Por la
ruta de la sangre
José Gil Olmos
José Gil Olmos
La ruta que cubrirá la
Caravana por la Paz de Cuernavaca a Ciudad Juárez comprende más de 3 mil
kilómetros y será una de las movilizaciones sociales más largas en la historia
contemporánea del país. Los convocantes partirán de la capital morelense el 5
de junio y tras cinco días arribarán a territorio juarense, donde diversas
organizaciones promotoras de los derechos humanos firmarán un Pacto Ciudadano.
Por su itinerario y el
cúmulo de demandas que enarbolan sus promotores, la marcha será equiparable a
la de la Dignidad, que inició el doctor Salvador Nava Calvillo desde San Luis
Potosí el 28 de septiembre de 1991; la del Éxodo por la Democracia, encabezada
por Andrés Manuel López Obrador desde Tabasco en 1991; las de la Asamblea
Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) hacia la Ciudad de México en 1995 y en
octubre de 2006; las del subcomandante Marcos en 1999 y 2001.
Durante su trayecto, los
participantes pasarán por el Distrito Federal, Estado de México, Michoacán,
Guanajuato, Aguascalientes, Jalisco, San Luis Potosí, Durango, Coahuila, Nuevo
León y Chihuahua, territorios en los cuales la delincuencia organizada actúa en
mayor o menor grado.
El promotor de esta
protesta social organizada, el escritor Javier Sicilia, dice enfático: “La
intención es ir por donde están los corazones más adoloridos, romper ese miedo,
ese cerco para abrazarnos y decirles a los señores de la muerte –estén donde
estén, sean criminales o gente en el gobierno coludida con ellos– que no
estamos solos los mexicanos”.
El también colaborador de
Proceso comenta que será un evento de significados múltiples: “Es una
movilización llena de signos, es la caravana del consuelo para un México en paz
con justicia y dignidad”. Será, puntualiza, una demostración de unidad y
valentía.
También se trata, insiste,
“de dar un mensaje abierto de esperanza y justicia frente a las miles de
familias agraviadas durante la administración calderonista. Esta marcha
kilométrica significa continuar con este proceso de justicia que a muchas
familias les fue arrebatada y que empieza con el consuelo, ese estar con la
soledad del otro; romper el aislamiento y el miedo en el que nos habían sumido.
“Se trata, en suma, de
continuar ese proceso visitando los lugares más adoloridos de la República para
continuar dándonos el consuelo y saber que no estamos solos; de arroparnos, de
sentirnos que somos todavía un país fraterno, un país que puede unirse en el
dolor, en el amor para ir construyendo la conciencia ciudadana.”
Sicilia resalta la
paradoja: esta caravana por la paz se realizará en medio de un clima de
violencia y muerte, de ahí que tenga doble mensaje: uno para el gobierno y otro
para los criminales. “Les queremos decir que estamos hartos de su guerra; de
sus corrupciones; de que quieran humillar a esta nación. La gente quiere vivir
en paz y salir a la calle todos los días sin temor”.
El viernes 27 comenzaron a
manifestarse signos de que hay grupos que buscan enturbiar el ambiente previo a
la caravana. Ese día circuló en internet una carta apócrifa de Sicilia dirigida
al presidente municipal de Ciudad Juárez, Héctor Murguía Lardizábal:
“No lo necesitamos. No lo
queremos cerca. Es usted una persona con las manos manchadas de sangre. Su
carencia de honorabilidad nos podría manchar”, señala la misiva, que desmiente
Sicilia.
Se trata, dice, del inicio
de una “guerra sucia que trata de poner en riesgo la caravana por parte de sujetos
que tratan de socavar este esfuerzo ciudadano”, y refiere que es una obligación
del Estado velar por la seguridad de los ciudadanos y del territorio.
Puntualiza: “Esto no puede
seguir. Son muy irresponsables. Es de una vileza atroz estar firmando con el
nombre de otra persona. Todo lo que yo firme y envíe siempre va a estar en esta
tónica de los seis puntos de nuestra demanda”,
Hacia un movimiento
nacional
Desde hace dos semanas,
organizaciones civiles de las 12 entidades por las que cruzará la caravana han
discutido en torno a los seis puntos del Pacto para la Paz que se firmará en
Ciudad Juárez el 10 de junio: verdad y justicia por las víctimas y sus
familiares; fin a la estrategia de guerra y asumir un enfoque de seguridad
ciudadana; combatir la corrupción y la impunidad; combatir la raíz económica y
las ganancias del crimen; atención de emergencia a la juventud y acciones
efectivas de recuperación del tejido social; democracia participativa y
democratización de los medios de comunicación.
