Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 22 de noviembre de 2012

ASTILLERO- Derechos humanos: sexenio catastrófico-La protesta de cajón-Morena, nuevo partido

Astillero
Breve y sordomuda
Ceremonia exprés
AMLO y FC, místicos
Margarita en ¡Hola!
Julio Hernández López
Foto
RETIENEN A PROFESORES EN OAXACA. Un grupo de profesores pertenecientes a la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que realizaban un bloqueo en la carretera internacional 190, en la entrada a Villa de Mitla, Oaxaca, fueron agredidos a pedradas, palos y balazos por pobladores del lugar. Cinco de los maestros fueron retenidos, amarrados, vendados de los ojos y trasladados a la cárcel municipal. Hasta el cierre de la edición no habían sido liberados, pese a la intermediación de las autoridades locales
Foto Reuters
 
 No parece encaminarse Enrique Peña Nieto a un día de campo en San Lázaro el primero de diciembre venidero. A pesar de que sus propagandistas insisten en bocetar un México de tranquilidad política e incluso de júbilo por el retorno del PRI al poder, y de que en la Cámara de Diputados la mayoría de las bancadas están gustosamente arregladas con los nuevos jefes, la ceremonia formal de asunción del mexiquense será significativamente breve y políticamente sordomuda.
 
Rapidez para desahogar el protocolo, pensando tanto en las protestas que podría generar Felipe Calderón al poner pie en ese salón legislativo, para cerrar el ciclo administrativo que comenzó allí mismo en 2006 en medio de una rijosidad insólita, como en las correspondientes al propio Peña Nieto y su manera mercantil de hacerse de la silla presidencial. El PRD amenaza con realizar algún simulacro de enojo político en las calles, afuera de la Cámara de Diputados, mientras adentro la mayoría de sus representantes protesta aplaudiendo con violencia al nuevo sol de Los Pinos. Morena, partido en gestación, también hará saber su oposición al arribo de Peña Nieto al poder, en un ejercicio meramente testimonial, casi de compromiso, pues de nada servirá lo que se haga en el último minuto cuando se dejaron pasar largos meses vitales para que se asentara el peñanietismo finalmente aceptado así sea como adversario frontal inevitable.
 
Habrá, es cierto, minoritarias expresiones intramuros de rechazo a EPN. La mayoría priísta estará de plácemes y su aliado sustancial, el PAN, no dirá ni pío, pero algunos diputados y senadores del PT, del Movimiento Ciudadano y del perredismo en proceso de traslación hacia Morena podrán realizar acciones que la mayoría legislativa calificará de improcedentes, rupestres y desesperadas. Ya el precoz aspirante a presidir el PRD, Marcelo Ebrard, luego de un homenaje a Carlos Fuentes que en este caso pareció más bien a Cantinflas, opinó que no es conveniente una toma de tribuna: No creo que sea lo más sensato, ahí te pierdes en la efeméride, que se basa en el anecdotario, qué es lo que te van a decir, toma la tribuna alta, y qué dijiste, nadie se va acordar al día siguiente, lo importante es qué dices, qué propones. Sólo por ello, por ese amago menor, es que se ha preferido para la toma de protesta encopetada un formato restrictivo y defensivo, apto para dar cuanto antes por desahogado el ritual básico y poner a QuePeNi a salvo de cualquier imprevisto. Rindes protesta y te vas. Protocolo en fuga. Ceremonia exprés.
 
La búsqueda de un escenario cómodo, y la confesión de que el Legislativo no lo será, llevó al peñanietismo a diseñar un formato de autismo camaral y grandilocuencia palaciega. Representantes de los partidos tendrán 10 minutos disponibles para decir cuanto quieran, pero boxearán en falso, pues ni siquiera estará presente el entrante Peña Nieto cuando los oradores pronuncien sus sentidos discursos. El mexiquense llegará al recinto legislativo después de los inocuos desahogos partidistas, ya con Felipe Calderón esperándolo en el salón plenario. A partir de la entrada de EPN todo transcurrirá a velocidad marca Mónex y Soriana: rendirá protesta como si fuera una compra con tarjeta prepagada, recibirá honores de ordenanza y saldrá del salón como si hubiera adquirido algún producto con monedero electrónico.
 
