Sun on sunday, nuevo bastión del imperio Murdoch
Murdoch con la primera edición de Sun on sundays.
Foto: AP
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LONDRES (apro).- Con una tirada de más de tres millones de ejemplares en su primer día de circulación, y en medio de un escándalo sin precedentes por escuchas telefónicas ilegales que sacudió al mundo periodístico de Gran Bretaña, el pasado 26 de febrero salió en Londres el Sun on Sunday, el nuevo bastión sensacionalista del imperio mediático de Rupert Murdoch.
El semanario, sucesor del ahora cerrado News of the World, busca ayudar al magnate australiano a revertir la desgastada imagen de su grupo periodístico tras la polémica por los pinchazos ilegales en complicidad con los servicios de inteligencia, crisis que llegó a poner en aprietos hasta la coalición del gobierno del primer ministro, David Cameron.
El primer ejemplar del dominical incluyó entrevistas exclusivas, algunas primicias como el adelanto de la fecha del referéndum sobre la independencia de Escocia, y un artículo editorial con otro “mea culpa” más sobre el bochornoso sistema utilizado anteriormente para producir escándalos a través de la utilización de informaciones reservadas.
La portada incluía una entrevista con la celebridad televisiva local Amanda Holden, quien estuvo a punto de morir tras dar a luz a su bebé. El título de la portada leía de modo sensacionalista: “Mi corazón se paró por 40 segundos”, y estaba acompañada por la imagen de Holden sosteniendo a su beba.
En la forma, el Sun on Sunday es prácticamente idéntico a su antecesor, aunque en los contenidos representa una verdadera revolución, no sólo respecto al News, sino también en cuanto a la tradición de los tabloides dominicales británicos.
La nueva criatura de Murdoch parece dirigida más hacia las familias, y a las mujeres por sobre todo, que a los obreros o trabajadores de clase muy baja.
Nada de golpes bajos, entonces, ni escándalos llenos de particulares escabrosos como ocurrió con el difunto News of the World. Hasta la tradicional modelo de la página tres, normalmente retratada en topless y con gestos eróticos, figura aquí en una pose más recatada.
El “tiburón” Murdoch se convirtió ahora en “delfín”, y para ganar su apuesta dibujó un tabloide con un contenido más humano. “Se percibe la clara intencionalidad de dar un corte con ese tipo de periodismo invasor”, afirmó el gurú inglés de los medios Roy Greenslade, el día del lanzamiento del semanario.
“Me asombró el estilo ‘soft’ de la revista, donde todos aparecen en buena luz”, agregó. El desafío, por otra parte, va más allá de la rehabilitación frente al escándalo, también el de sacar otro conejo de la galera de Murdoch.
“Los diarios de los domingos están pasando de moda, sea los tabloides que los de mayor calidad”, dijo Greenslade, “y será interesante ver si Murdoch logra revertir este proceso”.
Los números de la primera edición son impactantes: tres millones de ejemplares vendidos en un mercado que hasta ahora parecía saturado de títulos, publicaciones y matutinos de todo tono político y social. Al mando de la nueva publicación, Murdoch eligió a Dominic Mohan, ya director del Sun, mientras que entre los columnistas estrella se destacan el chef inglés Heston Blumenthal; el arzobispo de York, el doctor John Sentamu; la modelo pornográfica Katie Price; Nancy Dell’Olio, abogada italo-americana conocida por su relación sentimental con el ex DT de Inglaterra Sven Goran Eriksson, y el ex futbolista Roy Keane, entre otros.
La editorial, titulada “A new Sun rises” (Un nuevo sol renace) subrayó dos palabras claves que buscará respetar la nueva publicación: “Confianza” y “decencia”, tras el escándalo de las escuchas telefónicas ilegales que amenazó con hacer tambalear los procesos periodísticos en Gran Bretaña y que abrió la causa actualmente en curso que encabeza el Lord Levenson sobre la ética de los medios en el país.
“Desde que cerró el News of the World”, recita el editorial, “algunos de nuestros periodistas fueron encarcelados, aún sin ser acusados oficialmente, y sospechados de haber pagado a oficiales públicos para obtener información”.
