Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 29 de agosto de 2012

Exonera a Peña Nieto de acusación por publicidad encubierta- ASTILLERO-El fin de la República

Exonera a Peña Nieto de acusación por publicidad encubierta
Rechazan magistrados todas las quejas de la izquierda
Avalan el trabajo del IFE sobre la publicación de encuestas
Alonso Urrutia y Fabiola Martínez
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de agosto de 2012, p. 12
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) finiquitó prácticamente todas las quejas relacionadas con la elección presidencial y rechazó todos los agravios que argumentaron el Movimiento Progresista y el PAN. Sin debate, los magistrados ratificaron la exoneración que hizo el Instituto Federal Electoral (IFE) ante las acusaciones de propaganda encubierta del candidato priísta, Enrique Peña Nieto, en Televisa y otros medios de comunicación.
También sin debate rechazaron el recurso del PAN contra la decisión del IFE que consideró infundada su queja por la colocación de espectaculares de Peña Nieto en lugares prohibidos. Los magistrados endilgaron al PAN el no haber acreditado las pruebas suficientes para exigir al instituto que investigara en forma más exhaustiva su queja.
En otro orden, el TEPJF rechazó los últimos recursos relacionados con el Congreso, al considerar infundados los siete que fueron presentados en relación con la asignación de diputaciones plurinominales. Con ello, el tribunal ratificó en sus términos la conformación del Congreso en ambas cámaras, allanando el camino legal para su instalación en los próximos días.
Durante la sesión de este martes, prácticamente los magistrados no admitieron ningún recurso, con excepción de uno promovido por el PRI relacionado con Ricardo Monreal, coordinador de campaña de Andrés Manuel López Obrador, al revocar la decisión del IFE que había considerado infundado el recurso priísta contra el zacatecano.
Sólo en este caso le dieron la razón al quejoso –el PRI– y ordenaron al IFE que investigue con exhaustividad las acusaciones que vertiera Monreal contra el PRI y su coordinador de campaña presidencial, Luis Videgaray, sobre la utilización de recursos públicos para contratar asesores extranjeros.
Los magistrados María del Carmen Alanís, Constancio Carrasco, Flavio Galván y Pedro Esteban Penagos salieron en defensa del PRI al considerar que las conductas que se reprochan sí tienen que ver con trasgresión directa del orden constitucional y legal en la materia, resumió Carrasco.
Alanís precisó que se ordena al IFE realizar la investigación de lo denunciado. Penagos sostuvo que no se pronunciaban sobre el fondo del asunto –la calumnia y difamación– sino que sólo pedían al IFE investigar con exhaustividad.
En contraste, ninguna de las quejas presentadas contra Peña Nieto fue motivo de discusión. Todas se consideraron infundadas.
En el caso de la queja presentada contra la presunta propaganda encubierta de Peña Nieto en Televisa y otros medios –como Radio Fórmula– se consideraron infundados todos los agravios.
Resultan infundados los argumentos a través de los cuales se aduce una aportación parcial de información por parte de Televisa, respecto de los contratos anuales con empresas publicitarias. Tales argumentos se basan en contratos que ya fueron materia de pronunciamiento por parte de este tribunal en el recurso de apelación 24 de 2011. Y, por otra, sólo acreditan que el gobierno del estado de México realizó contrataciones de promocionales vinculados al informe de gobierno de Enrique Peña Nieto.
Lo único que concede la resolución de los magistrados del TEPJF fue en el caso de la entrevista de Maxine Woodside al candidato denunciado, pero en la cual sólo podría evidenciar que sobrepasó los límites del ejercicio periodístico, mas no la existencia de una conducta de publicidad encubierta.
EL TEPJF también resolvió el recurso de un ciudadano contra la manipulación de las encuestas en la elección presidencial, lo que motivó que los magistrados defendieran el papel del IFE en la vigilancia de las encuestas.
Sin aludir a que entre las denunciadas, como GEA-ISA, tuvieron diferencias de casi 6 millones de votos respecto del resultado de la elección, González Oropeza dijo que las encuestas fueron debidamente cuidadas por el IFE.
 Encubrimiento-Rocha
 
Astillero
Lista la sentencia
Felipe, ¿en San Lázaro?
Las manos de Murillo
Desactivar a AMLO
Julio Hernández López
Foto
RECLAMOS EN LA ÚLTIMA SESIÓN DE LA PERMANENTE. José González Morfín (PAN) y Manlio Fabio Beltrones (PRI), durante la sesión de clausura de la Comisión Permanente, la cual se efectuó entre reclamos del PAN por las reformas estructurales que quedaron pendientes y la exigencia de los perredistas de que la autoridad electoral atienda las demandas sobre las irregularidades en la campaña del priísta Enrique Peña Nieto
Foto Cristina Rodríguez
 
Los nuevos aliados tentativos creen posible ofrecer al respetable público la apariencia de un pulcro ciclo político que signifique el cierre venturoso de la etapa calderonista y el inicio promisorio del peñanietismo gobernante.
 
