Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 3 de septiembre de 2012

¿Qué diría Cristo si viniera hoy a Siria?- Para ser presidente- Precedente para el futuro de Argentina

¿Qué diría Cristo si viniera hoy a Siria?

Robert Fisk
Maaloula. Siria. El domingo es buen día para viajar a Maaloula. Higueras, olivos y vides flanquean al camino y por un momento puede uno olvidar que Siria vive una tragedia épica. Cierto, no hay que dar vuelta a la derecha hacia Tel, donde el Ejército Árabe Sirio tiene dificultades con el Ejército Sirio Libre y existen 35 retenes militares en el viaje de 160 kilómetros a Damasco, pero en las frías montañas al este de la frontera libanesa cristianos y musulmanes conviven como han hecho a lo largo de mil 300 años. Sin embargo, la historia no los deja en paz.
 
Entremos a la maravillosa iglesia católica de San Sarkis y encontraremos pinturas de dos soldados romanos acantonados en el fuerte imperial de Rasafa, al norte de Palmira, que se convirtieron al cristianismo y se encontraron en una situación típicamente siria. Sergio y Pixos molestaron al gran líder de Roma –el imperio aún no abandonaba a Júpiter, Venus, Baco y demás–, quien ordenó su ejecución. Los dos legionarios se refugiaron en Maaloula, predicando el cristianismo, hasta que el largo brazo de los servicios de inteligencia romanos los encontró, y fueron llevados en cadenas a Rasafa y degollados por órdenes del emperador. Miro al anciano que relata la historia y los dos asentimos en tácito acuerdo sobre su relevancia actual. Sergio y Pixos eran desertores.

Sobre el templo romano de Maaloula fue construida la iglesia, y de allí llegó en 1942 el dos veces herido general Wladyslaw Anders, quien condujo a sus 75 mil exhaustos soldados polacos desde su presidio soviético a través de Tierra Santa para unirse a los aliados en la Segunda Guerra Mundial y luego a la batalla de Monte Casino. Anders dio a la iglesia de Maaloula un bello icono de Cristo; lo encontré dentro del portal del frente, con el nombre del general escrito en la base, pero sin ningún recordatorio sobre su misión. Su valiente Segundo Cuerpo Polaco fue condenado por el gobierno comunista de posguerra de su país como una legión de desertores.

Maaloula, desde luego, es conocida también por razones más benignas. Su pueblo, como todo turista sabe, aún habla el arameo, el idioma de Cristo –Damasco fue parte del imperio arameo–, y cuando pedí a una joven que dijera el padrenuestro en su idioma me sonó un poco a hebreo. El suspicaz Fisk se pregunta si será ésa la razón por la que, si bien existe un lenguaje escrito, la gente de Maaloula no lo aprende. ¿Será que el árabe y el hebreo descienden del arameo? Los estudiosos, palabra que siempre me parece extraña, aún no deciden al respecto.

Así pues, converso con el anciano padre Fayez, quien funge como sacerdote local y se niega a hablar de política, pero insiste en que sus feligreses, con sus viejas casas pintadas de azul, conviven con sus vecinos musulmanes; de hecho, los 20 mil cristianos y musulmanes que viven en tres aldeas aún hablan el arameo. Pero la luz solar y una sombra de claros contornos en el atrio de la iglesia reflejan la oscuridad que ha caído sobre la vida de estas personas. Se han cometido tres secuestros de cristianos, refiere el sacerdote; los tres cautivos fueron liberados tras el pago del rescate.
 
Luego el dueño de un restaurante cristiano salió a una aldea cercana para contratar a algunos trabajadores musulmanes y fue secuestrado en el camino. El Ejército Sirio Libre lo trajo de vuelta a Maaloula.
 
Me dirijo en auto a Seidnaya, cuya iglesia está construida, al estilo de Pedro, sobre una roca: la basílica de Seid Naya –la Santa Virgen, en sirio–, donde encuentro un puñado de huérfanos y un recluta del ejército sirio que en sus horas francas limpia los pisos y lleva agua a los niños.
 
Y entonces una monja enojada aparece en su hábito negro, aleteando como un cuervo, con unos lentes sin armazón sujetos con alfileres a su tocado. “Ustedes los periodistas quieren hacer daño a este país –gorjea–. Antes de la guerra vivíamos en paz. Teníamos fiestas, vacaciones; mujeres y niños podían caminar por las calles a medianoche.”
 
Se aleja, pero al cabo vuelve, como yo sospechaba, para un segundo asalto. Tiene una historia que contar, porque el Espíritu Santo –mientras tal vez se desliza por los estrechos corredores de fría piedra de Seid Naya– no puede evitar que la violencia toque la iglesia. “Un joven quería venir a orar por su boda, porque iba a casarse con una muchacha de aquí –dice la monja–. Pero hoy supimos que su padre murió en la masacre de Deraya”.
 
