Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

viernes, 29 de junio de 2012

Candidatos y autoridades se pliegan a los hombres del dinero- ASTILLERO- Cambiar las circunstancias- Democracia en el límite de la credibilidad

Elecciones 2012
Candidatos y autoridades se pliegan a los hombres del dinero
Los ciudadanos aún no votan, pero el árbitro ya se vacunó
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Andrés Manuel López Obrador, candidato del Movimiento Progresista, saluda a Leonardo Valdés, presidente del Instituto Federal Electoral
Foto Marco Peláez
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Hace lo propio el abanderado del PRI, Enrique Peña Nieto. Atrás, la consejera Macarita Elizondo Gasperín y la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, durante la firma del pacto de civilidad política
Foto Marco Peláez
Arturo Cano
Periódico La Jornada
Viernes 29 de junio de 2012, p. 8
Aunque el Instituto Federal Electoral (IFE) rechina de limpio –así lo elogian los que llevan el mando esta tarde–, necesita del trapeador y del tono paternal de la cúpula empresarial del país. La firma de un pacto de civilidad reúne a los cuatro candidatos presidenciales, al Consejo General del propio IFE, a las cabezas de los partidos.
El anfitrión es el IFE. En el ceremonial se nombra a los candidatos, pero les cuesta llamar por sus nombres a los presidentes de los partidos. En cambio, los testigos de honor –dos dirigentes empresariales, dos líderes gremiales y una figura ciudadana– son anunciados con sus nombres y cargos. Y son los únicos que toman la palabra, además del consejero presidente del instituto, Leonardo Valdés.
Los mexicanos todavía no votamos, y el IFE ya está en el 2 de julio. Sea por protagonismo de su presidente o porque el pacto que hoy se firma vacuna (de rebote) a los consejeros: Ratificamos nuestra plena confianza en la solvencia profesional y moral del IFE y del Trife (Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación), dice el orador principal, Gerardo Gutiérrez Candiani, cabeza del Consejo Coordinador Empresarial, el mismo organismo que en 2006 lanzó una ruda campaña de televisión contra uno de los candidatos presentes.
El tono del líder empresarial quiere ser paternal. Enrique Peña Nieto entrelaza los dedos, Josefina Vázquez Mota cabecea y Andrés Manuel López Obrador hace un rombo con los pulgares e índices. Su jefe de prensa, César Yáñez, se guarda el breve discurso que pronunciaría el candidato.
El programa del acto, entregado unas horas antes a la prensa, incluía intervenciones de los candidatos: tres minutos cada uno. Pero a las cuatro con cinco minutos nos avisaron que siempre no, dice Luis Castro, presidente del Partido Nueva Alianza, aunque la dirección de prensa del IFE asegura que fueron los candidatos quienes decidieron no intervenir.
El equilibrio según Valdés
Uno de los problemas que tuvo Valdés fue cómo equilibrar, así fuera en apariencia, la firma del pacto exigido por la cúpula empresarial. Y qué mejor que un sindicato. Así, buscaron a la agrupación gremial más presentable, sin líder perpetuo, sin imagen corrupta. Y apareció el nombre de Fernando Perfecto, dirigente de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), conocido del consejero presidente, que el 19 de abril acudió a la sede de la organización –construida en unos terrenos regalados por José López Portillo– a dar una larga plática.
¿Consigue Valdés el equilibrio? Aunque han tenido reuniones de acercamiento, es difícil olvidar que el CCE –y sus filiales– financiaron la guerra sucia contra López Obrador en 2006. Sus espots tenebrosos contra el nuevamente candidato llamaban a votar por Felipe Calderón de peculiar manera: Apostarle a algo distinto es retroceder.
Hace unos meses, sin embargo, dijeron que el perredista ya no era un peligro para México.
El otro orador, el piloto Perfecto, ha encabezado más de una protesta por el caso Mexicana de Aviación y llamado abiertamente a no dar ningún voto al PAN. También, en el seno de la Unión Nacional de Trabajadores, ha encabezado el rechazo a la propuesta del telefonista Francisco Hernández Juárez de pronunciarse por un candidato.
O sea, un orador en nombre de una agrupación que lleva una indeleble marca antilopezobradorista y otro señaladamente antipanista. La equidad, el equilibrio del IFE valdesiano.
Aplausos de todos para todos
El primero en llegar es Peña Nieto. Saluda a los consejeros y se estaciona a platicar con algunos. Por casualidad, queda detrás, desde la perspectiva de los fotógrafos, del dirigente petista Herón Escobar, quien le da la espalda. Peña le da palmaditas, pero Escobar no voltea. No lo quería saludar; imagínate lo que me cobrarían esa foto.
Es el único que se resiste. Porque los cuatro candidatos se saludan con mucha cortesía. Entran, en ese orden, López Obrador, Gabriel Quadri y Vázquez Mota.
No sólo se saludan (López Obrador hasta les da palmaditas a los dos candidatos varones), sino que se aplauden unos a otros cuando son presentados. Algunos ¡bravo! salen de entre el público.
El personal de seguridad es rudo con la prensa pero solícito cuando un asistente se abre paso con un permiso, Consejo Mexicano de Hombres de Negocios.
Los presidentes de los partidos son enviados a segunda fila. En la primera quedan los candidatos, los consejeros, Gutiérrez Candiani y María Elena Morera, de Causa en Común. Fernando Perfecto es también orador, pero lo sientan en la segunda fila.
El presidente del CCE explica, demanda y rebautiza. Para el IFE, es un pacto de civilidad. Para el empresario, un compromiso de civilidad y respeto a la legalidad.
La autoridad electoral se pliega a los hombres del dinero. Lo mismo hacen los candidatos a la Presidencia, aunque cada uno por cálculos distintos.
Marca paso el empresariado. El pacto se firma para que los procesos electorales concluyan en un clima de paz, seguridad, orden, certidumbre y vigencia de las instituciones.
Magnánimos, los empresarios no cancelan el derecho a la defensa: No se pide renunciar a ningún derecho o instancia de ley. La exigencia es no apartarse de lo que ésta establece.
Las múltiples interpretaciones
¿Es el IFE el responsable de interpretar la legislación? ¿Es el Trife el encargado de resolver las controversias en última instancia? Es de suponerse. Pero el consejero presidente del IFE da lectura al pacto y lo declara conveniente por esta razón: Para que las múltiples interpretaciones sobre las contiendas electorales propias del pluralismo y de una sociedad abierta no interfieran en la legitimidad democrática.
Aunque a ras de tierra partidos y candidatos se están dando con todo (acusaciones de financiamiento ilegal, Monexgate, de uso de programas públicos), los candidatos firman un pacto que, entre otras cosas, expresa nuestro más enérgico rechazo al uso de recursos públicos y programas sociales para coaccionar el voto, o cualquier otra práctica que intente vulnerar el derecho de los mexicanos a votar de manera libre y en paz.
 Borrón y cuenta nueva-Rocha
Astillero
Reivindicar el fraude
Empresarios purificados
Calderón, ¡a la PGR!
Calderón, ¡a la PGR! ¿Feliz fin de fiesta?
Julio Hernández López
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AFÁN EDUCATIVO. Cientos de integrantes del SNTE acudieron a la presentación del documental Afán educativo, respuesta a las críticas en contra de la labor de los maestros, que se realizó en Culiacán, Sinaloa. Al finalizar la función, Elba Esther Gordillo, líder vitalacia del sindicato, destacó el trabajo de los profesores y llamó a fortalecer las propuestas en materia de educaciónFoto Rashide Frías/ cuartoscuro.com
 
 
El Instituto Federal Electoral tuvo a bien desempolvar recuerdos del fraude 2006 mediante una ceremonia efectista y ociosa de presunta reconfirmación de civilidad a la que hizo concurrir como firmantes a los cuatro candidatos presidenciales (aunque la dedicatoria de ese volátil compromiso pareciera dirigirse abiertamente a uno de ellos).
 
Villano jurídicamente señalado seis años atrás, el sector empresarial se constituyó ahora, con el beneplácito del consejero presidente del IFE, en promotor y supuesto garante de la legalidad que en 2006 rompió para agredir mediáticamente al candidato perredista pero que ahora consideró imprescindible ensalzar y defender. De los mensajes televisivos envenenados de entonces, y las pretensiones de que los subordinados laborales sufragaran conforme a los designios de los patrones electoralmente tutelares, a la solemne proclamación de la República de las Leyes Impecables y las Instituciones Similares.

Y ¡ay de aquel que ayer se hubiera atrevido a poner en tela de jucio las súbitas intenciones nobles del Consejo Coordinador Empresarial y su espectáculo expiatorio de las firmas recabadas! Leña mediática verde se hubiera juntado de inmediato para quemar en estos días de reflexión silenciadora al candidato hereje que hubiera mencionado los múltiples indicios de fraude electoral por venir. Un toque más de humor grotesco provino de la inclusión del sindicato de pilotos como otro testigo de honor del intento de convalidación mediante chantaje del proceso electoral desde ahora tan en entredicho: diarias violaciones a la ley en el proceso de Mexicana de Aviación, que constituye una de las vergüenzas del régimen calderonista, y el IFE cree prudente lucir a un sindicato de trabajadores que en parte ha sufrido de la represión y las trampas del sexenio espurio.

