Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 5 de junio de 2012

Enlace: solución o problema-. Enlace: fracaso educativo de Calderón- Errores de cálculo

Enlace: solución o problema
 
 
   
        La aplicación de la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (Enlace) ha generado un amplio movimiento magisterial de oposición, protestas y conflictos de diversa magnitud en 18 estados de la República –particularmente fuertes en Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas–, así como señalamientos críticos que van desde objeciones teóricas, pedagógicas y metodológicas hasta denuncias por la venta clandestina de las respuestas correctas del examen, pasando por el alto costo de su aplicación, los errores en los cuestionarios, sus enfoques meramente cuantitativos y su desvinculación de contextos sociales específicos. Se critica, asimismo, la escasa o nula representatividad de los resultados de Enlace, comparados con otros instrumentos de evaluación como el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) y los Exámenes para la Calidad y el Logro Educativos (Excale), en los que no sólo se toma en cuenta la capacidad de retención de conocimientos, sino también las aptitudes para ponerlos en práctica.
Aunque ha sido promovida por el gobierno como generadora de correctivos para las graves distorsiones que padece el sistema de educación pública y como el instrumento censal de diagnóstico más importante que existe en nuestro país, la Enlace no puede ni siquiera ser aplicada en forma general en razón de los conflictos institucionales y sindicales que genera.
Por lo demás, es claro que los grandes obstáculos a una educación pública de calidad no requieren de instrumentos de diagnóstico para ser identificados, en la medida en que están a la vista: son, en primer término, el abandono deliberado de las obligaciones del Estado en materia educativa, reflejados en un evidente desdén presupuestal, y la concesión de todo el ciclo de enseñanza básica y media a una cúpula sindical amafiada que devora la mayor parte de los recursos destinados a la educación –de por sí magros en relación con el rezago educativo que enfrenta el país– y que ha acumulado, con base en ello, un poder de tal magnitud que dispone de su propio partido político para negociar prebendas y cargos a cambio de votos y apoyos legislativos.
En esta circunstancia, la Enlace resulta un capricho tecnocrático desvinculado de la realidad, que no va a adquirir efectividad por medio de desplantes de autoridad y manotazos sobre la mesa, protagonizados, para colmo, por una administración situada ya en su declive final.
La catástrofe legada en el ámbito educativo por los gobiernos del ciclo neoliberal debe ser remontada con medidas mucho más profundas que la aplicación de una evaluación de utilidad cuestionable y dudosa y que han de pasar, necesariamente, por la reformulación de la política económica, la redignificación de la enseñanza pública y su articulación efectiva con el desarrollo nacional, el combate frontal a la corrupción y la democratización sindical. El gobierno que encabeza Felipe Calderón no podrá hacer en seis meses lo que dejó de hacer en cinco años y medio. Podría, en el mejor de los casos, abstenerse de generar o agudizar conflictos sociales y políticos como los que se desarrollan en las filas del magisterio, y con ello haría una contribución a la distensión que se requiere para consumar con éxito y en paz el proceso electoral en curso y la sucesión que tendrá lugar este año.

