Peña Nieto, amenaza para el magisterio
Manuel Pérez Rocha
Enrique Peña Nieto advirtió:
El cambio que estoy proponiendo es que podría haber maestros con un mejor ingreso, si el de-sempeño de sus alumnos es mejor. A pesar de las indeterminaciones de esta
propuesta, injustificables en una sesión de preguntas hechas de su conocimiento con anticipación, queda claro que el aspirante a la Presidencia de la República afianzaría la aberrante política salarial de
pago por resultadosque han pretendido imponer Elba Ester Gordillo y Felipe Calderón a los maestros mexicanos; política sustentada también en vaguedades y contrasentidos, en una ideología inaceptable y cuyas consecuencias son funestas para la educación.
La política anunciada por Peña Nieto tiene de-satinos graves e incoherencias
cuya obviedad debería hacer ociosas las siguientes observaciones. El enunciado
puede parecer de
sentido comúna quienes lo escuchan sin reflexionar. En primer lugar es indispensable advertir que, al hablar de un maestro, sería necesario aclarar qué se entiende por
susalumnos puesto que todos los alumnos son formados no por un maestro, sino por varios.
Si se trata de alumnos de primaria, la gran mayoría tienen un maestro
distinto cada año y al pasar de un grado a otro lo hacen con preparaciones
diferenciadas en las que ha sido significativa la acción del maestro del grado
previo, y han estado determinadas por las condiciones del alumno y de la
escuela.
El maestro del grado subsecuente debe partir de ese estado de cosas y el
resultado final de su curso (que tiene tiempos y condiciones fijas) dependerá no
sólo de lo que haga, sino del punto de partida que no depende de él. El
resultado de su trabajo depende de múltiples factores, como condiciones
materiales de la escuela, disponibilidad de herramientas de enseñanza,
condiciones materiales, sociales y culturales de sus alumnos, etcétera. Si se
trata de alumnos de secundaria el asunto se vuelve más complejo, pues a las
circunstancias anteriores debe añadirse que en un mismo grado los alumnos son
atendidos por varios maestros y el desempeño del alumno depende de la actuación
de la planta docente.
Otro asunto a discutir es qué se entiende por
desempeñode los estudiantes y cómo se va a evaluar. En la administración del PAN han pretendido resolver esto con Enlace, prueba que ni siquiera es confiable para evaluar tres áreas de conocimiento (lengua, matemáticas y ciencias), mucho menos para valorar el desempeño general, que comprende los aspectos formativos más valiosos de la educación.
Para el candidato del PRI-Televisa
el buen de-sempeño del alumnoconsiste en la adquisición de
las herramientas necesarias para integrarse y competir en una economía global. Olvidémonos de la filosofía educativa que marca la Constitución, de los fines formativos de la educación, de las humanidades: basta tener buenos resultados en la prueba PISA.
Como se sabe, tanto los resultados de Enlace como las evaluaciones que se
hacen a los maestros en el programa Carrera Magisterial y las que se pretenden
hacer con el examen de la Evaluación Universal se expresan en
puntosy parte de los pagos a los maestros se determinan en función de esos
puntos.
Hay quienes creen que estas formas de evaluación del trabajo y de políticas
salariales son exigencia de una administración moderna, pero ignoran que estas
propuestas fueron experimentadas en el mundo empresarial en la primera mitad del
siglo XX y que en las décadas siguientes se abandonaron progresivamente por su
ineficacia y efectos nocivos.
La propuesta de
pago por resultados, aun cuando a algunos les pueda parecer una solución acertada, no se deriva de un estudio serio del problema, sino de prejuicios, ocurrencias y de la adopción de las políticas educativas impuestas por el gobierno de Estados Unidos. El hecho es que aun en ámbitos de las empresas privadas estadunidenses en las que se ejecutan procesos de fabricación sencillos, no predomina el
pago por resultadosdeterminado por la cuantificación de lo producido. Sean Corcoran y Joydeep Roy, profesor de la Universidad de Nueva York el primero, e investigador del Instituto de Políticas Económicas de Washington el segundo, refieren que las encuestas más recientes en ese país indican que sólo 6 por ciento de trabajadores de empresas privadas están sometidos a ese régimen de pago. Los programas de bonos no asociados a la productividad del trabajador representan apenas 2 o 3 por ciento del pago total de las compensaciones. Además, estos esquemas de remuneración están concentrados en unas cuantas ramas económicas como finanzas, seguros y bienes raíces.