Delatora urgencia previa de convalidación de un proceso en sabido peligro. Si hubiera parque no estaría usted aquí, es la frase que se atribuye al general Pedro María Anaya en respuesta a la exigencia que en 1847 le hacía un militar estadunidense, en el convento de Churubusco, para que entregara las municiones sobrantes luego del asalto invasor. Si la legalidad no estuviera lesionada desde ahora no habría necesidad de que ustedes estuvieran aquí, pudo haber parafraseado el administrador del engaño electoral, Leonardo Valdés Zurita. Pero todos firmaron. Andrés Manuel López Obrador, el destinatario real de todo el montaje, ha dicho una y otra vez que no cree que se pueda dar un fraude electoral, y asegura que Morena tendrá suficientes y eficaces representantes en todas las casillas. Así que también firmó, sin objeciones ni protestas, aunque de inmediato acusado, por los medios bajo alineamiento, de asumir falsas posturas pacifistas.

Ni siquiera en 2006 había tantas evidencias firmes de preparación de un golpe electoral. Hoy, el aparato del peñanietismo está abiertamente dedicado a la compra de votos, con un ejército de operadores expertos listo para entrar en acción la mañana de este domingo. Así que al ex gobernador del estado de México no sólo no le costó ningún trabajo estampar su firma en el mencionado pacto de civilidad: en realidad, esa elaboración documental pretende inhibir desde ahora el ejercicio cívico de la protesta, en una suerte de temprano cheque de confianza en blanco, a sabiendas de las trapacerías que se están haciendo en el banco de la esperanza electoral.

Josefina Vázquez flota políticamente. Candidata nini: ni tiene posibilidades de ganar ni tiene condiciones para protestar. Su última jugada u ocurrencia tiene tintes tragicómicos de múltiples interpretaciones posibles: ha dicho que, de ganar, llevaría a Felipe Calderón a la Procuraduría General de la República. Pero no como acusado, tal cual muchos ciudadanos desearían, para someterlo a juicio por las decenas de miles de muertes causadas por sus decisiones políticas irresponsables. Lo llevaría para que se ocupara de esa oficina y desde allí continuara con sus obsesiones de diván relacionadas con la muerte y la guerra. ¿Broma siniestra de última hora para pitorrearse del jefe pinolero que nunca la apoyó de verdad y que acabó intercambiándola con Enrique Peña Nieto por impunidad para las familias imperiales de este sexenio? ¿Forma disfrazada de declinación a favor de AMLO al lesionarse ella misma de esa manera irreversible al envolverse en el manto sangriento del calderonismo repulsivo? Los enigmas de la sonrisa Comex que se va despintando.

Y así se llega al final de fiesta. Saludos de mano entre candidatos (AMLO y EPN, los significativos) y besito de Chepina a Quique. Monederos electrónicos Monex listos para dar sustento a las operaciones de fraude electoral que esta vez serán extracasillas, de tal manera que los ciudadanos queden muy convencidos de que voto por voto contado el desenlace es el previamente construido en cuevas de mapaches de donde saldrán boletas marcadas por el PRI para ser depositadas mediante el truco de La Ruleta. Tarjetas de beneficios económicos condicionados al triunfo del candidato priísta, en este caso a través de Soriana en el estado de México. Robo de boletas, cuchillo en mano, contra anónimo capacitador del IFE, en ese Veracruz de incesante oleaje sospechoso de trapacerías gubernamentales para favorecer a Peña Nieto: con esa pérdida violenta de unas mil 200 papeletas (bit.ly/LFQLRD) se justifica el echar a andar nuevamente la maquinaria de los Talleres Gráficos de la México, donde antes imprimieron por error decenas de miles de documentos de más. Agresiones de priístas contra ciudadanos y, en especial, contra jóvenes, en abierta labor de intimidación, como pudo verse en Guadalajara, donde priístas abiertamente hostigaron y agredieron a jóvenes de Morena, según denunció el dirigente Francisco Félix (foto: bit.ly/MCDw15 y video: bit.ly/MYNrLt). Ah, y los lapicitos mágicos del IFE tan precavido.