Enlace: fracaso educativo de Calderón
Martha de Jesús López Aguilar*
 
        A siete años de aplicar la Evaluación Nacional del Logro Académico en los Centros Escolares (Enlace), ni fue evaluación nacional ni tuvo logros académicos, al incumplir el objetivo propuesto de ser un instrumento diagnóstico-formativo que permitiera a los alumnos evaluados y a sus docentes reforzar y mejorar sus habilidades y conocimientos. La SEP y el INEE sólo se limitaron a dar información de los resultados, estableciendo una comparación entre países, estados, municipios, escuelas, maestros y alumnos. Su aplicación sirvió para ocultar el fracaso de una reforma curricular que no generó ninguna mejora en el aprendizaje de los alumnos. Durante estos años, en promedio los datos obtenidos fueron los mismos: 85 por ciento de estudiantes de escuelas públicas se ubicó entre insuficiente y elemental.
Estos datos sirvieron para descalificar escuelas públicas, lo que motivó que las empresas privadas pudieran intervenir en las reformas educativas promovidas por los priístas y panistas, a través del pacto político-electoral entre Felipe Calderón y Elba Esther Gordillo llamado Alianza por la Calidad Educativa (ACE), que fortaleció su poder, suplantando funciones de la SEP, acelerando la catástrofe educativa.
Desde 2006, Enlace no se ha aplicado en Oaxaca y Michoacán. Para 2012 su rechazo va en aumento. En el marco de la jornada de lucha de la CNTE, además se han sumado a su cancelación Guerrero y Chiapas, en paro indefinido. En el DF, Tlaxcala, Zacatecas, San Luis Potosí y otras entidades, decenas de escuelas con el consenso de padres y maestros no aplicarán Enlace.
Investigadores y maestros han señalado reiteradamente que debe cancelarse porque es un instrumento defectuoso de medición, los reactivos son ambiguos, erróneos, descontextualizados, atemporales, con datos irrelevantes.
Su contenido es inapropiado; la información es sesgada; las lecturas son amplias y complejas; su aplicación es apresurada; contiene gran cantidad de preguntas con diferente grado de dificultad, cuyas respuestas podrían ser una o más; la calibración es insuficiente y no responde a condiciones técnicas. Por el abuso en la aplicación de exámenes estandarizados, los alumnos y maestros padecen estrés y desinterés. Es un trámite doloroso: se presentan malestares antes, durante y después del examen.
Por su carácter estandarizado, no toma en cuenta las diferencias de contexto social, regional, geográfico. Es un instrumento hegemónico, subordinante, excluyente, homogeneizante, discriminatorio, inequitativo e injusto, que funciona como instrumento de selección y clasificación. Se profundiza la segregación de escuelas pobres para niños pobres otorgándoles menos recursos.
Ignora el contexto social adverso para millones de estudiantes: aumento de pobreza, desempleo, trabajo infantil, desnutrición, migración, desintegración familiar, abandono de infantes, violencia, narcotráfico, militarización y corrupción. Estos factores repercuten en el estado anímico de niños y jóvenes.
Es una prueba antipedagógica. Está vinculada al enfoque conductista, promueve la práctica verbalista y memorista mediante definiciones, procedimientos y datos exactos, sin congruencia con los planes y programas de estudio, sin sentido ni nexos en el pensamiento y vida de los estudiantes, anulando su curiosidad, creatividad, razonamiento y juicio moral.
La intención de mantener arbitrariamente Enlace lleva al despilfarro de miles de millones de pesos beneficiando a las empresas que elaboran dichas pruebas. Se promueven estímulos económicos por obtener un alto puntaje entre docentes y escuelas, propiciando la corrupción como la venta de la prueba Enlace (que va de mil a 12 mil pesos) que se pretende aplicar del 4 al 8 de junio de 2012 a más de 15 millones de alumnos. Hecho denunciado por la CNTE ante el subsecretario de Gobernación, Obdulio Ávila, entregándole copias, que fueron difundidas en las redes sociales y que el titular de la SEP se limitó a señalar que pudieron darse filtraciones.
La perversidad del sistema de estímulos sustentado en obtener un alto puntaje, hará del trabajo educativo, una labor mercantilista, basada en la competencia, aniquilando su esencia humanista, así como la solidaridad y compañerismo entre los docentes. Los estímulos pretenden acallar la inconformidad a la imposición de la ACE, a través de continuar avanzando con la Evaluación Universal, pues cuenta hasta 50 puntos. Se pretende acabar con la seguridad en el empleo de los docentes, justificando el despido si se obtienen bajos resultados, como ha dicho la OCDE.
Ante la actitud unilateral y autoritaria del gobierno calderonista asociado con Elba Esther Gordillo y la agonía de su sexenio y su contribución a la crisis del sistema educativo, los maestros tienen el reto, junto con la sociedad, de definir propuestas dirigidas a la transformación educativa de México. Para ello se requiere la realización de foros y congresos regionales y estatales de análisis y debate que confluyan en un congreso nacional educativo y sean parte del proyecto de país que anhelamos los mexicanos y se concrete en la plataforma del próximo gobierno.
* Profesora normalista de la sección 9, SNTE-CNTE.
Entre líneas-Helguera

