Seis meses de EPN: adiós al Congreso
Seis meses son seis meses. Ciertamente no sirven para calificar un gobierno de seis años, pero sí para calcular hacia dónde va. La “mejor noticia” en este periodo es que Enrique Peña Nieto ha logrado, a través del Pacto por México, sentar a las fuerzas políticas en una misma mesa para negociar reformas. La peor es que los ciudadanos hemos perdido, de un solo golpe, nuestra representación: el Congreso.
Porque yo no voté por Gustavo Madero, ni usted; no votamos por Jesús Zambrano o por César Camacho. Sin embargo, ellos tres, un puñado de Secretarios de Estado –por los que no votamos, tampoco– y el Jefe del Ejecutivo están decidiendo, fuera de las Cámaras, qué se vota y qué no.
En el extranjero aplauden este método poco democrático para empujar una agenda política. En el extranjero, en donde no han lidiado con 80 años de gobiernos autoritarios y perversos del PRI, dicen que vamos por el camino correcto. No lo creo así. No, porque ya quedó borrado uno de los tres Poderes que le dan sentido a esta supuesta democracia republicana.
El Pacto por México es, según se dice, lo mejor de estos seis meses. Pero no puedo dejar de preguntarme por qué las democracias más evolucionadas, si ese método es el ideal, no borran de tajo sus Congresos y empujan acuerdos desde una oficina. ¿Se imaginan a Estados Unidos sin Congreso? ¿O a Francia, o a Inglaterra?
Acá los diputados y senadores dejaron de leer las iniciativas y las votan como les dicen que voten. Eso es lo que se vende como “avance”. Pues no, no lo es: los mexicanos hemos pagado con sangre y dinero la separación y democratización de los poderes. Y ahora, de tajo, en seis meses hemos perdido nuestra representación.
Si con un Congreso fuerte, el Ejecutivo federal hace lo que quiere, ¿se imagina el rumbo de las cosas ahora que los legisladores se volvieron el meros oficinistas?
Las cosas no marchan nada bien en otros frentes, a consecuencia de esta pérdida de poder del Congreso. Por decisión del PRI y sus partidos paleros, Javier Duarte no se presentó a declarar por el desvío de recursos federales. Rosario Robles sigue en su puesto en un me-vale-madre-lo-que-pienses-los-ciudadanos. Carlos Romero Deschamps se burla de los mexicanos todos los días y es, además, ¡Senador del PRI! La familia de Elba Esther Gordillo sigue libre y lo mismo Juan Díaz de la Torre, cómplices, según las investigaciones, en el saqueo del SNTE. No se ve que Genaro García Luna vaya a ser molestado en este sexenio. Ernesto Zedillo y Felipe Calderón tienen garantizada su impunidad.
Un Congreso fuerte habría confrontado al Presidente con estos y varios temas. Por lo menos habría obligado a detener la Cruzada contra el Hambre por la cantidad de sospechas que existen sobre su finalidad y hasta que no se aclararan todas las dudas.
Pero un Congreso fuerte, parece, es cosa del pasado.
En sólo seis meses.
***
La justificación del Pacto por México es que se están sacando reformas. Pues sí: las reformas que le convienen al Presidente y al PRI, que buscan –como está sucediendo– congraciar a ciertos sectores para que, desde el extranjero, se hable de un país estable, creciendo y en paz.
Mi pregunta es por qué no empezaron con la agenda urgente.
Por qué no empujaron una reforma que prohíba a los líderes sindicales permanecer indefinidamente en el poder; por qué no aprobaron la transparencia en los sindicatos.
Por qué no aprobaron una reforma constitucional que prohíba a los gobernadores endeudarse y ser la permanente caja chica del PRI.
Por qué no aprobaron una reforma que obligue la transparencia, pero en serio: que el Presidente no pueda hacer una “declaración patrimonial” sin montos y sin aclaraciones; que los gobernadores tengan la obligación de presentar sus declaraciones y responder no a órganos locales de transparencia o a congresos locales, que controlan plenamente, sino ante el Congreso local.
Por qué no empezaron por una ley que OBLIGUE a transparentar el gasto en medios. Por qué no empezaron por una fiscalía efectiva, con dientes y recursos, para investigar los asesinatos de periodistas.
No, no sucedió así.