No pronunciará ni una palabra en tal escenario riesgoso, a pesar de que según los estrategas del viejo-nuevo poder hay la pretensión enriquista de restaurar formas republicanas. A sus anfitriones, que constituyen uno de los tres poderes soberanos, ni les oirá ni les hablará, porque ha preferido trasladar esa oportunidad oratoria a Palacio Nacional, ya sin los pocos diputados y senadores que hubieran llegado a incomodarle, a sus anchas, entre puros invitados especiales y con el blindaje militar absoluto que en San Lázaro habría tenido que respetar algunas formas. Discurso inaugural no ante las cámaras legislativas pero sí ante las televisivas que también tomarán posesión, en cadena nacional.
 
Astillas
 
Durante 12 años, el panismo convirtió la nómina federal en descarado refugio faccioso, entegando disímbolos cargos a su inexperto padrón de militantes y amigos, habilitados de lo que fuera para ocupar la jugosa función que estuviera disponible. Ahora que vuelven a escena los creadores de tan descarnada manera laboral de pagar favores políticos y electorales, y comprometer los venideros, es menester desplazar a quienes habiendo bailado los dos sexenios anteriores deben pasar a sentarse. Por ello, comisiones del Senado han aprobado modificaciones a la ley del servicio profesional de carrera para desplazar a cuatro mil directores y directores generales adjuntos y que el nuevo bando en el poder acomode a sus militantes y amigos.
 
Cada vez más místico, AMLO dijo ayer que busca la bondad y la justicia como en el Antiguo Testamento (exégesis sobre el caso, enviarlas a República del Amor, domicilio en receso).
 
Calderón dijo, por su parte, en su natal Michoacán, que yo asumo que a uno le toca vivir el momento que le toca vivir por alguna razón, que Dios sabe por qué pone a determinadas personas frente a determinadas circunstancias.
 
La portada de la revista ¡Hola! lleva una amplia fotografía con este título: Margarita Zavala. La Primera Dama que supo ganarse el corazón de México. En la edición mexicana de esa publicación rosa se analizan las claves de su popularidad. En Twitter, el esposo difundió esa portada relacionada con un reportaje sobre mi personaje favorito. Ella contestó: Graaaacias Presidente!.
 
Adiós definitivo a la Secretaría de Seguridad Pública, que fue el sueño policiaco de Calderón y de Genaro García Luna. Las reformas deseadas por Peña Nieto en materia de administración pública llevan a la Policía Federal a la reconstituida Secretaría de Gobernación.
 
Y, mientras la PGR deja ir vivo a Humberto Moreira en asuntos delictivos relacionados con la deuda pública que mantiene tan indignados a muchos coahuilenses, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Derechos humanos: sexenio catastrófico
Ante integrantes de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República, el titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, señaló que el incremento de las violaciones de estas garantías ha sido característica del gobierno de Felipe Calderón. De acuerdo con el ombudsman nacional, en el sexenio que está por terminar se multiplicaron los casos de tortura, desaparición forzada, detención arbitraria y cateos ilegales, entre otros atropellos. Tal fenómeno se expresa en 34 mil 385 quejas interpuestas ante la CNDH contra servidores federales del área de seguridad.
 
Adicionalmente, Plascencia externó su preocupación por el hecho de que el aún secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, persista en rechazar las recomendaciones por los delitos de tortura y desapariciones forzadas en los que se encuentra involucrado personal bajo su mando, y destacó que el Estado no ha logrado la coordinación y cooperación que se requiere para atender los feminicidios (5 mil 202 en 27 estados) ni alcanzar estándares internacionales de seguridad y acceso efectivo a la justicia. Asimismo, el funcionario llamó a las autoridades a que acaten la legalidad vigente y a que sean garantes de la observancia del debido proceso y del respeto a los derechos de libertad, intimidad, privacidad e inviolabilidad del domicilio.

