o similitudes con lo que ocurre en España, Grecia o Chile.
En este contexto se produjo el “viernes negro” de Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana, en contraste con el desbordante recibimiento que en la misma universidad tuvo Andrés Manuel López Obrador; luego, el mitin apoteósico y multitudinario, como pocos, que se dio el lunes 21 de mayo en la Plaza de la Tres Culturas, en Tlatelolco, donde López Obrador reconoció que estaba frente a la generación del recambio democrático; asimismo, llegaron los mítines relámpago frente a Televisa y el diario Milenio por la indignación que han causado lo que los jóvenes consideran manipulación descarada en sus portadas y en el manejo de la información; o la concentración frente a la (ahora así llamada) “Estela de la Corrupción”, en la Avenida Reforma, y la manifestación natural y festiva de muchos ciudadanos a favor de las frescas frases de los estudiantes. Todo ello, en suma, ha de tener bastante preocupados a los equipos de campaña de Peña Nieto y de Vázquez Mota, al igual que a sus respectivos aparatos electorales.
A poco más de un mes del cierre de las campañas, con el movimiento de jóvenes y estudiantes el tema educativo se ha vuelto crucial y, políticamente, una novedad. Frases como las de Peña Nieto en el sentido de que se trata de “algunos hechos que sólo hay que lamentar”, o como las de Vázquez Mota referentes a que no tienen importancia porque son “neutrales” y vacías de contenido en la lucha electoral, pueden, por el contrario, abonar su radicalización. Ya se verá qué pasa si se juntan jóvenes desempleados, estudiantes y ciudadanos para decir lo que quieran a sus anchas, y si cada uno de ellos se pone a cuidar casillas con el propósito de no permitir el fraude.

Se cayó el telón

Repudian universitarios manipulación informativa de televisoras. Foto: Germán Canseco
Repudian universitarios manipulación informativa de televisoras.
Foto: Germán Canseco
MÉXICO, D.F. (apro).- Cuando todo parecía que la obra entraba a su final ya previsto, de pronto el telón se cayó, el escenario quedó al desnudo y los actores mostraron sus rostros sin la máscara del carnaval con la que festinaban la historia de un pueblo adormilado.
El público, la mayoría jóvenes, protestó ante la mascarada que ya se tenía prevista, lanzaron gritos y acusaron de engañarlos y disimular su papel más allá del guión escrito.
Cuando el telón se vino abajo, el personaje principal de la obra pasó de la sorpresa a la incredulidad. Desencajada, en su cara reflejaba el no saber qué hacer cuando se sale del libreto. Los gritos del público al verlo fuera de su papel como el seguro heredero de la silla presidencial, lo desubicaron y no sabía qué hacer, si reír, saludar, contestarles o decir algo. ¿Pero qué?, se preguntaba.
Había creído en las loas de los críticos de teatro que todos los días, sin mayor pretexto, lo habían ensalzado por encima de los mortales destacando sus cualidades extraordinarias en sus artículos, columnas, en sus programas de radio, televisión y en los periódicos. Creía que el escenario, hecho a su medida por el mejor sastre mediático, era tan bueno que podía resistir cualquier vendaval imprevisto y engañar al público haciéndolo pasar como la realidad.
No era cualquier cosa haber pagado a la compañía multimedia más de miles de millones de pesos, bajo la promesa de que todos saldrían ganando y que su imagen jamás seria dañada porque tendría una capa de protección a prueba de desastres.
Para eso les había pagado muchísimo dinero los últimos seis años, para que los profesionales de los escenarios, de las imágenes, de las historias de finales rosas, hicieran su trabajo y lo convirtieran en el personaje de una historia con final feliz, con una esposa de telenovela.
Todo iba bien para el principal protagonista. Apoyado por la mejor empresa de imágenes y la mejor tecnología, ofrecía al público una historia prometedora, con grandes expectativas para el futuro y sus diálogos eran fluidos. Cuando se atoraba en algo, si se le olvidaba una parte del guión, le ayudaban con un audífono minúsculo o una moderna pantalla invisible para el auditorio en el cual le decían que hacer.
Un día, sin embargo, ocurrió algo imprevisto. En una de las funciones dedicadas a jóvenes universitarios quiso improvisar y se salió del script, sintiéndose muy seguro de sí mismo. Las protestas vinieron de inmediato y, aunque llevaba a sus invitados, el auditorio se desbordó hasta que provocó la caída del telón.
Nadie pudo ayudarle. Trató de calmar los ánimos y le fue peor. Salió por detrás del escenario y lo siguieron los jóvenes que lo habían descubierto. La mascarada se había terminado. No era un actor, sino el responsable de represiones, corrupción y mentiras.
Corrió por pasillos, oficinas y hasta se escondió en los baños. Sus guardias lo protegieron de los jóvenes que le gritaban de todo. Desencajado, su rostro era grabado por muchos de los estudiantes que fueron acusados de agitadores profesionales por aquellos corifeos que salieron a defenderlo en radio, televisión y periódicos.
Pero ya era tarde. Caído el telón, el personaje principal de la representación ya no era creíble, su papel había terminado.
Dolido, días después trato de retomar su papel, subió de nuevo al escenario, pero ya se le veía diferente, balbuceaba cuando hablaba y su cara ya no mostraba la misma sonrisa que tanto tiempo le había constado construir.
Para las siguientes representaciones llevó a sus guardias cebados por el rencor. Cada vez que un joven se atrevía a protestar por la mala actuación en algunas de sus presentaciones, lo callaban a golpes y amenazas.
La puesta en escena había cambiado a la mitad de la temporada. El público ya no le creyó su historia y la sonrisa del actor principal cambió por una mueca.

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