Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 28 de marzo de 2012

Bajo la Lupa- Reverdecer en la primavera- Vicisitudes de un viaje

Bajo la Lupa
Un banco BRICS al alcance de la mano: ¡a temblar BM y FMI!
Alfredo Jalife-Rahme
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Sachin Pilot (derecha), ministro de Tecnología de Comunicaciones e Información de India, avanza para estrechar la mano del presidente ruso Dimitri Medvediev, luego de su arribo al aeropuerto de Nueva Delhi para participar en la cumbre del BRICSFoto Reuters
 
       Durante el reciente seminario internacional 16 del PT, celebrado en la ciudad de México, tuve el honor de dar una conferencia (ver Youtube: www.youtube.com/), en la cual emití la hipótesis de que los cambios de régimen y/o las guerras nucleares programadas por la OTAN/Israel contra Siria e Irán –que forman parte de la mayor fractura tectónica de la geopolítica mundial– resguardan una guerra global contra el pentapartita bloque geoeconómico de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), los principales rivales nucleares y geoeconómicos de la OTAN/G-7.
¿Asistimos a una bipolaridad regional, de corte geoeconómico, entre el desfalleciente G-7 y los resplandecientes BRICS, cada uno con sus respectivos paraguas geoestratégico/nuclear: la OTAN y el Grupo de Shanghai?
La misma semana en que se celebraron tanto la etérea cumbre nuclear de Seúl –que ha valido severas críticas de los chinos (Global Times, 26/3/12)– como la cumbre de la Liga Árabe en Bagdad –que sopesa las mediaciones de Rusia y China para resolver el embrollo del contencioso sirio al borde de una guerra civil entre sunitas y chiítas y/o la teledirigida balcanización en varios emiratos étnico/teológicos–, se realiza en forma coincidente la cuarta cumbre de los BRICS en Nueva Delhi, que puede significar el alba de un nuevo orden financiero internacional (www.poresto.net/).
La agenda, amén de temeraria (porque sacude las entrañas del caduco orden unipolar), es ambiciosa. Según informan las agencias de Brasil (23/3/12), destaca la idea, aún incipiente, de crear un banco de desarrollo de los BRICS, incrementar el intercambio comercial pentapartito y amortiguar los efectos mayores de la crisis económica mundial.
La rebeldía de los BRICS (www.imagendelgolfo.com.mx/), a la que se han sumado países emergentes como Nigeria y Colombia, respecto al nombramiento del próximo presidente del Banco Mundial (BM), orilló al presidente Obama a nominar a un prestigiado médico sudcoreano naturalizado estadunidense, Jim Yong Kim, para aplacar las críticas. The Financial Times (26/3/12), portavoz de la globalización neoliberal, fustiga un libro de su coautoría en el que critica al neoliberalismo y al crecimiento económico conducido por las trasnacionales. Jim Yong Kim arguye persuasivamente que en muchos casos el modelo neoliberal ha empeorado la situación de las clases medias y los pobres en los países en vías de desarrollo. Con esta crítica ideológica de The Financial Times es probable que los BRICS acepten su nominación –una jugada maestra de Obama–, ya que no está en juego su raza ni su nacionalidad, sino su filantropía.
A los BRICS será muy difícil detenerlos en Nueva Delhi cuando se proponen crear un banco BRICS, que gozará de mayor capital que el BM y el FMI juntos.
Samir Saran y Vivan Sharan, funcionarios de la fundación india Observer Research (The Hindu, 26/3/12), prevén que la cumbre pentapartita realice probablemente dos anuncios significativos (sic) que marcarán una nueva era: 1) el Banco BRICS o Banco Sur-Sur; y 2) la Alianza de intercambio de divisas de los BRICS, en la que el renminbi de China jugará un papel determinante.
