Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 29 de octubre de 2012

ASTILLERO- Cooptación y resistencia-Anudados

Astillero
Jugar a los carritos
¿Rebasan a EPN?
Iglesia y caciques
PRD-Morena, en pista
Julio Hernández López
Foto
Durante la presentación de la rehabilitación del parque recreativo Portezuelo Grande, en el municipio de Ocoyoacac, estado de México, el presidente Felipe Calderón, acompañado de sus hijos, pilotó un miniauto de carreras
Foto María Luisa Severiano
 
Dando continuidad a su ya cargado expediente de utilización del privilegio político para el desahogo de carencias lúdicas infantiles o de urgencias protagónicas, ahora Felipe Calderón apareció tripulando un pequeño auto de competencias menores (Go Kart) en una pista mexiquense, donde su subordinado directo, Bruno Ferrari (apostólico secretario de Economía del gabinete), no quiso mostrar ventaja alguna, cuando menos a partir del apellido superdeportivo, ni el gobernador anfitrión, Eruviel Ávila, se atrevió a mostrar algún deseo de supremacía circunstancial de la marca de tres colores sobre la escudería de blanco y azul.
 
Al presidente no se le rebasa nunca, fue la tesis del priísta que sustituyó a Enrique Peña Nieto en el manejo del vehículo mexiquense del poder, mientras el emocionado Felipe celebraba y defendía su triunfo cedido como si fuese el resultado de una habilidad verdadera y no de una facilitación política de organigrama. Pero tan obsequiosa postura mostrada sobre la pista tiene importancia ya no tanto respecto al chofer que va de salida como del que tomará el volante del país el próximo uno de diciembre: ¿habrá quienes intenten rebasar a Peña Nieto, o ya lo están haciendo?, ¿el próximo corredor del monoplaza pinolero es por la naturaleza de su cilindraje y construcción ingenieril un competidor marcado para que con frecuencia lo busquen rebasar?
 
La primera revisión histórica, casi un año atrás, en los talleres de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara mostró una impericia trágica, y posteriores muestreos (como el de la Universidad Iberoamericana, de donde surgió el movimiento 132) confirmaron la percepción de que el piloto mexiquense necesita palancas externas, copilotos a distancia y adversarios comprensivos. Papel fundamental ha jugado Luis Videgaray, abiertamente convertido en un tripulante extraoficial (a nombre de la casa Pedro Aspe, es decir, CSG), complementado en ciertos segmentos por Miguel Ángel Osorio Chong, un manejador de marcas regionales (Hidalgo), a quien, a pesar de esa inexperiencia en circuitos de primera línea, se le ha habilitado para correr el Premio del Sexenio desde una posición de privilegio.
 
Otro piloto en automático es Carlos Salinas de Gortari, quien encamina piezas hacia el próximo gabinete federal (Rosario Robles en la ahumada secretaría de Desarrollo Social, para simular rebases por la izquierda), con la intención de ayudar a que el conductor designado (cuyo traje de faena, con las iniciales EPN en la espalda, está repleto de emblemas de las casas patrocinadoras, sobre todo de Televisa) no se desbarranque, no patine, no tenga ponchaduras y tome delantera aunque sea porque, con ponzoñosa obsequiosidad palaciega, los verdaderos ganadores prefieren hacerle creer al portador del casco de protección que él es el triunfador, el campeón al que nunca se debe rebasar.
 
En otro carril, el de la religiosidad católica y romana, las élites concursantes se muestran rebasadas ante los hechos. Como si no tuvieran su propia historia cargada de lo mucho que este domingo denunciaron mediante el semanario Desde la Fe, los concesionarios locales de la franquicia vaticana hacen saber, en la coyuntura de la presunta reforma laboral y los tramposos choferes de camiones materialistas conocidos como La banda de los caciques del proletariado, que los sindicatos son fuerzas políticas secuestradas por líderes inmorales que han logrado eternizarse. Sería posible retirar del cartódromo el armatoste de esos falsos representantes de los trabajadores y colocar el delicado vehículo de los curas y su institución milenaria, y las consideraciones negativas podrían ser aplicables en ambos casos.
 
