Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 26 de noviembre de 2012

ASTILLERO- El traje nuevo del presidente- SIN OPCION

Astillero
Cuotas, reacomodos
Continuismo en blindajes
Cardenal de Atlacomulco
Política en la final de fut
Julio Hernández López
Foto
Desde este domingo fueron colocadas vallas metálicas en las calles y avenidas que circundan al Palacio Legislativo de San Lázaro, donde el próximo 1º de diciembre se realizará la ceremonia de toma de posesión de Enrique Peña Nieto como presidente
Foto María Luisa Severiano
 
 
Es un suspenso menor. No la develación de una imagen insospechada sino la confirmación de los trazos sabidos. Las grandes líneas ya se conocen y el mayor interés del momento descansa en confirmar poderíos de las facciones mediante el análisis de cuotas y perfiles. Es un gabinete predictible en cuanto a tendencias y predominios, con el salinismo ganando puestos estratégicos (el vicepresidente Luis Videgaray, dependiente de Pedro Aspe), el cártel de gobernadores cobrando favores e inversiones (Miguel Ángel Osorio Chong y Jesús Murillo Karam, en primer lugar) y tejiendo desde ahora rumbo al 2018, el grupo del estado de México tratando de sostenerse como eje (Emilio Chuayffet explorando las posibilidades de ir a la SEP para reanudar hostilidades contra Elba Esther Gordillo; Luis Miranda buscando ir a la subsecretaría del interior que se encargará de la gendarmería y del espionaje político) y el magno poder de Televisa y la élite empresarial como entes rectores que ni siquiera necesitan poner personeros explícitos (más que uno, en lo alto).
 
No hay gran emoción porque no se está en la apertura de un proceso anchuroso y promisorio. sino en la gélida determinación de cuotas, en la instalación de operarios de maquinaciones más que anunciadas. Son reacomodos, más que nuevos programas. Los factores de poder que contribuyeron a la instalación del peñanietismo toman posiciones para cumplir su itinerario sexenal, en el marco de un sistema político cada vez más distante de los intereses de la comunidad pero, al mismo tiempo, más eficaz en cuanto a la simulación representativa y la promoción del desánimo cívico.
 
La estructura militar y policiaca que brindó a Felipe Calderón los servicios de represión en materia de criminalidad organizada y de contención política y social mantiene un talante similar con Peña Nieto dado que, aun siendo distintos los métodos de apropiación del poder que utilizaron el panista y el priísta, la oposición al mexiquense sigue viva y requiere de la aparatosidad preventiva que ya ha rodeado con vallas y otros mecanismos disuasorios los alrededores del inmueble que es sede de la Cámara de Diputados y lo será este 1º próximo también de la de senadores; además, durante seis días se mantendrán cerradas algunas estaciones del Metro y del Metrobús en las inmediaciones de San Lázaro.
 
Peña Nieto se cuidará con la misma vocación de blindaje que Calderón contra esas manifestaciones más las amenazas del narcotráfico. El mexiquense necesita protegerse al extremo de las acechanzas internas, de las turbulencias que va provocando su plan en curso de restauración del viejo estilo de entendimientos extraoficiales con los grupos de delincuencia organizada y de las protestas cívicas que le persiguen, aun a pesar de que los conductos para esa disidencia sean poco propicios, lentos y disolventes: ahora Morena-AMLO convocó a protestar en el Ángel de la Independencia y no en la Plaza de la Constitución que le cedió a Peña Nieto, quien llegará después de San Lázaro a Palacio Nacional a regodearse entre invitados especiales y a pronunciar su discurso inaugural sin tantos gritos ni presiones en el exterior.
 
Otro ejemplo de reacomodo: de manera silenciosa, sin escándalos ni grandes reflectores, José Francisco Robles Ortega va definiendo nuevos escenarios de poder en la cúpula de la Iglesia católica de México. Del cardenalato de Monterrey pasó al de Guadalajara, supliendo al estridente y rupestre Juan Sandoval Íñiguez. Llegado a la capital de Jalisco en diciembre de 2011, el 14 de noviembre de este año fue elegido presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, cargo que durante 30 años había sido ocupado por obispos y no por un jerarca distinguido con el color púrpura.
 
