Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

viernes, 30 de noviembre de 2012

ASTILLERO- Adiós al ejido- Corte de caja y nuevo pacto social

Astillero
Ofertas por inauguración
Pacto pasmado
Zambrano estelar
Secretarías atoradas
Julio Hernández López
Foto
El presidente Felipe Calderón se lanza por la tirolesa durante la inauguración del Bioparque Urbano San AntonioFoto Notimex
E
 
El peñanietismo tuvo que improvisar ayer una sesión de aire y saliva para aparentar que sigue adelante la apuesta de pacto unitario con la que pretendía llegar al sábado del despegue. Sin nada en las manos, enmudecidos significativamente ante los reporteros a los que citaron sólo para efectos testimoniales, y enmarcados en los tres colores del priísmo y la conducción a cargo de los vicepresidentes virtuales, los voluntariosos de la versión política de Bailemos por México pretendieron darle a Enrique Peña Nieto cierto material de utilería para que el Primer Teleprompter del País (PTP) sea enriquecido con frases optimistas respecto a una supuesta versión atlacomulquense del Pacto de la Moncloa (ca... dicen algunos, como en Pregunta, ca..., aunque bien a bien este tecleador mal drenado no alcanza a entender la relación entre Moncloa y ca...).
 
Un pacto que significaría la máxima intención reformista global del peñanietismo y que con esas zanahorias de cambios daría soporte a un proyecto de rediseño político que duraría el sexenio, con papeles garantizados desde el poder pinolero para los aliados que hubieran aprovechado las ofertas por inauguración de tienda. Clientela distinguida y conocedora del valor de la compraventa política oportuna: por el PAN, plenamente decidido a practicar el neodieguismo de los tiempos salinistas que están de vuelta, Santiago Creel, Juan Francisco Molinar HorcABCitas y Gustavo Madero; por el PRD, los Chuchos que sólo con esta venta de garaje podrían aspirar a sobrevivir a migraciones morenas: Zambrano, Ortega (invitado a otras sesiones) y Carlos Navarrete; por el PRI, el protocolario Pedro Joaquín Coldwell.
 
Y los vicepresidentes. Luis Videgaray más suelto y Miguel Ángel Osorio Chong más inseguro, pero ambos someros, sin fuerza política, recitando algunas parrafadas fluctuantes entre la frialdad burocrática llena de lugares comunes y una especie de solemnidad forzada, de recurrencia desesperada a conceptos de patriotismo indemostrable, de amores (perros) por México, de fantasmales móviles profundos que alguna vez la Historia consignará en letras de oro (si oro quedare).
 
Pero no hay materia para regatear el hecho de que la izquierda dócil ha ganado un primerísimo lugar en el escenario peñista. El revoloteo vacuo de ayer tuvo como personaje estelar al Chucho en turno, Jesús Zambrano. Lo demás fue lo de menos: el PRI puso la idea pactista y la fue implantando a lo largo de pláticas discretas que detonaron en días pasados con una súbita vocación tripartidista por la unidad y la planeación política de largo plazo. El PAN, en la extrema derrota, se rige por el principio pragmático de agarrar lo que le pongan enfrente. Pero el PRD... Por auténtica defensa de principios o por sentirse desplazado del enchuchador reparto del pastel, un segmento de la élite del sol azteca se opuso a los avanzados tratos de Zambrano e impidió que se cerrara el contrato que EPN pretendía lucir el sábado próximo como demostración de control político absoluto, de concurrencia de los tres partidos principales en su proyecto de reformas, de habilidad tan deslumbrante que a horas de tomar el poder ya habría puesto a comer de su mano a las dos agrupaciones opositoras.
 
Sin PRD no hay paraíso, así que el pacto de nada serviría si sólo era firmado por el PRIAN. Por ello es que la sesión de ayer tuvo forma de tanque de oxígeno o de salvavidas para un Zambrano que hizo malabares para decir que por encima de las divergencias internas del sol azteca está el interés nacional (léase lo entrecomillado con voz temblorosa, propia de lo que debe ser un prócer). Respiración artificial para el dirigente Zambrano y para el propio pacto al que de cualquier manera (se haya pactado como se haya pactado) se intentará dar forma nomás que los de la izquierda no chuchista se desahoguen en San Lázaro y en las calles y luego de ese escape se puedan ya convenir los acuerdos debidamente socializados.
 
Pero las circunstancias y un aire retador de Zambrano hacia sus opositores internos llevó ayer a plantear que la Comisión Nacional del PRD retiraría al mencionado Chucho sus facultades de interlocución en solitario con el peñismo, a la espera de que un congreso nacional entre posadas decembrinas tome las decisiones del caso. Mientras tanto, Peña Nieto deberá manejar entre corchetes el pacto que ya había definido, creyéndolo cerrado, como un paso fundamental de su proyecto político.
 
A esa precariedad inicial debe sumarse la eventualidad de que EPN no pueda trabajar de entrada con la banda deseada (no la tricolor, sino la de funcionarios), pues PAN y PRD, jugando al sabido tianguis político, se negaban calculadoramente a aprobar las modificaciones de organigrama propuestas por el mexiquense, colocándolo en el riesgo de que hoy al mediodía tuviera que incluir en su paquete de nombramientos a quienes ocuparán así sea por unos días las secretarías de seguridad pública y de la función pública. Lo bueno para QuePeNi es que, ya con ganas de cerrar trato, el PRI ofrecía cambalaches pero a futuro, comprometiéndose a ciertas restricciones a la supersecretaría de Gobernación, entre otros, que los nombramientos policiacos de primer nivel sean sometidos a ratificación senatorial. Al final, es de suponerse que el espíritu político-comercial será bien servido y triunfará.
 
Mientras el entrante trata de poner buena cara a estos momentos de descontrol, el saliente se divierte de lo lindo. Tirolesa en una delegación del DF, inauguraciones de obras a medias y de otras muy impugnadas (el acueducto de Sonora), decretos de última hora para modificar la poligonal del parque Sistema Arrecifal Veracruzano, otorgamiento de ascensos a la grisura diplomática con la canciller Espinosa como emérita y sus cercanos groseramente premiados.
 
Se va Felipe y llega Enrique. Se cierra un ciclo de doce años de corrupción, frivolidad, atraso y sangre. Ya se verá si el retorno de los dinos modernizados significa algo más que cambio de siglas y personal, aunque los primeros indicios son escalofriantes. ¡Feliz fin de sexenio!
Adiós al ejido
Francisco López Bárcenas
Tres días antes de dejar el poder, el presidente Felipe Calderón Hinojosa presentó en el Senado una iniciativa para modificar el contenido de la Ley Agraria, reformando 23 artículos, derogando cuatro e incorporando uno nuevo. En total, propuso al Congreso de la Unión 28 modificaciones a la Ley Agraria, con la finalidad de terminar con las pocas características de propiedad social que le quedaron al ejido desde que en 1992 se reformó el artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y se aprobó una nueva Ley Agraria. De entonces a la fecha la legislación se ha modificado en seis ocasiones, la mayor de ellas el 9 de julio de 1993, cuando se reformaron dieciséis artículos relacionados con los juicios agrarios. Todas las demás fueron para ajustar sus disposiciones a la realidad del campo y las políticas gubernamentales relacionadas con él.
 
Ahora la cosa es distinta. La iniciativa busca acabar con el ejido y convertirlo en propiedad privada, conservando sólo el nombre. La exposición de motivos es clara al respecto. En ella se afirma que el mercado de tierras no ha podido crecer debido a la falta de titulación de los derechos de propiedad entre los ejidatarios; de ahí, dice, que se justifique el otorgamiento del dominio pleno y absoluto de las tierras a sus legítimos poseedores. En esa misma parte de la iniciativa se critican las limitaciones que la actual ley establece para que las tierras ejidales puedan entrar al mercado, así como las condiciones para que sea posible. Finalmente, advierte que si los ejidatarios mantienen sólo el usufructo de las tierras, como hasta ahora, estas seguirán teniendo un valor menor en el mercado, comparado con el de la propiedad privada, y no podrán acceder a créditos para hacerlas producir.

El asunto es grave, porque la iniciativa claramente busca terminar con un régimen de propiedad de las tierras establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Como bien se sabe, el Congreso Constituyente de 1917 estableció en el artículo 27 de la Carta Magna la propiedad originaria de las tierras y aguas en favor de la Nación, otorgándole la facultad de transmitirlas a los particulares, creando la propiedad derivada, que podía ser privada, pública y social, incluyendo dentro de esta última los ejidos y las comunidades agrarias. El rasgo distintivo de la propiedad social es que debía satisfacer las necesidades de las familias campesinas y por lo mismo era inalienable, imprescriptible e inembargable. Con la reforma de 1992 al artículo 27 de la Constitución y la aprobación de la Ley Agraria que lo regula, estos atributos se mantuvieron, pero se crearon mecanismos para suprimirlos si la asamblea y los ejidatarios así lo decidían.
 
Esos mecanismos son los que la iniciativa del Presidente de la República busca terminar. Para hacerlo, entre otras cosas, propone que los ejidatarios no sean poseedores sino propietarios de su parcela, con lo cual rompe la unidad del núcleo ejidal, pues no es concebible que dentro de una propiedad ejidal pueda existir una parcela privada; además, la asamblea general de ejidatarios pierde el control sobre las tierras del ejido, pues si las parcelas se convierten en propiedad de los ejidatarios podrán realizar cualquier acto de dominio sobre ellas sin necesidad de solicitar autorización de la asamblea. Ese es el centro de la iniciativa. Para eso se propone reformar varios artículos de la ley. Lo demás es retórica para encubrir los verdaderos objetivos.
 
