El cierre de campaña de AMLO en el Zócalo.
Foto:
Eduardo Miranda
MÉXICO, D.F. (apro).- El camino que empezó hace cinco años cuando decidió
andar por todo el país para armar su propia estructura, terminó este día en un
Zócalo a reventar. Exultante, luego de tres meses de campaña, Andrés Manuel
López Obrador aseguró que volverá a ganar la Presidencia, y anunció ya no habrá
más guerra en México.
“Vamos a serenar al país, no enfrentaremos violencia con violencia, la paz es
fruto de la justicia. Mi compromiso es que ya no habrá guerra, no queremos que
siga habiendo más muertes”, aseveró López Obrador al indicar que se van a
respetar derechos humanos y se atenderán a las víctimas.
Ante miles de seguidores que desbordaron la Plaza de la Constitución, López
Obrador manifestó: “Hemos trabajado con intensidad para volver a ganar, hay
condiciones inmejorables, contamos con el apoyo de ciudadanos independientes.
Vamos a obtener muchos votos de priistas y panistas inconformes, hartos de sus
partidos”.
Los seguidores del tabasqueño abarrotaron también las calles aledañas al
Zócalo de la Ciudad de México.
Al cerrar su campaña de 90 días en los que realizó 36 actos en igual número
de ciudades, a los que asistieron más de 2 millones de personas, según sus
propias cuentas, el aspirante mostró la fuerza que tiene en la capital del
país.
“No me voy a divorciar del pueblo”, dijo ante sus millares de seguidores,
quienes lo corearon desde que salió del Ángel de la Independencia hasta llegar
al Centro Histórico del país donde proclamó la victoria adelantada.
Durante más de una hora el candidato recorrió a pie el camino por el Paseo de
la Reforma y sólo cortó un tramo al Zócalo subiéndose al Metro en Bellas Artes.
En el amplio templete ya lo esperaba todo su gabinete, incluida Elena
Poniatowska, la más aplaudida cuando los presentó ante sus seguidores.
Arropado por los suyos que no dejaban de gritarle “presidente” una y otra
vez, López Obrador dio gracias especiales por su apoyo al ingeniero Cuauhtémoc
Cárdenas y al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard. También al
PRD, al PT y al Movimiento Ciudadano, así como al Movimiento de Regeneración
Nacional (Morena), sin el cual, afirmó, no podría haber hecho su campaña.
Ahí, en pleno Zócalo que no se llenaba tanto en un acto político desde el
2006, el candidato afirmó que no funcionó la “guerra sucia” que implementaron en
su contra sus adversarios; tampoco la estrategia mediática con que el duopolio
televisivo y algunos periódicos que quisieron imponer a Enrique Peña Nieto.
El tabasqueño dio las gracias a los jóvenes estudiantes por “sacudir las
conciencias” a la mitad de la campaña. “Ellos nos están dando un gran ejemplo,
han dicho no a la simulación, la mentira y el engaño. Nos han dado un ejemplo en
todo el país, tan es así es que es un honor ser joven”, dijo al anunciar el
triunfo el domingo 1 de julio.
“Vamos a ganar la Presidencia. A nuestros adversarios no les funcionó su
estrategia, fracasó el intento de imponer a Peña mediante la mercadotecnia y la
publicidad. Pensaban que sería pan comido” dijo ante la gritería de “¡fuera
Peña!”.
“Pensaron que iba a ser un día de campo, un mero trámite sentar a Peña en la
silla. Pero la realidad es otra, la gente quiere un cambio verdadero y no lo
podrán impedir con la compra de conciencia y de votos”, dijo López Obrador,
quien indicó que de acuerdo con su última encuesta sigue arriba del priista por
tres puntos.
“Les digo que eso se escucha, se siente y cada vez más el grito: vamos a
ganar, vamos a ganar. Sin embargo, no debemos confiarnos, en estos días debemos
aplicarnos a fondo. No se puede hacer campaña, pero hay que seguir
relacionándonos, no dejemos de orientar y convencer a cuando menos cinco
ciudadanos más que vayan a votar. Que nadie se quede sin ir a votar. Aunque hay
450 mil ciudadanos, los que no se inscribieron como representantes de casilla,
que voten y se queden a vigilar hasta tener los resultados”, pidió a sus miles
de simpatizantes.