El renminbi tendrá su bautizo regional en la cuarta cumbre pentapartita, el cual usará como plataforma para su futura internacionalización (The Financial Times, 25/3/12).
A mi juicio, China deberá ser generosa y armónica con sus otros cuatro socios para no dejar muy atrás a sus respectivas divisas (real, rublo, rupia y rand).
Mientras las cinco divisas R de los BRICS toman vuelo, el Banco BRICS y/o Banco Sur-Sur puede significar el punto de inflexión para iniciar un nuevo orden financiero multipolar que sustituya el caduco orden unipolar del dólar.
Los dos autores se jactan, con orgullo justificado, de que la idea pertenece a India y tiene por objetivo crear una institución que pueda servir a las necesidades de desarrollo y aspiraciones del mundo emergente y en vías de desarrollo.
A mi juicio, en caso de ser aprobado, el Banco BRICS haría irrelevante al BM. La secuencia para la quinta cumbre de los BRICS tendría que necesariamente ser la creación de un banco de corte financierista que también haga irrelevante al FMI, que se ha conducido como un banco militarista de la OTAN/Israel.
China sola, con sus colosales reservas de divisas (3.2 billones de dólares), estaría superando los fondos (redimibles y/o virtuales) del FMI entre 7.2 y 3.6 veces (dependiendo de quién haga las cuentas, y con todo y las colectas habidas y por haber, con las que acaban de seducir al México neoliberal con 14 mil millones de dólares).
Entre las razones principales para la creación del Banco BRICS se encuentra conseguir una posición cupular en la gobernación financiera global. Mas allá de lo consabido sobre los BRICS (mitad de la población mundial, y cuatro de ellas entre las 10 primeras economías del mundo), su banco tendrá el potencial de reconfigurar (sic) y realinear (sic) la agenda de desarrollo global, además de ayudar a redistribuir y redireccionar eficientemente los ahorros asequibles con las economías emergentes para el desarrollo social (¡súper sic!) y la infraestructura en las mismas regiones y, por consecuente, contribuir al requilibrio de la economía global. ¿Nace(rá) un nuevo Bretton Woods en Nueva Delhi?
Naturalmente que existen escollos técnicos desde el punto de vista financiero que los autores indios no soslayan, como es el proceso de capitalización mismo. Una solución pudiera consistir en secuestrar una proporción de las reservas foráneas de los BRICS a un fondo común que apuntalaría el capital prestado.
El BM y el FMI se han consagrado a otorgar dinero con saliva: el capital total desembolsado por el primero es alrededor de 10 por ciento, mientras el restante forma parte de su capital redimible, que nunca ha sido requerido.
Con sus reservas, los BRICS (¡44 por ciento del total mundial!) pueden hacer más que el BM y el FMI juntos.
El total de reservas mundiales a 2011 ascendió a 10 billones de dólares frente a 4.42 billones de los BRICS (Brasil 357 mil millones, Rusia 514 mil millones, India 296 mil millones, China 3.2 billones y Sudáfrica 51 mil millones de dólares).
Los autores indios ponen de ejemplo el asombroso Banco de Desarrollo de Brasil (BNDES), que desembolsó cerca de 140 mil millones de dólares en 2011, con alrededor de 30 por ciento para el sector Pymes y casi 40 por ciento para proyectos de gran infraestructura. ¡Lo contrario del Banobras panista!
A juicio de los dos autores indios, lo peor que puede suceder es la creación de un grupo de trabajo para estudiar la factibilidad y las modalidades operativas de tal banco multilateral. ¡Es ahora o nunca!
En caso de sucumbir pusilánimemente en tergiversaciones bizantinas y nimiedades pueriles, los BRICS le estarán dando una oportunidad dorada al financierismo agónico de la OTAN, de lo cual se pudieran arrepentir eternamente.

