Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 4 de junio de 2013

Incendio social en Turquía- Bush y Manning- La decisión de Angelina Jolie

Incendio social en Turquía


A principios de la semana pasada el gobierno turco reprimió con inusitada violencia una pequeña manifestación en contra de la destrucción del céntrico parque Gezi, en Estambul, en el contexto de un proyecto empresarial y gubernamental para construir un centro comercial y reconstruir un cuartel que existió hace décadas en ese sitio. El abuso de fuerza policial dio un nuevo motivo a las cada vez más amplias protestas que se han sucedido a diario, hasta ayer, y que han dado cauce a los numerosos descontentos soterrados bajo una modernización autoritaria y privatizadora. En unos días, las manifestaciones se propagaron a las ciudades de Ankara –sede de los poderes políticos– e Izmir.
 
En este terreno, la respuesta represiva de las autoridades a las protestas pacíficas por los proyectos de remodelación de Estambul –que incluyen, además de la destrucción del parque mencionado, la construcción de un nuevo puente sobre el Bósforo, que afectaría también algunas áreas verdes– dejaron ver que, bajo la fachada de una democracia formal, el Estado mantiene los rasgos autoritarios y antidemocráticos de las pasadas dictaduras militares auspiciadas por Washington que se sucedieron desde los años 60 del siglo pasado hasta los 90.

Con o sin militares en el poder, el régimen turco es tristemente célebre por su expediente en materia de violaciones a los derechos humanos –particularmente, desde el genocidio de los armenios, como en la represión a los independentistas kurdos– y por la manera poco participativa en que adopta sus decisiones. En tiempos recientes, el gobierno que encabeza el primer ministro Recep Tayyip Erdogan, quien empezó su administración con pretensiones de modernizador, ha adoptado disposiciones regresivas en materia de derechos reproductivos y de libertades individuales.
 
A lo anterior se suma un malestar aún difuso ante una prosperidad basada en parte en la agresiva privatización de la propiedad pública, espacios urbanos incluidos, y hasta por las acciones pro occidentales del gobierno ante la guerra civil en Siria, actitudes que son vistas por algunos sectores como una traición.
 
Lejos de desactivar los variopintos motivos del descontento, el gobierno de Erdogan ha hecho alarde de arbitrariedad y de determinación represiva. El primer ministro acusó a la oposición de buscar la desestabilización y llegó incluso a decir que el problema es Twitter, en referencia a que los manifestantes recurren a esa red social para organizar sus actos. En tanto, las cargas policiales han causado decenas de heridos graves y las autoridades han intentado bloquear las señales de telefonía celular y de Internet inalámbrica en los principales escenarios de las protestas. En esa actitud el régimen ha contado con la complicidad de los principales medios, los cuales han minimizado en forma sistemática el calado de las protestas.
 
En suma, las revueltas turcas del momento son, marcando las distancias, un claro ejemplo de la arrogancia y la insensibilidad gubernamentales a las que se refirió Riszard Kapuscinski en su libro El Sha o la desmesura del poder y que un día rebasan la paciencia de la población y se convierten en factor de estallidos sociales. No pocos gobernantes deberían verse en el espejo de Turquía.
FUENTE: LA JORNADA OPINION
 
Bush y Manning

Pedro Miguel
En 2001 George Walker Bush organizó la invasión y la ocupación de Afganistán, en las que han muerto dos mil 234 estadunidenses (60 de ellos, en lo que va de 2013), 44 británicos, 644 individuos de otras potencias ocupantes y decenas de miles de afganos. En aquel entonces se dijo que la idea era garantizar la seguridad de sus conciudadanos, pero en 2013 los atentados organizados por fundamentalistas islámicos (así clasificó el gobierno gringo a los bombazos del maratón de Boston) siguen matando gente en territorio de Estados Unidos.
 
Dos años después de lanzar a las fuerzas armadas sobre Afganistán, Bush emprendió la invasión de Irak, en donde cuatro mil 487 de sus hombres encontraron la muerte y más de 30 mil sufrieron heridas de distinta consideración.