Acompañado por su esposa Beatriz Gutiérrez, así como del jefe de Gobierno,
Marcelo Ebrard, y el candidato de la izquierda para el Distrito Federal, Miguel
Ángel Mancera, el tabasqueño prometió gobernar para todos, sin rencores ni
venganzas:
“Voy a gobernar para todos, el cambio es que ya no haya un gobierno sectario,
para un uno por ciento. Lo nuestro será distinto, gobernaré para pobres y ricos,
para simpatizantes y adversarios que serán respetados por un gobierno
democrático. No habrá persecuciones ni destierro. No buscamos rencores, sino
justicia. Queremos el renacimiento moral de México. Lo digo de manera sincera,
quiero inaugurar una nueva etapa del país, no subordinado a nadie.”
Luego de pedirles que voten por todos los candidatos de la izquierda, desde
la Presidencia de la República hasta los diputados y presidentes municipales,
López Obrador estableció un compromiso:
“Les digo con sinceridad, no se preocupen, no les voy a fallar, no les voy a
traicionar. Estoy consciente de mi papel histórico. Sería una canallada
fallarles, traicionarles. Eso no les voy a hacer nunca. Así como me quieren, así
los quiero yo. No es una relación fría, utilitaria, es distinto lo nuestro. Como
decía José Martí: ‘amor con amor se paga’. Estaré siempre a la altura de
ustedes. ‘Ya es hora de que gane el pueblo’, me dijo una vieja campesina. Por
eso luchamos. ¡Viva la libertad, viva la justicia, viva la nueva república!”,
arengó el candidato de la izquierda eufórico.
En su último acto de proselitismo López Obrador insistió que el domingo habrá
una disyuntiva para el ciudadano que va a votar: más de lo mismo o un cambio
verdadero. “Es decir más pobreza, más violencia o el cambio verdadero, que es
poner por delante la honestidad como forma de vida y de gobierno”.
En su largo discurso, el primero que lleva escrito, habló del combate a la
corrupción y de la austeridad republicana. Insistió que no aumentará impuestos
ni privatizará Pemex, como lo propone Peña Nieto.
Dijo que impulsará un nuevo modelo económico y la soberanía alimentaria para
no seguir comprando los alimentos básicos en el extranjero. Habló de regresar al
campo, apoyando a comuneros, ejidatarios, pequeños y medianos empresarios. Y se
comprometió a bajar el precio de gasolinas, diesel, gas y luz, así como
desaparecer el Impuesto Especial de Tarifa Única (IETU).
Entre aplausos dijo que se acabarán las prácticas monopolistas en cementos,
telefonía, alimentos, bancos y en los medios de comunicación. “Habrá plena
competencia y se garantizará el derecho a la información. No se expropiara
Televisa ni ningún otro medio. No habrá censura, nadie será perseguido por su
derecho de pensar. En la democracia se tiene que garantizar la pluralidad”,
sostuvo.
Finalmente, adelantó que habrá nuevas concesiones para radio y televisión,
hasta donde sea posible, y se establecerá el servicio de internet en todo el
país a través de la red de fibra óptica, lo cual servirá para impulsar la
educación y evitar la manipulación de la información de quienes controlan los
medios.
Foto: Eduardo Miranda
Acuerda #YoSoy132 agenda
poselectoral
Integrantes de #YoSoy132 protestan en Televisa.
Foto: Alejandro Saldívar
Foto: Alejandro Saldívar
MÉXICO, D.F. (apro).- Tomas simbólicas de edificios públicos en todo el país,
en particular la sede del Instituto Federal Electoral, y una marcha del Ángel de
la Independencia forman parte de la agenda poselectoral que emprenderá el
movimiento #YoSoy132 en caso de que la jornada electoral el próximo domingo esté
plagada de irregularidades.