Reverdecer en la primavera
Alejandro Nadal
 
      Debe ser la temporada o simplemente la ceguera temporal por tanta polinización. Lo cierto es que nuevamente se desborda la retórica sobre la recuperación: por todas partes los observadores anuncian la presencia de retoños que anunciarían la salida de la crisis y el reverdecer de la erosionada economía mundial. Surge una pregunta importante: ¿qué tan real es la supuesta recuperación?
Por supuesto esta pregunta se aplica a la economía mundial y, en especial, a la de Estados Unidos. Para la economía mexicana, tan vulnerable y lastimada, con tres décadas de estancamiento, habría que pensar en interrogantes distintas y más pertinentes. Pero también es cierto que las tendencias en la economía mundial dicen mucho sobre lo que le espera a México.
Primero, los signos del reverdecimiento. La primera señal está en el comportamiento del mercado de trabajo en Estados Unidos. Durante los últimos tres meses la generación de empleos ha mostrado una tendencia positiva nada despreciable. En febrero se crearon 233 mil nuevos empleos, lo que es inferior al número de empleos creados en enero (284 mil), pero muy por arriba de lo que se esperaba. Todo esto contribuyó a que el principal indicador sobre desempleo se mantuviera constante en 8.3 por ciento. Aunque eso puede parecer insuficiente, hay que tomar en cuenta que la fuerza de trabajo aumentó en 475 mil trabajadores en febrero y la creación de empleos pudo absorber buena parte de este aumento.
El otro indicador es el del mercado de bienes raíces: el inventario de casas nuevas no vendidas se ha reducido y el precio promedio de una casa nueva aumentó durante los últimos dos meses, lo que podría significar la estabilización del precio de activos residenciales. Por otra parte, los índices de confianza del consumidor estadunidense han ido mejorando paulatinamente, lo que parece entrañar un repunte de la demanda final en los próximos meses. Si a esto le agregamos el optimismo que ha desplegado el mercado de valores, el cuadro se transforma en un paisaje cada vez más floreciente.
Esos son los tipos de indicadores que la prensa de negocios ha estado exhibiendo con gran optimismo. Ahora un poco de realismo. La mayor contribución a la creación de empleos está en el sector servicios, y en especial en empleos temporales, salud y esparcimiento. Eso no es buen síntoma y más bien dice algo importante sobre las debilidades estructurales de la economía estadunidense a partir de su desindustrialización. Por otro lado, las medidas más amplias (y más certeras) sobre desempleo acusan una mejoría muy débil. La desocupación sigue en nivel de depresión: si se incluye a los que han abandonado la búsqueda de empleo y a los que trabajan a tiempo parcial y desean trabajar tiempo completo la medida de desempleo alcanza 14.9 por ciento. Finalmente, un estudio reciente revela que aquellos que perdieron su empleo y volvieron a ser contratados perciben un ingreso inferior en 17.5 por ciento (en promedio) al que tenían antes de la crisis.
En cuanto al mercado de bienes raíces, las buenas noticias provienen de un ajuste estadístico a la baja en los inventarios de diciembre, lo que contribuye a una reducción en el número de casas no vendidas. Si se examinan los datos ajustados para dar cuenta de variaciones estacionales para una serie de tiempo larga, se observa que las ventas de casas nuevas se sitúan hoy en niveles comparables a los de 1982. Los precios de activos residenciales no se van a recuperar en un buen rato y no se puede esperar que vuelvan a desempeñar su papel como apalancamiento del consumo, como en los tiempos dorados de la burbuja de bienes raíces. Finalmente, los índices de confianza del consumidor son algo artificiales y no deberían ser considerados un indicador robusto sobre la evolución futura de la economía.
De todos modos, la tendencia al desendeudamiento sigue marcando el comportamiento de los hogares y no parece que se va a detener este año. Eso es normal dado el estancamiento de los salarios en las últimas tres décadas y el fuerte endeudamiento asociado. Los datos sobre ingresos del censo de 2010 ya están disponibles y revelan que para 60 por ciento de los hogares, el nivel de ingresos real (ajustados para inflación) se sitúa en niveles de hace tres décadas (www.census.gov).
Si a estas consideraciones le añadimos los riesgos que entraña la evolución de la crisis en Europa, la pérdida de dinamismo en el comercio internacional en los últimos meses y el efecto de un mayor incremento en los precios del petróleo, el escenario se oscurece y los brotes verdes corren peligro de marchitarse.
Más allá del debate sobre si la recuperación es real, es importante reflexionar sobre el lugar al que conduce la supuesta mejoría. El mundo está amenazado por el desempleo, desigualdad y pobreza, pero ya lo estaba antes de la crisis. Y la imparable destrucción ambiental también avanzaba desde entonces. Así que cuando se habla de brotes verdes, hay que preguntarse si no se trata de retoños de mala hierba.