Todas esas organizaciones
tienen claro que el documento es de ellos y para ellos; tienen presente aún la
advertencia de los juarenses sobre el fracaso del programa gubernamental Todos
Somos Juárez, auspiciado por el presidente Felipe Calderón; incluso optaron por
darle una dimensión nacional a su movimiento a través de las redes sociales.
Los puntos que más ponderan
son: exigir al Ejecutivo federal que retire a los militares de la guerra
declarada al crimen organizado y dar atención a las familias de las víctimas. También
han discutido la propuesta de Sicilia de que renuncie el titular de la
Secretaría de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Dicen que él es uno de los
principales responsables del clima de violencia en el país.
La caravana a Juárez es un
paso hacia un pacto nacional, dice Sicilia. En él deben estar las redes
sociales, las organizaciones civiles, gente de a pie como la que apoyó las dos
marchas realizadas a partir del asesinato de Juan Francisco Sicilia Ortega y
sus amigos.
“No será una organización ciudadana
de cortos alcances, sino una representación de carácter nacional. El propósito
es participar directamente en la transformación de las estructuras del Estado
que están muy podridas y necesitan ser saneadas”, agrega.
Insiste en que la caravana
a Juárez es una respuesta al agravio que han hecho los grupos del crimen y el
gobierno al país y no sólo a ciertos grupos. La marcha que organizó Alejandro
Martí –por ejemplo, dice Sicilia– fue motivada por el agravio tremendo a los
empresarios, quienes eran blanco de los secuestros. Por lo que respecta a las
grandes movilizaciones zapatistas de 1999 y 2001 que recorrieron todo el país,
su propósito era advertirnos que “si no construíamos un México justo donde
cupieran muchos mundos, al país se lo iba a llevar la desgracia”. No les
hicimos caso, dice, y ahora estamos en esta situación.
Hoy ya no se trata sólo del
grito “¡Estamos hasta la madre!”. Ahora, explica, se trata de trascender el
consuelo que nos debemos en el amor y en el dolor. Aquel clamor ciudadano no
quiere ser sólo una protesta; exige una recomposición, una exigencia y una
colaboración para reconstituir la nación.
“Es necesario recuperar un
Estado de derecho que permita que los procesos ideológicos que se dan en una
buena democracia puedan beneficiar al país más adelante.”
Con Calderón, diálogo
pendiente
Mientras siguen los
preparativos de la caravana, el escritor y colaborador de Proceso dice que el
diálogo público con el presidente Felipe Calderón, propuesto por la ciudadanía
el domingo 8 en el Zócalo de la Ciudad de México, aún no tiene respuesta.
Dice que le desconcierta
que durante la visita del presidente Calderón a Ciudad Juárez el viernes 20
haya habido un excesivo despliegue de tropas del Ejército por toda la ciudad,
lo que inhibió las acciones sociales.
Ese día, relata, cientos de
soldados y policías con armamento de ataque y vehículos militares sitiaron el
primer cuadro de la ciudad, cercano al Museo de la Revolución. Bloquearon el
paso de vehículos y peatones con barricadas metálicas, mientras que el Estado
Mayor Presidencial cerró todos los comercios de la zona sur y norte de la
ciudad, pese a las protestas de los vecinos.
“Ese operativo fue un
agravio muy fuerte. Las víctimas están muy enojadas porque el Ejército montó
ese día un operativo de represión. Si (las autoridades federales) quieren un
diálogo respetuoso, nosotros estamos pidiendo un buen mensaje. Creo que la ida
del presidente a Juárez, la manera en que llegó a esa ciudad, nos descompuso
ese proceso. La gente está muy indignada; cree que ir a dialogar en esas
condiciones es simplemente ir a tomarse una foto y recibir las órdenes de las
autoridades”, comenta Sicilia.
E insiste: “Nosotros
estamos pidiendo que nos den un buen mensaje, poder trabajar con la gente y
consensuar para llegar a un diálogo serio, profundo, en el que se tome en
cuenta a las víctimas; se tomen en cuenta los equívocos de la estrategia en
seguridad nacional, y crear, junto con la ciudadanía, una verdadera estrategia
que contemple el retiro del Ejército, analice las causas de la ruptura del
tejido social, así como la educación, el campo, el empleo, los salarios…”.