La madrugada de este miércoles el colectivo acordó también fijar su posición
en cuanto el IFE dé a conocer los resultados del PREP.
Además, anunció que realizará una marcha de la Universidad de Chapingo a San
Salvador Atenco el próximo viernes 29.
Al concluir la cuarta asamblea nacional interuniversitaria, realizada ahora
en las instalaciones de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), los
estudiantes ratificaron que la marcha anti-Peña del sábado 30 será “apartidista
y pacífica” para no violar la veda electoral.
Asimismo, acordaron realizar una asamblea extraordinaria para este jueves 28
para continuar la discusión de su plan de lucha poselectoral.
El proyecto se conforma de cinco ejes:
La democratización de los medios de comunicación; la modificación del modelo
educativo, científico y tecnológico; así como la estrategia de seguridad
pública, y el modelo económico neoliberal que impera en el país. Además incluye
la vinculación con los diferentes movimientos sociales. A esto podría sumarse
temas de salud, medio ambiente y migración.
Por la mañana, el movimiento #YoSoy132 arrancó con el “Peñatón” en el
Monumento a la Revolución, cuyo objetivo es romper piñatas que representen al
candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, ya sea en forma humana o de
dinosaurio.
Al iniciar el evento, los jóvenes hicieron estallar una figura de cartón que
representaba a Peña Nieto de más de dos metros de largo, que llevaba una gaviota
en el hombro.
Cohetes estallaron en el interior de la piñata en la plaza que está rodeada
de mantas gigantes que promocionan al exgobernador del Estado de México.
“¡Aquí se ve, aquí se ve, que Peña Nieto presidente no va a ser!”, gritan los
estudiantes.
Mientras #YoSoy132 prepara las próximas piñatas, en el otro extremo del
Monumento se manifiestan jóvenes de Morena, quienes participarán en el cierre de
campaña de Andrés Manuel López Obrador.
La disyuntiva
Cierre de campaña de EPN en Toluca, Edomex.
Foto: Germán Canseco
Foto: Germán Canseco
MÉXICO, D.F. (apro).- El posible regreso del viejo PRI al poder presidencial
en uno de los momentos de mayor crisis social en el país, afectado por una
corrupción galopante, una violencia que ha cobrado la vida de miles de mexicanos
e inmigrantes centroamericanos, y de un crecimiento incontenible del crimen
organizado vinculado con gobernadores de ese partido, así como de la
concentración de la riqueza en sólo uno por ciento de la población, debería de
ser tomada como una disyuntiva seria para todos aquellos que simpatizan con
Enrique Peña Nieto.
En los hechos Peña Nieto y el equipo que lo rodea no representan una
posibilidad del cambio profundo, estructural diríamos, que necesita el país para
salir de este atolladero en el que nos metió el PAN con 12 años de gobierno con
Vicente Fox y Felipe Calderón, quienes administraron el país sin tener una
propuesta de transición democrática, sino de alianzas con los priistas más
corruptos y autoritarios, como Elba Esther Gordillo.
Si en los gobiernos del PRI la corrupción cobró certificado de nacimiento y
se hizo forma de gobierno, con el panismo en Los Pinos este cáncer se expandió a
toda la sociedad y llenó los vacíos que dejó el fracaso de la transición a la
democracia y que fueron llenados por dos grupos de poder: el crimen organizado y
las televisoras, principalmente Televisa, que actúan con un sistema mafioso de
favores y prebendas, de terror y negocios al margen de la ley.
Durante varios años, algunos medios de comunicación mexicanos han venido
acreditando lo que hoy está descubriendo la prensa extranjera, que un grupo del
PRI encabezado por Carlos Salinas de Gortari ha elaborado una estrategia de
largo plazo junto con Televisa para imponer como presidente a Enrique Peña Nieto
y, además, que hay priistas de peso que son investigados por estar presuntamente
involucrados con el crimen organizado, como los exgobernadores Tomás Yarrington,
Fidel Herrera, Manuel Cavazos Lerma, Eugenio Hernández, quienes han aportado
buenas cantidades de dinero a las campañas de su partido en los últimos doce
años.