Los autores mencionados aclaran que la poca presencia de esos sistemas de
pago no significa que las compensaciones en el sector privado no estén
relacionadas con el desempeño, pero éste no se juzga a partir de una valoración
cuantitativa (medición) de lo que producen, sino con esquemas de evaluación más
completos que incluyen trayectoria del trabajador. Estos son más elementos para
justificar que los maestros mexicanos demanden que la evaluación de su complejo
trabajo profesional se haga con modelos opuestos a la amenazante
evaluación universal.
Otro especialista, insospechable de izquierdismo, como Edwards Deming, padre
de la
calidad total, advertía en 1986:
Administrar mediante metas numéricas es la pretensión de administrar sin saber qué hacer, y de hecho es regularmente administrar mediante el miedo. Esto es lo que están imponiendo los gobiernos panistas; continuarlo es la amenaza anunciada por Peña Nieto.
¿Fraudes imposibles?
Octavio Rodríguez Araujo
Javier Flores señaló en estas páginas (26/6/12) que sí es posible el
fraude, como lo fue en 2006. Nada ha cambiado en estos seis años, ni siquiera
las declaraciones de los que dijeron que el fraude era imposible o que las de
2006 fueron elecciones limpias, aunque
hubo errores humanos. José Woldenberg y otros insisten en lo mismo; que varios de ellos sean mis amigos no quiere decir que no los critique y cuestione lo que afirman como si tuvieran la verdad revelada. Tanto Héctor Díaz-Polanco como yo hemos demostrado en sendos libros, con base en estudios matemáticos especializados, que el fraude cibernético sí fue y, por tanto, es posible. El fraude tradicional, a la antigüita, ni se discute: se denuncia y no pasa nada, ni por parte del IFE ni de los tribunales. Pero que estas instancias lo conozcan no quiere decir que se impida. Los mexicanos hemos demostrado ante el mundo que las elecciones no tienen por qué ser limpias e inobjetables. Ciertamente no estamos en los primeros lugares de incorruptibilidad, más bien lo contrario. La lista de fraudes posibles, de coacciones y compra de votos, de triquiñuelas para corromper procesos electorales parecen invenciones mexicanas, pero no lo son. En Estados Unidos también han ocurrido y a saber en qué otros países. La combinación de fraude tradicional y el moderno cibernético es perfectamente posible.
Cito unos párrafos de mi libro sobre las elecciones presidenciales de
2006:
En primer lugar existen programas de cómputo capaces de discriminar y aun de
sustituir a ciudadanos de una cierta preferencia política con una
simpleinstrucción del software. ChoicePoint Inc. los usó para la elección de George W. Bush en 2000. Un estudioso de aquellas elecciones es Greg Palast, periodista de la BBC y del The Guardian de Gran Bretaña demostró que DBT Online, de ChoicePoint Inc. de Atlanta, Georgia, fue contratada por el Partido Republicano para falsear el padrón electoral de Florida en favor de su candidato presidencial. Ese fraude consistió en quitar electores de la lista y sustituirlos por otros. En la acción participó Jeb Bush, hermano del candidato y gobernador de Florida, además de su secretaria de gobierno Katherine Harris. En esa entidad, dado el sistema electoral de ese país, el candidato del Partido Demócrata, Al Gore, perdió por unos cuantos votos, suficientes para darle el triunfo al republicano. Hay indicios de que se siguió el mismo esquema en 2004 (la relección de Bush), pero en Ohio para hacer perder a John F. Kerry. En México ChoicePoint Inc. compró el padrón electoral en 2003, en el que estaban registrados alrededor de 60 millones de ciudadanos mexicanos. En abril de ese año los corresponsales de La Jornada en Washington denunciaron la operación. Obligaron al gobierno mexicano a hacer una investigación, y se descubrió que un proveedor de datos a la Secretaría de Gobernación vendió los discos a otra empresa llamada Bases de Datos Especializadas, cuyo dueño era Jorge López García. Y éste fue el vendedor de la información a ChoicePoint. Palast tuvo sospechas de que ChoicePoint intervino en México, quizá por la vía del Instituto Internacional Republicano, asesorando al PAN y, por este canal, además de la empresa de Diego Hildebrando Zavala (cuñado de Calderón), al IFE, tanto para la administración del padrón ciudadano con derecho a voto como el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP).