Si uno lo mira bien, Bush es mucho más merecedor de la acusación de poner en riesgo vidas de estadunidenses de lo que podría serlo el soldado Bradley Manning, quien no organizó guerra alguna y quien, hasta donde se sabe, no disparó un solo tiro durante su estancia en Irak. Lo relevante de su estadía en esa desgraciada nación árabe fue, según afirman sus acusadores en una corte militar, el haber entregado a Wikileaks miles de documentos del Pentágono. Gracias a ellos el mundo corroboró la extensión de los crímenes cometidos por Washington en los dos países invadidos. Supo, por ejemplo, que el reportero de Reuters Namir Noor-Eldeen fue asesinado a sangre fría, junto con otras diez personas, por los tripulantes de un helicóptero estadunidense de ataque; o que las fuerzas invasoras mataron a más de 150 mil civiles inermes y que contabilizaron a muchos de ellos como enemigos muertos en combate; o que las fuerzas ocupantes entregaron innumerables prisioneros a la policía iraquí, a sabiendas de que serían asesinados o torturados.

Esa información habría podido ser de suma utilidad para dar eficacia a la justicia militar de Estados Unidos, para crear conciencia en Washington de que la intervención militar había servido para entronizar en Bagdad a funcionarios que se comportaban peor que Saddam (como lo formuló la Iraqui News Network) y para fortalecer la necesaria vigilancia social y mediática sobre las autoridades, es decir, para consolidar las reglas democráticas que Estados Unidos reclama desde siempre.
 
Por cierto: si tales reglas fueran realmente vigentes, hace rato que Bush y sus colaboradores Donald Rumsfeld, Dick Cheney y Condoleezza Rice, entre otros, habrían tenido que comparecer ante una corte por mentir a la sociedad, por destruir dos países, por llevar a miles de muchachos estadunidenses a una muerte sin sentido y por tolerar una corrupción monumental con los contratos de las guerras, si no es que, como en el caso de Cheney, por beneficiar con ellos a empresas en las que estaba involucrado.
 
Sin embargo, tras dejar sus puestos en Washington, estos individuos partieron a un anonimato millonario. Salvo Bush, quien a veces da de qué hablar cuando sale a pasear en bicicleta por su rancho de Texas.
Manning, en cambio, fue arrestado el 26 de mayo de 2010. Inicialmente internado en Kuwait, dos meses después se le envió a la base de los marines en Quantico, Virginia. Allí fue sometido durante muchos meses a un régimen carcelario equiparable a la tortura: encerrado en una celda de dos metros por tres, privado de todo contacto con el mundo exterior, desnudo, privado de sueño, alumbrado y sometido a cámaras de vigilancia las 24 horas, privado de sus lentes, despojado de todo material de lectura o escritura. El propósito del maltrato, de acuerdo con los abogados del acusado, fue presionar a Manning para que incriminara a Julian Assange, el fundador de Wikileaks, contra quien los aparatos de justicia de Estados Unidos no han logrado construir una acusación verosímil.
 
Ayer, en la base militar del Fuerte Meade, cerca de la capital estadunidense, empezó el juicio de guerra contra el soldado Manning. Bush, por su parte, sigue paseando en bicicleta en su rancho de Texas.
Twitter: @Navegaciones
Enlaces:
La decisión de Angelina Jolie

Javier Flores
Angelina Jolie hizo públicas recientemente las razones que la llevaron a realizarse una mastectomía bilateral (la extirpación quirúrgica de los senos). En un artículo publicado el 14 de mayo en el diario The New York Times, la actriz comparte el dolor de haber perdido a su madre, quien murió a los 56 años a consecuencia de cáncer de mama, enfermedad que anualmente es la causa de muerte de más de 450 mil mujeres en el mundo. La artista señala ser portadora de una variedad mutante de un gen conocido como BRCA1 relacionado con este tipo de cáncer. El texto nos muestra a una mujer valiente, dotada de carácter, decidida a hacer frente a un gran desafío y que participa activamente en las decisiones médicas sobre su salud y su cuerpo.
 
Creo que esta es la mayor aportación de la estrella de Hollywood, quien ilustra uno de los cambios más trascendentes en la historia de la medicina, pues a diferencia de lo que ocurría en el pasado, hoy no son sólo los médicos quienes toman las decisiones sobre lo que hay que hacer frente a la enfermedad, sino también los pacientes quienes participan activamente en las decisiones sobre sus tratamientos.

Pero hay algo que resulta inquietante y preocupa… El texto de la bella actriz es, de manera explícita, un mensaje a todas las mujeres que pueden verse afectadas por la enfermedad, lo cual, por tratarse de una figura pública con gran influencia, podría traducirse en la práctica generalizada de la mastectomía, como resultado de una peligrosa combinación entre información escasamente rigurosa y grupos médicos con pocos escrúpulos.