Rebasados por sí mismos, en una carrera absolutamente repetitiva de los errores de siempre, los perredistas fueron sacados de su propia pista procesal en Michoacán y el estado de México a lo largo de una jornada de elección de delegados a congresos del sol azteca y consejeros (robo de papelería electoral fue la acusación mayor del día). A pesar de que tienen enfrente un nuevo competidor, titulado Morena, los corredores que van de negro y amarillo mantienen pugnas y marrullerías que acaban debilitándolos en la base, aunque en las cúpulas los premiados son bien conocidos: los Chuchos, que mantienen el control de la carrocería, el motor y el volante, y los Bejaranos, que pelean por hacerse de esas mismas partes forcejeando sobre la marcha con los primeros. Como añadidos que lo mismo inclinan la suerte de la competencia a un lado u otro, los Amalios, los de la Alternativa Democrática Nacional (que dirige Héctor Bautista) y otros partícipes menores.
 
La presunta revelación de la temporada, el auto de presunta visión alternativa, Morena, se ha visto entrampado por problemas varios que los ingenieros en jefe adjudican a marrullerías de las firmas competidoras, que al ver el lanzamiento de una máquina poderosa que los habría de desplazar, se concentran en sembrarle desajustes que provocan ruidos diversos. Sea por un complot de los adversarios o por insuficiencias propias, el vehículo pejista no ha podido rebasar las expectativas originales. Parece indudable que contará con el combustible suficiente para sostenerse en la carrera, aunque las maniobras realizadas en los talleres del autódromo electoral están dando material (ya sea provocado o genuino) para que los adversarios recurran a los jueces en demanda de que no se otorgue a ese supuesto bólido de izquierda su registro formal en los máximos circuitos.
 
Astillas
 
Las madres centroamericanas que recorrieron México en busca de sus hijos desaparecidos llegaron ayer a la Basílica de Guadalupe. Una de las vergüenzas que carga nuestro país es la relacionada con el trato que se ha dado a quienes desde el sur tratan de llegar al norte imperial y en México se han topado con bandas criminales, tanto de delincuentes como de funcionarios, en una trama de horror hasta ahora vigente.
 
Tal vez ahora sí debería preocuparse el gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, pues la Secretaría de Gobernación le ofrece respaldo pleno... ¡hasta mañana!
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Cooptación y resistencia
John M. Ackerman
Los desesperados esfuerzos de Enrique Peña Nieto y Televisa por legitimarse mediante la cooptación de líderes de oposición no podrá borrar la profunda indignación de la sociedad mexicana por el último proceso electoral. Graco Ramírez Garrido Abreu, gobernador perredista del estado de Morelos, pierde toda credibilidad cuando junto a la imagen sonriente del presidente electo declara compartir con Enrique Peña Nieto la convicción de que la legalidad no es negociable. El repudio generalizado a Antonio Antolini, antiguo dirigente del movimiento #YoSoy132, por haberse incorporado a Televisa es también plenamente justificado.
 
Estos dos personajes no son sino las más recientes adquisiciones de un sistema acostumbrado a subir al carrito del poder a una larga lista de figuras que después de haber criticado al autoritarismo terminan sirviéndose de él. Las personas de ese perfil revelan su baja calidad moral al preferir reflectores, dinero y poder a la congruencia, la democracia y el cambio social. En lugar de cuestionar y transformar las reglas del juego, terminan participando gustosas en el negocio de la dominación.

El sistema autoritario mexicano, hoy más vigente que nunca, necesita simultáneamente tanto de instituciones cómplices como de líderes cooptados. Los poderes fácticos saben que no es suficiente con que el IFE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación hayan hecho su parte al declarar válida la elección presidencial de 2012. Para poder gobernar de manera efectiva, también hace falta que la sociedad vea en Peña Nieto a un verdadero presidente. De otra forma se pone en riesgo el proyecto privatizador de Pemex, el pisoteo de los derechos laborales, el proyecto fiscal neoliberal y el ataque generalizado a las conquistas de la Revolución Mexicana.

Así, la anunciada asistencia de Ramírez Garrido Abreu, Ángel Aguirre, Gabino Cué, Miguel Ángel Mancera y Arturo Núñez a la toma de protesta de Peña Nieto el próximo 1º de diciembre constituye un duro golpe a las fuerzas democráticas. Con el espaldarazo al nuevo presidente, los gobernadores darán la espalda a la sociedad y consolidarán la entendible tendencia a la desconfianza de los ciudadanos en los políticos.

La sociedad necesita urgentemente ver ejemplos de congruencia y visión de Estado entre la clase política. Pero esto no se logra con falsas muestras de unidad construidas con base en negociaciones oscuras y palaciegas, sino con la defensa de valores y principios sociales y el contundente rechazo de la lógica imperante de corrupción política, mediática e institucional. Hoy por hoy, la mejor forma de dignificar la política y unir a la sociedad es tomar distancia de casi todos los políticos, y en particular del señor que compró su camino a la Presidencia.

En el encuentro del miércoles pasado con Peña Nieto el gobernador guerrerense tuvo un momento de lucidez. Aguirre aclaró de parte de los cinco gobernadores que no venimos representando a la izquierda del país. Le asiste toda la razón al señor gobernador.
 
Aguirre mismo es un priísta de hueso colorado e íntimo amigo de Peña Nieto desde hace años. Ya fue gobernador de Guerrero bajo las siglas del PRI y en 2011 primero buscó la candidatura a la gubernatura dentro de las filas del viejo partido de Estado. Solamente buscó el apoyo del PRD una vez que había perdido la candidatura priísta a manos de su primo Manuel Añorve y después de haber pactado su salida del PRI con los sectores más oportunistas del perredismo en la entidad. Recordemos que ni siquiera había cumplido un año en el poder cuando el gobierno de Aguirre enseñó su verdadero cariz al reprimir y asesinar a dos jóvenes normalistas en Ayotzinapa.
 
Núñez, Cué y Mancera tampoco cuentan con trayectorias de lucha alguna en la izquierda. Núñez es un viejo lobo del priísmo, quien más allá de ser leal a López Obrador no se ha distinguido por posiciones progresistas en el Congreso de la Unión. Cué es también un político que siempre ha estado más cercano a la burocracia priísta que a los movimientos progresistas. Los claroscuros de sus primeros años como gobernador no deben sorprender a nadie. Mancera tampoco ha destacado por sus ideales o convicciones de izquierda y no cuenta con experiencia política o social alguna. Aquellos que miran con esperanza su futura administración, con seguridad se llevarán una gran decepción.
 
Ramírez Garrido Abreu es el único de los cinco gobernadores del llamado corredor amarillo que cuenta con una trayectoria en la izquierda política. Sin embargo, su comportamiento como senador y ahora como gobernador de Morelos, con el caso de Huexca, revelan a alguien siempre dispuesto a privilegiar sus intereses por encima de cualquier principio de izquierda.
 
En 2001, los senadores del PRD, liderados por Jesús Ortega, traicionaron al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y a todos los indígenas del país al votar en favor de una reforma constitucional en materia indígena que violó flagrantemente los acuerdos de San Andrés Sakam’chen que habían puesto fin al conflicto armado en Chiapas. Aquella deleznable traición ensanchó de manera peligrosa la distancia entre los políticos y los ciudadanos y preparó el clima de polarización social que hemos venido padeciendo desde hace más de una década.
 