Lo que no deja de impresionarme es que los partidos de oposición se sigan comprando el Pacto como la panacea.
Ya veremos cómo les va en las elecciones.
Ya lo veremos.
@paezvarelawww.alejandropaez.net
Ricos suertudos, pobres jodidos
Por: Mercedes Llamas - mayo 19 de 2013 - 0:01Llamas en sinembargo, LOS ESPECIALISTAS - 5 comentarios
En el discurso político y en general en la ideología de las sociedades postmodernas, las clases más desfavorecidas, los más pobres, son vistos como personas que por méritos personales (o ausencia de ellos), por falta de esfuerzo y por sus elecciones se merecen vivir en esa situación. Anteriormente, después de la Segunda Guerra Mundial y hasta los 70′s cuando los Estados aún se caracterizaban por tener políticas de Estado bienestar, la concepción de los pobres era distinta; eran considerados como una clase que presentaba desventajas y que para salir de su circunstancia requería de la ayuda del Estado.
Si la postura actual fuera cierta, –que los pobres son pobres porque quieren–, cualquier pobre que se empeñara en cambiar de estatus socioeconómico podría moverse hacia otras clases y cumplir con sus objetivos y metas; habría mucha movilidad social en nuestro país.
El estudio “Movilidad Social en México 2013” del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, nos proporciona datos escandalosos que básicamente fotografían la realidad mexicana y la sintetizan en que si naciste pobre, prácticamente morirás pobre y si naciste rico, suertudo tú, morirás rico.
Sólo cuatro de cada 100 mexicanos del quintil más bajo de pobreza alcanzan el quintil más alto, y tres de cada 100 del quintil más alto descienden al más bajo. Este último sin haber hecho ningún estudio previo, me atrevo a decir que puede estar relacionado a la pérdida de todas las riquezas y bienes a consecuencia de alguna adicción o circunstancia extraordinaria. Básicamente, 96 de cada 100 pobres nunca podrán alcanzar altos niveles de riqueza y 97 de cada 100 ricos no perderán sus bienes ni su estrato social.
El panorama es peor aún para las mujeres quienes tienen mayor certeza de quedarse en los estratos más bajos que los hombres y menores opciones de quedarse en los estratos más altos.
Esta situación refleja que los mexicanos no tenemos igualdad de oportunidades, términos que son utilizados únicamente en spots políticos con objetivos electorales.
La situación se complica cuando hacemos este análisis desde la lupa criminológica, y quiero aclarar que de ninguna forma relaciono directamente la pobreza con la criminalidad, pero podríamos establecer que todas las personas independientemente de su estrato social tienen como aspiración y meta alcanzar el éxito personal; el problema entonces reside cuando este éxito está relacionado con situaciones económicas.
Robert Merton formula una teoría del crimen en la que decía que las sociedades capitalistas ofrecían las mismas oportunidades a todos los ciudadanos para conseguir el éxito, pero que en la realidad ciertas clases sociales no tenían acceso a los medios o las vías para llegar al éxito.
Cuando hablamos de éxito en la actualidad, la mayoría de las personas concordarán en que en general tenemos una concepción basada en un bienestar económico con ciertos bienes que no pueden faltar: una casa propia, coche, televisión, celular de moda, acceso a Internet, electrodomésticos, y podemos sumar una lista interminable de objetos. Estemos de acuerdo o no con lo anterior, en la ideología general del ciudadano de finales del siglo pasado y de este siglo, existe una cierta tendencia a relacionar el éxito con una mentalidad de consumismo.
¿Qué pasa entonces con estas personas que no pueden acceder legalmente a todo esto y que tienen el 96% de probabilidades de no ascender de clase social? Ellos tienen los mismos ideales y metas por alcanzar, pero no cuentan con las herramientas para obtenerlo.
Merton decía que estas personas buscarán adaptarse a la ideología cultural (alcanzar el éxito) a través de medios ilegítimos o ilegales. Habría que relacionar estas dos variables en un estudio riguroso para poder aseverarlo, pero es un hecho que la falta de igualdad de oportunidades en México, sólo puede llevar a situaciones negativas para nuestra sociedad y a perpetuar y a heredar la clase social sin importar el esfuerzo personal y la lucha diaria de cada uno de nosotros.
@criminologiamex
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