Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 29 de junio de 2013

Un canal para cada cual

Un canal para cada cual
Sergio Ramírez
El viento del Oeste sopla sobre Centroamérica con fuerza mágica, y nos abrasa el aliento del Dragón colosal. Bien podemos decir que la estrella roja de la gran marcha brilla con fulgores de progreso en nuestro cielo. En este pequeño istmo que Neruda llamó la garganta pastoril de América, tendremos pronto al menos tres canales interoceánicos: uno acuático y otros dos secos, financiados y construidos todos por compañías privadas o estatales de la República Popular China.
Canales para que naveguen cómodamente de un océano a otro los supertanqueros post Panamax, ferrocarriles eléctricos de alta velocidad de costa a costa, oleoductos, refinerías, puertos automatizados, plantas eléctricas que usarán la fuerza de las mareas. Se removerán montañas y desaparecerán selvas. Los ríos cambiarán de cursos y se excavará el lecho de los lagos. Ponga en su lista de deseos lo que mejor imagine, que este supermercado de ilusiones es infinito, y los jerarcas y empresarios chinos están para servir la riqueza a domicilio.
Si hacemos bien las cuentas, los canales serán cuatro en una misma región geográfica, porque el de Panamá ya existe; cinco, si tomamos en cuenta el proyecto de construir en Costa Rica una supercarretera entre el Caribe y el Pacífico, no se olvide que es el único país que tiene relaciones diplomáticas con China Popular, y ha recibido recientemente la visita oficial de su presidente, Xi Jinping; y seis, si incluimos a Colombia, que negocia con la misma China la construcción de su propio canal seco, entre bahía Solano, en el Pacífico, y Acandi, en el Caribe, muy cerca de la frontera con Panamá, obras a cargo de la China Railroad Engineering Company. Y podrían ser siete si tomamos en cuenta el canal proyectado por México en el istmo de Tehuantepec, y hasta ocho, pero El Salvador, para su infortunio, no puede entrar en la cuenta, pues no tiene costa al Caribe.
Ya sabemos que el canal por Nicaragua es el más completo de todos, con un costo que para empezar ha sido calculado en 40 mil millones de dólares, equivalente a cinco años del producto interno bruto (PIB) del país, y no deja nada que desear, un verdadero póquer de ases: un canal para barcos de toda especie y tamaño, un ferrocarril transoceánico, carreteras, un oleoducto, puertos en cada costa, aeropuertos, zonas libres de comercio, y todo ha sido puesto en manos de la HK Nicaragua Canal Development, con domicilio en Hong Kong pero inscrita en Gran Caimán, que tiene un solo dueño: Wang Ying.
Según voceros del gobierno de Nicaragua, las múltiples obras de este canal, cuando empiecen, producirán nada menos que un millón de empleos (la población económicamente activa en Nicaragua es de 2 millones de personas) y el PIB crecerá, para empezar, 15 por ciento al año. Los milagros de la Biblia se quedan pálidos y desmadejados en comparación, que mar Rojo ni qué nada; la vara de Wang Ying es más poderosa que la de Moisés.
El canal seco que atravesará Honduras, un poco más modesto, cuesta la mitad del de Nicaragua, 20 mil millones de dólares, pero su ferrocarril de alta velocidad será alimentado por la energía producida por una planta instalada en el golfo de Fonseca, que utilizará fuerza mareomotriz. Tanto el diseño del proyecto como su construcción estarán a cargo de la empresa China Harbour Engineering Company. El acuerdo entre el gobierno de Honduras y la compañía están a punto de firmarse, según el presidente Porfirio Lobo.
Pero Guatemala alega ir más adelante que sus otros competidores. El presidente Otto Pérez Molina afirma que su canal consiste en un proyecto de 390 kilómetros, con gasoducto y oleoducto, una carretera de alta velocidad y una línea de tren, y los estudios para su construcción están ya completados. El costo es de 10 mil millones de dólares, y los inversionistas chinos que lo llevarán adelante tienen especial interés en el oleoducto para transportar petróleo de Venezuela, según el propio presidente.