La predilección del Vaticano por el cardenal Robles Ortega ha quedado de manifiesto sin duda alguna: en octubre, Benedicto XVI lo designó uno de los tres presidentes delegados de la 13 asamblea ordinaria del sínodo de obispos que durante tres semanas se realizó en lo que se denomina la Santa Sede, con participación de representantes de los cinco continentes. De Roma también le acaba de llegar un notable regalo conmemorativo: el 24 de noviembre de 2007 fue declarado cardenal y cinco años después le han nombrado miembro del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales del Vaticano. Robles Ortega está desplazando a Norberto Rivera del primer plano eclesiástico y político. El cardenal nacido en Mascota, Jalisco, fortalece la corriente más conservadora de la Iglesia católica mexicana y embona con el peñanietismo y el PRI mexiquense en general, entre otras cosas, y no sólo por eso, porque fue obispo adjunto y luego obispo durante 11 años en Toluca.
 
Astillas
 
La final del torneo profesional de futbol mexicano estará teñida de política. Toluca es uno de los equipos finalistas y eso abre las puertas al protagonismo del mexiquense que, a la hora del partido definitorio, ya estará instalado en Los Pinos. De coronarse el equipo que juega en el estadio conocido como La Bombonera, Enrique Peña Nieto tratará de aprovechar la euforia localista para mostrarse a nivel nacional como figura inmersa en lo popular. El orgullo toluquense también podrá explotarse desde el plano federal el 13 del próximo mes, cuando se celebre el bicentenario de la creación del ayuntamiento de la entonces Villa de Toluca.
 
Toluca dejó en el camino (ironías de la patada) al América, propiedad del consorcio televisivo que ha sido fundamental en la construcción del peñanietismo. A la hora de cerrar esta columna no se conocía el nombre del otro finalista, pero será Xoloizcuintles de Tijuana, propiedad del peñanietista Jorge Hank Rhon, quien quiere ser gobernador de Baja California y en caso de dar un título a sus paisanos mucho avanzará en ese propósito, o León, el equipo en el que ahora ha invertido recursos Carlos Slim y cuya presencia significa un golpe al control de Televisa y Televisión Azteca en la transmisión de partidos de balompié por televisión abierta. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
El traje nuevo del presidente

John M. Ackerman
Se equivocan los que afirman que para que el país esté bien es necesario que al presidente de la República le vaya bien. Cuando el mandatario viola la legalidad, agrede a los ciudadanos y conduce el país hacia el despeñadero, lo más conveniente no es subirse al barco y sonreír al capitán, sino remar a contracorriente y evidenciar las fugas del navío. El primero de diciembre la salud de la democracia mexicana no se determinará por el aplausómetro para Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, sino por la visibilidad de las protestas contra ambos.
 
En 2006, la interrupción simbólica del rito presidencialista de entrega-recepción de la banda presidencial en la Cámara de Diputados fue un gran avance político en nuestro país. La oposición de izquierda tomó en serio su responsabilidad de canalizar y representar el descontento social al interior de la instancia diseñada precisamente para dar cabida a la pluralidad política: el Congreso de la Unión. En un acto contundente de resistencia civil pacífica y de sacrificio político, un amplio grupo de legisladores tomó la tribuna de San Lázaro e impidió el desarrollo normal de la sesión en la que Calderón tomaría posesión como presidente de la República.

El repudiado presidente saliente, Vicente Fox, ni siquiera pudo presentarse. Calderón tuvo que entrar y salir del recinto por una improvisada puerta trasera, entre gritos y fuertemente custodiado por el Estado Mayor Presidencial.

Se cumplió estrictamente con la normatividad. El nuevo presidente protestó ante el Congreso de la Unión a guardar y hacer guardar la Constitución tal y como lo mandata el artículo 87 de la carta magna. Pero el rito de colocación de la banda presidencial se desacralizó y todo México pudo atestiguar, por lo menos en el terreno simbólico, el fin de la presidencia imperial. Con ello se evidenció la desnudez del rey y esta nueva conciencia crítica benefició a la sociedad entera.

Se repitió una escena similar el pasado 11 de mayo, cuando un amplio grupo de alumnos en la Universidad Iberoamericana recibió y despidió a Peña Nieto con gritos de ¡Fuera! ¡Asesino! ¡Cobarde! ¡Corrupto! y ¡Represor! Aquella manifestación también fue pacífica y no rompió en absoluto con la legalidad, que en ninguna parte obliga a los ciudadanos a vitorear a los candidatos presidenciales. El priísta pudo entrar sin problema en el auditorio universitario, exponer sus ideas con calma y contestar una veintena de preguntas antes de tomar libremente la decisión de escaparse por la puerta de atrás, detenerse en el baño y cancelar su entrevista con Radio Ibero.