Errores de cálculo
Pedro Miguel
 
        A menos de cuatro semanas para la elección presidencial, se desvanecieron los supuestos sobre los que se había diseñado la estrategia del PRI, que en los comicios federales anteriores (2009) emergió como la mayor fuerza electoral del país. El principal de ellos era que en este 2012 la disputa presidencial podría plantearse como un referendo en torno a la docena trágica del panismo. El segundo, que Acción Nacional no podría salir con bien de esa prueba, habida cuenta de los saldos de catástrofe de eso que el lapsus de alguien convirtió en Vicente Calderón: desde la renuncia del guanajuatense a encabezar una transición democrática hasta la masacre provocada por las estrategias fallidas o perversas del michoacano, pasando por la galopante corrupción en las administraciones de ambos y el manejo económico decepcionante, por decirlo suave, en el lapso 2001-2012. El tercero, que el Revolucionario Institucional estaba lo suficientemente bien posicionado para cosechar los frutos del desencanto, tanto por la persistencia de sus aparatos corporativos en los ámbitos estatales –la madura ingeniería de la compra y coacción del voto– como por su alianza restaurada con las aplanadoras mediáticas de siempre, las mismas que se encargaron de fabricar un candidato con los mismos instrumentos publicitarios con los que se lanza un nuevo producto al mercado. Por añadidura, el priísmo calculaba (cuarto supuesto) que las izquierdas electorales no serían capaces de abandonar la zona de escasa visibilidad a la que fueron confinadas después del fraude electoral de 2006 y que no podrían, en consecuencia, ir más allá de su voto duro ni obtener beneficio electoral alguno del referendo antipanista.
El PRI esperaba aplicar su estrategia en un entorno social desarticulado y atomizado, formado por individuos asqueados de la política y preocupados en lo fundamental por sobrevivir o, en el mejor de los casos, por construir perspectivas de certidumbre o de éxito personal, así fuera en medio de un país que naufraga. Contaba, pues, con la destrucción del tejido social causada por un cuarto de siglo de neoliberalismo gobernante, el descrédito de lo colectivo y la resignada aceptación del individualismo conformista que se aferra con las uñas a unas reglas del juego presentadas como las únicas posibles. Basado en ese cálculo, diseñó una campaña muy parecida, en el fondo, a la publicidad de las compañías de seguros: te vendo tranquilidad, confianza, solidez, estabilidad, certezas, salas de estar con chimenea y ventanas que dan a un jardín con pasto muy verde, rostros sonrientes y felices, familias armónicas.
Lo que el PRI no tomó en cuenta es que el referendo que perdió el PAN ocurrió hace seis años, en 2006 (por eso es inexacto afirmar que la campaña de la aspirante presidencial panista se cayó: es que, simplemente, nunca levantó), y que lo que ahora se decide es la aceptación o el rechazo del PRIAN en su conjunto. El ánimo social no va a someter a referendo a seis o 12 años de desgobierno, sino a tres décadas de declive nacional sostenido, y ante ello, la campaña priísta en curso es tan improcedente e inverosímil como si en Estados Unidos el Partido Republicano hiciera campaña con consignas pacifistas.
Sería injusto, sin embargo, atribuir únicamente al tricolor la imprevisión y el fallo de cálculo. La verdad es que ninguna de las fuerzas políticas con registro fue capaz de prever la emergencia de #YoSoy132 ni la rápida e insospechada generalización de principios y reclamos que han sido sembrados desde hace mucho tiempo por las izquierdas que incursionaron en el escenario electoral, por los zapatistas de Chiapas, por el movimiento lopezobradorista, por la resistencia de los trabajadores electricistas, por las movilizaciones magisteriales, por los comuneros de Atenco, por los deudos de los mineros de Pasta de Conchos, de los niños muertos en la Guardería ABC, de las víctimas inocentes de la guerra de Calderón.
Las crecientes movilizaciones sociales de última hora, representadas en los nueve caracteres de #YoSoy132, no piden el sufragio por López Obrador sino exigen las condiciones para emitir un voto libre, informado, consciente y efectivo. Si esas condiciones se logran, el 1º de julio la ciudadanía habrá de decidir entre seguir en el modelo de país implantado desde los años 80 del siglo pasado o llevar a la nación por un nuevo camino. Ese es el verdadero sentido del referendo que se avecina.

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