“Nosotros consideramos estas personas inocentes hasta que se demuestre lo contrario”, afirma la columna, en la que luego se detalla una especie de ‘contrato’ con los lectores.
“Se trató de una experiencia que hizo reflexionar a todo el sector. Nuestros periodistas deberán respetar un código deontológico y nosotros vigilaremos que así sea”, sigue el editorial.
“Más allá de todo un diario que pretende acorralar a los poderosos frente a sus responsabilidades, tiene que hacer lo mismo hacia adentro”, asegura.
El mismo Rupert Murdoch, de 80 años, supervisó personalmente el bautismo de su nueva criatura, al viajar especialmente a la impresora en Broxbourne, Hertfordshire (norte de Londres), donde se dejó fotografiar con el primer ejemplar de su nuevo emprendimiento.
Diez días antes, el magnate australiano se había trasladado en su jet privado desde Estados Unidos a las oficinas londinenses del News International, el grupo que edita al Sun, al ahora Sun on Sunday, el The Times y el Sunday Times, para hacerse cargo de una crisis en el Sun por el arresto de más reporteros en casos de soborno a la Policía. En total ya son más de 20 los reporteros arrestados en ese diario, acusados de haberle pagado a agentes de Scotland Yard para obtener información para noticias exclusivas en sus truculentas páginas.
Un día después, Murdoch anunció el lanzamiento del dominical, siete meses desde el cierre del News of the World, el semanario más leído en Gran Bretaña y en circulación ininterrumpida desde hacía 168 años.
El vínculo con el Sun on Sunday no es sólo económico, sino también emotivo, ya que el magnate construyó su imperio de los medios a partir de Inglaterra, al final de los años sesenta.
El lanzamiento fue monitoreado de cerca también por los tabloides rivales: el Daily Star Sunday fue el que más se había beneficiado por el cierre del News, logrando duplicar sus ventas, así como también aumentaron su difusión el Daily Express y el Daily Mirror.
Además, el hecho de que Murdoch puso a la venta el nuevo semanario a sólo 50 peniques de libras (unos 0,80 dólares) por ejemplar, llevó a una batalla de precios con algunos de los rivales del diario, que también bajaron el precio de salida de sus periódicos, como el Sunday Mirror y The People.
El lanzamiento del Sun on Sunday coincidió tres días después con la renuncia del hijo de Murdoch, James, al frente de News International.
“Aprecio profundamente la dedicación de muchos colegas talentosos en News International que trabajan sin descanso para informar a la población”, escribió James Murdoch, de 39 años, en su nota de salida.
El ejecutivo sostuvo que con el Sun on Sunday “se pusieron en práctica nuevas prácticas de trabajo”, que dejarán al dominical “en una posición fuerte” para el futuro.
El Sun on Sunday es visto además como un intento de Murdoch para acallar a sus críticos y a los periodistas enojados con News International, por haber este último dado a la Policía información que llevó al arresto de algunos reporteros en el caso de sobornos del Sun.
También es considerada como una medida para garantizarle a los accionistas del News Corporation en Estados Unidos, casa matriz de News International, que la firma está tratando de limpiar su imagen luego del escándalo del News of the World.
El australiano ha pagado además para que miles de ejemplares del Sun on Sunday sean llevados a las tropas británicas que sirven en Afganistán y en las Islas Malvinas, en el Atlántico Sur, según confirmó el dominical en un comunicado que buscó atraer incluso a más lectores.
Murdoch, que es ahora ciudadano norteamericano y que adquirió el The Sun en 1969, revolucionó la industria periodística de Gran Bretaña en los años ochenta al trasladar la impresión de su conglomerado mediático de las impresoras tradicionales al sector digital, en abierto desafío a los sindicatos nacionales, y luego lanzar una guerra por el precio de los matutinos en los noventa, que hasta hoy día sus rivales no han logrado ganarle.