Y, mientras llega la hora de las urnas (cualquier novedad o imprevisto que sea de importancia tendrá un comentario exprés en astillero.tv), ¡feliz fin de semana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Cambiar las circunstancias
Gabriela Rodríguez
 
La situación de México es demasiado grave como para pensar en frivolidades: hoy hasta los partidos y los candidatos parecen secundarios. Hay transformaciones que son urgentes, frente a las cuales es crucial el papel de la ciudadanía.
 
Cambiar a México no es una meta a corto plazo, todo lo contrario. Todos sabemos que los grandes cambios no se hacen de la noche a la mañana ni con unos cuantos. Se requieren años de esfuerzo y la amplia participación de toda la gente: de las organizaciones y redes sociales, de las mujeres, de los jóvenes, de los trabajadores y de los desempleados, de las y los jefes de familia, de las personas de la tercera edad, periodistas y activistas; de quienes gozan de mejores posiciones, profesionales, universitarios e investigadores, emprendedores y empresarios, de gerentes y directivos, tomadores de decisión. Pero también necesitamos de los militantes de partidos, de los políticos y de los funcionarios de gobierno, de los que siendo honrados están ahí, para que nos ayuden a limpiar la clase política y mejorar a México. ¡Nos urge sustituir a muchos políticos actuales! Se han infiltrado demasiadas mujeres y hombres deshonestos, oportunistas, corruptos, voraces, no sólo en las gubernaturas de los estados, también en el Congreso, en las presidencias municipales, en las secretarías, en los más altos niveles, en la Presidencia. Hay mucho trabajo que hacer, y tenemos que entrarle todos desde donde estemos.

Lo único que podemos cambiar en el corto plazo son las circunstancias, y eso a veces, como ahora que atravesamos un proceso electoral. En la medida que este proceso sea verdaderamente democrático, transparente y limpio podríamos mejorar algunas circunstancias. Las actuales elecciones son una gran oportunidad para disminuir la concentración del poder en una clase política que más bien parece casta. El próximo domingo podríamos quitar a gobernantes y candidatos que no son más que súbditos de unos cuantos multimillonarios, de quienes se han adueñado del dinero y de los medios de comunicación, herederos de fortunas y beneficiarios de las trasnacionales los más decentes, otros que a costa de privatizar y transar con bienes de la nación pasaron a la lista de Forbes en un sexenio. Políticos corruptos y narcos también forman parte de la casta de los acaudalados de México. Son ellos los que no quieren soltar el poder.

Para mi gusto, el movimiento social que cimbró la importancia de esta elección fue el de los jóvenes universitarios. Es un orgullo contar con una juventud con la capacidad crítica de los #YoSoy132. Ellos nos llevaron a orientar la mirada en los medios, en el poder de manipulación y control que ejercen sobre el pensamiento y las conciencias. “Apaga la tele, enciende el cerebro”, decía alguna de sus inteligentes pancartas. Al asumirse como sujetos políticos participan y se organizan para cambiar la historia: Somos el quinto poder. Ciudadanos que valoran las elecciones como una oportunidad de cambio; Alto al gobierno impuesto; La tv embrutece a la gente, queremos elecciones justas, dignas, que esta vez no exista el fraude. No llaman al voto nulo sino al voto informado y razonado. Han descubierto que los dueños de las televisoras tienen candidato y quieren imponerse a cualquier precio. No vendas tu voto, que no te callen, que no te engañen, participa; Los ojos del mundo están sobre estas elecciones, ¡vigila!, ¡watch!. Palabra tan internacional como el Twitter, su potente medio alternativo de comunicación.
Se trata de la elite universitaria, del 20 por ciento de la juventud, de quienes han tenido la oportunidad de estudiar, de quienes viajan por el mundo y leen los periódicos. Son parte de la elite intelectual. La parte crítica y comprometida que no está en Televisa ni en los periódicos de la derecha, la que está interesada por terminar con las desigualdades y con la pobreza de México. Son de izquierda: Gritamos por la pobreza extrema, por el gobierno represor, por los 60 mil muertos, por el acceso a un trabajo digno.

El 50 por ciento de las y los mexicanos no estudian más allá de la secundaria, no leen los periódicos y su fuente de información es la televisión. Son quienes tienen más confianza en los locutores de la televisión y en los curas que en los periodistas y los investigadores. Me decía una señora del mercado: Dice el padre que si votas por la izquierda habrá muchos muertos en el país. Esta es la mitad de la población mexicana que podría vender su voto por una despensa, por una tarjeta de teléfono, por 500 o mil pesos.

Cambiar esta situación nos llevará muchos años y exige trabajar con todas las fuerzas de la izquierda que han demostrado compromiso con la lucha contra las desigualdades sociales. Habrá que trabajar además con quienes se identifican en otras posiciones pero están interesados en mejorar las condiciones. ¡Vayamos a votar!
El procurador de Josefina-Helguera
Democracia en el límite de la credibilidad
Ayer, en la sede del Instituto Federal Electoral, los cuatro aspirantes a la Presidencia de la República suscribieron un pacto de civilidad convocado por el consejero presidente de ese órgano, Leonardo Valdés Zurita, en el que se comprometieron a aceptar el resultado de la elección federal del domingo próximo, sea cual sea; a renunciar, durante la jornada comicial, a toda forma de violencia y de coacción del voto, y a acatar los fallos de las autoridades correspondientes.
 
A contrapelo de los compromisos incluidos en ese documento, la suscripción del mismo ocurre con el telón de fondo de la proliferación de prácticas ilícitas y antidemocráticas: en los pasados tres meses la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales ha llevado a cabo más de 300 consignaciones por diversos ilícitos, y en las oficinas de esa dependencia se acumulan, hasta ahora, más de medio millar de quejas y averiguaciones previas en torno a posibles violaciones a las normativas vigentes en la materia. El propio IFE investiga unas 17 quejas por presuntas operaciones financieras irregulares, a las que habría que añadir la denuncia, formulada ayer por representantes de la campaña de Andrés Manuel López Obrador, por el supuesto reparto de cientos de miles de tarjetas de débito de tiendas de autoservicio para comprar el voto en favor de Enrique Peña Nieto. En las redes sociales proliferan fotos y videos que documentan la comisión de irregularidades graves, desde la manipulación de paquetería electoral hasta maniobras de compra o coacción del voto.

A estos hechos, indicativos de la suciedad que afecta al proceso electoral en curso, deben sumarse los flagrantes derroches en propaganda –que presumiblemente excedieron los topes de campaña de 330 millones de pesos– no investigados ni sancionados hasta ahora, así como la repetición de las campañas de desprestigio, descalificación y hasta difamación de los adversarios, las cuales quedaron prohibidas por la reforma electoral de 2007.

En tal circunstancia, el pacto de civilidad que se firmó ayer en el IFE corre el riesgo de quedar en un mero acto de simulación, bajo el cual prosiga la realización de acciones ilícitas de inducción o compra del voto, manoseos ilegales del material electoral y operativos de sufragio corporativo, prohibidos por la ley, como el que lleva a cabo la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en favor de Peña Nieto, documentado en estas páginas hace unos días.
Para que la elección del próximo domingo sea en efecto legal y pulcra, no bastan las promesas de los participantes; se requiere, en cambio, de voluntad política real de las fuerzas contendientes y de los poderes fácticos –especialmente los mediáticos y empresariales– para ceñirse estrictamente a las disposiciones legales y para permitir la libre emisión de la voluntad ciudadana en las urnas.

Es también necesario que las instituciones electorales se comporten como no pudieron o no quisieron hacerlo en los desaseados comicios de 2006, es decir, como árbitros y jueces electorales coherentes, firmes e imparciales, más allá de toda duda.

En este sentido, resulta lamentable la reunión sostenida el pasado miércoles entre el titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón Hinojosa, y el propio Valdés Zurita: aunque fue formalmente anunciada como un acto protocolario para garantizar la certeza y la seguridad en la jornada comicial, en la circunstancia actual un encuentro semejante –innecesario e improcedente, por cuanto el IFE es una institución autónoma, con facultad y obligación de operar en forma plenamente independiente– alimenta los rumores y susceptibilidades en torno a tratos inconfesables entre los participantes o injerencias indebidas del poder presidencial en los comicios. Está fresco aún el recuerdo del ilegítimo sometimiento que protagonizó el antecesor de Zurita, Luis Carlos Ugalde, ante el entonces presidente Vicente Fox en las turbias elecciones de hace seis años.

Si partidos e instituciones electorales no corrigen su desempeño estarán condenando al país a un nuevo conflicto poselectoral de consecuencias impredecibles y, en el menos peor de los casos, a la conformación de un segundo gobierno carente de legitimidad, como el que está a punto de concluir.

En suma, a unas cuantas horas de la realización de los comicios, el conjunto de los involucrados debe comprender que en el actual proceso están operando en los límites de credibilidad de los procesos democráticos. De persistir en las prácticas tradicionales de distorsión de la voluntad popular y opacidad, terminarán por agotar tal credibilidad y harán, con ello, un gravísimo daño al desarrollo político del país, a la ciudadanía, a la institucionalidad republicana y a sí mismos.

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