Hoy, la tibia posición de la mayoría de los legisladores del PRD respecto de la reforma laboral, la urgencia de los nuevos gobernadores del PRD por acercarse a Peña Nieto, sumado a la traición de Antolini a su propia causa, una vez más dividen a la sociedad y colocan en crisis la propia gobernabilidad del sistema político.
Twitter: @JohnMAckerman
La casa pierde-Rocha
Anudados
Hermann Bellinghausen
La cascada es interminable, lo salpica todo, lo anega. Abrir los periódicos (al menos éste) es una travesía simultánea por el humor negro, el peor vodevil político, patético y senil, la más alarmante inseguridad pública y una clase política y empresarial actuando con un descaro y un desdén que resultan inéditos incluso para un país como el nuestro, con récords de corrupción, antidemocracia y tortura de clase mundial. ¿Qué tanto nos envenenan las decenas de miles de sacrificados, los cientos de historia con nombre y apellido que alcanzan la red o la prensa, de gente que no está en ninguna parte, pero en México? Muchachitas de Honduras, Chihuahua y Oaxaca con alguna clase de ilusiones, jóvenes sanos y valientes, padres responsables, amas de casa (esas sí desesperadas). Como borrados por el viento. Súmese nuestra tremenda cuota de pura gente mala triturada/trituradora en la carnicería que a plomo y hacha permanece abierta las 24 horas, incluyendo domingos y especialmente días festivos.
 
Los del poder ataron el nudo de la situación en 1988 y es la fecha que se ríen en nuestra cara. Uno por uno. Los gobernantes que salen, forrados de billetes y mala conciencia. Los que llegan, que nunca se fueron, listos para lo mismo, y más si se puede. ¿Qué más queda por realizar: petróleo, metales, manantiales, costas, cerebros educados (que inexplicablemente sigue habiendo)? O los caimanes sindicales, que serán los únicos sobrevivientes de la aniquilación laboral en curso. ¿Cuántos gobernadores, mandos policiacos, delegados federales y cualquier tipo de burocracia local viven fuera de la ley, hasta que los alcanzan o no el plomo y las rejas?

La emigración nos desangra y no resuelve, sólo lleva los problemas de nuestra gente al otro lado, donde todo la hace sentir que no pertenece y el éxito sólo puede ser individual. La educación nacional es una catástrofe en progreso a la que no se le mira fondo; cómplices clave en este desmantelamiento son los medios electrónicos masivos, que a través de un monopolio no sólo de frecuencias sino de sinapsis de la población abierta, simplifican las funciones y los esfínteres sociales, las reacciones de la audiencia con una dieta pobre de información verídica y un tsunami de entretenimiento, chisme, publicidad, mala música y telenovelas que sí que están para llorar.
 
Se carcajean de nosotros en sus inauguraciones, bodas y velorios. Se inventan pueblos mágicos y grados honoríficos. Representar al pueblo en el Congreso representa hoy una fontana de oro, y regentear un partido político, casi que mejor.
 
Y los despojos. Las golpizas con muertos y cárcel. La montaña de malos chistes, como ese de salvar a la borbónica Armada Invencible en picada irrefrenable, que ni es bronca nuestra, o que entre más y mejor petróleo descubren, más les crecen las ganas de poner la ganancia en manos de otros (sus amos, que no nuestros). ¿Terminarán desolado el paisaje y esclavizada la gente, con la autoestima por el piso entre el alboroto y el desencanto?
 
Despiertos están los jóvenes que se percatan y disienten. Despiertos los pueblos indios que ya dijeron que no se van a dejar y que resisten. Despiertos los movimientos de barrio y de ciudadanos, las familias de víctimas y los opositores autóctonos a eólicas o autopistas idiotas.
 
Despiertos los que se hartaron de la contaminación y los que no permitirán que los inunde una represa, o una mina de plutonio reviente el ombligo de su suelo.
 
Pero se necesita que muchos más despierten, y las anestesias y los miedos están muy, lo que se dice muy pesados.

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