El policía Poiré insiste en narcoelección
Autor: Álvaro Cepeda Neri *
|
Sección: Conjeturas
|
Felipe Calderón y su policía Alejandro Poiré no quitan el dedo del renglón: las elecciones del próximo 6 de julio están en riesgo. Es decir, existe la posibilidad de que ocurra una desgracia o un contratiempo. No dicen que se debe correr el riesgo. Utilizan la palabra para indicar que si la violencia del narcotráfico continúa será necesario suspender las elecciones, para evitar una narcoelección. Pero tal vez quieren suspenderlas porque no quieren que ni el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ni el Partido de la Revolución Democrática (PRD), como van las cosas, ganen la competencia y Calderón les tenga que entregar el poder presidencial. A toda costa quieren imponer a la precandidata del Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, pues Calderón, quien lleva recorrido la mitad del ejemplo de Victoriano Huerta, busca matar el proceso electoral, canceladas las elecciones, que el Congreso de la Unión, como colegio electoral, designe a un presidente interino. Y, en última instancia, en el actual callejón militar, buscar la salida por la vía del golpismo, dado que el general Guillermo Galván Galván ya advirtió que “la seguridad nacional está seriamente amenazada” (La Jornada y Reforma, 10 de febrero pasado).
Calderón y su grupo en el poder insisten machaconamente en la infiltración de narcos, con su dinero, en estructuras humanas policiacas, militares y marinas; pero, sobre todo, en la relación protección-sobornos de capos con funcionarios de todo nivel. Y que todo esto apunta a que las elecciones se contaminen. Y ponen el ejemplo de Michoacán, donde asegura la hermana de Calderón, María Luisa, que narcotraficantes actuaron para derrotar al PAN y PRD. Al señalar al PRI como beneficiario, alegando que la delincuencia “votará” a favor de Enrique Peña Nieto.
Aún con las cínicas promesas de Calderón (de respetar la voluntad ciudadana), buscan cancelar las elecciones, con un padrón de casi 80 millones de potenciales sufragios, al volver al tema de que tengamos una narcoelección, porque hay narcopolíticos y porque el PRI saldría favorecido de suspender las elecciones. El calderonismo y su policía Poiré no quieren entregar el poder presidencial, ni al PRI ni al PRD, pues Calderón juró ante la tumba de su padre (en el pasado aniversario) que no sería él quien enterrará al PAN y revivir a un PRI que odia a muerte.
La injerencia de la delincuencia de las drogas es un riesgo, asegura el policía en funciones de secretario de Gobernación. Los calderonistas siguen cultivando, visionarios (los que ven visiones), ese futuro para ver si cosechan cancelar la elección de senadores, diputados federales, presidente de la República, jefe de Gobierno del Distrito Federal, etcétera. Algo así como repetir lo que hizo Victoriano Huerta, para ahora lograr el nombramiento de un presidente interino (si es militar, mejor) y que para cuando tengan lugar las elecciones ya no sea Calderón quien entregue el poder a la oposición. Y es que el PAN ya está derrotado (y no por la medianía de su candidata, que es mejor que la mediocridad de Santiago Creel y el nefasto Ernesto Cordero), por el mal gobierno de Calderón. Si es que regresa el PRI será consecuencia del fracaso del PAN.
*Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario