Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 23 de agosto de 2012

Demonios en las calles

Demonios en las calles
Demonios en las  calles
 
A mas de 45 días de ocurridas las elecciones, el ambiente en México no cambió en lo mas mínimo, ciertos tonos y matices si lo hicieron, pero en esencia sigue el mismo descontento de una imposición anunciada, la misma amargura que es difícil de digerir y por su puesto, la misma realidad tirana que, parece ser, jamás se transformara.
Pero que, ¿en verdad pretendíamos cambiar a un país con estos demonios tan arraigados a nuestros seres? ¿acaso olvidamos que, históricamente, así es nuestro país? ¿O de plano pensamos que vivíamos otra época?
Pues si lo quisimos hacer, porque éramos muchos los que creíamos en que era posible “exorcizar” a estos demonios… al de la corrupción, el nepotismo, el de la estafa, del engaño, del fraude, el de la muerte, etc. Y no, no olvidamos nuestra historia, que es marcada por traiciones, por fraudes antiguos y recientes, por la ya famosa corrupción, que es el “pan de cada día”. No lo olvidamos. Todo esto lo sabíamos y no, no nos creíamos en otra época, sabíamos que estábamos en ella.
Intentamos ir contra los demonios reforzados por la situación, por la permisibilidad de esta sociedad y ayudados por un imperio que los alienta aun mas…pero no tomamos en cuenta que no éramos todos los que sentíamos esto, olvidamos las situaciones demográficas y económicas del país… descuidamos tantas y tantas variables, y aun peor, algunas las olvidamos.
Dejamos de lado la pobreza y la ignorancia, que administrados bien, seguirán siendo la mejor arma de estos demonios.
En la pobreza existe la dignidad, pero con el demonio que ofrecía saciar el hambre (aunque fuera por unos días), a cambio de la dignidad y este fue un precio que bien valía la pena pagar. Y el de la ignorancia, que con frases que ocultaba la mentira logro convencer que era la “verdad”…
Nos quedamos a nada de lograr sacar a los demonios nacionales y tal vez, de nosotros mismos. Pero estos siguen rondando cada calle, cada cuadra, cada espacio de este, aun, maravilloso país.
Y no perdemos la esperanza, de un día lograr liberarnos de estos o por lo menos, de minimizar su fuerza e impacto social. Sera una tarea titánica y difícil de consumar, pero repito… un día lo lograremos, porque la tenacidad y audacia que tiene este país es extraordinariamente admirable. Tal vez en esta ocasión no lo vimos, o no en las dimensiones que lo queríamos.
Solo queda recordar que un pueblo cansado por el yugo del gobierno y hambriento al extremo, es capaz de todo. Aprenderemos de nuestros errores del pasado y sentaremos las bases, para que, en la próxima transformación nacional, evitemos que estos demonios regresen y se queden para siempre, en la lejanía de nuestra sociedad…de nuestras calles.
Guillermo Chavez Rivera - Opinión EMET

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