Los señalamientos mencionados no constituyen novedad alguna: han sido reiterados a lo largo de los pasados seis años, tanto por la CNDH como por organizaciones humanitarias independientes, nacionales e internacionales; por luchadores sociales y por actores políticos, mediáticos, académicos y culturales. La administración calderonista no pudo o no quiso entender que la defensa de la legalidad no puede emprenderse violando las leyes que se pretende defender.

Semejante contrasentido es representativo del gobierno saliente, toda vez que ningún encargado del Ejecutivo federal había insistido tanto como Calderón en justificar y minimizar acciones arbitrarias y violatoria de la ley con la coartada de recuperar el estado de derecho. Pero no debe omitirse el hecho de que el calderonismo es, a su manera, la culminación de una degradación en el respeto a la legalidad por quienes debieran encargarse de hacerla cumplir, así como el más reciente eslabón de una cadena de impunidades de Estado que arranca con las presidencias priístas, violadoras contumaces de los derechos humanos: a la masacre de Tlatelolco, perpetrada por el gobierno de Díaz Ordaz, siguió la guerra sucia emprendida por los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo; el sexenio de Carlos Salinas, tachonado de homicidios políticos –de perredistas, en su enorme mayoría, pero también de algunos connotados priístas– , y el de Ernesto Zedillo, en el que proliferaron las masacres de campesinos toleradas o auspiciadas por el poder público. Luego vendrían, ya con un mandatario blanquiazul en Los Pinos, los excesos represivos de Lázaro Cárdenas, Atenco y Oaxaca.
 
Desde esa perspectiva, la catástrofe en materia de derechos humanos en que se ha traducido la fallida estrategia de seguridad del actual gobierno es la continuación, acentuada y multiplicada, de un hábito de impunidad del poder público. Es evidente y urgente la necesidad de romper ese eslabonamiento entre sexenios en el que los gobiernos entrantes encubren, por norma, a sus antecesores. Ello implica que los miles de casos de violación a los derechos humanos deben ser investigados por la autoridad correspondiente, a fin de que los presuntos responsables sean detenidos y presentados ante los tribunales. De otra manera, el pregonado respeto a las leyes por los gobernantes seguirá siendo un mero ejercicio de cinismo.
Ya de plano-Helguera
La protesta de cajón
Soledad Loaeza
Cuando Porfirio Muñoz Ledo increpó al presidente De la Madrid el primero de septiembre de 1988, durante la lectura del informe presidencial, nos sorprendió a todos. La sorpresa fue la clave del efecto de su protesta. Además, si lo que buscaba el entonces senador era moverle el piso al orador, lo logró, aunque no tanto como para exhibirlo en sus debilidades porque la verdad es que De la Madrid no perdió la compostura, por desconcertado que estuviera. No creo que el objetivo de Muñoz Ledo fuera restar solemnidad a una ocasión solemne por definición, que lo es en todas partes donde el jefe del Ejecutivo pronuncia un discurso similar. La inopinada interrupción buscaba más bien restablecer la paridad entre los poderes del Estado; fue como arrebatarle al presidente el micrófono –y mucho más– que se había llevado sin permiso. Además, la exigencia de Muñoz Ledo se apoyaba en la autoridad que derivaba de su condición de legislador, pero también en su calidad de político avezado que había sido secretario de Estado y presidente del PRI. Muchos repudiaron su gesto. Lo acusaron de escandaloso, descortés, mal educado, provocador y muchas cosas más; pero lo cierto es que llamó la atención sobre el novedoso significado de la presencia en el Congreso de oposiciones legislativas renovadas por el voto, y ya no por el simple cálculo porcentual de distribución de curules.
 
Desafortunadamente lo que fue un fresco desafío se ha convertido en una mala costumbre que han adoptado sobre todo las izquierdas, aunque tanto panistas como priístas han echado mano de ese recurso. Los legisladores han desarrollado el hábito ya no sólo de interrumpir al orador, sino de tomar la tribuna para expresar su rechazo a la instalación de un nuevo presidente o a una ley, o para imponer pathos al debate. El problema es que esta forma de protesta ya se agotó, que abusaron de ella los legisladores, y que lo que un día pudo haber sido una estrategia que sacudió la modorra sobre la que reinaba el autoritarismo, hoy es una aburrición, una cantaleta que habla más de falta de imaginación que de injusticia o de flaquezas de la democracia.

Aleida Alavez, vicepresidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, ya anunció que con algunos de sus compañeros de las izquierdas protestará de alguna manera contra la toma de posesión como presidente constitucional de Enrique Peña Nieto. Ojalá que no tomen la tribuna como preparatorianos relajientos. Ya lo han hecho demasiadas veces, tantas que han retrasado su maduración como fuerza parlamentaria confiable, y esa es una de las facturas que les ha pasado el electorado, pues sobre esta forma de protesta pesa más el nombre de Gerardo Fernández Noroña que el de Porfirio Muñoz Ledo.
 
Según Alavez, ella y sus compañeros no están ahí para convalidar lo que nos quieran imponer (La Jornada, 21/11/12). El problema es que al ocupar una curul, cobrar dietas, participar en las comisiones y decisiones legislativas, tener coche y chofer a la puerta y contratar un equipo de apoyo, todo eso que acompaña la condición de legislador, quien ostenta esa condición está ratificando implícitamente la elección que lo(a) puso donde está. Si imposición hubiera sido, estoy segura de que la habrían rechazado, ¿o no? Por ende, también aceptaron, aunque bajo protesta, la sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en relación con el proceso que llevó a Peña Nieto a la silla presidencial. Entonces, si lo que anuncian es la toma de la tribuna, la acción será una pantomima, como las que han protagonizado de cajón los legisladores, muchas veces a carcajadas, y como si estuvieran con los cuates en un partido de futbol.
 
Dice la vicepresidenta Alavez que la gente de su distrito en Iztapalapa exige que protesten; pero no dice cómo. ¿Y por qué no los mismos legisladores les proponen que manifestarán su repudio a Peña Nieto a través de medios parlamentarios propiamente hablando? ¿Por qué no, si son tribunos, nos explican mediante la palabra las razones de su desacuerdo? ¿Por qué no habrán de educarnos en las prácticas parlamentarias, en lugar de llevar las tácticas de la calle al recinto parlamentario? ¿Qué sería más sorprendente, y, por consiguiente, efectivo: que los legisladores de oposición brinquen como potros de kermés desde su curul hasta la tribuna y extiendan una manta pintada, y así se salven de tener que pensar y de argumentar, o que un par de ellos pronuncien discursos agudos, claros, sugerentes y, por lo tanto, memorables? Apuesto a que lo segundo, entre otras razones porque confío en que si exigimos eso de nuestros legisladores, ellos sabrán responder a nuestras expectativas. Si éstas son muy bajas, no tendrán ningún incentivo para sacar lo mejor de sí mismos en el desempeño de sus funciones. En cambio, si esperamos de ellos la articulación de nuestras demandas, la verbalización de nuestras inquietudes o el desarrollo de argumentos que sustenten nuestras propuestas de solución a los problemas del país, tal vez, sólo tal vez, los legisladores se sentirán obligados a ser verdaderos representantes populares.
Fierro viejo-Hernández
Morena, nuevo partido
Octavio Rodríguez Araujo
El lunes 19 de noviembre cientos de delegados de todo el país resolvieron que Morena sea un partido político. Ahí, en el gimnasio del deportivo Plan Sexenal de la ciudad de México, López Obrador señaló que Morena quiere ser un partido diferente, sin grupos, sin corrientes, sin sectas, con ciudadanos honestos, responsables y sinceros que, por encima de sus legítimos intereses personales, antepongan los del partido y los del país. No será, dijo, un partido de multitudes sino de hombres y mujeres excepcionales, conscientes, con ideales y de buen corazón. Mujeres y hombres libres y democráticos que no acepten ser súbditos, incondicionales ni achichincles de nadie, que actúen según sus convicciones y su conciencia tanto en favor de la organización como de una república más justa, más humana y más igualitaria como demandan las mayorías del país. Señaló, enfáticamente, que el poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás. Esta frase, debe decirse, fue muy aplaudida, tal vez porque mucha gente ya está harta de que el poder se use para beneficio de quienes lo detentan y de sus amigos y familiares (amiguismo, nepotismo, clientelismo y corrupción). Quizá por esto es que, alzando la voz, dijo que no había línea a favor de nadie, que cada quien propusiera y votara a quienes formaron el Consejo Nacional del nuevo partido, con absoluta libertad y pensando no en grupos o corrientes sino en la capacidad para dirigir los destinos de la organización en la mística de que ésta debe ser diferente. AMLO fue elegido presidente del Consejo Nacional.
 