En aquel entonces se impidió que se conocieran las encuestas de salida
(exit polls) el domingo 2 de julio a las 8 de la noche y a las 11 de la
noche, hora en que supuestamente el presidente del Instituto, Luis Carlos
Ugalde, anunciaría su propio conteo rápido (el del IFE). En lugar de esto,
Ugalde, y 10 segundos después Fox, enviaron un mensaje a los atentos
televidentes: que los
científicosdel Comité Técnico del Conteo Rápido no estaban en condiciones de anunciar quién había ganado.
Palast señaló en The Guardian que para Reuters, en su encuesta de
salida, ganaba López Obrador sobre Calderón. Se presume que la firma
encuestadora Mitofsky, contratada por Televisa, daría semejantes resultados que
Reuters, pero la empresa televisora prefirió alinearse, obviamente, con el
presidente de la República, y todos vimos a un López Dóriga (Televisa)
impaciente por dar resultados y en punto de las 8 de la noche calló y cambió de
tema. Algo se ocultaba, olía a fraude, aunque no faltaron quienes afirmaron que
los resultados electorales y los programas de cómputo no se pueden trucar, como
si nunca hubiera ocurrido que un hacker (o un cracker) se metiera en
sistemas de alta seguridad y modificara su uso y beneficio.
La Ohio Elections Commission en su reunión del 13 de diciembre de 2004
entrevistó, bajo juramento, al programador de computadoras Clinton Eugene
Curtis, de Tallahassee, Florida, y quien trabajaba para Yang Enterprises, Inc.
Curtis declaró que sí existen programas que pueden falsear elecciones
secretamente, y que hizo un programa en 2000 que convertía
el voto 51 en 49 a favor de quien uno quisiera, en cualquier elecciónsin que los encargados de las elecciones pudieran detectarlo. Se le preguntó
¿cómo puede uno detectar que un determinado programa falsea las elecciones?, y Curtis contestó que
hay que verlo en código fuente, o contar los comprobantes y confrontar el número de comprobantes con el número total de votos. No hay otra manera de descubrirlo.¿Fueron falseadas las elecciones de Ohio (2004), donde perdió Kerry? Sí po-drían haber sido falseadas, y Curtis añadió que “si las exit polls difieren significativamente del resultado final, es probable que haya sido falseada”. Por esto es que no se dieron los resultados de las encuestas de salida en México ni se permitió que expertos independientes analizaran los códigos fuente del sistema del IFE, de los cuales se sospechaba desde principios de junio, el sábado 3, antes incluso de que fueran denunciados por López Obrador los negocios de Diego Hildebrando Zavala (el 6 de junio, en el
debateentre los candidatos) y de que se descubrieran sus vínculos con el software electoral oficial.
¿Se generalizará Atenco? Un peligro para México
Enrique Dussel*
Seis hechos prestan motivo para tener fundadas sospechas de que si
un candidato producido por el duopolio televisivo alcanzara la presidencia,
podríamos encontrarnos ante un hecho masivo que postergaría por decenios la
débil progresión democrática en México.
El primero de ellos constituye algo poco usual, ya que sin haber avanzado
ningún nombre para ocupar las secretarías que acompañarían a la gestión
presidencial, se dé a conocer un candidato militar como asesor externo para la
lucha contra la droga y la situación de violencia que se vive cotidianamente.
Llama la atención que el militar sea colombiano y que haya manchado sus manos
con sangre mexicana, ya que estuvo relacionado con la matanza en el norte de
Ecuador, donde murieron tres jóvenes mexicanos, y a la sobreviviente se le
persiguió intentando llevarla a tribunales. Es sabido que desde el trágico 9 de
abril de 1948, día en que fue asesinado Eliécer Gaitán, líder popular liberal
colombiano, comenzó sin interrupción hasta el presente la violencia que enfrentó
al ejército contra las organizaciones guerrilleras, contra la droga y contra el
crimen. Colombia aún no se repone. Elegir a un militar de esa nación significa
hacer un gesto hacia el Departamento de Estado y el Pentágono, y aprobar que
Colombia (¿y ahora México?) sea como un portavión donde 11 bases estadunidenses
apuntan a los gobiernos progresistas de Ecuador, Brasil y Venezuela.