Vicisitudes de un viaje
Elena Poniatowska
 
       El 21 de marzo embarqué en el vuelo 404 de Aeroméxico, a las 16:10 horas rumbo al aeropuerto de Nueva York, JFK (John Fitzgerald Kennedy), en el asiento 26-A (clase turista). En vez de salir como estaba previsto, según nos lo anunció el capitán, que responde al nombre de Jorge Castellanos, un desperfecto en la congelación de no sé qué aditamento nos obligó a quedarnos dos horas y pico más en tierra, por lo cual salimos a las 18:30. Permanecimos durante todo ese tiempo sentados en nuestros asientos.
Por desgracia no apunté bien en ese momento los términos técnicos del desperfecto, porque no imaginaba que íbamos a ir de mal en peor.
Ya a la altura de Atlanta, cuando habíamos llenado los formularios que entregan las sobrecargos para entrar a Estados Unidos, el capitán, sin decir agua va, comunicó que dábamos la media vuelta para ir a Cancún y que allá nos trasladarían a otra nave que nos llevaría a Nueva York. La razón: Aeroméxico 404 no cumplía con los requisitos para aterrizar en el JFK e íbamos a proveernos de combustible. Al salir del avión pregunté al capitán Jorge Castellanos si ninguna aeronave aterrizaba en el JFK y me respondió que sí, pero nuestra línea Aeroméxico no. ¿Por qué? ¿Es defectuosa la nave? ¿Era problema de neblina? ¿De tráfico aéreo? ¿No tenía la nave combustible para esperar sobrevolando la orden de aterrizaje?
En el aeropuerto de Cancún, un encargado me preguntó si no quería yo pasar al salón VIP con mi acompañante Felipe Haro Poniatowski, porque íbamos a esperar unas horitas para abordar esta nueva nave: Aeroméxico vuelo 400 del 22 de marzo, a las tres de la madrugada. Pregunté si los demás pasajeros tenían acceso a ese privilegio y respondió que no, pero que a mi hijo y a mí nos pondrían en primera clase al regreso de Nueva York, el domingo 25.
El vuelo 400 suele salir de Cancún a la una de la madrugada; sin embargo, Aeroméxico retrasó su despegue para que nosotros, pasajeros del 404, aterrizáramos en Cancún. A las cuatro de la madrugada abordamos un avión atascado en que mi hijo y yo quedamos en asientos separados.
Por fin llegamos al hotel Shoreham de Nueva York (cercano al Museo de Arte Moderno, MoMA) tres horas antes de que diera yo una conferencia sobre Diego Rivera en ese recinto, programada desde hacía ocho meses a las seis de la tarde. Mi hijo y yo llevábamos 26 horas de viaje entre la ciudad de México y Nueva York.
Aeroméxico debe una explicación a los pasajeros que aguantan, sin una queja, la falta de respeto y el maltrato que recibieron los días 21 y 22 de marzo. En cualquier otro país, los pasajeros tendrían derecho y toda la razón de demandar a la aerolínea por incumplimiento de contrato. En México, el maltrato y la impuntualidad están a la orden del día. Siempre he viajado por Aeroméxico. Me ofrecen cualquier otra línea e insisto: Aeroméxico. No se vale que abusen así de la confianza que nosotros, los pasajeros, depositamos en nuestra aerolínea.
Ojalá y el director de Aeroméxico, Andrés Conesa, y su equipo directivo tomen en cuenta el daño que le hacen a los pasajeros y el perjuicio que causan a su propia aerolínea. Tengo todos mis comprobantes (clase turista ida y vuelta) y expongo este atropello con la esperanza de que otros viajeros reciban mejor trato, puesto que están pagando por él.

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