La desvergüenza
Protesta en contra de la guerra antinarco.
Foto: Alejandro Saldívar
Foto: Alejandro Saldívar
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Desde que el juego de las elecciones se instaló en el espacio público de los medios de comunicación asistimos al espectáculo de la esquizofrenia mexicana. Cuando abrimos un periódico, miramos una edición de noticias en la TV o escuchamos un noticiario radiofónico, dos universos absolutamente distintos nos saltan a los ojos: el horror del país y la frivolidad de la contienda electoral. En medio de ellos, el cuerpo maltrecho, destrozado, enfermo y abandonado de México que contempla aterrado y silencioso lo intolerable, un México que ha vuelto a perder la palabra frente al destino que la criminalidad y los partidos políticos le han construido.
El cuerpo de México –que se expresa a través de las víctimas en su condición de “vida desnuda”, es decir, de vida, semejante a la de un animal, reducida por el Estado a no tener protección ni justicia frente al crimen– se parece a muchas de las esculturas de Javier Marín: cuerpos mutilados que yacen tirados y ya no elevan hacia el cielo más que una mirada de asombrosa y dolorosa extrañeza: “emblemas –diría Giorgio Agamben al referirse a las figuras de las ánimas del purgatorio tiradas en las calles de Nápoles– de una tortura más terrible que las llamas”.
Esa esquizofrenia carece de vergüenza, esa experiencia del alma que es el preludio del arrepentimiento y de la enmienda. Los criminales no la conocen; nuestros políticos la perdieron. Lo más terrible es que la misma izquierda perredista –metida, como los otros partidos, en el lamentable espectáculo de arrebatarse, como delincuentes, los puestos políticos– la olvidó también. Ni siquiera recuerdan que Marx tenía una profunda confianza en la fuerza de la vergüenza. A la objeción de que “con la vergüenza no se hacen revoluciones”, Agamben responde que “la vergüenza es ya una revolución” porque, dice Marx, es “una especie de rabia que se vuelve contra uno mismo”.
A esa conciencia de Marx, que el perredismo desconoce –quizá ni siquiera ha leído a Marx– y que se refiere a la “vergüenza nacional”, es decir, a la vergüenza que debe afectar a cada una de las naciones que están oprimidas y reducidas a la esclavitud, hay que agregar otra más profunda, la de Primo Levi, quien vivió y dio uno de los testimonios más profundos y terribles de Auschwitz: “la vergüenza de ser hombres”; la vergüenza, escribe Agamben, que sólo pudo aparecer “frente a los campos de exterminio nazi”.
Nuestros políticos deberían sentir vergüenza de esa realidad semejante a la de esos campos que hemos dejado instalarse en nuestro país, la vergüenza de sentir que nos esté ocurriendo esto que jamás debió haber ocurrido y que nos ensucia de una manera inhumana e intolerable a todos.
Existimos, sin embargo, muchos que sí la tenemos. Y al igual que nos avergüenza este dolor que, por todos los medios que están en consonancia con la ética, tratamos de disminuir, nos avergüenza también la esquizofrenia que nos presentan los medios de comunicación donde, junto al dolor y la emergencia nacional, se exalta, sin recato alguno, la vulgaridad de las campañas electorales y de los rostros de los candidatos que con esa sonrisa ridícula, por su aparente seguridad, pretenden hacernos creer que nada sucede en el país, que sólo ellos –dioses y diosas del Olimpo en el que reinan– importan porque son más grandes que cualquier dolor, y que los ciudadanos tenemos que inclinarnos ante ellos en las urnas. Se trata de la vergüenza que provoca la procacidad con la que, al igual que los delincuentes, hacen del poder y del dinero la única razón de su vivir y del vivir.
Esa lógica esquizofrénica, que día con día le cierra la salida a los ciudadanos, no es otra cosa, dice Agamben, que el motor interno de la economía y del poder en su fase actual. Vivimos en realidad bajo la lógica de un estado de excepción, es decir, de un Estado sin vergüenza que requiere, en su esquizofrenia y contra las leyes, que los criminales sigan asesinando, secuestrando y extorsionando impunemente, que los políticos se comporten cínicamente, y que mayores sectores de la población vivan privados en los hechos de cualquier derecho político, es decir, reducidos a la pura desnudez de su vida, en un estado de absoluto terror e indefensión. Sólo así los partidos y sus aspirantes seguirán haciendo lo que ya han hecho del Estado, un modo de vida, una manera de conservar, en la desvergüenza, el imperio de su miseria moral, una manera de hacer que México habite en la más profunda de las esquizofrenias.
El cuerpo doliente de la nación ya ni siquiera tiene la esperanza que tuvo ese dolido y asombrado personaje de El proceso de Kafka, Josef K.: el consuelo de que, después de que las cuchillas de los verdugos atravesaran su carne inocente, le sobreviviría la vergüenza, la vergüenza de los hombres.