También subrayó la importancia de que Morena sea una escuela de formación política, de concientización ciudadana, sobre todo de jóvenes. O, lo que es lo mismo, un canal de educación política de la población para que sea más consciente del país en el que vive, de sus problemas y de qué hacer para resolverlos.

Un discurso breve y a mi juicio sustancioso en el que se percibe un proyecto modesto pero viable y, sobre todo, un propósito de hacer las cosas de manera distinta: ni un partido desde arriba ni una representación prefabricada. No se me escapa, desde luego, que es común que la gente escoja como dirigentes a quienes ya han destacado como tales o que son los más conocidos. Esto ha sucedido así desde la vieja Comuna de París hasta la fecha. Es, digamos, inevitable, pero al mismo tiempo da pie para que la gente seleccione a sus pares más destacados en sus estados, municipios y comunidades y no sólo a quienes son más conocidos nacionalmente. El partido, pienso, nace en el centro, pero no debe ser centralista como les ha ocurrido a varios, por no decir a todos, salvo al antiguo y ya desaparecido Partido Demócrata Mexicano, que nació en Guanajuato (ex cristero y sinarquista, al fin).
 
Tengo por norma no militar en partido alguno, pero veo con simpatía el nacimiento de Morena. Lo que tenga que ser dependerá de su dirección y de sus militantes, además del impulso moral que le ha dado y seguramente le darán Andrés Manuel y sus compañeros más cercanos en la larga lucha por cambiar el país.
 
No nació como un partido alejado de los otros que también se dicen de izquierda: ahí estaban sus representantes y dos más que podrían ser simbólicos de la pluralidad no sectaria que se le ha querido dar desde el inicio a Morena. Los representantes de los gobiernos (embajadas) de Estados Unidos y de Cuba, que en otros ámbitos parecerían fuera de lugar, significaron, si interpreto bien, emblemas de lo que quiere ser el partido, un aliado de todos los pueblos aunque sus gobiernos no se lleven bien. Sin embargo, no hubiera sobrado que uno de los oradores se hubiera hecho eco de la Organización de Naciones Unidas al demandar el cese del bloqueo económico de la potencia del norte a Cuba. Igual, en estos momentos de gravedad extrema entre israelíes y palestinos, hubiera sido un acierto apoyar el derecho de los palestinos a vivir en un territorio que no debiera ser exclusivo de una de las partes. Pero quizá se pensó que no eran momentos de definiciones sobre asuntos internacionales. En el ánimo de los delegados, empero, se notó una mayor simpatía por Cuba que por Estados Unidos, y si hubiera surgido el tema de Medio Oriente es casi seguro que lo mismo hubiera ocurrido con Palestina.
 
Si todo sale como quieren sus organizadores, Morena será partido debidamente registrado en poco tiempo. Con él tendremos cuatro partidos ubicados en el centro-izquierda, unos más hacia un lado que otros, pero todos en ese encuadre. ¿Se dividirán las izquierdas o sólo se definirán mejor? En las elecciones locales de los años por venir y en la intermedia de 2015 se verá si tienen vocación unitaria o si cada uno jalará por su lado. Se verá también si algunos mantienen sus extrañas intenciones de aliarse con la derecha o si prefieren hacer causa común con sus parientes políticos más cercanos. Como quiera que sea, es digno de celebración el surgimiento de otro partido que, además, quiere ser diferente a los ya existentes. Si lo logra o no es algo que adjetivaremos después, cuando veamos a Morena en acción.
 
Nota bene: Para quienes piensan que con el nuevo partido se divide la izquierda, es dable recordarles que la derecha cuenta también con cuatro partidos: PRI, PAN, PVEM y Panal, y nadie la critica.
Un abrazo solidario a Juan Ramón.
 

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