Bajo la indolencia del IFE el PRI ha gastado millones de pesos en una campaña
que ya lleva seis años, desde que Peña Nieto suscribió el contrato con Televisa
para que desde entonces apareciera en sus principales canales ya fuera en los
noticieros o en programas de espectáculos o de diversión, hasta ahora que inundó
las calles con millones de espectaculares, spots, despensas y de tarjetas de
débito para comprar el voto de mucha gente empobrecida por un modelo económico
que el PRI impuso desde Miguel de la Madrid en 1982 y que el PAN siguió al pie
de la letra del 2000 a la fecha.
Hoy que el PRI se prepara anticipadamente a ocupar de nuevo Palacio Nacional
con un candidato muy limitado, ideal para ser manipulado, es bueno recordar que
en la escena política están los mismos personajes que en el 2005 se aliaron para
derrotar a Andrés Manuel López Obrador en las elecciones del 2006: Carlos
Salinas, Vicente Fox, Televisa, Diego Fernández de Cevallos, Elba Esther
Gordillo y Enrique Peña Nieto.
Carlos Ahumada, en su libro Derecho de réplica, revela que fue Salinas quien
le compró los videos donde estaban grabados René Bejarano, Carlos Imaz, así como
algunos priistas recibiendo fajas de dinero que sería usado para las campañas
del PRD. El expresidente se puso de acuerdo con Diego Fernández de Cevallos para
ofrecerlos a Televisa y en esta operación los apoyó Vicente Fox.
Salinas, dice Ahumada, no le dio toda la cantidad ofrecida sino una parte y
le encargo a dos personas que juntaran el dinero para que se lo entregaran. Esas
dos personas asignadas por Salinas fueron Elba Esther Gordillo y Enrique Peña
Nieto, entonces administrador del gobernador del Estado de México, Arturo
Montiel.
Estos mismos personajes están actuando nuevamente. Por eso no es extraño que
Vicente Fox haya traicionado a la candidata de su partido, Josefina Vázquez
Mota, al manifestarse a favor del candidato del PRI, Enrique Peña Nieto. El
guanajuatense seguramente recibirá un premio por su lealtad al grupo encabezado
por Salinas.
Este grupo político, al que se le añade Televisa, no se ha caracterizado por
su honestidad, transparencia ni lealtad con la sociedad. Todo lo contrario, han
visto al país como un negocio y lo han saqueado de todas las formas posibles, ya
sea cediendo a la iniciativa privada tareas que antes eran exclusivas del Estado
como la industria minera, energética, seguridad social y educativa, o también
haciendo negocios directos o con sus familias para perpetuarse en el poder por
varias generaciones.
Los políticos mexicanos del PRI y PAN se han confeccionado a sí mismos una
vestidura aristocrática con dinero público haciéndose ricos y alejándose, al
mismo tiempo, del resto de la población. Viajan en autos y camionetas de lujo
blindadas y custodiados por guardaespaldas, viven con sus familias en lugares en
lujosas residencias en fraccionamientos exclusivos vigilados por policías
privados o de plano radican en el extranjero, han levantado ranchos como en las
épocas latifundistas o construido negocios inmobiliarios, financieros o de
telecomunicación es que antes no tenían. Son los verdaderos beneficiados de la
alternancia del poder.
Enrique Peña Nieto y el PRI que lo sostiene, junto con Televisa, representa
una versión actualizada de ese sistema de corrupción, componendas, impunidad y
traiciones que ha sumido al país en una de sus peores crisis. Es el mismo que
ahora se apresta a recuperar el poder.
Esta es la disyuntiva a la que nos enfrentaremos el primero de julio al
emitir el voto. Permitir que el priismo más retrógrado y autoritario retorne a
la presidencia o permitir que haya un nuevo grupo de gobernantes que proponen
transformaciones en todos los ámbitos encabezados por Andrés Manuel López
Obrador.
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