Sólo la vergüenza de ser hombre en un mundo así nos permite, dice lúcidamente Agamben, romper en nuestro interior cualquier vínculo con esa forma del poder político; sólo esa vergüenza puede nutrir la salud de la mente y ser, como lo quería Marx, el principio de una revolución que verdaderamente nos dignifique y nos sane.
Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a todos los presos de la APPO, hacerle juicio político a Ulises Ruiz, cambiar la estrategia de seguridad y resarcir a las víctimas de la guerra de Calderón.
Indolencia ciudadana
A un año del asesinato de Francisco Sicilia en Cuernavaca.
Foto: Octavio Gómez
Foto: Octavio Gómez
MÉXICO D.F.(apro).- El 28 de marzo del año pasado seis personas fueron ejecutadas en Cuernavaca, entre ellas Juan Francisco Sicilia, hijo del poeta Javier Sicilia. A partir de esta matanza comenzó a formarse de manera espontánea el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), cuyo gran logro fue hacer visible a las victimas y sus familias de la guerra contra el narcotráfico.
Un año ha pasado y la violencia sigue a pesar de los esfuerzos ciudadanos porque que cambie la estrategia gubernamental y el ejemplo más claro es que en estos últimos doce meses han muerto más de 12 mil personas en medio de esta guerra que está en la picota del terror
De acuerdo con las cuentas oficiales el número de muertos de esta guerra sobrepasa los 44 mil, pero las cifras periodísticas señalan que hay más de 60 mil y que el año pasado las víctimas fueron 19 mil. Además hay 10 mil desaparecidos y 230 mil mexicanos han abandonado sus hogares en el 2010, según un estudio del Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos, una institución internacional no gubernamental que monitorea la situación de personas desplazadas en mas de 50 países.
El número de los muertos es de por si preocupante, pero hay algo más que inquieta: el poco peso que ha tenido en la sociedad el movimiento pacífico de miles de víctimas que se han expresado de todas las formas posibles: marchas, caravanas, manifestaciones, encuentros con los representantes de todos los poderes.
Tampoco ha influido en el necesario cambio en la estrategia militar y policiaca del gobierno que sólo ha hecho crecer el poder y curso embravecido de la violencia del crimen organizado.
Si tomamos cualquiera de las cifras de victimas encontramos que cada hora muere un mexicano en medio de la batalla que a toda hora tienen entre si las bandas criminales y, también, con el ejército y la policía.
Frente a este panorama en el que predomina el terror, la mayoría de la sociedad mexicana se ha quedado estática y únicamente ha reaccionado cuando algunos de sus miembros son afectados.
Los llamados a la organización y a las acciones de resistencia civil de las víctimas que integran el movimiento de paz no han surtido el efecto que se esperaba, la impavidez social ante la tragedia nacional expresa un costumbrismo preocupante, es como si la mayoría de la sociedad mexicana aceptara la fatalidad del papel de víctima como una cosa natural.
Esta actitud de derrota por parte de la mayoría de la población mexicana es lo que precisamente siguen aprovechando las bandas criminales y las propias autoridades para mantener su propia guerra sin importar las miles de muertes y desapariciones.
Un movimiento de víctimas, como el que encabeza Javier Sicilia o cualquier otro que aparezca en el futuro, poco podrá hacer sino tiene una respuesta favorable permanente de amplios sectores de la sociedad.
La no respuesta social lo único que generara en cualquier movimiento ciudadano es que con el tiempo pierda fuerza y presencia, pero sobre todo hará que sea más frágil y aumentará de manera irreductible el número de víctimas que parece ser es tres veces más de lo que el gobierno mexicano ha dicho.
Ayer el Secretario de Defensa estadounidense, Leon E. Panetta, dijo que “funcionarios mexicanos” habían estimado que el número de vidas perdidas a causa de la guerra contra el narcotráfico había llegado a las 150 mil.
De ser cierta esta cifra, habría que cuestionar no al gobierno por no dar una respuesta sino a la sociedad mexicana si seguirá en la indolencia, esperando que un día llegue un grupo del crimen organizado a llevarse a uno de sus seres queridos en su propia casa.
Acusan a Televisa de servilismo por entrevista a FCH
Felipe Calderón en el programa Tercer Grado, de Televisa.
Foto: Youtube.com
Foto: Youtube.com
MÉXICO, D.F., (apro).- La entrevista que el presidente Felipe Calderón concedió al programa Tercer Grado, de Televisa, desató una controversia en las redes sociales que lo llevó a convertirse en tema mundial del servicio Twitter.
Para algunos, el papel que Felipe Calderón desempeñó fue una muestra de sus capacidades de orador y de los resultados de su buena administración; no obstante, para otros los periodistas que entrevistaron al presidente demostraron servilismo y nula capacidad crítica.
La entrevista que Calderón concedió al programa Tercer Grado duró dos horas. Participaron: Joaquín López Dóriga, Víctor Trujillo, Carlos Marín, Adela Micha, Leopoldo Gómez, Ciro Gómez Leyva, Denise Maerker y Carlos Loret de Mola”.