La extirpación quirúrgica de la mama (unilateral o bilateral) es una práctica común incorporada en la mayoría de los protocolos médicos en los casos de cáncer de mama debidamente diagnosticados. Incluso, en algunos de ellos, hay criterios más conservadores, que buscan preservar la mayor parte posible del tejido mamario. En el caso que nos comparte la estrella de cine, no se trata de una acción médica frente a un diagnóstico de cáncer (Angelina Jolie no tiene cáncer), sino de una medida preventiva ante la probabilidad estadística de adquirirlo.

Las causas del cáncer de mama pueden ser muy diversas, y desafortunadamente no se conocen todas con precisión. Se sabe, sin embargo, que sólo una proporción muy pequeña tiene origen hereditario (entre 5 y 10 por ciento del total), al que correspondería el descrito por Jolie. La genética de este padecimiento se ha estudiado desde hace varias décadas y se han encontrado dos genes cuyas mutaciones incrementan el riesgo de adquirir cáncer: el BRCA1 y el BRCA2; pero estos no son los únicos, pues se han descrito al menos 14 genes más asociados con el cáncer de mama.

Los genes BRCA1 y BRCA2 se han estudiado con mayor atención en los años recientes, pues muestran una alta correlación con el cáncer de mama. Pertenecen al grupo de los genes supresores, los cuales, en condiciones normales, dan lugar a una proteína cuya función es prevenir que las células crezcan y se dividan rápidamente por caminos incontrolados. Los defectos en estos genes (se han descrito en ellos cerca de mil tipos de mutaciones) dan lugar a proteínas defectuosas o a la ausencia de las mismas, por lo que el cáncer puede desarrollarse en ausencia de su acción represora sobre el crecimiento celular.
Foto
La actriz estadunidense Angelina Jolie en una imagen de 2000
Foto Ap
 
La opción de la mastectomía bilateral preventiva, como la adoptada por Jolie, elimina solamente uno de los órganos blanco de la acción del BRCA1/2, pues las mutaciones en estos genes también incrementan el riesgo de adquirir cáncer en ovario, trompas de Falopio y páncreas, entre otros, y es obvio que la estrategia no puede ser en todos estos casos la extirpación quirúrgica preventiva –en el caso del ovario y útero sí se realiza, pero Jolie la ha dejado por el momento en suspenso. En otras palabras, en presencia de genes BRCA1/2 defectuosos, la mastectomía no es suficiente para eliminar el riesgo de adquirir cáncer.
 
No todas las mujeres cuyo gen BRCA1 presenta mutaciones desarrollan cáncer, aunque la probabilidad en distintas proporciones está presente. Angelina Jolie dice que con la intervención que se le ha realizado se reducen en 87 por ciento las probabilidades de que adquiera cáncer de mama. Desconozco el origen de la cifra que le han dado sus médicos (las cuales dependen de factores muy diversos y quizás personalizados). Los datos que yo conozco muestran que la asociación entre mutaciones del BRCA1 y el cáncer de mama se relacionan con la edad. En un estudio de Chen y Parmigiani, por ejemplo (J. Clin. Oncol. 25(11): 1329-1333, 2007), el riesgo es menor a 5 por ciento a los 30 años, de 17 por ciento a los 40 (Jolie tiene 37) y se eleva gradualmente hasta alcanzar 57 por ciento a los 70 años.
 
Por las razones anteriores, la mastectomía bilateral preventiva, que podría ser aplicable en algunos casos muy específicos, en mi opinión no puede considerarse una opción positiva en todos, ni mucho menos generalizarse a las mujeres con riesgo de cáncer de mama. Adicionalmente, la mayoría de las muertes en el mundo por esta enfermedad se producen en las naciones pobres o menos desarrolladas, la razón es la baja disponibilidad de métodos de diagnóstico temprano. La mastectomía preventiva tiene un alto costo (el escaneo genético cuesta alrededor de 35 mil pesos y el precio de una cirugía de este tipo es también muy elevado), por lo que no es una opción para las naciones en desarrollo.
 
A pesar de todo lo anterior, creo que la decisión médica tomada por Angelina Jolie, la cual seguramente está basada en información muy rigurosa del equipo médico que la atiende, me parece que es muy respetable y digna de admiración.
FUENTE: LA JORNADA OPINION

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