Como podemos ver, todos los caminos van a dar Pekín, como antes iban a dar a Roma. Las empresas y capitales de China se comprometerían, sólo en Nicaragua, Honduras y Guatemala, con una inversión de 70 mil millones de dólares para la construcción de tres canales interoceánicos, según estas cuentas de la lechera, y nadie se ha preguntado hasta ahora por qué no uno, sino tres, que competirían entre sí mismos hasta la ruina, en una región tan pequeña y tan pobre que se da tantas ínfulas de propósitos de integración. Pero ésa es historia aparte.
Todo esto me ha hecho acordarme de una película ya clásica del año 1953, Bienvenido, míster Marshall, del gran director Luis García Berlanga. Después de terminada la Segunda Guerra Mundial se inició el famoso plan Marshall para la reconstrucción de Europa, tiempos en que Estados Unidos era visto como el gran bienhechor poderoso, igual que es vista la China hoy día, capaz de obrar cualquier clase de prodigios.
Los habitantes de un pequeño pueblo de España, Villar del Río, avisados de la inminente llegada de aquellos benefactores que andan por todas partes convirtiendo en ricos a los pobres, se prepararán para recibirlos con todo entusiasmo y hasta ensayan una canción de bienvenida: “Los yanquis han venido, olé salero, con mil regalos, y a las niñas bonitas van a obsequiar con aeroplanos, con aeroplanos de chorro libre que corta el aire, y también rascacielos, bien conservados en frigidaire…”
Pero el día del recibimiento, cuando todos salen a las calles a esperar la caravana de autos donde viaja la comitiva, ésta, en lugar de entrar en el pueblo en fiesta, pasa de largo para decepción y desconcierto general. Todo se vuelve caras acontecidas. Y no sólo quedan rotas las ilusiones; las autoridades del pueblo, tras cuernos palos, obligan a los habitantes a sufragar los gastos ocasionados por la fiesta frustrada, y se vuelven más pobres de lo que antes eran.
San Salvador, junio 2013.
Twitter: sergioramirezm
 
Dinero
La sometida clase media mexicana
Difícil que llegara a protestar como la de Brasil
Motivos hay de sobra, opinan
Enrique Galván Ochoa
Foto
La clase media brasileña ha salido a las calles a protestar por el aumento en el transporte (ya fue suspendido), contra el despilfarro en la organización de la Copa del Mundo y contra la corrupción. En la encuesta de esta semana preguntamos a nuestros foristas ¿sería capaz la clase media mexicana de protestar como la brasileña?: 59 por ciento de los participantes dice que sí, hay motivos de sobra; 11 por ciento piensa que no hay motivos para protestar, y 30 por ciento envía distintos puntos de vista.
Metodología
Esta semana tuvimos la participación de mil 610 personas, como respuesta al formato que enviamos a 3 mil vía correo electrónico. En las líneas de en seguida reproducimos fragmentos de algunos de sus comentarios.
Opiniones
Hay motivos de sobra para protestar, pero la clase media (mexicana) no está cohesionada ni habituada a las movilizaciones sociales. Creo que será muy difícil que dejen (¿dejemos?) la zona de confort.
Manuel Robles / ciudad de México
¿Cuál clase media?, si ya desapareció. Me gustaría pensar que sí. Motivos tenemos de sobra.
Martha García / ciudad de México
La clase media –que no es clase– no se ha significado como vocera de la indignación social, del resentimiento popular masivo, del rencor vivo (como el de Pedro Páramo) en este nuestro vilipendiado país. Y que no sólo reaccione cuando le toquen el bolsillo, sino cuando sea capaz de sentir hondamente cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. El Che dixit.
Hugo Carbajal / Cuernavaca
Claro, no sólo la clase media, sino todo el país. Esta tragedia que vive nuestra gente ya está en una etapa definitoria, el pueblo vs. la clase política, ¡fuera de nuestro entorno bola de marranos! Mexicano, no te quedes pasmado, prepárate para actuar.
Antonio Castro / Puebla
¿Existirá la clase media? Yo alguna vez tuve trabajo, ahora no tengo ni fuerzas para protestar. Estoy entre la disyuntiva de protestar (con organización y toda la cosa para lograr hacer masa y mover la voluntad del patriarca) o disfrutar serenamente este aliento que me queda...