Y concluye: “La puerta del
diálogo sigue abierta para encontrar consensos”. Por ello, dice, ante el
mensaje lanzado por Calderón desde Juárez el viernes 20, de que él tiene la
fuerza, sentarse a dialogar con el Ejecutivo carece de sentido. Lo que
necesitamos, reitera Sicilia, es “un buen mensaje”. l
El martes, los legisladores nos trataron como perros arrinconados:
Lozano
Anteponen sus
intereses partidistas a los de la nación, no rinden cuentas, ni comparecen ante
la sociedad por sus acciones y omisiones
El secretario del Trabajo califica a diputados y senadores de
mezquinos e irresponsables
Trabajan medio
año y sesionan dos días entre semana
Claudia Herrera y José Antonio Román
Periódico La
Jornada
Jueves 2 de junio de 2011, p. 9
Jueves 2 de junio de 2011, p. 9
El titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS),
Javier Lozano Alarcón, se quejó de que él y los cinco integrantes del gabinete
que comparecieron el pasado martes ante senadores y diputados de la Comisión
Permanente, fueron tratados como perros arrinconados por los legisladores, a
quienes calificó de mezquinos e irresponsables porque anteponen sus intereses
partidistas y particulares a los de la nación y no rinden cuentas ni comparecen
ante la sociedad por sus acciones y omisiones.
Entrevistado en el hangar presidencial momentos antes de partir a una
gira de trabajo por Chihuahua, Lozano reclamó a los legisladores que trabajan
seis meses al año, sesionan dos días entre semana y no pasa nada.
El funcionario –ex militante del Partido Revolucionario
Institucional, quien ejerció distintos cargos durante los gobiernos de Carlos
Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, y actual aspirante a la Presidencia por el
Partido Acción Nacional– expresó su enojo por las recriminaciones tan absurdas y
tan injustas que desde la comodidad de sus curules le dirigieron los
legisladores. Incluyó en su reclamo al senador panista Ricardo García Cervantes,
quien cuestionó a su correligionario por la explosión del 3 de mayo pasado en la
mina de Sabinas, Coahuila, que costó la vida a 13 trabajadores.
Subrayó Lozano Alarcón: Nunca lo vi (a García Cervantes) en esos
lugares mientras estaba la emergencia.
El secretario del Trabajo compareció el pasado martes ante senadores
y diputados de la Comisión Permanente, junto con los secretarios de Economía,
Bruno Ferrari; de Energía, José Antonio Meade, y de Medio Ambiente y Recursos
Naturales, Juan Rafael Elvira, además de los directores del Instituto Mexicano
del Seguro Social (IMSS), Daniel Karam, y de la Comisión Federal de
Electricidad, Antonio Vivanco Casamadrid.
En su queja de ayer, Lozano consideró que es muy grave que los
servidores públicos comparezcan las veces que al Congreso le da la gana, los
sienten en el banquillo de los acusados, los amedrenten y no rindan cuentas a
nadie. “Los legisladores –insistió– están acostumbrados a maltratar a los
servidores públicos en las comparecencias y a que la respuesta de los
funcionarios sea nula, de sumisión o se queden con los brazos cruzados o de
plano en silencio”.
Reprochó: Ellos no comparecen ante la sociedad por sus acciones y
omisiones. Ellos trabajan seis meses al año, dos veces entre semana sesionan en
pleno, algunas veces en comisiones. Tienen iniciativas que pueden estar
congeladas por meses o años y no pasa nada, no hay consecuencias.
Los reclamos de Lozano Alarcón empezaron desde temprano, durante una
conferencia de prensa llevada a cabo al finalizar su participación en un foro
sobre reforma laboral en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM ). En
ese marco el funcionario insistió en acusar a los legisladores de posponer la
reforma a la ley Federal del Trabajo: Ello no está en la agenda de
prioridades.
Ahí mismo los llamó mezquinos e irresponsables por anteponer
intereses partidistas y particulares a los de la nación, y dijo que la decisión
de los diputados y senadores, sobre todo del PRI y del PRD, de darse un plazo de
150 días para analizar y realizar consultas a la población, sólo son “prácticas
dilatorias al más puro estilo de Nacho Trelles”.
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