Por una parte, Felipe Calderón considera viable alcanzar su viejo sueño de presentarse ante la Cámara de Diputados a rendir un informe de gobierno luego de un sexenio de proscripción. Las condiciones serían propicias, estiman los negociadores del partido de blanco y azul, pues el PRI tiene amplios motivos de agradecimiento hacia la catástrofe felipista que abrió paso al de tres colores y a las bancadas de presunta izquierda les urge dar testimonio público de que son bien portadas y no volverán a las estridencias ni los forcejeos en los escenarios legislativos. Felipe, vuelve, todos (ellos) te perdonan...

A su vez, Enrique Peña Nieto no se esfuerza siquiera en trazar pistas falsas. Al contrario, se complace en darle visibilidad al tipo de político que prefiere y privilegia. De su voluntad ya imperiosa ha surgido la propuesta de que, a cambio de la cesión a Calderón para que Ernesto Cordero presida la mesa directiva de la Cámara de Senadores, en la de Diputados el conductor designado sea un priísta de vieja cepa pero, sobre todo, de fama desaseada y marrullera, el ex gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, compendio andante de las peores artes del peor priísmo. Esas manos ha elegido EPN para de ellas recibir la banda presidencial.

El acelerado rediseño bipartidista ilusorio (con toques y detalles de otras firmas concurrentes menores, la principal de ellas la del sol azteca realineado, pero también el Panal y el Verde agiotistas) tiene como punto de referencia la presunción de que el panorama político vivido sobre todo durante el sexenio calderonista está por agotarse para dar paso a un nuevo planteamiento general, con aspiraciones de perdurabilidad durante décadas. Creen los panistas y los priístas que están por exterminar políticamente a Andrés Manuel López Obrador y que en los tiempos por venir ya no contarán con su presencia más que en términos testimoniales, casi una gira de despedida.

Para empezar, los magistrados pertenecientes al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación han recibido ya el proyecto de sentencia sobre la demanda izquierdista de invalidación de los comicios presidenciales. A la hora de teclear las presentes líneas nada se sabía oficialmente sobre el sentido específico de esa propuesta, pero nadie en su sano juicio político apostaría a que esos jueces de lo electoral tengan en cartera (es decir, en su lista de asuntos pendientes, no vaya a pensarse que se habla aquí del objeto rectangular en el que suelen portarse billetes o tarjetas) algo distinto a lo ampliamente sabido incluso antes de que se iniciara en forma el proceso electoral: el ganador es, debe ser, Enrique Peña Nieto. Punto.

Para remachar esa imposición tan anunciada se ha añadido al menú de las descalificaciones a López Obrador la versión, publicada en El Universal, de que gobiernos de izquierda, sobre todo el del Distrito Federal, nutrieron con fondos públicos a las asociaciones civiles que a su vez financiaron las actividades políticas del tabasqueño durante los años en que cruzó el desierto creado por el felipismo y sus aliados, sobre todo los televisivos. Contratos ventajosos y triangulaciones básicas habrían descubierto los investigadores priístas, quienes durante semanas se dedicaron a estudiar las actas constitutivas y las relaciones patrimoniales de esas asociaciones, así como el perfil de sus principales directivos.
 
A través de César Yáñez, quien firma los comunicados que expresan el sentir de su jefe, AMLO ha negado toda implicación en las redes denunciadas e incluso tacha al diario que publicó esas indagaciones de ser un periódico del régimen, que le está haciendo el trabajo sucio a Peña y al PRI. Marcelo Ebrard estimó, al igual que la carta de AMLO-Yáñez, que la difusión de esas presuntas irregularidades está inscrita en los tiempos políticos y pensada para distraer respecto al tema central que es la inminente declaratoria de validez de la elección presidencial.

Desgastar la base de credibilidad de AMLO, y confundir y dividir al movimiento de oposición al peñanietismo que previsiblemente encabezará, es una parte del esquema de amenazantes desajustes que se están viviendo en vísperas de esa decisión central convalidatoria, a cargo del TEPJF, y de la presunta inauguración de una temporada de amorosas coincidencias políticas entre peñanietismo y calderonismo.

Así, entre la violencia desatada y la incertidumbre social refulgen los muy buscados acercamientos físicos recientes del inquilino en vías de desocupar Los Pinos, Felipe Calderón, y el comisionado de Estados Unidos para manejar una buena parte de los asuntos mexicanos, Anthony Wayne. Ambos se mostraron el pasado lunes en un acto de la firma 3M y ayer estuvieron juntos en un foro sobre seguridad realizado en el Museo Nacional de Antropología e Historia.

La intención política de esas imágenes Calderón-Wayne es inocultable: aparentar que hay unidad y concordancia luego del aún confuso y enredado episodio en el que la semana pasada sufrieron heridas dos estadunidenses que ahora se sabe son agentes de la CIA y que presuntamente iban de visita a instalaciones de la Marina, aunque en el trayecto fueron atacados a tiros por policías federales por confusión, según un primer intento oficial de darle sentido a tan aberrante suceso, o en una emboscada, según la posición estadunidense original.