Detrás de la iniciativa pueden verse los problemas que las empresas mineras, de energía eólica, turísticas y otras similares, igual que las instituciones estatales, están teniendo para ocupar las tierras de los ejidos y despojar a sus integrantes de su patrimonio. En los años recientes, los conflictos por renta de la tierra han crecido exponencialmente, debido a que no se ha informado a los ejidatarios de las consecuencias de hacerlo, y cuando estos se dan cuenta luchan por nulificar o rescindir los contratos; de igual manera, los ejidos que pertenecen a algún pueblo indígena se defienden alegando que se violó su derecho a la consulta previa, antes de afectar sus territorios. Aunque debilitados, la renta y el derecho de consulta representan frenos al capital que busca apropiarse de los recursos naturales, de ahí el interés porque las tierras entren al mercado, pues para ellos sería más fácil el acceso. Ese es el verdadero sentido para que los empresarios quieran decir adiós al ejido. Pero falta lo que digan los ejidatarios cuando se enteren de la pretensión y sus consecuencias.
Frase de cajón-Rocha
Corte de caja y nuevo pacto social
Jaime Martínez Veloz
Doce años de panismo en el gobierno dejan un país sumido en la incertidumbre y la desesperanza. Con ellos no empezó la crisis, pero se agudizó a niveles inimaginables.
 
Los incipientes pasos hacia la construcción de un pacto por México caminan por la única ruta que es posible para solucionar los grandes desencuentros nacionales, que es la vía de la política.

En esa dinámica es necesario realizar un diagnóstico puntual de aquellas situaciones que deben estar debidamente clarificadas frente a la sociedad. Algunas preguntas que es necesario responder son las siguientes, aunque no las únicas, pero sus respuestas nos permitirán trazar las rutas que el país reclama frente a la construcción de su futuro:

¿A cuánto ascienden los ingresos de las compañías mineras ubicadas en las regiones indígenas y rurales mexicanas y qué porcentaje de éstos se queda en los estados, municipios y comunidades?

¿Cuál es el arancel que pagan las empresas trasnacionales por la importación de gas natural y, comparativamente, cuál es el impuesto que deben pagar en caso de la extracción de gas metano en territorio mexicano?

¿Por qué las termoeléctricas de exportación están registradas dentro del rubro de maquiladoras y a Pemex y CFE se les impone un impuesto elevado por sus actividades productivas?

¿A cuánto asciende el ingreso por concepto de excedentes petroleros durante los recientes 12 años y en qué se invirtió?

¿Qué porcentaje de la producción de energía en el país corresponde a empresas privadas y a cuánto ascienden sus ganancias?

A partir de la privatización aeroportuaria, ¿cual es el monto de la Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA), y de esa cifra, cuánto se ha reinvertido en los aeropuertos mexicanos?

¿En dónde se nombra a los administradores de los puertos y aeropuertos mexicanos?

¿A cuánto ascienden las ganancias anuales de las compañías mineras extranjeras y nacionales y cuánto es el impuesto que recaba la Secretaría de Hacienda por dicho concepto?

¿A cuánto asciende el monto de los contratos de seguridad de los aeropuertos mexicanos y cuál es el análisis comparativo con el pago a las distintas fuerzas de seguridad mexicanas?

¿A cuánto asciende el pago anual, por concepto de intereses, que México tiene que pagar al Fobaproa?
 
¿Cuánto fue lo que pagaron los actuales dueños de los bancos por los mismos y a cuánto ascienden sus utilidades anuales?
 
¿Cuánto se ha pagado por los intereses de la deuda, cuánto se paga anualmente, a cuánto asciende, y cuales son los plazos de vencimiento?
 
¿Cuáles son las ganancias que reportan anualmente la banca malamente llamada mexicana?
 
¿Quiénes fijan los precios de los medicamentos y cuánta es su utilidad anual?
¿A cuánto ascienden las ganancias anuales de los monopolios de telefonía y medios electrónicos?
 
Responder a estas interrogantes nos permitirá avanzar hacia un mejor futuro, el cual no corresponde sólo al gobierno, sino también la sociedad habrá de ser partícipe de ello. De esta manera podremos construir el tiempo de sumar los esfuerzos de todos para construir el país que los mexicanos merecemos, mediante compromisos puntuales y verificables, entre el Estado y la sociedad.
 
Vivimos un momento crucial de definiciones. Nuestro país reclama aquí y ahora, urgentemente, un cambio verdadero, un nuevo proyecto de nación de raíces profundas, que tenga el alma del pueblo mexicano y se nutra de sus gestas libertarias.
 
Es necesario que todas las personas de bien contribuyamos a construir un México en el que se combatan las causas y no los efectos de la pobreza y la ignorancia; y en el que el desarrollo social sea concebido como un derecho de las comunidades, un asunto de Estado y uno de los principales retos nacionales que habrá de enfrentarse hasta en el último rincón de la patria, para transformar las condiciones de injusticia y desigualdad y cambiar la vida y el futuro de México.
 
Es necesario constituir un gobierno fuerte, pero no autoritario; cercano a la gente, que se maneje con ética y austeridad republicana integrado por los mejores y más capaces y experimentados hombres y mujeres en sus respectivos campos; y quienes sean personas con alto sentido del deber, capacidad y honestidad; con espíritu de servicio a toda prueba y profundo amor a este país nuestro y a su gente. Necesitamos un México justo y digno, ojalá podamos estar a la altura de lo que la nación reclama. La suerte está echada.

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