La mayoría de las preguntas que los periodistas formulaban al presidente iniciaban con el supuesto “Usted cree que”; por ejemplo, Gómez Leyva le pidió que calificara “del 1 al 10” el desempeño del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna.
Los periodistas evitaron cuestionar al presidente sobre a cambio de qué le otorgó a Elba Esther Gordillo posiciones clave en el gobierno federal, o si castigaría a Genaro García Luna por el montaje televisivo durante la detención de Florence Cassez. Tampoco le cuestionaron sobre la protección del gobierno de Estados Unidos al cártel de Sinaloa, como se documentó en el proyecto Rápido y Furioso y en los cables de Wikileaks.
En cambio, prevalecieron preguntas del tipo “¿qué crítica le dolió más?”, que formuló López Dóriga, o cuál sería el futuro político de su esposa, Margarita Zavala.
El presidente se dio la oportunidad de hacer bromas y contestar en tonos irónicos; los periodistas se carcajeaban junto al mandatario, permitiéndole explayarse en sus respuestas.
Inmediatamente, las críticas de los usuarios de Twitter convirtieron el tema “#TercerGrado” en discusión mundial. Estos son algunos de los comentarios respecto al programa:
“Periodismo en #TercerGrado ? #NoMamar parecia q estaban en la cantina chupando como es costumbre de algunos de los presentes
“Que risa me dio ayer Carlos Loret en #TercerGrado, pensó que estaba entrevistando a Kalimba y obvio se la peló
“Pa increpar a @FelipeCalderon sólo hace falta no tener miedo a q te corran. Mejor Invítenlo a #PrimerPlano de @Oncetvmexico #TercerGrado
“pobre del pueblo mexicano, que su fuente de “informacion” es #TercerGrado
“El Programa de #TercerGrado estara nominado a los Oscares por mejor Cortometraje de Ciencia Ficcion.”
En cambio, para otros usuarios, Calderón demostró elocuencia y salió airoso del encuentro:
“@FelipeCalderon Enhorabuena por las respuestas de ayer en #tercergrado.
“Buena cátedra les dio ayer @FelipeCalderon ayer a los de #TercerGrado y a los #PRInosaurios tomen nota y aprendan. Están en pañales
“FCH demasiado inteligente,buenas respuestas en #TercerGrado ,x 1 momento me hizo creer q su sexenio fue el mejor d todo México XD
“Felipe Calderón no la tuvo fácil ayer en #TercerGrado, pero salió bastante airoso. Y pensar q EPN PRI NO PUEDE articular ni UNA respuesta…
“No me imagino a ningún candidato contestando tan bien, improvisando, etc… como lo hizo ayer @FelipeCalderon en #TercerGrado”.
AMLO “casi rompe” al país: Calderón
Felipe Calderón, titular del Ejecutivo.
Foto: Octavio Gómez
Foto: Octavio Gómez
MÉXICO, D.F., (apro).- El presidente Felipe Calderón acusó al candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, de promover el odio después de la elección de 2006.
“Casi rompe” al país, denunció Calderón, al tiempo que, con ironía, respondió al tabasqueño, quien en días pasados dijo haberlo perdonado: “Le agradezco el tan generoso gesto de perdonavidas”.
El presidente acudió al programa Tercer Grado, de Televisa, para ofrecer una entrevista ante Joaquín López Dóriga, Víctor Trujillo, Carlos Marín, Adela Micha, Leopoldo Gómez, Ciro Gómez Leyva, Denise Maerker y Carlos Loret de Mola.
Calderón aprovechó la oportunidad para aseverar que ganó la elección de 2006 de forma legítima: “Yo honestamente gané limpiamente, no creo que haya algo por lo que deba pedir perdón”.
López Dóriga le cuestionó si es verdad que no tolera al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto. Calderón respondió: “¡Es totalmente absurdo, tolero a los cuatro!”.
El presidente deslindó al gobierno federal del espionaje telefónico que sufrió Josefina Vázquez Mota, quien en una grabación acusó al secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, de espiarla.
“Casi rompe” al país, denunció Calderón, al tiempo que, con ironía, respondió al tabasqueño, quien en días pasados dijo haberlo perdonado: “Le agradezco el tan generoso gesto de perdonavidas”.
El presidente acudió al programa Tercer Grado, de Televisa, para ofrecer una entrevista ante Joaquín López Dóriga, Víctor Trujillo, Carlos Marín, Adela Micha, Leopoldo Gómez, Ciro Gómez Leyva, Denise Maerker y Carlos Loret de Mola.
Calderón aprovechó la oportunidad para aseverar que ganó la elección de 2006 de forma legítima: “Yo honestamente gané limpiamente, no creo que haya algo por lo que deba pedir perdón”.
López Dóriga le cuestionó si es verdad que no tolera al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto. Calderón respondió: “¡Es totalmente absurdo, tolero a los cuatro!”.
El presidente deslindó al gobierno federal del espionaje telefónico que sufrió Josefina Vázquez Mota, quien en una grabación acusó al secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, de espiarla.
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