Los entusiastas propósitos de rediseñar escenarios políticos a partir de un bipartidismo reinante y de hacer a un lado a AMLO y al segmento social que comparte la urgencia de luchar por cambios profundos se topan con la terca realidad de los intereses mafiosos que no pueden ni ocultar sus manos y de los conflictos gerenciales respecto al macabro negocio trasnacional de las drogas. ¡Hasta mañana!
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El fin de la República
Alejandro Nadal
México vive uno de los momentos más peligrosos de su historia. La destrucción de la república avanza y todo parece anunciar que en poco tiempo el deterioro será irreversible. Las causas profundas de esta devastación son múltiples. Pero quizás pueden agruparse en tres grandes categorías, íntimamente entrelazadas.
 
En la primera encontramos los factores que moldearon la economía mexicana en los últimos cuatro decenios. Si bien es cierto que el modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) enfrentaba problemas desde los años 70, la crisis mundial que estalla en los años 80 fue la fuerza principal que destruyó esa estrategia de desarrollo. La experiencia de otros países demuestra que una política industrial y de ciencia y tecnología adecuada hubiera sido capaz de solucionar las contradicciones internas. En lugar de ello, el gobierno (sexenio de López Portillo) escogió ampliar la plataforma de exportación de petróleo sin aprovechar la oportunidad que esto representaba para desarrollar la industria de bienes de capital nacional. Se perdió la gran oportunidad para profundizar el proceso de industrialización.

En 1981 el entorno económico mundial se vuelve hostil: Estados Unidos decide aplicar un brutal aumento en las tasas de interés para frenar su inflación, lo que conduce a una recesión mundial y una caída fuerte en los precios de materias primas. El gobierno mexicano se había endeudado con su proyecto exportador de crudo y la coyuntura le hizo pedazos. La deuda se hizo impagable y la moratoria impostergable. Desde entonces, nuestro país no se recupera.

En los años 80 se abandona la idea del Estado como orientador de la estrategia de desarrollo. Se dice que el mercado es la mejor y más eficiente guía para la economía. Desde ese momento, el desarrollo económico deja de ser asunto de la república y se transforma en juego para las elites, nacionales y extranjeras. El premio en ese juego es la concentración de poder y riqueza. A los problemas estructurales del capitalismo (inestabilidad de la función de inversión, crisis en tasa de ganancia, etcétera), se agregan en el caso mexicano la ceguera y la corrupción.

El resultado es una economía disfuncional, distorsionada e incapaz de generar empleos y de mantener equilibrios sustentables en los agregados macroeconómicos. La concentración de poder económico y riqueza alcanza niveles extraordinarios. Dos terceras partes de la población perciben un salario miserable están en la línea de pobreza y tienen que recurrir a desesperadas estrategias de supervivencia.
 
En la segunda categoría de factores que contribuyen a la destrucción de la república se encuentra el papel de la clase política y las elites dominantes. En términos generales, estos grupos tienen una lógica de súper corto plazo en la que el enriquecimiento ilimitado (y si se puede, instantáneo) es el principio rector. Una señal inequívoca de decadencia: para muchos en esta casta la ignorancia de la historia y de lo que hoy sucede en el mundo es emblema de orgullo.

También en muchos de estos encumbrados personajes domina un desprecio por las clases trabajadoras, una herencia de racismo y discriminación de clase. ¿Qué si hay desempleo, miseria y desigualdad? ¡Qué importa! Las elites han transformado a la república y sus instituciones en aparato de dominación. La violencia derivada de la supuesta guerra contra el narco es el aspecto más visible de lo anterior.

El poder legislativo es un espacio de componendas y negociaciones turbias. Las directrices principales para la vida de la república no se definen en su seno. El poder judicial es un ecosistema plagado de corrupción. El Estado mexicano ha dejado de ofrecer un espacio para dirimir controversias sociales.

En la tercera categoría encontramos el desencanto popular. Es una sensación basada en la realidad política: los gobiernos que se suceden en esta maltrecha república carecen de legitimidad. La astucia para engañar y robar que despliegan las elites no pasa desapercibida en la nación. El escepticismo puede ser un componente saludable en la vida política, pero cuando es la respuesta popular a décadas de engaño, pillaje y cinismo de las elites y la clase política, se convierte en uno de los elementos más corrosivos en el tejido social.

La historia de Roma se pierde entre mitos y leyendas al desarrollarse la monarquía etrusca. Lo cierto es que al caer la dinastía de los reyes tarquinos se estableció una república que duraría 250 años. Bajo este régimen Roma hizo grandes aportaciones, entre otras, los fundamentos del derecho romano. Durante muchos años el mandato de la ley (lex) caminó de la mano de los dictados de la justicia (ius). Pero al final, el gobierno de la cosa pública (res publica) se destruyó por las crisis económicas, la plaga de los ejércitos privados y la corrupción de sus funcionarios. Suena familiar, ¿verdad? Así se produjo la transición. Los logros de la incipiente lucha por la democracia se perdieron en las tinieblas del imperio y la dictadura.

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