César Olea / Ixtapa
Los mexicanos somos supermachos, agachados (Rius), masoquistas al extremo. Antes de Lula, Brasil era el campeón mundial de la desigualdad social, ahora le ganamos. ¡Ah!... pero eso sí, nos cambian los votos de nuestra esperanza por una despensa, por una tarjeta Soriana o Monex, un partido de futbol, una telenovela o un chisme de la farándula; nos siguen cambiando el oro por los pinches espejitos.
Luis Hernández / Toluca
La clase media en México es una masa amorfa que por un lado procura imitar los patrones de consumo de la clase alta, así como sus estilos de vida (tener servidumbre en casa, mandar a los hijos a escuelas de paga, hacer el shopping cuando menos una vez al año, sus sueños son visitar Disneyland, Mayami (así lo pronuncian), Chicago, Nueva York, que sus hijos obtengan becas en el extranjero principalmente Harvard o Yale. Plagan los malls, y por el otro lado se pliegan a los mandatos de los banqueros, viven ahogados en deudas, son perseguidos por no pagar sus hipotecas, tarjetas de crédito (y múltiples tarjetas que obtienen en las tiendas departamentales) y, como dice un forista por ahí, se propaga un individualismo extremo y de aniquilamiento del prójimo, por lo que la clase media sólo pretende defender lo que tiene y no meterse a defender a quienes no tienen.
Luis Muñoz / ciudad de México
Ciertamente la clase media de México tiene motivos para protestar, pero no sólo ella sino también las clases que están abajo de la media. Sin embargo, el sistema político tiene aletargada a dicha clase, debido, entre otras cosas, a la falta de credibilidad de la mayoría de los líderes de todos los partidos. Al cansancio por las formas de protesta de aquellos que dicen defender la educación suspendiendo clases y demostrando en los hechos que lo que menos tienen es creatividad y educación para lograr mejores formas de protesta.
Gerardo Rojas / Morelia
La clase media en México se siente de la elite, y le dejan las protestas a los revoltosos, pobres. Da coraje ver que sí protestaron por el secuestro del hijo de Martí sólo porque se veían muy lindos vestidos de blanco, en cambio, en la marcha reciente por la desgracia de la ABC fueron muy pocos (se supone que debe ser un segmento culto y bien informado); sin embargo, conozco algunas personas que fueron clasemedieras y también ricos que están tan enojados como la prole. Si seguimos por el mismo rumbo la mecha prende porque prende.
Víctor Hugo Barreto / ciudad de México
Por el momento no, aunque no faltan motivos para hacerlo; actualmente estamos en una área de confort que nos impide movernos, no tenemos motivo que valga la pena para protestar ni mucho menos para manifestarnos y tomar las calles.
Marcelo Hernández / Toluca
Desafortunadamente los mexicanos somos bravucones pero nada más... Mucho ruido y pocas nueces. Ha habido cientos de motivos, incluso más grandes que los de Brasil y no hemos sido capaces de protestar ni la quinta parte de como lo hacen otros países. El día que la clase política o los ladrones de cuello blanco (es lo mismo) vean que millones de personas protestan por sus abusos y estupideces, pensarán un poco más en seguir burlándose en nuestras caras... No solamente ellos son responsables de esta situación.
Juan Carlos Navarro / Querétaro
A la sociedad mexicana mientras le des futbol y telenovela todo le es indiferente. Ojalá haya pronto un movimiento para el bien común. Tanta injusticia, corrupción, desempleo. México debe despertar.
Miguel Martínez / ciudad de México
Según la Organización de Naciones Unidas y el Fondo Monetario Internacional, para que un ciudadano sea considerado de clase media debe tener un ingreso que le alcance para cubrir casi 80 por ciento de sus necesidades y dicen los expertos en el tema que sólo a 14.6 por ciento de los mexicanos podría considerársele de clase media y, si a eso agregamos la actitud gringa del egoísmo, la competencia de ser mejor… en ¿qué? quién sabe, pero esa actitud pasiva y apática, pues no se espera mucho de ese mínimo porcentaje clasemediero…
Alberto Ortuño / ciudad de México
Twitter: @galvanochoa
Facebook: @galvanochoa

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