En segundo lugar, uno se pregunta: qué se quiere significar con esa
referencia a un militar extranjero sino que habrá más mano dura, pero no sólo
contra las mafias de la droga (y habría que ver si no se proyecta negociar con
ellas), sino principalmente contra los movimientos sociales, como en Atenco. Y
hay que recordar que la referencia a esa represión de campesinos que se
opusieron al acto de fuerza de imponerles un aeropuerto sin su consentimiento,
lanzó en la Ibero todo el movimiento #YoSoy132, que bien pudo evitarse
de haberse aclarado que ese acto represivo fue un error político y de principio.
Pero no fue así. Se justificó la represión y se dieron débiles razones como
justificación de ese operativo violento. ¿Se generalizarán esas
acciones bajo las orientaciones colombianas?
En tercer lugar, se ha descubierto que en relación directa con el gobierno
del estado de México, según se hizo público en los noticiarios de Carmen
Aristegui y en otro medios, se organizaron y pagaron actos de espionaje contra
muchos actores políticos mexicanos, hasta contra oponentes posibles del mismo
partido al candidato producido por la televisión tales como Beatriz Paredes, que
en 2008 podía ser todavía una oponente a su candidatura del PRI a la
presidencia, o a Marcelo Ebrard que en ese entonces era, en otro partido,
también un posible oponente. Actos tales como espiar a otros políticos
antagonistas indican un estado de ilegalidad peligroso y un antecedente
antidemocrático claro.
En cuarto lugar, haber organizado y aceptado una presencia masiva en los
programas del duopolio televisivo, conociendo la brutal asimetría en la
formación de la opinión de grandes masas, significa no tener una cultura
democrática en donde se debe luchar para que la equidad entre candidatos sea
respetada. Buscar hacer propaganda política con pretexto de dar a conocer una
pretendida noticia diaria de algún acto de un político es violar la simetría
indicada y, al mismo tiempo, ocultar gastos de propaganda bajo el rubro de dar a
conocer a la población actos de gobierno para la información del ciudadano.
En quinto lugar, se manifiesta, una vez más, que la política es entendida
como espectáculo (al decir de G. Agamben) y como propaganda publicitaria
(inaugurada por un presidente cuya acción principal consistía en hacer
propaganda sin contenido, ya que tenía experiencia como empresario, cuando
cumplía la mera función de ser distribuidor de un producto inútil de una
trasnacional como Coca-Cola), que cuenta, por desgracia, con la fácil
complicidad del televidente que adormecido por la droga de la imagen televisiva
cree que es realidad lo que la pantalla electrónica le presenta. Es un uso
inmoral de una realidad ficticia, virtual, que permite obrar a la espalda de la
población ante la cual se presentan hechos imaginarios como reales. Claro que
llega el día en que el pueblo distingue entre la belleza, la alegría de la
chispa de la vidade la imagen televisiva y la dureza, fealdad y dolor de la pobreza real cotidiana. En ese día surge el estado de rebelión del que ha sido engañado.
En sexto lugar, todo esto configura una situación de extremo peligro para el
pueblo mexicano. El engaño de la imagen electrónica se transforma en un medio
antidemocrático y autoritario, violento, cuando no hay una verdadera libertad de
medios televisivos por medio de una competencia real, compartida, plural. El
pacto del monopolio televisivo con Iusacell es un gesto más de un posible
gobierno autoritario que contará igualmente con la complicidad del monopolio
anti-democrático en la comunicación.
El movimiento estudiantil #YoSoy132 ha puesto el dedo en la llaga cuando se
ha centrado en este último motivo de preocupación, que configura, como indicaba
al comienzo, una situación de sumo peligro ante un posible gobierno autoritario
y represor.
* Filósofo, del #YoSoy132-Académico
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