Hago una consulta a la hermana Stephanie Haddad, la que dijo que Seid Naya era un lugar pacífico –hace siete meses pasó por encima de los proyectiles que dieron en el monasterio, disparados supuestamente por el Ejército Sirio Libre–, y que ahora da albergue a refugiados de Homs, Hama, Tel y de la misma Deraya. La pregunta es obvia: ¿qué haría Jesús si apareciera hoy en Siria? Si viniera ahora, diría a la gente: no maten, no incendien, secuestren ni roben. Todo está mencionado en la Biblia.
 
Hay 20 mil almas en Seid Naya, entre musulmanes sunitas, ortodoxos griegos y católicos; existen 13 iglesias y dos mezquitas, y por lo menos dos mujeres cristianas casadas con musulmanes. Interpreten esto como gusten.
 
A la salida de la ciudad me encuentro con un grupo de civiles en un retén militar formado con costales de arena. Aprobados por el gobierno, desde luego. Sonríen. Y están armados.
© The Independent
 
Traducción: Jorge Anaya
 
Para ser presidente

León Bendesky
Romney fue nombrado candidato del Partido Republicano para competir por la Presidencia de Estados Unidos frente a Obama, en noviembre. El tema que domina la campaña electoral es el de la economía. Ésta crece a un ritmo muy lento y no alcanza a recuperarse de la crisis de 2008.
 
Los asuntos clave son: el elevado nivel del desempleo, la contracción del gasto privado en consumo e inversión, y el desequilibrio fiscal que incide en la contracción del gasto publico y la subida de los impuestos. Esta vez no se debate sobre la guerra, a pesar de que la situación en Irak y Afganistán es bastante frágil y que el entorno internacional es políticamente muy tenso.

Así es que las propuestas de Romney se centran en su experiencia en los negocios, básicamente en la empresa financiera Bain Capital. Mientras tanto, su esposa aparece como parte de un verdadero modelo de la ideología conservadora, dedicada plenamente al cuidado de su extensa familia y a promover la carrera de su esposo. Lo que una mujer debe hacer según esa visión del mundo. Ambos son, pues, estandartes de una América que defiende los valores tradicionales de la familia y del esfuerzo empresarial.

El argumento de Romney pone a debate la cuestión acerca de lo que se requiere para ser presidente de un país de la relevancia de Estados Unidos, y en un momento de serias dificultades económicas y que son el meollo de la discusión electoral.

La experiencia empresarial que exhibe Romney está avalada por la fortuna que amasó en Bain Capital. El que ese sea el criterio que sostiene su imagen política y su candidatura es ya en sí mismo un asunto revelador acerca de cómo se concibe la sociedad y los valores que se exaltan. Pero de ello no se desprende de modo directo que sean suficientes para superar la situación de crisis y recrear un ambiente de prosperidad general en aquella sociedad. No significa, tampoco, que sea inútil.

Pero, ¿qué hay mas allá? ¿Es el éxito económico medido por la fortuna acumulada la vara para medir la posición de una persona y su familia? ¿Es que el modelo de un muy rico empresario puede reproducirse a lo largo de la sociedad? ¿Es esa una certificación para administrar una sociedad compleja?

Hay algunos antecedentes interesantes. Los asuntos financieros de George Washington, que prácticamente inventó el puesto de presidente en el nuevo país creado apenas en 1776, y que tuvo una plantación y una destilería, eran desastrosos al final de su primer periodo. Lincoln tenía tantos problemas para pagar las cuentas de su tienda en New Salem, que se refería a ellas como su propia deuda nacional. Truman aún trabajaba para pagar a sus acreedores y estaba corto de dinero mientras ya llevaba largo tiempo como miembro del Senado. Y Franklin D. Roosevelt prácticamente no trabajó hasta entrar en la política.
 
La habilidad empresarial, entendida como hacer fortuna, no es una premisa suficiente para ser presidente. Pero la relación estrecha entre los negocios y la política existe, por supuesto. En Estados Unidos son innumerables los casos de arreglos entre políticos y grandes empresas y el tránsito muy lucrativo entre un sector y el otro. Eso ocurre en todas partes y, en cada una de ellas, con particularidades que marcan el funcionamiento de la sociedad y el ejercicio del poder. En cada país hay un modo.
 
Lo relevante es el argumento esgrimido para justificar la aptitud para ejercer el más alto cargo público y lo que ello significa en cuanto a la esencia de la práctica política. Eso es lo que destaca del principal argumento de Romney y lo que parece encender los ánimos de la fracción más radical de su partido.
 
Por ello, es consistente la nominación del legislador Paul Ryan como vicepresidente en la planilla republicana. Promueve de la reducción a ultranza del déficit fiscal y del activismo estatal en las políticas públicas y esto, cuando los niveles de la desigualdad económica y social son de los más grandes que se registran.
 
La propuesta republicana da una imagen muy particular de lo que se concibe como el bien común y, sobre todo, de los instrumentos para conseguirlo. El mercado se sitúa en el centro de la concepción de la sociedad, es el medio privilegiado para ordenar las relaciones entre las personas.
 
Este es uno de los saldos de la crisis. Esta elección ensancha una disputa, pues los principios más conservadores impactan cuestiones esenciales como la atención de la salud, el carácter de la educación, los derechos de las mujeres y lo que atañe a las minorías y los indocumentados, entre muchas otras. No hay un modelo de currículo para ser presidente de un país, pero no es el mismo para ser un alto ejecutivo de una gran corporación.
 
Precedente para el futuro de Argentina

Iván Restrepo
Luego de una larga historia de impunidad, el fallo que recientemente dictó una corte argentina es histórico. La justicia halló culpables a dos hombres por fumigar indebidamente con varios compuestos agroquímicos un campo de cultivo cercano a un pueblo. Las organizaciones ecologistas de ese país la clasifican como la primera condena en su tipo en América Latina y un importante precedente para el futuro de Argentina, donde el uso de sustancias que hacen daño a la salud y al medio ambiente se ha acrecentado enormemente con el auge agroexportador del cultivo de soya.
 
Estiman los ecologistas y los especialistas que la condena debe ser el inicio de una política de Estado que limite el uso de ciertos compuestos, como el glifosato, tóxico de moda en el agro de América Latina, y destacadamente en Argentina y Brasil. Tienen razón, porque la condena a tres años de prisión fue exclusivamente para un productor agrícola y el piloto de una avioneta fumigadora que no respetaron la franja de resguardo al esparcir la sustancia tóxica en un sembradío contiguo a Ituzaingo, pueblo de la provincia de Córdoba, donde viven 5 mil habitantes. Y no lo fue por utilizar una sustancia que hace daño al ser humano y a la naturaleza. En casos semejantes, los culpables cometían una falta administrativa, pero ahora se consideró un delito que merece cárcel.

Los lugareños sostienen que la mejor prueba de que los plaguicidas son un peligro es el número creciente de personas enfermas o que han fallecido de cáncer en Ituzaingo desde que hace 12 años comenzó el uso creciente y descuidado de tales compuestos. Lo venían denunciando desde 2002 sin que les hicieran caso. Otro de los resultados de este juicio es que abrió a discusión pública los efectos nocivos de los agroquímicos en diversas partes de Argentina, donde estudios de investigadores en salud pública muestran que sí existen y son graves. Lo saben también las trasnacionales que los fabrican y tienen como política ocultar los resultados que obtienen en sus propios laboratorios. Nada extraño, porque para ellas primero están las ganancias, luego la salud pública y el cuidado del medio ambiente, como se comprueba en Nicaragua, El Salvador, Guatemala y México. En todos ellos, y en otras partes del mundo, está probada la conexión entre agroquímicos y problemas de salud, y la actuación tibia (en ocasiones cómplice) de las instancias oficiales responsables de evitar que la gente enferme o que destruyan su medio ambiente.
 
Debemos celebrar el fallo de la justicia argentina, pero no cantar victoria. Se trata de una sentencia aislada que no detiene de inmediato la forma en que se utilizan los agroquímicos y el abuso que se hace de ellos, pues la ley de ese país permite su uso. La lucha ahora se dirige a modificar la legislación, permisiva en extremo. Y lograr medidas más estrictas al aplicar dichas sustancias y sanciones más severas para los infractores. En Argentina, 12 millones de personas están directamente expuestas a los plaguicidas, de los cuales el año pasado se esparcieron en los campos de cultivo 300 millones de litros.
 
Cabe recordar otra resolución también histórica: la multa impuesta hace dos años por un tribunal de Francia a la estadunidense Monsanto por mentir en su publicidad, al hacer creer que el glifosato (o Roundup), era biodegradable y no contaminaba las áreas donde se aplica. Agreguemos que desde hace más de 30 años, en Colombia es objeto de controversias al usarlo para combatir cultivos ilícitos. Científicos, organizaciones sociales, poblaciones, destacados políticos no lo quieren porque afecta la salud, en especial de los indígenas, y por sus efectos nocivos en la naturaleza. Sigue aplicándose porque eliminar esos cultivos no depende del gobierno colombiano, sino del estadunidense. Como ahora en México.
 
Estudios recientes muestran que las formulaciones y productos metabólicos del glifosato pueden causar la muerte de embriones, placentas y células umbilicales humanas in vitro aun en bajas concentraciones. En Argentina el científico Andrés Carrasco mostró que puede producir malformaciones neuronales, intestinales y cardiacas en los embriones humanos. La tarea de eliminarlo debe redoblarse. En México y el resto del mundo.
 

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