La irrupción de la juventud dio aire nuevo al proceso electoral e iluminó la esperanza de miles de ciudadanos para participar e influir en el resultado de las elecciones presidenciales. Las instituciones electorales finalmente traicionaron esta esperanza con su complicidad con los poderes fácticos. Pero ello no canceló la enorme importancia histórica del movimiento #YoSoy132.
 
En 1968, Samuel Huntington, finado profesor de la Universidad Harvard y uno de los más influyentes apologistas del imperialismo estadunidense, escribió en su libro El orden político en las sociedades en cambio que lo más importante para un país en vías de desarrollo no es su tipo de gobierno, sino su grado de gobierno. Es decir, en lugar de preocuparse por la democratización del sistema político, los líderes deberían priorizar la construcción de instituciones fuertes capaces de imponer el orden social.
 
Un elemento central para lograr este fin, según Huntington, es el fortalecimiento de la institución presidencial. Sostenía que el clásico refrán estadunidense de que lo que le es bueno para General Motors es bueno para el país debería también acuñarse como lo que le es bueno a la Presidencia, es bueno para el país. De acuerdo con esta lógica autoritaria, sólo un firme centralismo político podría generar las condiciones necesarias para un sano desarrollo frente a las amenazas que implicaban los vigorosos movimientos estudiantiles y socialistas de la época. El autor explícitamente halagó al sistema priísta mexicano como ejemplo a seguir a escala internacional.
 
Hoy el PRI busca resucitar el fantasma de Huntington y recuperar la fuerza presidencial supuestamente perdida durante los años de gobiernos panistas. Las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y a la Ley del Servicio Profesional de Carrera no podrían ser más transparentes (aquí mi análisis: http://ow.ly/fypMk). Se trata de garantizar que los criterios políticos y las preferencias personales sean los únicos que influyan en la administración pública federal, tanto en materia de seguridad pública como en contratación de servidores públicos y el combate a la corrupción. El vergonzoso apoyo de destacados legisladores del PRD a estas reformas, como Silvano Aureoles, Miguel Barbosa, Manuel Camacho y Armando Ríos Piter, confirma el abandono de la lucha democrática de la mayor parte de los líderes de ese partido.
México no resolverá sus problemas con el retorno del hiperpresidencialismo del pasado, sino con la consolidación del protagonismo social que cada día más es el signo de nuestros tiempos a escala mundial. La forma en que se desarrolle el relevo presidencial este 1º de diciembre será un importante indicador simbólico de lo que nos espera en los años por venir.
Twitter: @JohnMAckerman

http://ow.ly/fypMk).:

El bodrio de Peña Nieto

El presidente electo, Enrique Peña Nieto. Foto: AP
El presidente electo, Enrique Peña Nieto.
Foto: AP
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La propuesta de Enrique Peña Nieto para supuestamente combatir la corrupción es un bodrio que de manera cínica y malintencionada ignora la vasta experiencia acumulada en México y América Latina en la materia. Mezcla elementos incompatibles de distintos modelos internacionales con la única intención de tender una cortina de humo para encubrir la andanada de fechorías que su gobierno iniciará a partir del 1 de diciembre. Los ingenuos intelectuales y figuras de la sociedad civil que decidan acompañar esta nueva aventura institucional pondrán en grave riesgo su prestigio y credibilidad.
De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española (RAE), el término “bodrio” significa “una cosa mal hecha, desordenada o de mal gusto” o, con mayor precisión, “un caldo con algunas sobras de sopa, mendrugos, verduras y legumbres que de ordinario se daba a los pobres en las porterías de algunos conventos”. La propuesta de Peña Nieto cumple a cabalidad con esta definición.
La parte medular de la iniciativa no se encuentra en el proyecto de reformas constitucionales enviado al Senado de la República para crear una Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), sino en la iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal (LOAPF) remitida a la Cámara de Diputados. Dicha iniciativa, hoy a cargo de Manlio Fabio Beltrones, propone la total desarticulación de los actuales sistemas de control interno y de profesionalización de la administración pública federal por medio de la desaparición de la Secretaría de la Función Pública (SFP).
A partir de la reforma, los contralores internos de cada secretaría de Estado ya no dependerán de la institución supuestamente independiente y profesional que tendría que haber sido la SFP, sino que serán nombrados directamente por los titulares de la secretarías correspondientes. En consecuencia, cada una de éstas se convertirá en feudo exclusivo de su titular, sin posibilidad de control o intervención alguna desde la SFP o, por medio de ésta, desde la propia Presidencia de la República.
Con ello desaparecerá la posibilidad de articular acciones a nivel federal para combatir la corrupción o mejorar la administración pública. Cada secretaría se convertirá en un principado de territorio exclusivo de su titular. Nos despediremos así de una vez por todas del lastimado servicio civil de carrera tan cacareado por Vicente Fox como uno de los supuestos “grandes logros de la transición democrática”.
Si bien la reforma señala que la Secretaría de Hacienda asumiría algunas de las facultades normativas con las que hoy cuenta la SFP, una comparación sistemática del viejo artículo 37 de la LOAPF con la propuesta del nuevo artículo 44 de la misma normatividad demuestra que el PRI busca aumentar en lugar de reducir la discrecionalidad y las oportunidades para la corrupción dentro del gobierno federal.
Es cierto que la SFP ha fracasado olímpicamente en cumplir con sus responsabilidades legales desde su creación hace una década. Pero ello no justifica tirar al niño con el agua sucia.
Como complemento del descontrol “interno” que genera la reforma en manos de Beltrones, Peña Nieto también propone debilitar el sistema de control “externo” con su propuesta de creación de la CNA, hoy en manos de otro representante de la honestidad republicana, el senador Emilio Gamboa.
México ya cuenta con una poderosa arma de control externo en la Auditoría Superior de la Federación (ASF). Si bien el desempeño de esta institución no ha sido carente de críticas, en general ha destacado como una de las más efectivas al nivel federal. Con un presupuesto mucho menor que la SFP, la ASF ha hecho un trabajo formidable al señalar los enormes huecos existentes en materia de rendición de cuentas, así como al resarcir parcialmente los enormes desfalcos al erario cometidos cada año.
El antiguo auditor superior, Arturo González de Aragón, siempre insistió en que una de las reformas para el combate de la corrupción más estratégicas consistía en dotar a la ASF de plenas facultades para fincar sanciones administrativas directamente a los entes auditados. Asimismo, durante los debates parlamentarios a raíz de la creación de la ASF en 1999 surgieron muchas voces, como la del entonces diputado Pablo Sandoval Ramírez, que proponían que la ASF incluso pudiera tener facultades de ejercer directamente la acción penal.
Pero a los políticos “dinosaurios” como Peña Nieto les incomoda la ASF porque su diseño institucional complica el control político. La ASF depende formalmente de la Cámara de Diputados, una entidad sumamente plural y dinámica, y además cuenta con una total independencia técnica y de gestión que le permite investigar los rincones más recónditos de la administración pública federal y estatal. Desde el punto de vista del priismo tradicional que hoy regresa, dotar a esta institución de aún más facultades sería como tirarse un balazo en el pie.
Peña Nieto, entonces, prefiere crear de la nada un organismo burocrático que opaque, controle e interfiera con las auditorías de la ASF. De acuerdo con su propuesta, solamente la CNA podrá fincar sanciones administrativas, y sus cinco flamantes comisionados serían nombrados directamente por el presidente de la República. La propuesta pasa totalmente por alto las innovadoras experiencias con el diseño de organismos autónomos y ciudadanizados en países hermanos como Ecuador, Chile, Colombia, Brasil y Venezuela.
El colofón es que Peña Nieto quiere que tanto la Comisión Nacional Anticorrupción como la ASF se sujeten al mandato de un nuevo “Consejo Nacional por la Ética Pública”, encabezado ni más ni menos que por el mismísimo presidente de la República. También participarían en este Consejo, entre otros, los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados; los secretarios de Gobernación, Hacienda y Educación Pública; el procurador general de la República; los 31 gobernadores y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, así como un par de “ciudadanos” de utilería. En otras palabras, en el próximo gobierno las figuras más corruptas de la clase política nacional nos vendrán a dar clases de ética y honestidad. l

www.johnackerman.blogspot.com
Twitter: @JohnMAckerman
Sin opción

Gustavo Esteva
Como se mantienen luchando a lo largo de tantos años?, preguntamos a José Alfredo, de Las Abejas. “Luchar es como el aire –nos contestó sonriendo–; sin aire te mueres.”
 