Aunque para muchos su “cinismo” y “sensacionalismo” destruyó el periodismo serio político en el Reino Unido, otros valoran que haya modificado para siempre el mapa de los diarios y dominicales del país, y admiten que su poder es tal que puede decidir las elecciones generales en el país, dándolo o no apoyo a un candidato, como ocurrió en el caso de Margaret Thatcher, Tony Blair y David Cameron.
El semanario, sucesor del ahora cerrado News of the World, busca ayudar al magnate australiano a revertir la desgastada imagen de su grupo periodístico tras la polémica por los pinchazos ilegales en complicidad con los servicios de inteligencia, crisis que llegó a poner en aprietos hasta la coalición del gobierno del primer ministro, David Cameron.
El primer ejemplar del dominical incluyó entrevistas exclusivas, algunas primicias como el adelanto de la fecha del referéndum sobre la independencia de Escocia, y un artículo editorial con otro “mea culpa” más sobre el bochornoso sistema utilizado anteriormente para producir escándalos a través de la utilización de informaciones reservadas.
La portada incluía una entrevista con la celebridad televisiva local Amanda Holden, quien estuvo a punto de morir tras dar a luz a su bebé. El título de la portada leía de modo sensacionalista: “Mi corazón se paró por 40 segundos”, y estaba acompañada por la imagen de Holden sosteniendo a su beba.
En la forma, el Sun on Sunday es prácticamente idéntico a su antecesor, aunque en los contenidos representa una verdadera revolución, no sólo respecto al News, sino también en cuanto a la tradición de los tabloides dominicales británicos.
La nueva criatura de Murdoch parece dirigida más hacia las familias, y a las mujeres por sobre todo, que a los obreros o trabajadores de clase muy baja.
Nada de golpes bajos, entonces, ni escándalos llenos de particulares escabrosos como ocurrió con el difunto News of the World. Hasta la tradicional modelo de la página tres, normalmente retratada en topless y con gestos eróticos, figura aquí en una pose más recatada.
El “tiburón” Murdoch se convirtió ahora en “delfín”, y para ganar su apuesta dibujó un tabloide con un contenido más humano. “Se percibe la clara intencionalidad de dar un corte con ese tipo de periodismo invasor”, afirmó el gurú inglés de los medios Roy Greenslade, el día del lanzamiento del semanario.
“Me asombró el estilo ‘soft’ de la revista, donde todos aparecen en buena luz”, agregó. El desafío, por otra parte, va más allá de la rehabilitación frente al escándalo, también el de sacar otro conejo de la galera de Murdoch.
“Los diarios de los domingos están pasando de moda, sea los tabloides que los de mayor calidad”, dijo Greenslade, “y será interesante ver si Murdoch logra revertir este proceso”.
Los números de la primera edición son impactantes: tres millones de ejemplares vendidos en un mercado que hasta ahora parecía saturado de títulos, publicaciones y matutinos de todo tono político y social. Al mando de la nueva publicación, Murdoch eligió a Dominic Mohan, ya director del Sun, mientras que entre los columnistas estrella se destacan el chef inglés Heston Blumenthal; el arzobispo de York, el doctor John Sentamu; la modelo pornográfica Katie Price; Nancy Dell’Olio, abogada italo-americana conocida por su relación sentimental con el ex DT de Inglaterra Sven Goran Eriksson, y el ex futbolista Roy Keane, entre otros.
La editorial, titulada “A new Sun rises” (Un nuevo sol renace) subrayó dos palabras claves que buscará respetar la nueva publicación: “Confianza” y “decencia”, tras el escándalo de las escuchas telefónicas ilegales que amenazó con hacer tambalear los procesos periodísticos en Gran Bretaña y que abrió la causa actualmente en curso que encabeza el Lord Levenson sobre la ética de los medios en el país.
“Desde que cerró el News of the World”, recita el editorial, “algunos de nuestros periodistas fueron encarcelados, aún sin ser acusados oficialmente, y sospechados de haber pagado a oficiales públicos para obtener información”.
“Nosotros consideramos estas personas inocentes hasta que se demuestre lo contrario”, afirma la columna, en la que luego se detalla una especie de ‘contrato’ con los lectores.
“Se trató de una experiencia que hizo reflexionar a todo el sector. Nuestros periodistas deberán respetar un código deontológico y nosotros vigilaremos que así sea”, sigue el editorial.
“Más allá de todo un diario que pretende acorralar a los poderosos frente a sus responsabilidades, tiene que hacer lo mismo hacia adentro”, asegura.
El mismo Rupert Murdoch, de 80 años, supervisó personalmente el bautismo de su nueva criatura, al viajar especialmente a la impresora en Broxbourne, Hertfordshire (norte de Londres), donde se dejó fotografiar con el primer ejemplar de su nuevo emprendimiento.
Diez días antes, el magnate australiano se había trasladado en su jet privado desde Estados Unidos a las oficinas londinenses del News International, el grupo que edita al Sun, al ahora Sun on Sunday, el The Times y el Sunday Times, para hacerse cargo de una crisis en el Sun por el arresto de más reporteros en casos de soborno a la Policía. En total ya son más de 20 los reporteros arrestados en ese diario, acusados de haberle pagado a agentes de Scotland Yard para obtener información para noticias exclusivas en sus truculentas páginas.
Un día después, Murdoch anunció el lanzamiento del dominical, siete meses desde el cierre del News of the World, el semanario más leído en Gran Bretaña y en circulación ininterrumpida desde hacía 168 años.
El vínculo con el Sun on Sunday no es sólo económico, sino también emotivo, ya que el magnate construyó su imperio de los medios a partir de Inglaterra, al final de los años sesenta.
El lanzamiento fue monitoreado de cerca también por los tabloides rivales: el Daily Star Sunday fue el que más se había beneficiado por el cierre del News, logrando duplicar sus ventas, así como también aumentaron su difusión el Daily Express y el Daily Mirror.
Además, el hecho de que Murdoch puso a la venta el nuevo semanario a sólo 50 peniques de libras (unos 0,80 dólares) por ejemplar, llevó a una batalla de precios con algunos de los rivales del diario, que también bajaron el precio de salida de sus periódicos, como el Sunday Mirror y The People.
El lanzamiento del Sun on Sunday coincidió tres días después con la renuncia del hijo de Murdoch, James, al frente de News International.
“Aprecio profundamente la dedicación de muchos colegas talentosos en News International que trabajan sin descanso para informar a la población”, escribió James Murdoch, de 39 años, en su nota de salida.
El ejecutivo sostuvo que con el Sun on Sunday “se pusieron en práctica nuevas prácticas de trabajo”, que dejarán al dominical “en una posición fuerte” para el futuro.
El Sun on Sunday es visto además como un intento de Murdoch para acallar a sus críticos y a los periodistas enojados con News International, por haber este último dado a la Policía información que llevó al arresto de algunos reporteros en el caso de sobornos del Sun.
También es considerada como una medida para garantizarle a los accionistas del News Corporation en Estados Unidos, casa matriz de News International, que la firma está tratando de limpiar su imagen luego del escándalo del News of the World.
El australiano ha pagado además para que miles de ejemplares del Sun on Sunday sean llevados a las tropas británicas que sirven en Afganistán y en las Islas Malvinas, en el Atlántico Sur, según confirmó el dominical en un comunicado que buscó atraer incluso a más lectores.
Murdoch, que es ahora ciudadano norteamericano y que adquirió el The Sun en 1969, revolucionó la industria periodística de Gran Bretaña en los años ochenta al trasladar la impresión de su conglomerado mediático de las impresoras tradicionales al sector digital, en abierto desafío a los sindicatos nacionales, y luego lanzar una guerra por el precio de los matutinos en los noventa, que hasta hoy día sus rivales no han logrado ganarle.
Aunque para muchos su “cinismo” y “sensacionalismo” destruyó el periodismo serio político en el Reino Unido, otros valoran que haya modificado para siempre el mapa de los diarios y dominicales del país, y admiten que su poder es tal que puede decidir las elecciones generales en el país, dándolo o no apoyo a un candidato, como ocurrió en el caso de Margaret Thatcher, Tony Blair y David Cameron.
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