Nos quedamos pensando. ¿Cómo será al revés?, nos preguntamos. ¿Puede vivirse sin luchar?, ¿con el mundo como está? Tendría uno que taparse con fuerza la nariz, para aguantar la peste que abarca todo; cubrirse las orejas, para no oír el clamor; tapiarse los ojos, para no ver lo que pasa; hacernos insensibles, que nada reportara la piel, que nada sintiéramos. Sería peor que la muerte, transitar como zombi para que no se viera lo muerto que uno está.

No sabemos bien qué hacer, a tientas como andamos en esta oscuridad. Seguramente nos equivocaremos. Pero no podemos dejar de luchar, cada día, en cada lugar, donde le toque a cada quien. Luchar para desmantelar una por una las relaciones económicas y políticas que nos oprimen, relaciones de explotación y dominación; luchar contra las relaciones crueles y autoritarias que se dan todos los días entre padres e hijos, entre hermanos, entre compañeros de trabajo, entre diversos grupos de trabajadores.

Uno de los desafíos más difíciles es aprender a definir con claridad lo que es el mal y quién es el malo, para orientar la lucha, no gastar la pólvora en infiernitos y no pelearnos entre nosotros.

Los compas de Comandante Abel repartieron la tierra con los oficialistas que los atacaban. Aunque nos costó la reubicación, lo hicimos con toda voluntad y corazón humano que tenemos como zapatistas, para evitar confrontaciones por diferencias ideológicas y para que cada grupo viva en armonía en goce de sus derechos agrarios y ejerzan su forma de vida y de organización, como cada grupo le convenga mejor, señaló la junta de buen gobierno Nueva semilla que va a producir. A pesar de eso los siguieron atacando. Tuvieron que refugiarse en la montaña. “Esos compas, los hermanos priístas, no son nuestros enemigos”, comentó uno de Comandante Abel. Son compañeros desorientados y mal encaminados. No podemos odiarlos. Ésta es sólo nuestra resistencia y nuestra decisión de no caer en la violencia.

No convierten en enemigos a otros como ellos. Pero saben del mal y del malo. Saben quiénes dan órdenes a los paramilitares y a la policía, quiénes están a la cabeza. “No es justo –señalan– que nuestros compañeros bases de apoyo sigan trabajando y sus cosechas sirvan para mantener la boca y sus culos de esos paramilitares… Es una pena que en México exista un mal gobierno que en su cabeza, en vez de tener inteligencia, tengan mierda en el cerebro.” Y dan nombres y apellidos de esos malos gobiernos.
 
No pasa semana sin que hablen claro, firme y fuerte las juntas de buen gobierno. Pero quienes reducen la voz zapatista a la del subcomandante Marcos se preguntan por el silencio de los zapatistas. No falta quien dude hasta de su existencia, porque ya no aparece en los medios. Y hay una izquierda fervorosamente antizapatista, que no sólo mantiene silencio cómplice ante los crímenes que se cometen diariamente contra los zapatistas, sino que toma parte en ellos. ¿Son parte del mal, del malo?
 
¿Qué hacer ante esta democracia que eliminó el demos de su nombre? Hierve Europa. Millones andan en la calle. Se trata de masas conservadoras, nos dicen compas italianos; sólo tratan de conservar lo poco que les queda y cuando más recuperar algo de lo que les quitaron ayer. Y los gobiernos ya saben qué hacer ante ellos: ignorarlos. Y sí, tienen razón. Reaccionan instintivamente cuantos vivían en el espacio de confort de sus legítimas conquistas y de pronto las pierden; sólo buscan conservar lo que tienen. Piensan que hay algo peor a que te exploten: que no te exploten. Exigen que les devuelvan sus cadenas. Y no importa su número en las calles: los gobiernos siguen impertérritos su camino, como hicieron aquí con las elecciones y la reforma laboral.
 
El día primero caerá otra vergüenza sobre nosotros. Cumplidas las formalidades, Peña podrá pretender que es nuestro presidente. Nunca lo será, para muchos, y empezará a caer desde el primer día, como le pasó a Calderón. Pero puede hacer tanto daño como éste. O más. ¿Qué hacer ante los compas que entran a ese juego o los que aún alimentan la ilusión de que algún día le tocará a uno de ellos esta ceremonia?
 
Tiene razón José Alfredo. Luchar es como el aire. Es hora de resistir. Pero como nos enseñan los zapatistas la resistencia no consiste, simplemente, en oponerse a lo viejo y defender lo propio. Exige, al mismo tiempo, construir lo nuevo. No hay opción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario